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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

Hola... soy Dara y aghhh sólo lean. T_T

 

¡A Leer!

Capítulo 40

 

 

Todos los trayectos a la casa de los Kim, o los pocos que había hecho hasta allí, a Hoseok siempre le parecieron muy gratos y románticos, porque estaba con su chico, pero aquella noche, con su padre al volante, se sentía como en una película de terror en la que los sobrevivientes escapan de un lugar espectral con la esperanza de rehacer sus vidas pero con la inseguridad de que aquello no se cumpliera. Tan pronto estuvieron dentro, el señor los dirigió hacia su habitación, donde se encontraba Kim Suyeon durmiendo plácidamente en la oscuridad. Encendió las luces, y Hoseok pudo ver que la mujer llevaba un antifaz para dormir.

 

—¿Qué esperas? —escuchó murmurar al padre de Taehyung—. Despiértala.

 

—¡Qué diablos! —susurró su hijo con enfado—. P-pero al menos podrías colaborar…

 

Hoseok sabía que rumoreaban, pero juraba que hablaban más fuerte que un fantasma. El crujido del colchón y unos suaves gruñidos les hizo parar su discusión silenciosa. La señora Kim se había apoyado sobre los codos.

 

—¿Y este alboroto? —con un suspiro de fastidio se quitó el antifaz y achicó los ojos al éstos ser lastimados por la luz de la habitación. Vio las siluetas borrosas de su esposo y su hijo—. Por Dios, ¿y ahora qué? ¿No me pueden dejar en paz por un minuto?

 

—Sólo tomaremos una pequeña parte de tu tiempo, cariño —habló el señor Kim con cautela—, y debe ser ahora, no podemos esperar más.

 

—¿Y qué? No me importa, déjenme dormir, no... —sus ojos ya se habían acostumbrado a la luz, y fue cuando captó la presencia de una tercera persona: Jung Hoseok—. ¿Qué hace él aquí?

 

—Es importante, mamá, debemos hablar —dijo Taehyung al percibir el tono seco de su progenitora.

 

Kim Suyeon negó con la cabeza y en su rostro se dibujó la sombra de una sonrisa.

 

—Es por tu compromiso, ¿no?

 

Se fue acomodando lentamente en la cama hasta quedar sentada y se cruzó de brazos, en silencio. Los hombres frente a ella la contemplaron, esperando a que dijera algo, pero cuando la mujer arqueó una ceja, impaciente, Hoseok se dio cuenta de que era ella quien esperaba a que ellos dieran el primer paso. Tragó saliva y se aclaró la garganta, caminando un poco hacia adelante para quedar al lado de sus acompañantes.

 

—Señora Kim, le pido disculpas por interrumpir su sueño y entrar en su casa.

 

—No estás perdonado.

 

Replicó tan rápido que por un momento el moreno pensó que se lo había imaginado, miró de soslayo a Taehyung, éste asintió.

 

—Señora… vine hasta aquí para decirle que estoy enamorado de su hijo y quiero pedirle… su bendición para que nos permita estar juntos. Mi felicidad está con él, yo lo amo, y estoy seguro de que él a mí también, por eso… con todo respeto, creo que debería ponerle fin a los asuntos matrimoniales. Es por el bien de…

 

—No lo digas —le interrumpió la mujer, su rostro todo cargado de frialdad y burla—. No sabes lo que dices.

 

—La que no sabe lo que dice eres tú, mamá —la corta paciencia de Taehyung se había esfumado, además de estar acompañada del desespero—. ¿Por qué te empeñas en separarnos? ¡No le estamos haciendo daño a nadie!

 

Una despectiva risa por parte de la mujer ahogó todo sonido que pudiese colarse en la habitación y todos se sintieron un poco pequeños por ello.

 

—Por favor, hijo. Te estoy haciendo un favor al darte una esposa, una mujer con la que tendrás un brillante futuro y todo lo que se espera de una familia normal.

 

Hoseok sentía que cada palabra que soltaba la mujer era como una daga que se clavaba en cada espacio de su cuerpo, haciéndolo preguntar a su vez si ella era realmente la madre de su bello novio.

 

—Tú no eres la indicada para hablar de lo que es una familia, Suyeon —dijo el hombre mayor con un tono de voz tranquilo, que impedía que sus palabras fueran un reproche.

 

—Ah, ¿y tú sí?

 

El señor Kim negó con la cabeza, intentado decirle a su esposa que no debían incluir sus problemas en aquella conversación, pero Suyeon le miró con arrogancia, demostrándole que no le importaba lo mucho que podría herir a Taehyung con sus palabras.

 

—Y-yo no vine a crear conflictos familiares —intervino Hoseok al ver que el problema se agrandaba de manera irreparable—. Sólo quería decirle a usted, señora Kim, que no está bien que los padres obliguen a sus hijos a hacer algo que no quieren. Tae…

 

—Deja de perder tu tiempo y márchate de mi casa, Taehyung va a casarse y nada va a detenerlo. Esa es mi última palabra.

 

Hoseok quería refutarle, explicarle lo importante que eran los sentimientos de su hijo, pero su garganta estaba sellada por culpa de la mirada llena de odio que recibía de la mayor.

 

—Lo siento, querida, pero para que Tae se case ambos debemos estar de acuerdo, y yo no lo estoy —sentenció el padre, añadiendo que él tampoco cedería.

 

Un balbuceo hizo que todos miraran hacia donde estaba Taehyung, sus orejas estaban rojas y su frente perlada en sudor.

 

—Yo… no quiero eso, no quiero casarme. Sé que organizaste la boda porque estás preocupada por mí, aun así… —una risita cargada de burla por parte de su madre lo obligó a detenerse, sintiéndose más temeroso de lo que ya estaba, y recordándole lo tonto que era por haberle dicho aquello, nadie más que él sabía lo poco que se preocupaba ella por su hijo.

 

Hoseok observó el temor y dolor en los ojos de su novio, sintiéndose herido de la misma forma. No podía permitirle seguir atacando a Taehyung con su indiferencia.

 

—Señora Kim…

 

—Si Taehyung no se casa, me voy —dictó, obstaculizando todas las probabilidades que tenían.

 

—Por favor, Suyeon, deja de comportarte así. Ese tipo de amenazas no se ven bien en ti. Entiende que Tae no se quiere casar y yo no voy a obligarle a hacerlo, es hora de que te rindas —Kim Jongsook dejó ver todo su desespero, anhelando que su esposa por fin acatara las peticiones que tenía y los dejara en paz, sin embargo, no fue así.

 

—Bien, entonces me marcho —sin pudor, la madre se levantó de la cama y caminó directo a la habitación donde se encontraba su armario.

 

El señor Kim dio un par de largos pasos y la tomó del brazo sin poder ocultar su cara de asombro.

 

—Suyeon, por favor, no estamos buscando crear un drama por esto. No te vayas, hablemos. Esto puede arreglarse y todos podemos terminar ganando.

 

—Bien, hablemos —le encaró—. Taehyung se casa y éste —miró a Hoseok como si fuese una basura— se va ahora mismo de mi casa. Si no desean que me vaya deben aceptar mi condición.

 

Nadie se enteró de lo pasmado que había quedado Taehyung desde que había escuchado a su madre amenazar con marcharse, no sabía por qué, pero su cuerpo estaba invadido por el miedo, miedo de no tenerla a pesar de que no aportara nada a lo que él era en ese tiempo. De repente, se obligó a hablar, debía evitar por todos los medios que ella se fuera.

 

—Espera —su tono de voz era muy ronco y bajo, le costaba hablar más fuerte, ni siquiera sabía cómo podían escucharle—. No hables así, no puedes irte.

 

—¿Y quién dice que no? ¿Acaso tú me mandas?

 

—No quise decir eso, esa… esa no era mi intención.

 

—Ya, no me interesa saber qué tratabas de decir. Estoy esperando una respuesta, ¿van a hacer lo que les plazca o van a aceptar mi condición? —bufó con una mirada penetrante.

 

Hoseok súbitamente sintió una fuerte presión sobre él. No estaba ayudando en nada, al contrario, había ido a crear problemas. Pensó que definitivamente debía irse, debía darles su espacio, tal vez así las cosas irían más despacio, no habría choques y podrían llegar a algún acuerdo. Justo cuando quiso abrir la boca para avisarles lo que haría, el señor Kim habló:

 

—Deja de ser terca, ¿por qué debemos hacer lo que tú dices cuando nos has abandonado tanto? Es injusto que hayas decidido regresar sólo para obligarnos a cumplir con un capricho tuyo.

 

De nuevo, aquella risita sarcástica que ya tenía cansado a Kim Jongsook apareció.

 

—Parece que estás muy cansado de mí —dijo con calma—, así que voy a darle solución a todo: vamos a divorciarnos, Jongsook.

 

Un pesado silencio apareció como una bruma haciendo que todos perdieran la noción del tiempo, olvidaran qué hacían y se quedaran en blanco, atónitos, como si hicieran parte de la decoración de la habitación. Kim Suyeon no se detuvo a observar los inmutables rostros de los tres hombres presentes. Sin perder el tiempo, caminó con la barbilla en alto hasta el armario, cerrando la puerta para vestirse con lo mejor que pudiese encontrar a pesar de la hora que era. Minutos después, la puerta volvió a ser abierta pero de la habitación sólo salió su voz, tan tranquila y a la vez tan cortante que pareció herir a cada uno de ellos.

 

—Como parecen dispuestos a no ceder, mejor me voy —al fin salió, con un fino bolso de mano que combinaba con sus zapatos—. Voy a hablar con el abogado —se detuvo en frente del que sería su ex-esposo—, luego te enviaré los papeles del divorcio para que los firmes —sin más, pasó de los otros decidida a llegar a la puerta sin decir algo adicional.

 

Taehyung, a pesar de sentir sus piernas temblar, hizo el esfuerzo de llegar hasta ella intentando controlar el llanto que ya se había descontrolado. Un montón de lágrimas le nublaban la vista, por lo que tuvo un par de intentos fallidos antes de tomar a su madre de la mano.

 

—Retráctate, mamá, ustedes no pueden divorciarse. Por favor, no lo hagas —sus sollozos irritaban de más a la única mujer en la habitación.

 

—Déjala, Tae —pidió su padre con resignación—. Lastimosamente en esta relación ya no hay amor, y no puedes hacer lo mismo que intenta hacer ella, no puedes forzar a dos personas estar juntas si así no lo desean. 

 

Taehyung comenzó a negar con la cabeza aumentando la fuerza que ejercía sobre la mano de su madre. Él no podía permitirles separarse, ¿cómo iba a vivir sin tenerlos juntos? Sabía muy bien que ellos no se preocupaban por él, aun así se sentía feliz teniendo una familia completa. La señora Kim intentó no gruñir ni verse adolorida por la presión en su mano, y con recato, obligó a su hijo a soltarla.

 

—Ya dije lo que tenías que hacer para que no me marchara.

 

Taehyung se mordió el labio inferior en un intento de callar sus horribles y húmedos sollozos, pero no podía, se estaba desmoronando. Todo se había ido al diablo. Miró los fríos ojos de su progenitora, tratando de encontrar un sentimiento distinto a indiferencia y fastidio en ellos, pero no halló nada allí. Ella simplemente había acabado con lo poco de simpatía que había en su persona. El castaño estuvo tentado a ceder, decirle a su madre que lo haría, que se casaría si eso era lo que deseaba, pero que no lo apartara de ella.

 

No lo merecía.

 

—Haz lo que se te antoje —dijo Kim Jongsook con voz ya cansada y aspecto severo, parecía que a él también le dolía, pero sabiendo esconderlo muy bien—. Pero vete y deja de hacer sufrir a nuestro hijo.

 

La mujer lo miró de arriba abajo, como aburrida.

 

—Nuestro hijo, ¿eh? —se encogió de hombros y dio media vuelta—. Como sea.

 

Salió de la habitación sin titubear y bajó las escaleras de la mansión para poder marcharse. A Taehyung el corazón le dio un vuelco. «De verdad se va a ir». Sus pies empezaron a moverse y corrió tras su madre, dándole alcance justo cuando ésta descendía el último escalón. Suyeon miró al chico con una mezcla de irritación y algo más, el menor no lo sabía, tampoco le importaba, lo único que él quería era que ella se quedara ahí. No importaba si lo ignoraba, o si lo insultaba, o si viajaba más que de costumbre, no importaba.

 

El señor Kim y Hoseok aparecieron unos segundos después, viendo al castaño llorar frente a una mujer que lo miraba como si no lo conociera. El moreno no lo soportó.

 

—Si desea que me marche, lo haré, para que puedan hablar —dijo, abriendo los brazos para expresarse—. Mire a Tae… está destrozado, él no merece esto.

 

Suyeon arqueó una ceja.

 

—Tus palabras no sirven de nada, debiste alejarte cuando pudiste —acotó con reproche—. Además, ¿qué caso tiene? De una u otra forma Taehyung iba a acabar sufriendo, estuviera casado o no; no puede ser completamente feliz, es su castigo.

 

«Tiene razón», meditó el castaño en un estado de trance, pensando en que era su culpa que sus padres se divorciaran. Todo lo que respectaba a él nunca acabaría bien.

 

—¡Cállate! —rugió Jongsook  ya bastante harto—, siempre tienes que ser tan cruel.

 

Pero a Suyeon se le hizo como si le hubieran hablado de forma suave, no le inmutaba lo que dijera su esposo, hacía tiempo que había dejado de importarle. Miró ahora sí a su hijo, contemplando cómo éste hipaba y apretaba los puños, quizá teniendo una fuerte pelea interna al sentirse responsable por todo lo que estaba ocurriendo. Suspiró con tedio.

 

—Me iba a ir de todos modos —dijo, el menor la miró confundido—. Después de que te casaras, quiero decir, si te sirve de consuelo.

 

Se ajustó el abrigo y abrió la puerta, se volvió a mirar a aquel hombre que una vez la había coqueteado con flores y chocolates y sonrió, como si por fin, luego de tanto tiempo, fuera libre.

 

—Gracias por los buenos tiempos, debo admitir, aunque fueron pocos, la verdad.

 

Una punzada de inquietud atravesó el pecho de Hoseok cuando la mujer puso los gélidos ojos en él por última vez y se marchó, cerrando la puerta con un leve clic metálico. Transcurrieron pocos minutos hasta que las rodillas de Taehyung cedieron y éste se desplomó en el suelo llorando a lágrima viva. Se odiaba tanto. Se abrazó, como si fuera un objeto muy frágil que pudiera descomponerse con el más mínimo movimiento.

 

—Perdóname por destruir a la familia —sintió a su padre a su lado, palmeándole la espalda. Voz latosa y tono pesaroso—. No es su culpa —esta vez dijo más firme, pues no mentía—. No pensé que la situación fuera a tomar este rumbo…

 

No se le ocurría qué más decir, sus pensamientos estaban igual de nublados que los de su hijo, pero necesitaba mantenerse fuerte. Miró a Hoseok, que se había quedado inmóvil contemplando a padre e hijo derrotados, y le suplicó con la mirada que dijera algo, necesitaba reparar el corazón de Taehyung. El moreno asintió y se arrodilló al lado de su novio, rodeándolo con brazos protectores.

 

—Tae… está bien —se maldijo al no tener nada que aportar. Empezó a susurrarle las típicas frases de consuelo que a él, a veces, le irritaba escuchar—. ¿Quieres dormir, quieres ir a tu cuarto?

 

El chico no respondió. Con el rostro empapado de lágrimas y expresión afligida, se lanzó sobre su chico y se estrechó contra su cuerpo, envolviéndolos a ambos en un abrazo. Hoseok le acarició la espalda, enternecido, y luego lo sujetó de la cintura para separarlo y verle el rostro, pero Taehyung no se despegó, de hecho, se aferró más fuerte de él. El pelinegro frunció los labios al ver que el menor no lo iba a soltar, así que optó por levantarse con bastante esfuerzo y cargar con el cuerpo del contrario. Dedicó una mirada al señor Kim, como excusándose para retirarse, éste simplemente asintió y caminó hasta el living, el cual tenía las luces apagadas.

 

Jung Hoseok agradecía haber estado allí antes, porque de lo contrario hubiera abierto varias puertas sin dar con el cuarto que muy bien conocía. Abrió la puerta con una maldición y luego la cerró con su trasero al estar dentro, caminó hasta la cama del joven Kim y lo recostó sobre ésta con una exhalación de cansancio. Aunque se lo esperaba, se sorprendió al notar que Taehyung seguía reteniéndolo, por lo que decidió acostarse a su lado, al fin y al cabo no le importaba, quería estar para él siempre que pudiera y lo necesitara. Empezó a repartir mimos cargados de cariño por la cara de su pareja, quien seguía llorando cual niño de seis años perdido en un supermercado.

 

—Lo siento… —susurró con tristeza—. Yo no buscaba esto.

 

Le besó la frente y luego descendió hasta la nariz, se separó para secarle las lágrimas y le besó los labios seguidamente, sonriendo al comprobar que Taehyung le correspondía sin darse cuenta. Prefirió entonces quedarse dándole palmaditas a su novio para consolarlo hasta que lograra calmarse; no lo iba a presionar, cuando éste quisiera hablar él lo escucharía. Transcurrió largo rato cuando la habitación quedó en silencio, el moreno acariciaba los cabellos de su chico mientras meditaba si debía ir o no a clases cuando se pusiera más claro el día; debían de ser las tres de la madrugada, calculó. Además, debería ir pensando en una muy buena excusa para su hermana menor, últimamente no había estado mucho en casa y SeRa se enojaba cuando eso pasaba

 

Sonrió al pensar en la morena y bajó la vista encontrándose con los ojos brillantes de Taehyung. El castaño ya había dejado de llorar, y tenía los ojos y mejillas hinchados, pero aun así era el ser más hermoso que el pelinegro hubiera visto jamás. Taehyung abrió levemente la boca y Hoseok se inclinó para besarle los labios, porque lo anhelaba, porque lo amaba, quería verlo bien y curar todas sus heridas con todo su ser. El menor suspiró y alargó las manos para sujetar a su novio por el cuello, queriendo hacer el tacto más real, más profundo, queriendo sentirse protegido.

 

Un agudo sonido rompió el silencio de la alcoba y los chicos se separaron, sofocados, y Hoseok sacó su móvil de detrás de su pantalón.

 

—Es un mensaje de Namjoon —anunció relamiéndose los labios e insultando internamente a su amigo por fastidiarle todos los momentos con su pareja—. “No puedo dormir, nos ha ido genial con la señora Lee”. Bien por él.

 

El moreno miró a su novio, éste había clavado la mirada en el techo. Bajo la oscuridad de la habitación, parecía un niño indefenso que apenas estuviera conociendo cuán dura y desalmada podía ser la vida con uno. Guardó silencio, dándole su espacio, pero luego el castaño habló, más para sí que para el otro.

 

—No pensé que fuera a dolerme tanto —su voz estaba ronca y temblaba al pronunciar cada palabra—. Aunque sabía que esto no iba a ir muy bien, no esperaba que fuera a ir a tal extremo... y lo que más me duele es que, a pesar de todo esto, todavía tenía la esperanza de que mi madre entendiera.

 

El mayor, una vez más —y odiándose por ello— se quedó callado, no sabía qué decir, cualquier cosa que saliera de su boca no iba a remediar aquel embrollo. Se sintió un poco inútil.

 

—No sé cómo será todo de ahora en adelante —prosiguió Taehyung—, sólo papá y yo…

 

Nuevas lágrimas hicieron su presencia y Hoseok se inclinó para limpiarle las mejillas con los dedos pulgares, besándole nuevamente los labios para apagar los sollozos que querían salir del interior de su chico.

 

—No llores más, por favor.

 

—Todo es mi culpa —se lamentó.

 

—No —poco a poco empezó a encontrar la confianza para hablar. Si Taehyung no era fuerte él debía serlo y brindarle de esa misma fuerza—. No digas eso, me hiere que hables así. ¿Quieres decir que te arrepientes de haber luchado para estar conmigo?

 

Por un momento, el castaño dejó de hipar, cayendo en cuenta de sus palabras y sintiéndose avergonzado. Hoseok había venido con él, y él no había valorado aquello. Se fue incorporando lentamente hasta quedar sentado y negó con la cabeza, tomando las mejillas de su novio entre sus manos y acercándose a su rostro para besarlo.

 

—No quise decir eso —suspiró, dando un nuevo beso y entrelazando sus manos con las ajenas—. Es sólo que... todo fue muy caótico y es muy difícil de asimilar.

 

Hoseok apretó el agarre.

 

—A veces las cosas salen de formas que jamás nos imaginamos, Tae. No te puedes culpar de todo, porque no es tu culpa; esto también va con la actitud de las personas, y tú no tienes la culpa de que tu madre cambiara. Las personas cambian por sí solas.

 

—Lo sé, lo entiendo, aun así… —se mordió el labio— aun así esperaba un milagro y que no todo fuera tan malo —suspiró resignado—. Ah, ojalá nada de esto hubiera pasado.

 

El moreno se acercó y lo abrazó, dándole un beso en el cuello.

 

—Lamentarse no sirve de nada —pronunció—. Lo viste con Yoongi, al final se dio cuenta de que no podía seguir cargando con lo ocurrido con su familia. Lo viste en Jimin, ese idiota entendió que no podría seguir adelante si no definía las cosas con su madre —se separó y le sonrió débilmente—. Lo viste en Jin y Kook, cuando decidieron hablar conmigo. Y lo viste en mí, dejé de torturarlos con mi terquedad cuando decidí hacer las paces conmigo mismo.

 

 Taehyung hinchó las mejillas, a punto de estallar de nuevo en el llanto.

 

—¿Lo ves? Todo esto se trata de avanzar pese a los cambios, Tae —asintió—. Nos queda todo esto y soportar.

 

 

≡≡≡

 

 

Jimin miraba a su novio con el ceño fruncido mientras éste esperaba una respuesta.

 

—No, definitivamente no —respondió al fin—. Es demasiado formal, ponte algo más casual, tú no te vistes así —señaló la ropa de Yoongi haciendo una mueca.

 

—¿Estás seguro? —inquirió el pelinaranja sintiéndose aliviado por no tener que llevar ese traje tan elegante que Jimin le había comprado para alguna ocasión especial.

 

—Lo estoy —el moreno se levantó de la cama para besar a su novio—, aunque no puedo negar que te ves demasiado bien con esa ropa.

 

—Lo sé.

 

Yoongi sonrió, besó la barbilla de su novio y corrió a cambiarse la ropa de nuevo. Ese día conocería a los padres de Jimin y aún no sabía cómo debía comportarse. Además, ¿realmente estaban a favor de su relación? ¿Y si la madre de Jimin hacía lo mismo que la señora Kim? Negó con la cabeza mientras ataba los cordones de sus botas. «Claro que no, eso no sucederá», pensó para luego posar de forma divertida en frente de su novio.

 

—¿Qué tal? —inquirió pero no recibió una respuesta. Lo único que recibió fue una poco dolorosa tacleada que lo hizo caer sobre la cama con Jimin encima.

 

—Estás perfecto, de repente sentí la necesidad de decirle a mis padres que cancelen la cena. No sé, podríamos quedarnos aquí, abrazados durante toda la noche, ¿qué dices?

 

—Suena bien, pero hoy no, así que levántate, Jimin, me estás aplastando.

 

El aludido se le quitó de encima con un rostro que denotaba fastidio.

 

—Está bien —respondió con desgana y arrastró sus pies hasta la puerta.

 

—Debes sentirte un poco agradecido por lo que están haciendo —Yoongi le despeinó el cabello mientras le enseñaba una sonrisa llena de melancolía—. No todos los padres hacen una cena de celebración porque su hijo así lo desea.

 

—Me haces sentir como un mal hijo, pero tienes razón. Ahora vámonos, llegaremos tarde.

 

Yoongi suspiró y asintió, dejando que Jimin lo tomara de la mano y lo guiara por el pasillo del edificio hasta el estacionamiento. Repentinamente se sentía extraño, pero aún no sabía a qué se debía.

 

 

Faltaban unos cuantos minutos para llegar a la mansión. Jimin no paraba de mirar a su novio de reojo por culpa de los constantes suspiros que éste soltaba. «Vamos, Jimin, recuerda qué hiciste mal», replicó por quinta vez sin hallar una respuesta. «Debe ser por mis padres», argumentó. Un nuevo suspiró de Yoongi lo obligó a hablar:

 

—¿Sucede algo? —preguntó fingiendo estar tranquilo.

 

El pelinaranja se quedó en silencio sin dejar de jugar con las manos.

 

—Yoongi —el mencionado se mordió el labio, no quería recibir una reprimenda, pero tampoco quería preocupar a Jimin por sus estupideces.

 

—No es n…

 

—No me digas que no es nada porque no voy a creerte —el menor detuvo el auto en frente de las enormes rejas de la mansión, a la espera de que éstas se abrieran.

 

—Agh, es sólo que… extraño a papá.

 

Jimin avanzó cuando las rejas fueron abiertas, y estacionó el auto con cuidado para después mirar a su novio a los ojos y darle un corto beso en los labios.

 

—¿Por qué de pronto lo extrañas? —preguntó, acariciándole las mejillas.

 

—No lo sé, sólo pensé en mi familia, la tuya, y la de Hoseok —sonrió—, pero ya, no te preocupes, es algo momentáneo.

 

Jimin se le quedó mirando tratando de buscar un mínimo gesto que le indicara que mentía, pero no lo halló. Yoongi le sonrió con tranquilidad y le apretó una de las manos con cariño.

 

—Es hora —avisó, saliendo del auto y dejando a Jimin un poco tranquilo. Tal vez aquella situación se repetiría a lo largo del tiempo, pero no debía extrañarle, de todas formas no estaba mal que su novio extrañara a su padre, al contrario, estaría mal si no lo hiciera.

 

El menor apagó el auto y salió corriendo tras Yoongi, que ya se encontraba a menos de tres metros de la entrada principal de la mansión.

 

—Creí que estabas asustado —profirió en bien lo alcanzó.

 

—Lo estoy —Yoongi lo miró, dejándole observar su rostro pálido y orejas rojas—. Creo que hubiese sido mejor que nos quedáramos en el apartamento —se mordió el labio sin ganas de seguir caminando.

 

—Creo que necesito animarte un poco —Jimin se detuvo en frente de él y lo besó con tantas ganas que por poco le roba el aliento—. Todo estará bien —le susurró en el oído para después colar sus manos entre la camiseta del otro y plasmar un fogoso beso en el cuello de éste justo cuando la puerta fue abierta, y los señores Park salieron por ella con una enorme sonrisa que se deformó un poco.

 

Yoongi deseó desaparecer cuando su mirada se cruzó con la de los padres de Jimin, mientras que éste continuaba subiendo descaradamente por su barbilla para besarlo de nuevo en los labios, ignorando las manos que intentaban alejarlo.

 

—¡J-jimin! —graznó, consiguiendo que el moreno se separara de él, mirara a sus padres y pegar un gran salto para abrazarlos como si nada hubiese sucedido.

 

Yoongi permaneció en su lugar, a punto de morir de la vergüenza y más cuando el menor regresó para posicionarse tras él y pasarle las manos por la cintura pegándolo lo más que podía a su cuerpo.

 

—Mamá, papá, él es Yoongi, mi novio.

 

Los señores Park le sonrieron y Yoongi hizo una reverencia exagerada con el fin de alejar a Jimin de él.

 

—Min Yoongi, mucho gusto, señor y señora Park —dijo sin lograr esconder su voz llena de nerviosismo, ni notar que continuaba haciendo reverencias que tuvieron que ser detenidas por la señora Park.

 

—Entra, Yoongi —la mujer posó una mano en su espalda para guiarlo hasta la sala principal de la mansión.

 

—Iré a ver cómo va la cena —avisó Jimin—. ¿Quieres algo de tomar? —se dirigió a su novio pero éste negó con la cabeza y le suplicó con la mirada que no lo dejara solo, sin embargo, el otro sólo sonrió y dejó la sala sin mirarlo de nuevo.

 

—Siéntate, Yoongi —ofreció el señor Park con una sonrisa amable que se asemejaba mucho a las de Jimin y señalando un sofá de dos puestos.

 

El pelinaranja corrió a sentarse, como si no hacerlo implicara un enorme problema. A su lado, y con mucha elegancia, se sentó la señora Park, a la vez que su esposo se sentaba en un aparentemente cómodo sillón diagonal a ellos.

 

—Teníamos muchas ganas de conocerte —habló la señora Park, sin dejar de reparar con emoción al joven—. Eres muy guapo.

 

—M-muchas gracias, señora Park. Yo también estaba ansioso por conocerlos —se maldijo por sentirse tan estúpido y torpe al lado de los padres de Jimin, pero lamentablemente no podía controlarlo.

 

—Deja los honoríficos a un lado, puedes llamarnos por nuestros nombres —avisó el señor Park—: Jiwon —señaló a su esposa — y Jisoo —se auto señaló.

 

—Está bien, señor Jisoo.

 

—Sólo Jisoo —insistió el mayor, el cual sonrió lleno de felicidad al ver lo encantada que se encontraba su esposa.

 

—Debemos agradecerte por cuidar de Jimin, él sería un caos si no te hubiese conocido —reconoció Jisoo, cruzando las piernas con lentitud.

 

—Yo no hice nada —negó con ambas manos—. Jimin fue el que me ayudó cuando más lo necesitaba. Yo soy el que está agradecido por haberlo conocido, su hijo tiene un gran corazón —expresó con sus mejillas sonrojadas por las miradas llenas de simpatía que recibía.

 

—Supongo que ambos se complementan —soltó Jiwon con un corto suspiro y esa sonrisa que conseguía que la incomodidad de Yoongi disminuyera de a poco.

 

—Todo va muy bien —informó Jimin entrando a la sala para después pararse detrás del sofá en el que se encontraban su madre y su novio—. Y dime, ¿qué piensas de mis padres? —inquirió mientras se inclinaba para abrazarlo, causando que las mejillas del otro se encendieran más.

 

—Tu madre es muy bella —aseguró—, y tu padre… te pareces mucho a él.

 

—Yo soy más guap… —Jimin calló al escuchar el sonido del timbre—. Vamos, debemos recibir a nuestros invitados —tomó la mano de su novio y corrió hasta la puerta con sus padres siguiéndolos algo divertidos.

 

Cuando todos llegaron a la puerta, una de las mujeres del servicio ya estaba haciendo una reverencia a la pareja que recién llegaba. Yoongi sonrió al ver a Namjoon y a Dohee entrando con lentitud, viéndose igual de torpes que él.

 

—Bienvenidos —hablaron los señores Park al unísono, dando un par de pasos para presentarse a la pareja e invitarlos a entrar.

 

—Muchas gracias por invitarnos a su hogar, señor y señora Park —habló Namjoon para hacer una reverencia al igual que su novia.

 

—Es un placer tener a los amigos de Jimin en casa —expresó Jisoo abrazando a su esposa—. Pasen, pasen.

 

Namjoon caminó unos pasos hasta Jimin y Yoongi y dio un fuerte abrazo al pelinaranja, Dohee se quedó unos centímetros detrás de él, saludando al moreno con una leve inclinación de cabeza, éste le sonrió.

 

—Ya suéltalo, Joon —mandó la pelinegra al ver que el alto seguía aferrando a Yoongi y éste le palmeaba la espalda.

 

—Te voy a poner un límite de tiempo para abrazar a Yoongi —Jimin tomó a su novio del brazo y tiró de él para ponerlo a su lado—. Tres segundos, no más.

 

El rubio se rio y le guiñó un ojo a los padres de Jimin, que estaban parados a su lado y los contemplaban divertidos.

 

—La señora Lee nos dijo en la mañana que la señora Kim había cedido —informó de buen humor—, es por eso que quiero abrazarlos a todos.

 

—A pesar de la buena noticia, mamá lo dijo muy seria —continuó Dohee, abrazando la cintura de su chico—. Fue muy raro…

 

—Ignora eso, lo importante es que todo esté bien.

 

Jimin se encogió de hombros y los invitó a todos a sentarse en el living mientras esperaban por el resto de invitados. La agradable charla que llevaban a cabo no resultó durar mucho, porque unos minutos después la familia Jung, junto con Taehyung y Seokjin, llegaron son sonrisas resplandecientes. El castaño sonreía de la manera más natural posible y Hoseok a su lado luchaba por mantener la suya, no podían arruinar el ambiente con su humor gris debido a lo ocurrido la noche anterior. Habían acordado, antes de salir, actuar como si nada hubiera pasado.

 

—¡Niña! —exclamó Jimin al ver a SeRa, y como si esa palabra fuera un aviso, sus mascotas corrieron hacia la pequeña, que los recibió con una enorme sonrisa.

 

—¿Se te cayó un diente? —Yoongi se inclinó para saludar a SeRa con un beso en la frente y examinarle la dentadura.

 

—Sí, ayer —asintió ella acariciando la cabeza de Mike al tiempo que rascaba la panza de Sulley—. Kookie se rió de mi diente caído, pero Hobi oppa me ha contado que él lloraba cuando se le caía uno.

 

—¡Cállate! —Jungkook la reprendió avergonzado haciendo reír a Seokjin y a Yoongi.

 

—Pero es la verdad —corearon los mayores.

 

—Bien, creo que ya pueden ir a acomodarse en el jardín —avisó Jiwon señalando los grandes ventanales de vidrio que daban al exterior de la casa—. La cena está lista.

 

—Hicimos lo mejor que pudimos para celebrar —le siguió su esposo.

 

Salieron entre pláticas y se sentaron en las sillas blancas que había en el jardín. Era bastante limpio y amplio; claveles, margaritas, gladiolos y otras flores decoraban cada rincón verde del espacio, dándole ese toque primaveral y festivo al ambiente; hacía una briza suave y todo estaba iluminado por luces de aspecto elegante ubicadas por el lugar. La piscina estaba lista, y su agua era mecida por el viento. La cena marchó bastante tranquila y amena, entre risas y temas triviales que avivaban el entorno. Namjoon casi estuvo a punto de matar a la madre de Jimin por soltar un chiste que a nadie hizo reír, pero que en la señora Park desató una carcajada incontrolable que le revolvió el estómago.

 

Cuando la cena terminó y el cielo se empezó a tornar oscuro, los padres de Jimin decidieron ir adentro para dejar a los más jóvenes compartiendo cosas que sólo entenderían entre ellos. SeRa se dispuso a jugar con el San Bernardo y el pastor alemán, había hallado una manera de hacer que Sulley fuera menos perezoso y que Mike fuera menos hiperactivo. Los chicos se sentaron cerca de la piscina, y un rato después, por orden de Jimin, cambiaron sus ropas por trajes de baño y se adentraron al agua. Dohee se recogió el oscuro cabello en una cola y se sentó en una esquina con las piernas cruzadas, Namjoon recogía agua entre sus manos y la derramaba sobre el cuerpo de su novia, haciéndola sonreír.

 

Hoseok y Taehyung prefirieron quedarse afuera, y observaban cómo Yoongi, encima de los hombros de Jimin, luchaba por tumbar a Jungkook, que era cargado por Seokjin.

 

—¡No es justo! —gritaba el pelinaranja mientras forcejeaba—. Jin, eres muy alto, ¡a este paso se me vendrán encima!

 

—¡Jálale el cabello! —sugirió su novio mientras con un brazo tiraba agua en el rostro a Seokjin y Jungkook—. Toma esto, niño.

 

—¡Tramposo!

 

De un gran empujón, Jungkook agarró a Yoongi de los hombros y tiró de él hacia adelante, haciendo tambalear a Jimin, que dio unos pasos torpes en el agua y perdió el equilibrio, lanzando el cuerpo del más pálido que se hundió en la piscina. Namjoon empezó a reírse, hundiéndose un poco para llevar a Dohee en su espalda y luego sumergirse juntos bajo el agua. Yoongi se echó el cabello hacia atrás mientras sonreía y se acercaba sigilosamente hacia su novio para besarle el cuello, el moreno dejó escapar una risita y miró en dirección al par de jóvenes que parecían estatuas de jardín.

 

—¡Hey! Tae, Hoseok, entren —llamó desde la piscina, levantando el brazo para llamar su atención—. Si no lo hacen iré por ustedes y los tiraré con todas mis fuerzas.

 

Y sin esperar mucho, puesto que los dos chicos se negaron, nadó hasta la orilla y salió del agua. Caminó directamente hacia su mejor amigo y lo jaló del brazo, éste empezó a resistirse.

 

—Suéltame —pidió Taehyung con contenido enojo—. Hablo en serio, Park. No estoy de humor para tus juegos.

 

Pero Jimin siguió tirando de él.

 

—No seas aguafiestas.

 

Justo cuando dijo la última palabra, empujó a Taehyung al agua. Jungkook fue el primero en reír, el castaño había caído demasiado rápido y el sonido del agua se había sentido como el impacto de una bomba marina. Los demás se unieron después a su risa, pero cuando Taehyung salió de la piscina sin pronunciar palabra se dieron cuenta de que estaba muy enojado. El castaño empezó a alejarse sin mirar a nadie, dejando a sus amigos un poco confundidos.

 

—No se encuentra bien —explicó Hoseok poniendo una mano sobre el hombro de Jimin justo cuando éste estaba a punto de ir tras su mejor amigo—. Iré por él y lo traeré de vuelta, tenemos algo que comentarles.

 

Dio media vuelta y salió en la misma dirección que su novio. Un incómodo silencio se hizo presente en el jardín, Jungkook tomó a su novio de la mano y empezó a susurrarle cosas al oído. Jimin se mordió el labio, sintiéndose un poco mal por haber sido tan caprichoso, pero luego unos brazos lo rodearon por la cintura y percibió el calor del pecho de Yoongi en su espalda. El pelinaranja no dijo nada, sólo le dejó un beso en un hombro y esperaron a que Hoseok regresara junto con Taehyung.

 

Pasaron sólo diez minutos, que se sintieron como horas, hasta que los otros dos regresaron. El castaño venía cabizbajo mientras su novio lo secaba con una toalla. Dohee salió de la piscina para ir hasta donde ese chico que había empezado ver como la versión masculina de ella misma, y Namjoon corrió por una toalla para cubrir el cuerpo de su chica y protegerla del frío. Transcurrieron unos quince minutos más hasta que todos estuvieron sentados alrededor de Hoseok, que seguía secando a su novio, y Taehyung, quien apretaba los puños y miraba al suelo con rostro enfadado.

 

—Oye, Tae —dijo Yoongi rompiendo el pesado silencio—. Jimin no quiso hacerl…

 

Sus palabras quedaron en el aire al ver el rostro de Hoseok, éste le pedía con la mirada que se callara, así que decidió sellar sus labios. El silencio se extendió nuevamente, todos intercambiando miradas desconcertadas, a la espera de eso que la pareja tenía que contarles, hasta que Dohee empezó a cansarse.

 

—¿Vas a hablar o no? —dijo en tono serio, de ese que helaba los huesos—. Esta mañana mamá nos ha dicho a Joon y a mí que el matrimonio se había cancelado, pero no parecía muy contenta, y no lo digo porque no estuviera de acuerdo. Algo ocurrió con tu madre, ¿verdad?

 

A la mención de su madre, todo el cuerpo de Taehyung se tensó, y el pecho empezó a dolerle, como si algo le oprimiera el corazón hasta reducir cada latido de éste.

 

—Tae… —esta vez habló Namjoon, su voz más amable y suave que la de su novia—. Habla, por favor. Si algo grave pasó buscaremos la forma de resolverlo.

 

—Te equivocas, Namjoon, mi situación no puede resolverse —soltó con un tono de voz alto—, mis padres van a divorciarse.

 

Una vez más, el silencio se plantó sobre ellos. Jimin miró con pena a Taehyung y sin dudar, se separó de su novio para sentarse al lado de su mejor amigo, ese día más que nunca, el castaño necesitaba de él.

 

—¿C-cómo fue…? ¿Qué dijo tu madre? ¿O fue decisión de tu padre? —Jimin pudo formular una pregunta mejor, pero estaba tan nervioso que ni siquiera sabía qué había dicho.

 

Taehyung no le miró ni le respondió en absoluto, confirmándole que había empeorado la situación, y a la vez haciéndolo meditar que quizá se sentía tan mal que ni responderle podía. Hoseok esperó con calma a que su novio respondiera, pero éste continuaba mirándose las manos y regulando la respiración para no llorar. El mayor esperó tanto que su novio relatara lo sucedido que terminó tomando la decisión de hacerlo por su cuenta, por lo que tomó aire y apretó los hombros de Taehyung para transmitirle un poco de seguridad mientras él repetía palabra por palabra el cruel amanecer por el que pasaron. Al final, cuando todos los miraban con un semblante triste, se preguntó si realmente su pareja quería que sus amigos se enteraran de su triste realidad, pero se auto consoló especulando que no había hecho nada malo, pues el castaño permanecía quieto delante de él.

 

—Lo siento, Tae —murmuró Namjoon con la cabeza gacha. Su novia se veía más seria, como si estuviese enojada con todos.

 

—Yo también lo lamento, pero no estoy de acuerdo con lo que te estás haciendo, tú no puedes cargar con la culpa de lo que sucedió —afirmó ella, mirando fijamente al afectado a pesar de que él no lo hiciera—. Tal vez el problema ya estaba, y tu madre lo usó como excusa para separarse del señor Kim.

 

—De todas formas tú ya estabas acostumbrado a estar sin ella —esta vez habló Jimin—. Sólo debes pensar que ella se ha ido de viaje de nuevo y ya está.

 

Taehyung al fin levantó la cabeza, y lo hizo sólo para mirar con dolor a su mejor amigo, ¿cómo podía decirle algo así? La decepción creció sin avisarle, haciéndolo sentir más solo de lo que ya se sentía.

 

—Deja de mirarme así —Jimin arqueó una ceja y se le acercó más—. Tú no eres el Taehyung que conozco. Yo sé que todo esto es difícil, pero tú no debes dejarte hundir de esa manera. ¡Por Dios! Ya has pasado por muchos obstáculos, y otros más difíciles te esperarán como para que te estanques en este.

 

Taehyung continuó mirándolo mientras por su mente viajaba el conjunto de palabras recién escuchadas. Le costaba admitir que Jimin tenía razón, que ese no era él, ¿por qué estaba dejando que la tristeza por su madre lo consumiera? Daba igual lo que ella hiciera. Luego su cabeza insistió en que a pesar de todo ella seguía siendo su madre y verla así fuese una vez al mes lo llenaba un poco.

 

Yoongi al igual que todos se quedó esperando una respuesta del castaño, pero éste continuaba sumido en sus pensamientos. Repentinamente recordó la presencia de Hoseok y pasó su mirada a él, enterándose de que tenía los puños apretados y el ceño fruncido, un signo fuerte de que también sufría tanto o más que su novio.

 

—Tú tampoco tienes la culpa —soltó Yoongi sin contenerse. Todos miraron al pelinaranja extrañados, y luego siguieron la línea de su mirada cayendo en cuenta de que Hoseok también existía—. Nadie sabía que las cosas saldrían de esa forma, además, si lo supiéramos, no habríamos podido hacer nada. Eso hacía parte de la toma de decisiones, todos creíamos que estaba bien sin tener en cuenta los sentimientos de la madre de Dohee o la madre de Taehyung, pero lo hicimos porque… a veces hay que ser egoístas.

 

Durante las últimas palabras el tono de voz de Yoongi disminuyó y se vio obligado a contener un suspiro. Hoseok percibió cada uno de sus gestos y palabras, trayendo a su cabeza el pasado doloroso de su mejor amigo, ese momento cuando la madre del pelinaranja se quitó la vida dejándole ese gran sentimiento de culpa que tanto le había costado superar. Gracias a esas palabras pudo recuperar la compostura y asentir a lo recién escuchado. Ellos no tenían por qué pagar por las decisiones de la señora Kim. Tomó un poco de valor y volvió a apretar los hombros de su novio esperando que aceptara sus palabras:

 

—Tae… los chicos están en lo cierto. Si tus padres desean separarse pues… es algo que debemos respetar. Posiblemente ellos no hayan sido felices en los últimos días, meses, quién sabe, incluso hasta años. Podríamos ver todo esto como una oportunidad que les has dado para que puedan ser felices.

 

Hoseok se vio conteniendo la respiración al final. ¿Y si Taehyung volvía a marcharse y esa vez le decía que pararan? Otro de los exagerados silencios con los que estaban cargando ese día se extendió, haciendo incluso que una gota perezosa de sudor bajara por el cuello de Hoseok.

 

—Posiblemente tienes razón… —”pero”, Hoseok estaba esperando aquella palabra—. Está bien, voy a tener en cuenta sus opiniones, aun así deben saber que esto tomará tiempo y ustedes deberán tener paciencia porque mi dolor no se apaciguará de la noche a la mañana; sin embargo, voy a dar todo de mí para superarlo.

 

El mayor soltó una exhalación en la que dejó escapar todos sus miedos y problemas, sintiéndose tan exageradamente liviano que creyó que podría salir flotando al cielo como un globo de helio. Sin saberlo sonrió tan ampliamente que los chicos y la chica en frente de ellos se levantaron del suelo y corrieron a abrazarlos, causando un alboroto de gritos de súplica por parte de Taehyung y Jimin, ya que se encontraban en el medio.

 

—Para eso estamos, para hacerte feliz, Tae —expresó Hoseok cuando todos ya se habían separado—. Te aseguro que nos empeñaremos en hacerte olvidar ese amargo momento.

 

—Bien, no quiero que nos pongamos más sentimentales, ¡debemos continuar con la fiesta! —gritó Namjoon animado antes de tomar a Jungkook por el brazo e impedirle aferrarse a su novio mientras él lo lanzaba a la piscina sin compasión—. Uno menos —anunció yendo por Jin, que no se resistió demasiado al ver que su pareja ya lo esperaba dentro de la piscina.

 

La mirada divertida de Namjoon pasó a Yoongi y a Jimin. La pareja se protegía uno al otro. No tuvo que esforzarse mucho por lanzar a ambos a la piscina. Buscó con la mirada a Taehyung y Hoseok, el último ayudaba a Taehyung a deshacerse de la ropa para no volverla a mojar y cuando estuvieron listos, se lanzaron a la piscina con una estruendosa carcajada varios segundos antes de que el rubio pudiera alcanzarlos.

 

—Un esfuerzo menos —profirió caminando con lentitud hasta donde se encontraba su novia, sonriéndole con nervios.

 

—Joon, no… —sin que pudiese continuar, Namjoon la cargó en sus brazos y se lanzó a la piscina con ella, terminando así con su trabajo.

 

Taehyung sonrió y dejó escapar una débil risita cuando Dohee asomó la cabeza fuera del agua, su cola de caballo se había soltado y su rostro era ocultado por su espeso cabello negro.

 

—¡La niña del aro! —gritó Namjoon, ganándose una serie de chapuzones de agua de parte de su novia.

 

Desvió la vista y vio a su novio nadando hacia él, unos metros más atrás SeRa tomaba asiento en unas sillas del jardín seguida de las mascotas de Jimin, parecía que les contaba una de sus grandes historias, porque Sulley estaba muy despierto. Suspiró pensativo y miró el cielo negro, estaba despejado y no había estrellas ni nubes visibles, estaba vacío. Volvió a suspirar y esbozó una leve sonrisa al volver a centrarse en la cara de Hoseok. «Mamá tenía razón», meditó entre pensamientos. Él sabía que nadie podría ser completamente feliz, de todos modos la felicidad nunca era definitiva, y también sabía que a él le iba a costar empezar a levantarse, pero tenía la certeza de que todo lo que había sucedido había valido la pena. Hoseok se lo había dicho a su madre, ¿no? “Mi felicidad está con él, yo lo amo”. Aquel pelinegro le iba a dar toda la felicidad que necesitaba y llenaría todos sus vacíos.

 

Hoseok miraba a su novio mientras se acercaba, le alegraba que tuviera una sonrisa en el rostro. No era del todo amplia, pero al menos reflejaba aceptación y sinceridad. Sonrió grande cuando llegó hasta Taehyung y éste se sonrojó, aquello le parecía muy tierno, e iba a hacer todo lo posible para que su chico se sintiera lleno, amado y feliz, porque él, en aquel momento, lo era demasiado.

 

Entretanto, Jimin observaba desde una esquina de la extensa piscina a su novio molestando al niño, el hermano menor de Hoseok. «Jungkook, tengo que grabarme su nombre». A su mente llegó un recuerdo muy vago, que empezó a hacerse más claro a medida que las imágenes se reproducían en su cabeza. Era de noche, y él estaba con un Yoongi muy nervioso a quien estaba a punto de pagarle por sexo. Se rió para sus adentros, se le hacía que aquello había pasado hace años, pero sólo habían transcurrido exactamente dos meses desde entonces. Cruzó los brazos y siguió sonriendo, debía admitir que estaba muy satisfecho y no se imaginaba cómo sería de aburrida su vida si aquella noche no hubiera obligado a Taehyung a ir al bar y si éste no le hubiera retado con lo de la apuesta.

 

Yoongi empapó de agua a Seokjin y a Jungkook al éstos sumirse en una conversación demasiado empalagosa y desvió la vista hacia su novio, que lo observaba desde una esquina de la piscina con una sospechosa sonrisa. Se acercó a él y se paró en frente, dándole un pellizcón en el estómago.

 

—¿Qué es tan gracioso? —inquirió con una ceja arqueada.

 

El moreno lo sujetó de la cintura y negó con la cabeza, se acercó unos centímetros a su rostro y atrapó sus labios, compartiendo un beso lento y cargado de cariño.

 

—Gracias por intentar robar mi dinero ese día, Yoongi —dijo el menor acariciándole la mejilla.

 

El pelinaranja frunció el ceño, meditando las palabras de su novio, no comprendía muy bien lo que acababa de decirle. Entonces lo recordó, su intento de robo y luego Jimin secuestrándolo al día siguiente para que le pagara. Sus mejillas se tiñeron de rojo y le dio un golpe a su novio en el brazo, éste se quejó y le dio otro beso para luego nadar hasta donde se encontraba su mejor amigo platicando con Dohee. Yoongi lo siguió con la mirada y observó a los demás, todos parecían en una armoniosa paz que parecía irreal. Se preguntó qué otros problemas les vendrían encima y cuán grave sería cada uno, pero no le preocupó demasiado, él tenía a Jimin a su lado para superarlos, tenía a Hoseok y a todos sus amigos. Juntos empezarían de nuevo.

 

—¡Yoongi!

 

Volvió a sus sentidos y se acercó a Hoseok, que lo llamaba agitando una mano. Estaban todos agrupados, muy juntos, en un borde de la piscina. SeRa sostenía una cámara y les mandaba a juntarse más, si era posible, para que cupieran todos en la foto. Mike empezó a ladrar y Sulley a adormilarse.

 

—Dohee eonnie debería ir en el centro junto a Yoongi oppa, son los más bonitos —sugirió la pequeña.

 

—Hey, niña, sólo yo puedo ir al lado de Yoongi —la señaló Jimin.

 

Y justo en aquel instante tomó la foto, y todos tuvieron que sostener a Jimin para que no mojara a la chiquilla que reía con malicia, pues había quedado horrible en la fotografía. Pasaron el resto de noche entre risas, hasta que se hizo más tarde y salieron de la piscina para adentrarse a la mansión. Ya iba siendo hora de descansar, pues apenas era martes y al día siguiente debían continuar con sus rutinas diarias.

 

 

 

FIN.

Notas finales:

Bueno... pues debo agradecerle a TODOS por leernos, sacar un espacio de su tiempo, dejarnos su amor, darnos una oportunidad, esperarnos cuando nos era imposible actualizar. De verdad valoro mucho eso, fui muy feliz en este año y pocos días que estuve compartiendo la historia que con tanto amor escribí con Lord. Fue difícil luchar con mi mente gris y no traerles sólo drama (? JAJAJAJA sólo bromeo XD Voy a extrañarlos mucho, DEMASIADO. Y pues, los invito a pasarse por nuestras páginas de Amor Yaoi (y de fb) para estar pendiente de nuestros nuevos trabajos, ya que como lo dije en Threesome (para los que lo leyeron) estoy escribiendo un 2Jae (JB y Youngjae de GOT7) pero no lo subiré hasta que no tenga muchos capis escritos porque me siento muy mal cuando los pongo a esperar. Por parte de Lord... les prometo obligarla a escribir (? no sé, tal vez la secuestre y la obligue a escribir en un sótano (? XDDDDDD Ya, me detengo aquí. De nuevo muchas gracias.

En cuanto a Lord ella dice lo siguiente: "por mi parte decí que hmmm, ¿gracias? sí, que gracias a todas las que nos acompañaron desde el principio hasta el final, que fue una experiencia genial escribir un fic largo por primera vez —en mi caso—, y que estoy muy contenta con el resultado. Que espero que todas hayan disfrutado leyendo así que como nosotras lo hicimos escribiendo y... gracias"

¡Los adoramos!

Siempre sean felices <3

 

PD: no releí lo que les escribí para no ponerme a llorar, así que si tengo errores no me culpen (? <3 


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