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The Jackpot por Lord_Dara

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Notas del capitulo:

Hola, soy Dara y vengo a dejarles este cap. No puedo dejar de repetirlo, creo que Lord está cansada de que se lo diga, pero definitivamente es mi favorito. 

 

¡A leer!

Capítulo 8

 

—Esto sabe muy bien —comentó Yoongi dándole un bocado al postre que comía su mejor amigo.

 

—Tienes razón —Hoseok sonrió mientras asentía y el peli naranja le limpiaba los labios con una servilleta—. Es como si lo hubieran traído desde el Cielo.

 

Yoongi rió. Ambos estaban sentados alrededor de una mesa llena de comida y snacks. La música era bastante agradable a pesar de estar al máximo volumen, a veces se preguntaban qué pensaban los vecinos de Namjoon sobre el ruido del apartamento, con un vecino tan fiestero como él seguro ponían muchas quejas. Namjoon siempre había sido bueno comunicándose con las personas y solía caerle bien a todo el mundo, por lo que el apartamento estaba lleno de gente. Gente bailando, gente charlando, gente jugando, gente cantando. Gente por aquí y gente por allá.

 

Hoseok y Yoongi habían llegado juntos a la hora en punto, pero el lugar ya estaba lleno, lo cual les sorprendió mucho a pesar de saber cómo eran las fiestas de Namjoon. Lo primero que hicieron fue saludar a Namjoon y felicitarlo por su inesperado regreso, luego habían ido a bailar un poco hasta que descubrieron la mesilla con el montón de bocadillos. Y en eso se les había ido casi una hora. Un grupo de chicos y chicas conocidos de Hoseok se acercó a saludarlo, Yoongi aprovechó para apartarse un poco y no interrumpirlo.

 

Levantó la vista mientras tomaba un poco de cerveza y observaba el lugar… en busca de una persona. No quería admitirlo, pero moría de ganas de ver a Jimin. Desde que habían llegado se imaginó que allí estaría el chico, bailando en la pista con su cuerpo sensual y bien trabajado, con esa sonrisa coqueta que tantos dolores de estómago le había causado. Imaginó que lo vería y lo secuestraría de alguna forma. A su mente acudieron imágenes de la vez que fueron a su casa y todo acabó en aquello. Recordó cómo lo miraba Jimin, cómo gruñía y se burlaba de él. Quería verlo… pero parecía que no llegaría.

 

—Yoongi —Hoseok le sacudió los cabellos y se puso a su lado—. ¿Estás bien? Puede que no haya mucha luz pero puedo ver que estás sonrojado.

 

El más pálido abrió los ojos como platos y se tocó las mejillas.

 

—No me digas que ya estás borracho —se rió Hoseok—. ¡Si sólo has tomado una cerveza!

 

Yoongi le golpeó suavemente en el estómago y rió junto con su mejor amigo. Se quedaron en silencio un momento observando a todos a su alrededor, que bailaban, charlaban y saltaban sin parar. Hacía un buen tiempo que no salían a una fiesta y hablaban despreocupadamente, ignorando cualquier problema que tuvieran.

 

—Oye, mira —el peli naranja señaló a un grupo de chicas que bailaban todas muy juntas y eran bastante guapas, una de ellas no dejaba de mirar donde se encontraban ellos—. Hay una chica que parece interesada en ti.

 

—¿Me estás pidiendo que te sea infiel, me das el permiso para engañarte? —bromeó Hoseok restándole importancia al comentario de Yoongi—. No estoy interesado, sabes que sólo tengo ojos para ti.

 

—Y tú sabes que yo sólo tengo ojos para Sera —el pelinegro lo miró en modo de amenaza, como diciéndole que no se metiera con su hermanita, pero luego se largaron a reír. Yoongi chequeó la hora en su celular, ya que aún no se sacaba a Jimin de la cabeza—. Son las once, está un poco tarde.

 

—¿Tu padre te dio una hora tope? —Hoseok le miró preocupado.

 

—No hubiera venido si se lo hubiera contado —Yoongi se sorprendió al darse cuenta que había logrado medio engañar a su progenitor—. Hice como si fuera un sábado común y corriente, se supone que estamos atendiendo en el bar.

 

El señor Kim les había dado la noche libre como disculpa por el despido hecho por Taehyung. Ambos rieron y de pronto el volumen de la música aumentó. Las luces palpitaban pero no sabían si era por el desorden o si era algún efecto fiestero. Se miraron preocupados, temían que en cualquier momento llegara la policía y los hiciera salir a todos, pero el ritmo de la canción que sonaba era bastante animado y contagioso. Hoseok tomó a Yoongi de la mano y fueron hacia el living, que estaba despejado y Namjoon había dicho que lo usaran como pista de baile. Empezaron a moverse al ritmo de la música. Todos los presentes estaban de pie, la mayoría estaban reunidos en el centro del salón, danzando y saltando.

 

—¡Una ovación para el chico más loco que hayamos conocido en nuestras vidas: Namjoon! —se hizo escuchar alguien por encima del ruido.

 

Todos gritaban mientras el mencionado bailaba sin parar y se movía de un lado a otro con un ajetreo ridículo y arrítmico. Hoseok y Yoongi se rieron de lo vergonzoso que se veía su muy buen amigo, pero se unieron a los gritos, los saltos y el descontrol. Cuando hubieron saltado sin parar, el círculo empezó a hacerse pequeño y todos volvieron con sus conversaciones, exhaustos pero satisfechos. El volumen de la música volvió a bajar y ahora era un poco más suave. “Esto hay que hacerlo de nuevo… dentro de unas horas”, había dicho Namjoon.

 

—¡Ah! ¡Épico! —Namjoon se dejó caer en un amplio sillón, el par de mejores amigos se miraron y se sentaron a su lado—. ¿Cómo han estado? ¿Se han divertido? Por cierto, ¿dónde se metió Seokjin?

 

—Todo ha marchado bastante bien —respondió Hoseok, olvidando lo difícil que había sido vivir las últimas semanas—. Le dije a Jin que viniera, pero insistió en quedarse para cuidar a Jungkook y a Sera. Jungkook ya es un adulto y puede cuidarse solo, no lo entiendo... algo no me huele bien.

 

—Deberías instalar algunas cámaras en tu casa —señaló el otro—, te echaré una mano, apuesto que esos dos se traen algo y sobornan a tu hermana para que no te diga nada.

 

—Qué dices —Yoongi los interrumpió riéndose de las ridiculeses del par de chicos. Los otros dos se le unieron después.

 

—¿Y tú, Yoongi? —lo miró el menor—. Te has puesto más guapo. ¿Cómo te paga la vida?

 

El nombrado rió por lo bajo.

 

—Pues todo va muy bien —dijo, vacilante—, no me quejo.

 

—La vida es bella —suspiró el rubio sonriendo.

 

Hoseok y Namjoon se sumieron en una charla sobre la universidad y los planes futuros, sobre la familia y los tiempos, Yoongi se distrajo mucho en todo el rato. Hoseok lo había notado y supo que los temas no eran del agrado de su mejor amigo. Él no podía hablar de la universidad ni de su familia ni de sus planes, por lo que se esforzó porque Namjoon le preguntara lo mínimo posible. El pelinaranja tomó un snack de una mesa cercana, volviendo a escanear el lugar. Y fue cuando lo vio entrar.

 

Jimin miró a sus alrededores sin ninguna expresión en el rostro. No saludó a nadie, y nadie pareció notar su presencia. Se dirigió hacia la barra que tenía Namjoon en su apartamento, tomó una botella de cerveza y empezó a beberla de un solo sorbo. A Yoongi aquello le pareció muy extraño, por un momento le pareció que Jimin estaba… ¿decaído? ¿Débil? Quería preguntarle qué ocurrió, pero no sabía cómo acercarse. Se mordió el labio inferior hasta que una idea cruzó por su cabeza.

 

Seokkie, ¿quieres beber algo? —dijo disimuladamente, para no interrumpir la historia de Namjoon sobre la vez que había ido al castillo de Windsor con sus padres y abuelos.

 

El pelinegro asintió, bastante interesado en la anécdota de su amigo. Yoongi suspiró y se encaminó hacia donde estaba Jimin, se paró a su lado, pero el otro parecía no haberse dado cuenta. Estaba ausente, mirando la botella de cerveza que acababa de vaciar. El peli naranja abrió la boca para llamar su atención, pero entonces, a la distancia, vio llegar a Taehyung. El mejor amigo de Jimin lo vio al instante y empezó a dirigirse donde estaba, quería interferir cualquier cosa que estuvieran hablando ellos dos.

 

Yoongi no estaba para niñerías, ese chico no le agradaba para nada. Y, aprovechando que Jimin lo ignoraba, encaró a Taehyung antes de que se acercara por completo. Se puso entre él y Jimin y lo retó con la mirada. Taehyung lo miró con burla, puesto que era más alto, y arqueó una ceja al mayor, éste tenía el rostro inexpresivo. “Vete”, moduló. El menor quiso carcajearse y llamarle “ridículo”, pero había desviado la vista y advirtió que Hoseok estaba a unos cuantos metros bailando solo.

 

«Así que vienes aquí con tu novio pero vas y buscas a otro chico...», pensaba Taehyung mirando de nuevo a Yoongi. «Veamos quién quiere jugar ahora». Un chico alto pasó a su lado con una bandeja llena de trago, tomó una copita y la bebió de un solo sorbo. Su cuerpo se calentó al instante. Tal vez ir a molestar a J-Hope sería más divertido, preguntarle cómo soportaba salir con la puta que tenía por novio, burlarse de él porque su novio lo había dejado solo, o mejor, ir a decirle que andaba con otras compañías.

 

Dedicó una última mirada de fastidio a Suga y se marchó. No le importaba que Suga y J-Hope tuvieran problemas, pero más le valía a ese enano pelinaranja no meterse con los sentimientos de Jimin.

 

 

Movía la cabeza al son de la canción y se preguntó cómo se llamaba. Namjoon se había ido a hablar con otro grupo de personas, por lo que estaba solo, aunque no le molestaba porque se sentía muy bien y a gusto. Dio un trago a su bebida, sonriendo sin darse cuenta. «Deberíamos salir a fiestas más seguido», pensó, «para desestresarnos». Entonces se percató de que Yoongi había ido a buscar algo de tomar y no había regresado aún; se empinó para ver si lo encontraba por encima del montón de cabezas, pero lo único que logró ver fue a su maldito dolor de cabeza acercarse con paso seguro.

 

Se tomó lo que le quedaba de bebida bastante irritado. Ahora tenía ganas de irse, simplemente porque odiaba la cara de Taehyung. Buscó a Namjoon con la mirada, pero suspiró al darse cuenta de que iba a iniciar la segunda ronda de saltos y pérdida de control. El sonido ya estaba al volumen máximo y todos estaban nuevamente de pie, gritando.

 

—¡J-Hope! —se asustó al tener a Taehyung tan cerca.

 

Se había vestido de negro completamente y llevaba unos pantalones ajustados que le sentaban muy bien. Su cabello castaño le caía en desordenados rizos en la frente y lo miraba fijamente y con picardía. Hoseok se apartó un poco, bastante incómodo, y simplemente lo miró de arriba abajo, escondiendo su nerviosismo. Se lamentó haberse tomado su bebida tan rápido.

 

—¿No te alegras de verme? —inquirió Taehyung, mirando donde se encontraban Yoongi y Jimin, el pelinaranja aún lo tenía en la mira. El alto volumen de la música lo estaba fastidiando.

 

—La verdad… no.

 

Taehyung bufó. Quería molestar a J-Hope, no que lo molestaran. Se aproximó un poco más hasta quedar a cinco centímetros del rostro del pelinegro, ambos podían sentir la respiración ajena en sus labios y se miraban fijamente sin saber muy bien qué estaba pasando. El menor sonrió.

 

—¿Qué pasaría si tu novio me viera contigo de esta forma? —dijo—. Puedo hacer que peleen en menos de un minuto.

 

—¿De qué mier...?

 

No pudo completar su pregunta porque los labios de Taehyung se encontraban presionados sobre los suyos. La música pareció desaparecer y sólo percibía silencio. Taehyung pensó que quizá así pondría celoso a Suga y así discutiera con J-Hope, lo que no había pensado era si aquel beso le iba a gustar o no. Fue como si se hubiera encendido una chispa en su interior; empezó a dolerle la boca del estómago y después el pecho. Cuando J-Hope le correspondió ya no podía detenerse. Culpó a la pequeña copita de licor que se había tomado de un trago.

 

Por un instante Hoseok pensó en empujar a Taehyung y apartarse rápidamente. Pero hubo algo extraño, un no sé qué que lo revolvió por dentro. No supo por qué correspondió, tampoco entendió por qué le estaba gustando aquel beso con la persona que menos le agradaba en todo el mundo. Quiso tomarlo de las caderas y acercarlo un poco más, hacer el tacto más profundo y duradero. Hasta ese momento no comprendía lo que estaba sintiendo. Culpó a la bebida que había tomado de un solo sorbo.

 

El sonido de la música y los gritos de todos regresaron y la realidad los golpeó. Fue el más bajo quien cortó el beso. Se separó con una expresión de exagerado desconcierto. Se giró para confirmar si Suga los había visto pero no vio señales de él ni de su mejor amigo. Hoseok lo siguió con la mirada y unió las partes del rompecabezas a pesar de la confusión.

 

—Yoongi no es mi novio.

 

Taehyung lo miró sin comprender y frunció el ceño. Estaba enojado por la estupidez que acababa de cometer en vano, nada salió como había planeado. Sin molestarse en responder, empezó a alejarse dando grandes zancadas. El pelinegro tardó un momento en reaccionar y fue tras aquel chico que le estaba causando un repentino dolor de cabeza. El menor apartaba a todo el mundo, le estaban estorbando y no le permitían salir. Sintió un agarre en su brazo y un enojado Hoseok apareció tras él.

 

—Admite que te gusto. Yoongi sólo fue una excusa para besarme.

 

—¿De qué mierda me estás hablando? —Taehyung lo miró perplejo, estaba empezando a  marearse—. ¡No seas ridículo!

 

—¡Admítelo! —señaló el mayor—. ¡Morías de ganas de besarme!

 

—¡Sólo quería molestarte!

 

Hoseok lo miró y el menor volvió a hacerse camino entre los invitados, ya se estaba aproximando a la puerta, allí no había mucha gente. El otro volvió a frenarle el paso, parecía bastante decidido a no dejarlo marchar.

 

—¿Por qué lo hiciste?

 

—Quería molestarte —el castaño se estaba hartando, quería olvidar todo el asunto de una vez. Aquel sentimiento lo había asustado—. Grábatelo: no admitiré algo que no es cierto. No sentí nada de todos modos.

 

—Mientes.

 

No supo cómo se encontró acorralado entre una pared y el cuerpo de J-Hope. Taehyung miró al pelinegro, había algo en su mirada, algo fugaz. El mayor miró con atención los labios del chico castaño, y volvió a besarlo. De nuevo esa misma sensación de querer continuar, de no querer separarse. El mismo no sé qué. Hoseok se apartó lentamente.

 

—¿Seguro que no sentiste nada?

 

Había usado un tono de voz que casi hizo sonrojar a Taehyung. El menor se repuso y lo alejó sin mucha brusquedad, pero tampoco sin mucha compasión.

 

—No sentí nada.

 

Volvieron a mirarse, como retándose, y Taehyung se marchó como si el otro hubiera dicho o hecho algo bastante vergonzoso. Hoseok siguió al castaño con la mirada entre incrédulo y enojado. No sabía por qué estaba tan irritado. ¿Porque le gustó el beso o porque el otro no admitió que le gustó que lo besara? Suspiró. La música empezó a alzarse y con ella los gritos, y eso no ayudó para nada a calmar el estrés que estaba sintiendo. Echó un vistazo a la otra ronda de desorden y bufó airado. Dio media vuelta y se fue casa.

 

Estaba tan cabreado que olvidó a su mejor amigo.

 

 

Después de que Taehyung se marchara y de asegurarse de que no los molestaría, Yoongi había intentado a hablarle a Jimin, pero éste parecía haber perdido la fuerza y la voluntad. Escuchó a Namjoon anunciar una segunda ronda de caos y optó por llevarse al chico a una habitación. Tuvo que llevarlo casi a rastras, porque el condenado tampoco quería colaborar.

 

Se adentró a una habitación oscura. Encendió las luces y sorprendió a un chico rodeado de dos chicas recostados en la cama, los tres parecían drogados. Una de las chicas gruñó al sentir la luz en sus ojos y gritó que las apagaran.

 

—Oye, viejo… —habló el chico—. Haz es el favor de apagar esas luces, es hora de dormir.

 

Yoongi miró a Jimin, éste observaba la escena sin saber siquiera qué ocurría. El trío de chicos tomó asiento en la cama algo confundidos. El pelinaranja los fulminó.

 

—Lárguense.

 

La chica de la luz fue la primera en levantarse, refunfuñando, los otros dos la siguieron con pasos torpes. Yoongi suspiró cansado y cerró la puerta. Jimin lo miró y se sentó en un borde de la cama, mirando hacia el suelo, pensando quién sabe en qué. El mayor se sentía un poco incómodo porque no sabía qué hacer o qué decir, siempre había sido Jimin quien empezaba las conversaciones, el que lo había buscado, pero ahora los papeles estaban invertidos y en aquel momento ese chico egocéntrico estaba ausente.

 

De repente Jimin empezó a llorar y a Yoongi se le encogió el corazón. Corrió a sentarse en el suelo, al frente del menor, y contempló cómo caían las lágrimas de sus ojos y cómo luchaba por controlarlas sin demasiado éxito. Alargó el brazo con la intención de tocarle la mejilla, pero no estaba muy seguro de hacer eso. El pelinegro empezó a hipar y Yoongi reunió el valor para tomar su rostro entre sus manos.

 

—¿Qué ocurrió Jiminnie? —dijo con voz suave—. ¿Está todo bien?

 

El menor se dejó mimar. Yoongi se sintió bastante mal viendo al chico llorar. Se acercó un poco más y le dejó pequeños besos por todo el rostro: en las mejillas, en la frente, en la nariz; incluso en los ojos, para cesar las lágrimas.

 

—¿Estás bien?

 

Jimin negó con la cabeza y apretó más su mejilla con la mano de Yoongi. Dejó transcurrir bastante tiempo antes de tranquilizarse y recuperar un poco de fuerza.

 

—Todo este tiempo he creído que mi familia era perfecta —empezó. En su voz se notaba cierto enojo y decepción—. Una madre y un padre que quieren a su hijo, un hijo que quiere a sus padres, unos padres que se quieren el uno al otro… todo era mentiras —empezó a jugar con un mechón de cabello del pelinaranja distraídamente—. Pero la perfección no existe. Ni nada dura para siempre... Las promesas se rompen, el amor se esfuma… Todo desaparece.

 

Yoongi lo escuchó sin interrumpir. Escuchó a Jimin y todas sus quejas, escuchó lo mucho que odiaba a su madre en ese momento, escuchó sus quejas acerca de que su padre trabajaba mucho, escuchó cuánto había odiado que no pudieran comer juntos los últimos días. Yoongi casi podía entenderlo. Una vez él también tuvo todo eso: una familia perfecta, unos padres que amaban a sus hijos y unos hijos que amaban a sus padres. Una vez él también disfrutó de cenas con su familia y se quejó con sus padres cuando sentía que hacían algo mal. Él también tuvo todo eso una vez. Y todo lo había perdido en un abrir y cerrar de ojos.

 

Él lo entendía. Sabía que no había nada más ficticio que una familia real.

 

No hablaron, sólo se quedaron en silencio los siguientes minutos. Yoongi juraba que se habían quedado allí por dos horas y que seguramente la fiesta ya había acabado. Quiso chequear la hora en su celular, pero no quería parecer grosero frente a Jimin, quien parecía haberse calmado un poco pero aún estaba decaído. Sin darse cuenta había estado acariciando la mejilla del pelinegro y se miraban el uno al otro, como si fueran una pareja recién casada. El mayor trató de desviar la vista para no sonrojarse y se aclaró la garganta.

 

—¿Te sientes un poco mejor? —el pelinegro asintió un poco soso, y medio sonrió, aquello lo hizo relajar un poco—. ¿Te parece si vamos afuera?

 

Se levantó y le extendió la mano al menor. Jimin quería quedarse un poco más sentado en aquella posición en la que estaban, pero no se permitió ser caprichoso, seguramente Hoseok estaba por ahí con un arma de fuego buscando a Yoongi y no estaba de humor para enfrentarlo. Salieron de la habitación tomados de la mano. Afuera aún estaba animado el ambiente. El pelinaranja se percató de que ya eran las dos de la madrugada y que debía volver a casa.

 

—Debo buscar a Hoseok —anunció, mirando a Jimin.

 

El chico asintió despreocupado, tampoco estaba de humor para sentir celos. El más pálido se alejó y buscó a su mejor amigo por toda la estancia sin dar con él. Trató de preguntarle a Namjoon, pero éste estaba demasiado borracho y lo había atrapado en un fuerte abrazo del que casi no lograba escaparse. Luego de rondar sin chocarse con ningún Hoseok, regresó donde Jimin, que estaba recostado en una pared con las manos en los bolsillos y lo miraba de arriba abajo. Yoongi no entendió esa mirada.

 

—No lo encontré —dijo, encogiéndose de hombros.

 

El pelinegro echó un último vistazo a lo que quedaba de fiesta y volvió su vista hacia Yoongi.

 

—Yo te llevaré.

 

Caminaron hasta el estacionamiento y se montaron al auto del menor. De nuevo fueron en silencio. A Jimin le pareció muy irresponsable por parte de Hoseok dejar abandonado a su mejor amigo, él nunca le haría eso a Taehyung. Luego se puso a pensar más lentamente. «Ese idiota dijo que vendría y no se arrimó siquiera», bufó. Yoongi lo miraba de reojo mientras se preguntaba qué estaba pensando el otro. Le indicó el camino hasta que lo dejó a una calle más abajo de su casa.

 

—Gracias —dijo saliendo del vehículo. Jimin se limitó a asentir y a encogerse de hombros—. Espero que estés mejor.

 

El pelinegro le dedicó una última mirada al pelinaranja y dio marcha a su coche. Estaba enojado. Aún estaba enojado con toda la mierda que había pasado, pero estaba más consigo mismo. Quiso agradecerle a Yoongi por haberse quedado a su lado y haberlo escuchado, también quiso pedirle que se quedara en su casa, le había molestado que Hoseok lo dejara tirado y tampoco quería llegar solo después de aquella horrible experiencia con su madre.

 

Apretó con los puños el volante y siguió conduciendo hacia casa, donde le esperaba el comienzo de una horrible pesadilla.

Notas finales:

¿Les gustó? ¿Qué tal fue? El V-Hope se está encendiendo muahahahahahhahahaa. ¿Ahora entienden por qué es mi favorito? T____T

Brenda no pude responder tu review, pero prometo que intentaré responderlo en la noche. Gili, a Lord le corresponde responderte ese review así que la acosaré para que lo haga (?

Debo agradecerle a todos, pero a TODOS por seguir este fic. ¿No están muy emocionados con tantos comebacks? ¿Cuáles han sido sus favoritos de la última semana?, a mi me ha gustado mucho el de A-Pink, GOT7 y el de INFINITE. Pero esa canción de A-Pink me pone bien sentimental, ellas son geniales. 

 

¡Los aprecio con exageración!

 


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