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SUBASTA HUMANA PARTE II por HakudiNN

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Notas del capitulo:

Hola!!!! I'm back!!! jajajaja estilo Terminator!

Familia cibernetia deliciosa!!!! Me da mucha pena haber abandonado mis fics durante tanto tiempo, sin embargo aquí ando de vuelta!!!!!!

Una actualizacion un poco corta peroooo algo es algo...supongo!!

No me odien!!!

Los extrañé!!

--¿Es confiable?—quiso saber, sujetándose el tabique de la nariz con dos dedos, esperando por la respuesta.

--Ningún sujeto de su tipo lo es—evidenció su interlocutor desde el otro lado de la línea.

Alzó la cabeza ante la displicente respuesta. Frunció los labios cuando el silencio reinó del otro lado del teléfono.

--¿Eficiente?—lo intentó de nuevo, ya que, después de todo era lo que le importaba.

--Eficaz.

--No repares en gastos—ordenó entonces, colgando la comunicación, dejando al vuelo el auricular por un instante antes de colocarlo sobre su base.

Volvió la mirada a la derecha para contemplar el escenario de edificios que se extendían al horizonte, prácticamente solo era capaz de mirar los techos desde su posición, sin embargo, dicha altura siempre le pareció una forma de privacidad, de alejarse de la comunidad. Precisamente por eso decidió colocar allí su oficina particular.

--¿Señor?—oyó la voz sintetizada de su asistente.

--Dime—ordenó con calma, sin apartar los ojos negros de los ventanales a su derecha.

--Una persona quiere verlo—oyó hablar—No tiene cita.

--Hazle una—respondió—o llama a seguridad—sentenció con los aires de arrogancia que siempre le caracterizaron. Un hombre en su posición no debía darse el lujo de delicadezas para con un sujeto inesperado dentro de su apretada agenda.

Descolgó el intercomunicador, no estaba de ánimos para servir como protocolo de una secretaria.

Al fin, se puso en pie apoyándose en los reposa brazos de su silla giratoria. Se dio vuelta y resopló contra los cristales de su ventana, mirando ahora el ir y venir de todas las personas, apenas lograba distinguir cabezas desde el piso en el que se encontraba.

Entre una de esas estaba el sujeto que sabía ya, le causaría problemas por un buen tiempo.

**

Recorrió el largo pasillo alfombrado, cojeando levemente y soportando las débiles punzadas de dolor que comenzaban a subir de nivel conforme la herida era forzada al andar.

No se cruzó con nadie en el camino, aunque aquello era costumbre: solamente cuatro personas, incluido él, merodeaban esos corredores.

Llegó hasta la cocina, dirigiéndose hasta el refrigerador, rebuscando dentro. Al momento en que sus ojos se toparon con los víveres, olvidó lo que buscaba.

No tenía cabeza para otra cosa que los ojos azules de Mello. Su partida…su abandono. ¿Por qué no había preguntado por su salud? Ryouga había dicho que el rubio había estado en el Death Note, que lo encontró justo antes del incidente con ese loco que lo rebotó contra las botellas. Era obvio que no pudo haber salido tan pronto del bar y menos en medio de la batalla campal.

¿Habría visto lo ocurrido?

Matt bajó los ojos preguntándose si a Mello todavía le importaba un poco lo que le ocurría a él…si tan solo pudiera explicarle…

--Estoy cien por ciento seguro que ese pastel de chocolate no tiene la respuesta a la pregunta que inquieta tu mente—oyó decir. Matt dio un respingo, golpeándose la cabeza contra la parte superior del refrigerador.

Se llevó una mano a la herida para tratar de calmar el dolor y se volvió. No notó a nadie más cuando entró. ¿Cuánto tiempo llevaba allí?

Elle, acuclillado sobre la silla de metal comía parsimoniosamente de un tazón repleto de fresas con helado. El cabello negro como el ébano resaltaba, como siempre, contra su piel, aunque hacía juego con las pupilas oscuras y las amoratadas manchas debajo de éstas, producto de sus noches en vela y su impaciente mente.

Vestía desarreglado, con el aspecto de acabarse de levantar luego de una noche de farra.

Nunca, desde que lo conoció en la universidad, engañado con la posibilidad de dividir las cuentas con un compañero de piso, pensó en que Elle, precisamente “ese” Elle fuera L. Brillante y exitoso detective privado.

Su jefe…su amigo.

--Desde que te conocí me plantee pedirte usar un cascabel—dijo de mala gana, adolorido todavía.

El otro, inmune a los ojos verdes llenos de infantil reproche, le dirigió una mirada calmada.

--Llevo aquí aproximadamente noventa minutos—hizo ver—Tú, solamente de tres a cuatro, lo cual implica que estuve aquí desde que entraste—apuntó devolviendo su atención a la comida. A juzgar por su postura, estaba en lo cierto.

--No te vi—admitió, bajando la mano al fin—Y no estaba preguntándole nada a ese…--se volvió a mirar el contenido del refrigerador--…pastel.

--Fue solamente una expresión—repuso—No esperaba verte aquí.

Matt frunció los labios.

--Ya sé que dijiste que no debía venir pero…--dudó—tenía que hacerlo.

--Recibí tu reporte esta mañana.

El pelirrojo balaceó su peso sobre los pies, captando que a Elle no podía engañar con una excusa sacada de la manga último momento.

--¿Por qué interrumpiste mi investigación de Yotsuba?—tomó la otra silla y la volvió hacia él para sentarse con el pecho contra el respaldo, apoyando la barbilla en el borde.

--Matt—sostuvo una fresa frente a su rostro—Esa información te la proporcioné ayer: tengo lo que necesitaba. Por lo que, dudo considerablemente que sea el propósito de tu visita al área de operaciones.

Si, a Elle no se le engañaba así de fácil.

--¿Resolviste el caso entonces?

--No—comió una fruta.

--Es solo un avance—murmuró.

--Cambiar el tema y dirigirlo hacia la pregunta que deseas hacerme es, en mi experiencia, un intento obvio por conseguir información, Matt—dijo con simpleza.

Los ojos verdes del pelirrojo se abrieron de golpe, luego se apagaron en un puchero conforme las palabras de Elle se perdían en el silencio. Tamborileó los dedos contra la mesa antes de ponerse de pie.

--Solo no quería ser grosero—repuso a media voz.

Elle le miró fijamente. Matt se encogió en su sitio.

--De verdad quiero saber qué es lo que me toca hacer ahora que mi hackeo ha sido clausura…

Se interrumpió abruptamente en cuanto Mello cruzó la puerta de la cocina, Elle, imperturbable, tomó otra fruta para comerla completa.

Matt se plantó en su sitio mirando como el rubio cruzaba hasta la alacena, la abría y sacaba una caja de cartón. Contempló fijamente el cabello rubio crear una pantalla contra su perfil que evitaba mirarlo.

Simplemente estaba ignorándolo.

 

Mello se enfocó en su trabajo al quitarle la protección plástica al paquete de barras de chocolate, desgarrar el cartón y tratar de sacar una barra.

Dirigió una mirada fugaz a la pierna de Matt, abultada a la altura del muslo gracias a la venda que seguramente traía en redada entorno a la herida provocada por el imbécil aquél.

¿Habría necesitado puntadas? ¿Podría caminar con dificultad?

Volvió los ojos a su chocolate, convencido de que no le importaba.

Cuando tuvo su dulce, guardó de vuelta el resto y rodeó a Matt para seguir su camino.

 

El pelirrojo lo vio al alejarse, ignorándolo por completo. Seguramente ni siquiera se percató de que estaba allí.

--Matt…--habló Elle. El chico seguía mirando la estela de indiferencia dejada por el rubio desde que salió de la cocina—Matt…

--Me odia—murmuró.

El detective se planteó la idea de responder a ello.

--Matt…--volvió a tratar. Visto que no  parecía estar prestándole atención, el detective bajó de la silla sujetando en el camino su tazón de fruta—Estás fuera de la investigación—anunció antes de salir, a sabiendas que el muchacho no había oído y que, tendría que repetírselo en algún momento.

**

Colocó el último dado sobre la torre alejando la mano con calma para evitar que se viniera abajo. Fijó los ojos grises en su obra maestra y luego, respondió la pregunta que le habían hechos algunos minutos atrás.

--No.

--¿Estás seguro, Near?—preguntó el hombre.

--No es de mi especial interés acudir a la audiencia, Comandante—tajó, llevándose una mano al cabello para jugar con él.

Por fin, el hombre asintió y se dio la vuelta para volver con su trabajo.

--Comandante.

--¿Si, Near?

--Por favor comuníqueme con L.

El sujeto asintió nuevamente, enterado de lo que el muchacho quería decirle a su hermano y la razón por la cual convertía su relación en un lejano recuerdo borroso del cual querer olvidarse.

**

Matt se detuvo en el umbral de la puerta, pausando su andar solamente gracias a las punzadas de dolor que recorrían su pierna entera.

No fue un buen día para ir hasta su oficina para descubrir que se ordenador portátil lo había olvidado en la sala central de operaciones.

Sujetó su herida, la sentía húmeda y cálida. Seguramente estaba sangrando de nuevo.

--Joven Matt—saludó Watari. Aquél ancianito era la educación materializada, además de una caja de habilidades inesperadas y poco usuales en un hombre de años bien entrados.

El chico alzó el rostro y le dedicó la mejor de las sonrisas que podía dirigir considerando su estado de ánimo.

--Cambiaré su vendaje—avisó el anciano.

--Estoy bien, gracias—negó con la cabeza—solo necesito mi ordenador.

--Matt, deberías escuchar a Watari. Podrías perder una cantidad considerable de sangre—avisó la voz lejana de L, quien le daba la espalda desde el fondo del salón.

Se sentaba acuclillado sobre la silla de oficina y tecleaba algo en su computadora.

Un poco más alejado, cerca de las sombras estaba Mello, sentado con expresión inescrutable había pasado de jugar con el lapicero entre sus dedos.

--De verdad estoy bien. No necesitan preocuparse.

El rubio musitó algo inaudible volviendo a hacer girar el bolígrafo entre los dedos.

--Insisto…--el anciano dejó la charola de tazas vacías de lado.

Antes de que Matt pudiera negarse nuevamente fue interrumpido por el pitido de una llamada entrante a la base de operaciones. Una N oscura con fondo blanco parpadeaba en las pantallas de la pared sur.

La marmórea mano de L aceptó la comunicación dejándola libre por los altavoces.

--N—saludó, impersonal. El rubio apretó el bolígrafo con la mano.

--L.

--Es una sorpresa inesperada.

Mello murmuró otra cosa, Matt era incapaz de apartar los ojos de él.

--Esta no es una llamada social, L—avisó la voz sintetizada del muchachito--¿Por qué has investigado a Yotsuba? Ése es el trabajo de la SPK.

--Quizás porque son una parvada de ineptos—intervino Mello.

Transcurrió un leve momento de silencio.

--L, sigo esperando.

El resoplido del rubio fue sonoro. ¡Cómo odiaba que ese idiota presuntuoso lo ignorara!

--A decir verdad se trata de un caso de especial relevancia para mí, Nate.

--Bien—fue tajante—Me complacería saber que todavía recuerdas que la SPK es una organización que trabaja sin la ayuda de L.

--No lo he olvidado—sonó aburrido al responder.

--Ni de cualquier otro “investigador” de ninguna clase— las comillas fueron comprensibles inclusive en la robotizada voz. El bufido de Mello llenó el silencio.

--Se tratan de investigaciones separadas, N. A decir verdad, no contemplaba un trabajo coordinado—L sujetó una gomita de azúcar del tazón a su lado y se la llevó a los labios-- Si existe una conexión con la apelación de Light Yagami, me encargaré.

--Por supuesto, de no ser así. Temeré por la seguridad de Matt.

El interpelado volvió la mirada a la pantalla.

Un crujido rebotó contra las paredes cromadas cuando el bolígrafo se rompió en la mano del rubio, justo antes de soltarlo y derramar toda la tinta sobre su guante y el suelo. Se puso de pie y se dirigió con paso firme hacia la salida.

Matt se encogió en su lugar, con el corazón al borde del colapso vio venir al rubio, la resolución que irradiaba le hizo creer que iba a golpearlo.

Sin embargo, Mello siguió de largo rumbo al pasillo. El pelirrojo soltó el aire.

--¡Mello!—se atrevió a llamarlo. El muchacho se detuvo—Yo…

--Ve al Death Note.

--¿Qué?

--¡Qué te largues al Death Note o a cualquier maldito lugar!—gruñó dándose vuelta para encararlo.

--Pero yo…

--Subástate con Near—escupió con asco—O al menos que te pague lo que ya ha comprado—se dio la vuelta para seguir su camino—Déjame en paz de una buena maldita vez, perro.

Matt se quedó clavado en su sitio, incapaz de responder las palabras del rubio; como siempre sin lograr hallar la forma de comenzar la explicación que tanto daño les había hecho a ambos.

**

Aquella había sido una tarde de trabajo exigente. Como siempre para alguien en su posición.

No había recibido a nadie que no estuviera en su agenda, como había sentenciado desde prácticamente siempre.

Neiji Namikawa cruzó el pasillo alfombrado de vuelta  a su oficina, oyendo el eterno parloteo de su asistente acerca de las citas para la siguiente semana, era al menos la cuarta vez que repetía que el sujeto de la mañana la había asustado y que, para su buena suerte, se había retirado antes de agendar una cita con uno de los exponentes accionistas del Grupo Yotsuba.

Alzó la mano para mandarla a callar, tomó su café expreso de la mano femenina y se adentró en su oficina. Cerró la puerta detrás de su espalda y siguió su camino hacia el escritorio.

Entonces lo notó: había alguien sentado en la silla frente a la suya. El empresario se detuvo de golpe calculando las posibilidades de llamar rápidamente a seguridad.

El sujeto, sentado con las piernas sobre un reposa brazos y la espalda en el otro, alzó los ojos por debajo de la maraña de cabellos escondida por la capucha negra.

--No te molestes—avisó.

--¿Qué es lo que…

El tipo le dedicó una sonrisa amigable al tiempo que jugaba con las piernas.

--No tengo tiempo para solicitar una cita.

Namikawa alzó la barbilla en reconocimiento.

--No debería estar aquí—fue cauteloso al no acercarse. Su reticencia parecía divertir al sujeto.

--Es un concepto demasiado subjetivo: la muerte no debería estar en ningún sitio y en todos a la vez.

¿Eso que significaba?

El accionista no respondió.

--Además—agregó—Va a tener que hablar conmigo ahora si quiere que asesine a Kira.

Notas finales:

Gracias por leer :D!!!

Bshoosss tronadhozzzzzzzzzzzzz


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