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Real wild child por Karmilla46664

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Notas del capitulo:

Tríada* (Organización criminal orginiaria de Hongkong, Taiwan, China y Tailandia)

Tomó una gran bocanada de aire tratando de tranquilizarse. Tiró la cartera en cualquier parte de la habitación y comenzó a desnudarse dándole la espalda a Yesung. Su ceño fruncido y su respiración fuerte presagiaban una discusión titánica. No le apetecía mirarle a la cara porque se conocía, y sabía perfectamente que su temperamento haría acto de presencia. Pero la verdad es que le apetecía estrangular al mayor.

-¿No vas a hablarme?

El bajista comprobó como los músculos de la espalda de Kibum se tensaban.

-No me apetece- fue la escueta respuesta del rapero, que insistía en ignorarle.

-¿Estás cabreado por lo de esta noche?

Kibum se giró, regalándole una mirada furibunda.

-Me has dejado en ridículo delante de mi mejor amigo

-Sabes que no puedo tomar en serio tu enfado si me ofreces esas vistas- dijo, aludiendo al escueto vestuario del menor, constituido únicamente por sus bóxers.

-Eres un gilipollas

Yesung suspiró. No sabía que escusa darle para no entrar en detalles sobre su relación con Ryeowook, por lo que decidió decir una retahíla de escusas pusilánimes.

-Kibum, estaba extrañado por la situación. Si no somos pareja, ¿por qué nos comportamos como tal? Se supone que esto iba de follar y pasar un buen rato, no de cenar en parejas.

El rapero se sintió dolido aunque no sabía muy bien porqué. Yesung llevaba razón, no eran pareja, pero por una vez quería demostrarle a Siwon que no era un veleta y que podía mantener una relación seria.

-Si no te apetecía no haber aceptado. Las condiciones eran claras: cena a cambio de sexo. Aceptaste porque eres un vicioso, pero no has cumplido tu parte del trato; has sido un novio florero a pesar de que he intentado involucrarte en la conversación.

-Me sentí agobiado, como si de repente me viese en una relación sin haberlo querido- estaba siendo un cobarde, la realidad era que le encantaba pasar el rato con Kibum y Siwon había resultado ser un gran tipo. Pero no podía, no debía involucrarle en sus asuntos. Era su pasado, eran sus más oscuras miserias que por avatares del destino habían vuelto a su vida.

-¿Por qué has decidido acompañarme a casa?- ese giro de la conversación dejó al bajista descolocado- ¡¡¡Por qué demonios has venido si no quieres nada de mí!!! Ah, claro, vienes a por tu parte del trato…

-Kibum, te estás equivocando…

Podía leer la rabia que destilaban los ojos del menor.

-Siempre vamos a tu casa, ¿por qué esta noche has insistido en venir a mi ático? ¿Qué pretendes, Yesung?

No podía decirle que tenía miedo de que Ryeowook los volviese a fotografiar, aunque estaba tan paranoico que sospechaba que incluso en el piso de Kibum correrían peligro.

-Tranquilízate, sólo quería conocer dónde vives- trataba de hablar calmado pero la verdad que el tono exacerbado del rapero le estaba sacando de sus casillas.

El menor se le acercó amenazante, quedando sus cuerpos pegados. Si las miradas matasen, el bajista estaría bajo tierra hacía un rato. Parecía como si Kibum quisiese leerle la mente, lo miraba con una intensidad escalofriante.

-Quiero que te vayas. Fue un error repetir ligue, esas cosas nunca salen bien- tenía el orgullo herido aunque no comprendía muy bien el motivo. Sólo sabía que no le apetecía seguir viendo a Yesung y a la vez quería estar con él.

El mayor miró hacia un lado tratando de tranquilizarse. El rapero estaba poniendo mucho empeño en sacarlo de sus casillas. Quería quedarse, quería estar con él porque le gustaba su compañía y el sexo era bestial. No sabía cómo salir airoso de esa situación sin explicarle que el novio de su mejor amigo resultaba ser su ex pareja que le acosaba. Debía desviar la atención de Kibum, darle un golpe emocional donde menos lo esperase y dejarle lo suficientemente descolocado como para que se le pasase el enfado.

-Hace mucho que no estoy con nadie- comenzó su relato con voz tenue, sin atreverse a mirarle- A mi edad sólo he tenido una relación estable y me marcó tan profundamente que pensé que no volvería a conocer a nadie interesante. Desde que llegué a Seúl sólo me he acostado contigo, no soy de tener sexo esporádico, soy una persona bastante casera y un poco “chapado a la antigua” para esas cosas- Kibum escuchaba en completo silencio- Siento no haberme comportado como esperabas, pero ha sido como reencontrarme con el pasado.

Dejó de contar ese relato consistente en verdades a medias: no estaba mintiendo al rapero pero había obviado lo más importante. Se atrevió a mirarle, ahora lucía más relajado, casi aliviado.

-Si te sirve de algo, es la primera vez que hago algo así- Yesung lo miró con curiosidad, instándole a que continuase su explicación- No he tenido parejas formales, no me va eso de la monogamia y el amor romántico, pero pensé que eras una persona lo suficientemente interesante como para ser presentado a mis amigos. Casi estaba orgulloso de llevar conmigo a un hombre que no fuese un completo gilipollas, quería callarle la boca a Siwon y demostrar que yo también puedo atraer (y retener) a alguien que mereciese la pena.

El bajista se sorprendió al recibir semejante halago. Por lo poco que conocía a Kibum se había dado cuenta de que era un hombre de pocas palabras y de carácter hosco, por lo que un cumplido de sus labios era realmente valioso. En pocas palabras, el rapero había dicho que valía la pena como potencial pareja. Parecía como si el paradigma de Kibum se estuviese resquebrajando, dejando un hueco libre en su corazón para el amor, o al menos le estaba dando la posibilidad de conocerse más profundamente. Yesung esbozó una leve sonrisa: en otras condiciones se hubiese enamorado de Kibum y habría hecho lo posible para que éste cambiase de idea respecto a las relaciones de pareja. Pero tal y cómo estaba su vida en ese momento era demasiado peligroso involucrarse en una relación amorosa ya que el rapero podría salir perjudicado. El estar con él era una sensación agridulce: por un lado le encantaba compartir un fabuloso sexo con Kibum, pero por otro llevaba un tiempo anhelando algo más. Demasiados años de soledad, de repente sentía la necesidad de tener más del rapero, no sólo una relación carnal. Se sentía victorioso al haber logrado que repitiese con él y hubiesen comenzado una dinámica de “folla-amigos” que iba contra todo lo que creía Kibum, pero quería más de lo que podía obtener. Sin mediar palabra se deshizo de su camiseta negra de The Cure, tirándola al suelo. Se acercó al menor, acunó su rostro y lo besó con intensidad. No había lugar para el romanticismo, esa era la regla del juego, pero si no le besaba se le escaparía un inoportuno “me gustas mucho” que no sería muy bien recibido por el rapero. El beso se intensificó, dando paso a caricias necesitadas y jadeos de placer. Una noche más lo harían sin hablar de sentimientos, quedando a salvo su secreto por el momento. Pero la forma en que lo hicieron había cambiado de matiz, ya no era sólo sexo salvaje sino una perfecta comunión entre ternura y deseo ferviente. Al igual que el sexo, sus sentimientos estaban cambiando progresivamente.

 

 

Donghae apenas había pegado ojo de tanto pensar en posibles hipótesis de lo que le estaba pasando a su novio. ¿Por qué le ofrecería trabajo para luego despedirlo? Pero, de no preocuparse por él no le habría invitado a vivir a su casa. Demasiadas ideas en su cabeza que le habían llevado a tener una jaqueca horrible, por lo que se levantó temprano y se preparó un café cargado y una aspirina. Se sentó en la barra americana de la cocina, dando vueltas en el taburete mientras el agua se calentaba. Había llegado a una conclusión, al menos era la idea que más fuerza tenía hasta el momento. La actitud de Hyukjae había cambiado  con la llegada del tipo raro la noche anterior. No tenía ni idea de quién podría ser ese tipo, pero tenía un aspecto amenazante y le había mirado con una obscenidad nauseabunda. No quería meterse en los negocios del barman pero ahora eran parejas y estaba en el derecho de saber qué se traía entre manos porque no olía que fuese un negocio bueno. Sabía que vendía droga, así fue como se conocieron, entonces: ¿era aquel hombre fuerte un comprador? No, parecía más bien la clase de persona que regenta negocios turbios. ¿Sería un prestamista al que Hyukjae no podía pagarle y había ido al bar para recordarle el pago? Se puso blanco al imaginarse al gorila ese arrancándole los dedos de las manos a Hyukjae como castigo por sus deudas. Sabía que había tenido comienzos duros hasta llegar a hacerse un nombre en el mundillo de la noche, pero no se imaginaba a su novio pidiéndole dinero a la mafia. Como si su cerebro hubiese recibido una fuerte descarga, un recuerdo vívido vino a su mente. “Jungsoo debería tener cuidado ahora que KangIn está de vuelta”. Aquella frase que dijo Siwon y le pasó totalmente desapercibida en su momento, comenzó a cobrar sentido de repente. Se echó el café en la taza y corrió hacia el salón donde Hyukjae tenía el portátil; buscó el nombre de KangIn en el buscador. Como un guantazo sintió al ver la cara del tipo de la noche anterior en el ordenador. Era él, el mafioso más ruin de la kkangpae. Chequeó todos los artículos que aparecían, recolectando información del susodicho. Su nombre real era Kim Youngwoon, 31 años y originario de un pequeño barrio de Seúl. Hijo de Kim Yong-Ha, mano derecha del líder de la kkangpae en los años ’90. Su padre ejerció como aprendiz del mafioso, aprendiendo en silencio el oficio hasta coronarse como nuevo líder de la kkangpae tras el fallecimiento de su mentor. Implantó con mano dura las leyes no escritas que la kkangpae ponía en práctica en los años ’20, ya que consideraba que su antecesor había sido demasiado blando y que en Seúl debía haber un monopolio de la droga. En un ambiente estricto fue educado el auto-nombrado KangIn, quien con veinte años tuvo que tomar el relevo de su padre tras ser asesinado en un tiroteo contra la Tríada*. En 2012 consiguieron llevarlo a los juzgados tras recoger testimonios de gente que había trabajado para él, siendo encerrado en Junio de 2013 en el centro penitenciario de Seúl.

Cuando su vista comenzó a cansarse tras leer tanto, se dejó caer en la silla, dándose cuenta de que no estaba sólo. Hyukaje llevaba un rato tras él, observándolo en silencio. No sabía cómo Donghae había sido capaz de llegar tan lejos sin saber nada del tema, pero lo que era obvio es que ya estaba al tanto de con quién se había reunido la noche anterior. Se sentía avergonzado de sí mismo y sabía que ahora comenzarían las preguntas. Se dejó caer en el sofá, siendo escrutado por la insistente mirada de Donghae que parecía estar hilando toda la información obtenida.

-¿Desde cuándo andas metido en asuntos con la kkangpae?- disparó la primera pregunta sin darle tiempo a réplica.

-Técnicamente desde anoche

El estudiante lo miró con el ceño fruncido

-¿Eres uno de ellos?

Fue evidente la mirada dolida de Hyukjae, pero lo ignoró. Quería respuestas por si debía de alejarse cuanto antes de su “idílico” novio.

-No soy como ellos, Hae…- le cortó de inmediato al ver las intenciones del barman, quién se había levantado para besarle en un reclamo de misericordia.

-¿Por qué te ves con el líder de la kkangpae?

El barman se tiró del pelo con nerviosismo, respirando con dificultad. Era obvio que Donghae le temiese y no volviese a confiar en él, cualquier intento por excusarse sería en vano.

-Hae, no tengo más remedio…

-¿Por eso no querías contarme anoche que te pasaba?- el otro asintió en silencio- Creo que he tenido suficiente.

Se levantó de la silla bajo la desesperada mirada de Hyukjae. Corrió hacia la habitación para coger sus cosas y largarse de esa casa cuanto antes. Prefería dormir entre ratas que estar con un cómplice de KangIn. El barman se puso en medio, impidiéndole entrar en la habitación. Forcejearon, mientras  el mayor balbuceaba escusas que Donghae trataba de ignorar.

-Por favor, no te vayas, te juro que trataré de solucionarlo- de un fuerte empujón fue apartado de la puerta. Miró con desesperación al menor, quien metía a prisa y corriendo sus cosas en la mochila- Donghae, te lo suplico, no soy como él.

La fuerte mirada que le dedicó el otro lo dejó frío.

-Vendes droga y te codeas con ex convictos, y aún así te atreves a decirme que no eres como él. Me das asco.

Aceleró el paso hasta la puerta principal, siendo seguido por un agobiado Hyukjae, quien se tiró de rodillas al suelo, sujetándole las piernas.

-Escucha mi versión antes de irte, estás cometiendo un error.

De nuevo esa mirada de asco que le hacía sentir tan indigno del amor de Donghae. Se veía reflejado en los inocentes ojos del estudiante, viendo en la calaña que se había convertido por mantener a flote su negocio. Quería conservar a Donghae porque era lo único puro de su vida, pero si lo retenía acabaría corrompiéndose como él mismo. Poco a poco aflojó el agarre, permitiendo que el otro continuase su camino. No podía mirarle, se sentía despreciable: había hecho muchas cosas de las que se arrepentía, necesitaba la contrapartida de su personalidad y sólo Donghae podría devolverle un poco de humanidad. Unos segundos más tarde escuchó la puerta cerrarse estruendosamente, dejándolo sumido en una amarga soledad. Se lo merecía por haber vendido su dignidad al mejor postor. Ahora estaba  en el punto de mira de la kkangpae y había perdido a lo único realmente valioso de su vida. Debía tomar una decisión: temía que si dejaba de vender estupefacientes la clientela se esfumase y tuviese que cerrar el local; también temía las consecuencias que dicha acción podrían acarrearle, ya que KangIn ahora que había salido de la cárcel necesitaba nuevos distribuidores y él había sido reclutado para desempeñar esa tarea. Si ahora se negaba a colaborar con un desesperado KangIn podía ir visualizando su cadáver en cualquier cuneta. El mafioso lo tenía contra la espada y la pared, ese era el modus operandis de KangIn: amenazar y actuar en caso de que hiciese falta. Comenzó a llorar, cosa que llevaba sin hacer meses. Definitivamente acababa de perder la poca humanidad que quedaba en su miserable vida.

 

 

La oscuridad era apremiante. Lo único que Jungsoo podía ver era un contorno que se acercaba a él de forma pausada, desnudándose lentamente. Primero cayó la chaqueta del traje, luego la corbata… miró hacia abajo dándose cuenta de su propia desnudez, sintiéndose violento. La silueta desconocida seguía desvistiéndose sin prisa, dejando a su paso un rastro de ropa. La incomodidad había dado lugar a una extraña excitación. Nunca había sido amigo de hacerlo con desconocidos, pero ese cuerpo era sensual y masculino. Su respiración se aceleraba a medida que más porciones de piel eran mostradas. Intentó verle la cara, pero no podía. Iba a follar con un cuerpo sin personalidad, y eso lo estaba encendiendo de sobremanera. Estaban follando como animales cuando quiso darse cuenta. Sentía el miembro del desconocido bombeando su interior en una postura que le impedía verle el rostro. Se sentía sucio y ridículamente cachondo, llevaba mucho sin hacerlo con nadie, desde que…

El escenario cambió. Sostenía la mano de KangIn, quien bromeaba con unas personas que no le resultaban familiares. El mafioso se giró para darle un beso, pero no sintió afecto. Aquello no podía estar pasando, ellos dos jamás podrían volver a estar juntos.

-No debería de estar aquí- susurró para sí mismo, aunque fue escuchado por el más fuerte, quien cambio su expresión a una sonrisa macabra.

-Esto por follarte a otro

Lo último que vio fue un arma, y luego blanco…”

Jungsoo se despertó sobresaltado. Había sido un sueño tan real que seguía sintiendo el tacto de la mano de KangIn sobre la suya… y su ano palpitaba como si de verdad lo hubiese hecho. Miró a su alrededor tratando de encontrar el interruptor, sintiéndose absurdamente tranquilo al tener una luz encendida. Normalmente no recordaba sus sueños y tampoco entendía por qué había soñado algo así. Le había excitado hacerlo con un desconocido y eso era atípico en él, pero lo que más le carcomía era la parte en la que aparecía KangIn actuando como si no hubiese pasado nada entre ellos y siguiesen juntos. Tenía ganas de llorar, aquello le hacía daño. Se estaba obsesionando con la idea de volver a verle y lo que podría llegar a sentir dado ese momento, pero no debía afectarle tanto como para soñar con ello. Fue hasta la cocina y bebió un vaso de agua para terminar de despejarse de aquel extraño sueño. Miró el reloj, 07:30 am. Suspiró agotado, no tenía ganas de seguir durmiendo. Encendió la televisión pero no echaban nada interesante, por lo que cogió un libro sin llegar a concentrarse en la lectura. Soñar con KangIn le trastocaba demasiado. Como no dejaba de darle vueltas al tema, buscó el significado de soñar con tener sexo con un desconocido. Había dos explicaciones, ambas aplicables a su vida: 1) que su vida sexual era un asco y necesitaba darse una alegría; 2) necesitaba empezar de cero y tomar las riendas de su vida. Buscó “soñar con un ex”: tenían que resolver asuntos pendientes. Miró Kakaotalk y comprobó que Heechul acababa de conectarse, por lo que le llamó.

-“Por tus muertos, más te vale que me llames por una cuestión de vida o muerte. Tengo una resaca de la hostia, acababa de acostarme”

-He tenido un sueño

-“¿Y me llamas para decirme eso? Jungsoo, no esperes que hoy vaya al ensayo, acabas de fastidiar mi ciclo del sueño”

-Me acabas de decir que te ibas a acostar, no me jodas y escúchame: he soñado con KangIn- lo único que recibió como respuesta fue un silencio hostil- Estábamos de la mano y él charlaba con unos tipos que no conozco. Era como si no hubiese pasado nada entre nosotros… Y me mató.

-“Estás acojonado, es normal que sueñes con que te mata. De hecho, estoy pensando en matarte yo mismo como no cuelgues el puñetero teléfono.”

-Hay algo más

-“Sorpréndeme

-Follaba con un desconocido

-“¿Antes o después de que te matase?”

-Tómatelo en serio

-“Son las ocho de la mañana y me cuentas eso sin haberme tomado ni un café. Está claro lo que quiere decir el sueño.”

-¿El qué?

-“Pues que necesitas echar un polvo y desestresarte. ¿Hace cuanto que no follas? ¿Meses?”

-Años

-“Eso no es vida”

Jungsoo se sonrojó, se sentía idiota por haber llamado a su amigo.

-Vale, ha sido de gran utilidad hablar contigo.

-“¿Llevas sin hacerlo desde que dejaste a KangIn? Yo no podría”

-Deja ya el tema, no necesito el sexo como tú.

-“Si quieres puedo darte el número de un amigo”

-No necesito que hagas de alcahueta sexual, no quiero follar con nadie

-“Eso no es lo que dice tu subconsciente”

-Te estás divirtiendo con esto, ¿verdad?

-“No sabes cuánto”

-Te voy a colgar

-“¡¡¡¡¡¡Mastúrbate!!!!!!

Colgó.

-¡Será capullo!

Se sentía incómodo, Heechul se había centrado en la parte menos relevante del sueño. Pero quizás sí que llevaba razón y necesitaba despejarse, al fin y al cabo el sexo es un buen desestresante. Se encendió un cigarro y barajó sus opciones: no conocía a ningún tío que le interesase. Ahora por culpa de Heechul le estaría rondando esa idea por la cabeza durante todo el día.

 

 

Sentado en un imponente sillón de cuero, Hangeng sostenía un habano entre sus huesudos dedos. El humo que emanaba el cigarro le confería la atmósfera que se requería en ese preciso momento. A sus espaldas unas persianas a medio bajar y los primeros rayos de sol alumbrando la estancia, creando un halo alrededor del chino que bien podría parecer la representación de un dios contemporáneo. Sus ojos atigrados estaban acentuados por una sombra violácea que delataba la falta de descanso. Una sonrisa esquiva se dibujaba en sus finos labios. Mantenía una calma abrumadora a pesar de que su acólito, ZhouMi, paseaba nervioso delante de él acariciándose con inquietud las manos.

-Shì shíjiān, Zhōumì(es el momento, Zhoumi)- habló con voz suave y pausada en un chino impecable. Llevaban demasiados meses hablando en coreano pero su mandarín no se había resentido ni un ápice.

-Wǒmen hái méiyǒu zhǔnbèi hǎo, tóu (aún no estamos preparados, jefe)- era evidente su nerviosismo a pesar de que el otro parecía sereno.

-Rúguǒ wǒmen xīwàng yǒu gèng duō de huì lái qiáng (Si esperamos más se hará fuerte)

-Tā de fùqīn shuō, wǒmen míngzhì dì cǎiqǔ xíngdòng, tóu (su padre dijo que actuásemos con sabiduría, jefe)

-Wǒ bùshì wǒ de fùqīn (yo no soy mi padre)- bramó encolerizado Hangeng para, acto seguido, recomponerse como si no hubiese pasado nada. -Wǒ tǎoyàn bǎ zhíyí wǒ de juédìng, Zhōumì (odio que pongas en tela de juicio mis decisiones, ZhouMi)

-Wǒ zhèyàng zuò, wǒ zhǐshì dānxīn, wǒmen zhèngzài qiǎngzhe (No lo hago, sólo temo que nos estemos precipitando)- se disculpó dubitativo.

-Zhǐyǒu Qiáng Rén, méiyǒu méngyǒu. Xiànzài shì yīnwèi zuì róngyì shòudào gōngjí de lǐxiǎng chǎngsuǒ shì dāng tā shì shíjiān. Rúguǒ wǒmen hènbudé zhǎo gè secueaces, wǒmen jiāng gèngjiā kùnnán (KangIn está sólo, no tiene aliados. Ahora es el momento idóneo para atacar porque es cuando más vulnerable está. Si esperamos a que encuentre secuaces, nos será más difícil)

Zhoumi asintió en silencio, mientras Hangeng aspiraba el denso humo del habano. Si KangIn pensaba que la kkangpae renacería como si tal cosa estaba más que equivocado. El muy insolente había cometido el tremendo error de pasar por alto a la Tríada*, aunque Hangeng se encargaría de recordarle quienes eran los verdaderos jefes de Asia. Ni los yakuza podrían ser comparados con la fuerza que había ganado la alianza de Hongkong, Taiwán y China.

-¿Cuál es el plan?- preguntó el menor en coreano.

-Ir a por el punto débil de KangIn: Park Jungsoo.- Una sonrisa se formó en sus labios. No había sido casualidad que conocieran a Heechul, al igual que tampoco lo era que estuviesen en el sitio correcto en el momento adecuado. Habían estudiado al ex amante de KangIn y la forma más fácil de acceder a él era a través de su promiscuo mejor amigo. Casi podía saborear la victoria. Si mataban a KangIn se acababa con él la posibilidad de reunirse la kkangpae, siendo él el último en su especie. Abrió un cajón de su escritorio, sacando un dardo que fue lanzado, rozando el hombro de Zhoumi y dando certeramente a la pizarra repleta de nombres que decoraba el despacho del chino. La cosa se ponía interesante para ellos dos, aburridos de la falsa identidad de DJs que habían adoptado al llegar a Corea. Hangeng dejó escapar un susurro jocoso- Yóuxì kāishǐ (Que comience el juego)

 

 

 

Notas finales:

Sí, los chinos también son mafiosos *le tiran tomates por idiota*

Lo tenía planeado desde un principio y, poco a poco, iré relatando su historia, así que no os impacientéis. Y, cualquier duda, estaré encantada de responderos (intentando no hacer spoiler xD )

He aprovechado para contar un poco los orígenes de KangIn, aunque es mucho más extenso que eso (quizás haga un especial de su historia)

Sé que no os he dado KyuMin (ni mi pobre Henry) pero es que se me iba a hacer un capítulo demasiado extenso y prefería dejarlo para el siguiente.

El sueño de Jungsoo no lo he escrito al azar (cada cual que saque sus conclusiones)

En definitiva, muchas gracias por leerme y perdón por el retraso (el de la actualización, el de mi cabeza no tiene cura) 

Kisses

 

CANCIONES

Título del capítulo (Megadeth - Killing is my business...and business is good!): Megadeth Killing is my Business Original - YouTube


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