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Real wild child por Karmilla46664

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Los rayos de sol se abrieron paso tras los párpados cerrados de Donghae. Hacía rato que estaba medio consciente, pero un fuerte dolor de cabeza le había dado los buenos días por lo que prefirió seguir en la cama. Tenía lagunas sobre lo sucedido la noche anterior y la cosa no mejoró cuando abrió los ojos y se encontró con que estaba en una habitación completamente desconocida para él. Su primer reflejo fue tapar su desnudez, aunque estaba claro que el dueño de la casa ya lo había visto en ese estado. El pánico recorrió su cuerpo: no recordaba haberse acostado con nadie. ¿Y si le habían echado algo en la copa y lo habían violado? Miró desesperado hacia su alrededor buscando a aquel cabrón que había abusado de él, pero no había ni rastro, ni siquiera una mísera foto. Estaba petrificado, en su cabeza resonaba una y otra vez un “esto no me puede estar pasando a mí” como si eso arreglara el daño. Tecleó desesperado un mensaje al grupo de Kakaotalk que tenían la élite de los inadaptados pero ninguno de sus amigos se había conectado desde la noche anterior. Pensó en llamar a alguno de ellos pero estaba con tal ansiedad que las palabras no salían de su boca. Trató de ponerse de pie y, milagrosamente, tuvo éxito. Recogió su ropa del suelo y se vistió con manos temblorosas. Sabía que debía salir corriendo de aquel sitio y denunciar a la policía, pero estaba aterrado por si se encontraba con el psicópata ese al salir de la habitación. Armándose de valor y con los puños bien cerrados dispuesto a atacar en caso de que fuera necesario, salió de la habitación conteniendo el aliento. Un fuerte olor a café hizo que despertaran sus sentidos y se pusiera en alerta; aquello era una inequívoca señal de que no estaba sólo y sería cuestión de nada que se topase de frente con el cabrón que le había robado la virginidad. Caminó sigiloso, tratando de hacer el menor ruido posible. Se recordó a sí mismo de adolescente, escapando de puntillas por las noches para reunirse con sus hyungs a beber unas cervezas de contrabando. Conteniendo la respiración lo máximo que su ansiedad le permitía, se dispuso a echar a correr hasta la salida, la cual ya tenía visualizada. Pero una mano se posó en su hombro y sintió como sus piernas flaqueaban de puro horror.

-¿Te vas sin despedirte? He hecho café- se giró velozmente, encontrándose con un curioso Hyukjae- ¿Por qué estás tan pálido?

Tomó todo el aire que había estado conteniendo, y comenzó a explicarse con cierta dificultad.

-Cr-creí q-que me habían violado-lo dijo con los ojos cerrados y los puños apretados, sin saber que reacción esperar de ese prácticamente desconocido que estaba frente a él como Dios lo trajo al mundo.

Primero fue una risa leve, que estalló en una sonora carcajada, haciendo al más joven abrir los ojos.

-¿Pensaste que te habían violado?- apenas si podía hablar entre risas.

-No le veo la gracia- se quejó Donghae, frunciendo el ceño para darle énfasis.

-Es que, si te hubieran violado, ¿no crees que no podrías ni moverte? Te hubieran follado a la fuerza y te habrían provocado un desgarro anal. Pero, mírate, casi andas mejor que yo.

Se ruborizó escandalosamente, no sabía si por la risa histérica del barman o por su propia ingenuidad. Porque, efectivamente, no le dolía el trasero más allá de una leve molestia.

-Entonces tú y yo lo hicimos anoche- dijo más para sí mismo que para el otro- ¿cuándo pasó? Lo último que recuerdo es que me mareé en tu bar y me llevaste fuera para que me diese el aire.

Hyukjae lo miró con ternura, casi como si estuviera hablando con un niño pequeño. Y no estaba muy alejado de la realidad ya que en sentido sexual Donghae era un primerizo.

-Me ofrecí a llevarte a tu casa pero me dijiste que tus padres se enfurecerían si te veían en ese estado. Así que te traje aquí: relegué mí puesto a otro camarero y me quedé para cuidarte. Se nota que no estás acostumbrado a beber, con sólo una copa y terminaste así.

Aunque en su rostro había una sonrisa pintada, en sus ojos se leía un brillo oscuro, como si aquel misterioso hombre ocultase algo más. O quizás simplemente era que seguía a la defensiva.

-Perdí mi virginidad-aunque fue un susurro, el mayor lo escuchó.

-Lo supuse al ver lo tímido que estabas; aunque luego quisiste llevar las riendas.

Vale, estaba completamente avergonzado, aquello no era propio de él. Beber hasta perder la conciencia y acostarse con desconocidos podría ser el prólogo de las memorias de Heechul, pero no el suyo. Él siempre hacía lo correcto, jamás se pasaba bebiendo y estaba claro que tampoco se acostaba con completos extraños, aunque ese extraño en particular estaba buenísimo. Se recreó mirando cada centímetro de la piel ajena, empapándose de cada detalle que no lograba recordar. Era humillante haber perdido la virginidad y ni siquiera acordarse, pero lo peor era no recordar cómo era hacerlo con ese adonis que tenía desnudo frente a él. Hyukjae se dejaba observar, no se sentía incómodo con su propia desnudez y entendía que Donghae estuviese curioso por descubrir más sobre su anatomía. Parecía que a aquel chico le encantaba escrutarle, desde que lo conoció la noche anterior en su despacho se sintió observado por aquellos expresivos ojos chocolate. Y, por supuesto, él no era menos porque el amigo de Kibum había resultado ser un bombón y un amante cojonudo a pesar de su inexperiencia.

-¿No te vistes?

Aquella pregunta sincera e inocente le hizo sonreír.

-Estoy en mi casa. Pero te invito a desnudarte si te sientes incómodo.

Se esperaba de nuevo ruborizarle pero su rostro se contrajo en una mueca de disgusto.

-Recuerda que para mí es como si fuese la primera vez que me ves desnudo.

-Pues déjame decirte que tienes un cuerpo delicioso-le provocó el mayor, deseoso de repetir la experiencia. Pero viendo que Donghae no estaba por la labor, llevó la conversación a otro puerto- Después de haberte cuidado no rechazarás tomarte un café conmigo, ¿verdad? De paso me cuentas más sobre ti.

Y no pudo negarse, aunque quisiera no podría porque aquel barman de sonrisa cautivadora y ojos sinceros había removido sus entrañas desde el momento en que lo vio, dándose de bruces contra sus más obscenos pensamientos. Y, por lo visto, a Hyukjae también le había caído en gracia, al menos para acostarse con él. Siguió como un autómata a aquel cuerpo desnudo hasta la cocina, deleitándose con los trabajados músculos de su primer amante. Se sentó en un taburete de la barra americana y observó cómo el mayor se encendía un cigarrillo; y tuvo envidia de cómo el espeso humo acariciaba los carnosos labios de éste. Se moría de ganas por probarlos de nuevo, de crear recuerdos sucios para tocarse en sus noches de lujuria. Pero ahora estaba sobrio y el Donghae sobrio no haría ese tipo de cosas. Así que, simplemente bebió de su taza imaginándose que aquella pieza de cerámica eran los labios del de pelo caoba.

 

 

Heechul se dejó caer en el mullido sillón del apartado. La habitación estaba decorada minimalista, y de fondo sonaba música chill out. En una esquina había una especie de harén, decorado con gasas que caían del techo y numerosos cojines con estampados marroquís. Desde luego el amigo de Kibum no escatimaba en gastos a la hora de decorar su local, todo pulcramente colocado, como si estuviese estudiado. Se sorprendió de que el bar fuera tan grande cuando pasaba tan desapercibido, pero no tuvo tiempo de pensar en mucho más ya que una copa apareció frente a sus ojos.

-He preparado un cóctel de piña y Martini- le aclaró el tal ZhouMi que le tendía la copa esperando que la aceptara.

-¿Esto es lo que beben los DJ’s? Os esperaba más rudos-se burló el mayor, llevándose la copa a la boca.

-Preferimos guardarnos la rudeza para la cama- le contraatacó Hangeng, devolviéndole una mirada desafiante.

-No me fio de las palabras, soy más de hechos-volvió a beber de aquel delicioso combinado, saboreándolo con calma.

-¿Eres así de directo siempre?-cuestionó ZhouMi con una linda sonrisa adornando sus labios.

-No me gusta perder el tiempo. Sé lo que quiero y me gusta tenerlo cuando lo quiero- su copa ya descansaba vacía entre sus manos, pero fue rellenada al instante- Y hace rato que quiero teneros dentro.

El dúo se miró e intercambiaron algunas frases en su lengua natal, desquiciando ligeramente al coreano. Pero antes de tener tiempo para protestar, se vio entre aquellos dos atractivos hombres, que comenzaron a acariciarle los muslos con timidez. Pero, tal y como había dicho, Heechul no era amigo de las esperas, por lo que coló una de sus manos bajo la camiseta de Hangeng y su otra mano lo posó sobre la entrepierna de ZhouMi. Chocó sus labios con los del más alto, fundiéndose en un húmedo beso que estaba excitando a ambos. No tardó en sentir los labios de Hangeng besando su cuello, mordiéndolo y acariciándolo con la lengua, creando un mar de sensaciones en su cuerpo.

-¿Has hecho esto antes?-preguntó el chino mayor retirándose del coreano para poder quitarse la camiseta.

-Me gustaría deciros que no pero os estaría mintiendo descaradamente. Y espero que vosotros sepáis lo que hacéis porque no tengo paciencia para que os aprendáis la coreografía- espetó en tono ácido.

-Tranquilo, ya venimos con la lección aprendida de casa: para Mimi tu culo y para mí esos carnosos labios que estoy seguro saben hacer maravillas…

-No seáis tan delicados, me gusta duro y mi culo tiene capacidad para dos pollas a la vez.

A los chinos ya  se les hacía la boca agua, deseosos de follarse a ese ninfómano andrógino. Las ropas comenzaron a desaparecer, quedando sus cuerpos desnudos pegados, sintiendo la tibia piel del otro.

-Estás tan suave…-el susurro de ZhouMi en su oído lo hizo estremecer. Quizás era por el speed que aún corría por sus venas o por la euforia de estar a punto de hacer un trío, pero las sensaciones parecían multiplicarse, mandándole descargas eléctricas a su espina dorsal. Había leído hacía tiempo que los chinos le ganaban en media de pene a los coreanos, y estaba deseoso de comprobar si la estadística era cierta. Sintió la erección del más alto acariciar su entrada, pero no le disgustó esa delicadeza que contrastaba con el pasional beso que le estaba brindando Hangeng.-No tenemos vaselina.

-No dije que la necesitara- y, de una sola estocada fue penetrado, haciéndole soltar un sonoro gemido en la boca del chino mayor.

Aquello era el paraíso y no tenía nada que ver con la música trance ni el decorado étnico: tener a dos hombres dándole placer era todo un lujo que no podía permitirse cuando quisiera. Las estocadas eran rápidas, acorde con la música que desprendía su móvil.

-Te están llamando-jadeó en su oído ZhouMi.

-Que le den-pero el emisor de aquella llamada parecía muy insistente, tanto que se le hizo imposible ignorar. Cuando se tuvo que separar de aquellos cuerpos se sintió vacío, cabreándose al ver que quien le llamaba era su hyung- Más te vale que estés agonizando porque si no pienso matarte por estropear mi momento…¿Cómo? ¿Dónde estás? Jungsoo, contesta de una puta vez, ¿dónde estás?

 

El teclista corría con todas sus fuerzas, huyendo de unos tipos con los que había tenido unos problemillas.

-Chul, ¿dónde estás? Unos gorilas me están persiguiendo… Dime donde mierda estás y deja de preguntarme lo mismo- le faltaba el aire pero aún podía ver a esos tipos corriendo tras él. Dobló la esquina y se adentró en aquel sitio inadvertido, el bar de Hyukjae. Bajó las escaleras que daban a la entrada del local, rezando para que esos tipos no le hubiesen visto entrar ahí: lo que menos le apetecía era tener una pelea en el bar y ganarse la enemistad del barman. Por suerte ya había estado ahí antes, sino no hubiera sabido llegar y habría recibido una paliza monumental. Y no es porque no supiera defenderse, su fama le precedía, pero estaba en clara desventaja.- ¡MIERDA!

Se dejó caer en el pegajoso suelo, llamando la atención de uno de los camareros que estaban recogiendo los vasos usados.

-Vamos a cerrar…

-Es amigo de Hyukjae- Heechul apareció de repente, lanzándole una amenazadora mirada al camarero, que se encogió de hombros.

-La única regla de Hyuk es que no traigan problemas a su bar, sólo diré eso- e ignorando a los dos hombres plantados en la solitaria pista, siguió a lo suyo.

-Vámonos al apartado, estoy con un par de amigos- condujo a su hyung hasta la habitación donde minutos antes había estado haciéndolo.- Estos son ZhouMi y Hangeng.

-Heechul, no puedo salir a la calle, esos tipos me quieren matar-exclamó desesperado, ignorando a los chinos semi desnudos.

-¿Has vuelto a dejar fiado droga que no has pagado?-cuestionó Heechul con desaprobación.

-Te juro que ya no me estoy metiendo en líos, sabes que ahora la banda es mi vida.

-¿Crees que sólo querían robarte?

-¡¡¡Y yo que sé!!! Pero no creo que se tomasen tantas molestias por unos pocos wones. Esto tiene que ser por algo más, alguna deuda pendiente…

-Y el único que te tiene ganas es KangIn-terminó la frase Heechul

-Pero, ¡está en la cárcel!

-Y tú deberías de estarlo también sino fue porque él se comió toda la condena. Reconoce que tiene motivos para querer matarte.

-¡¡¡JODER!!!- le pegó una patada al sillón, siendo observado por los DJ’s.- No puede haber salido, aún le quedan dos años de condena.

-Que esté entre rejas no significa que no pueda mover hilos. Creo que te metiste con la persona equivocada.

-¿Crees que debería de meterme en protección de testigos?-preguntó con la desesperación reflejada en sus ojos.

-¡No me jodas, Jungsoo, no me jodas! Como solicites esa mierda vas a la cárcel de una patada. Revisarán tu historial delictivo y en la cárcel si que no podrás huir de KangIn.

El mayor daba vueltas en la sala tratando de encontrar una solución.

-Heechul, estoy de mierda hasta el cuello y no tengo quien me cubra las espaldas porque di de lado a toda esa gente que sólo me traía problemas. Me van a matar y parece que te vas a quedar contemplando el crimen mientras te fumas un cigarrillo-le echó en cara, cabreando al aludido.

-No voy a dejar que tu mierda me salpique, sabes muy bien que te lo buscaste andando con esa gente. Que sea el único amigo que conserves de tu adolescencia no te da derecho a involucrarme sólo para acabar crucificado como tú. Siempre te advertí que KangIn no era ningún tipo de esos que te gustaban manejar, así que ahora no me pidas asilo porque paso de que los matones esos vengan a destrozar mi casa y quizás mi preciosa cara. Apáñatelas tú.

Un silencio denso y cargado de incertidumbre se apoderó de la sala.

-Huye a China- tres pares de ojos se posaron en Hangeng, quien parecía verle fácil solución a todo aquello- Piénsalo, esos tipos no esperan que te largues.

-Ni hablar, he conseguido que Hyukjae nos deje la sala para dar un concierto, no dejaré que nos dejes tirados por ser un busca pleitos: te quedarás aquí hasta que demos el concierto por el que tanto hemos trabajado, así que más te vale ir apañándote un par de guardaespaldas que te protejan el culo. No quiero llegar un día al local y encontrarme con tu cabeza clavada en una estaca y una nota en la pared escrita con sangre en la que se lea “nadie se mete con Kim Youngwoon”.

-De acuerdo, me quedaré hasta el concierto y luego me marcharé a China, así que id buscando sustito para el piano.

La atmósfera seguía tensa aunque parecía que la solución planteada por Hangeng era la más factible. Ahora sólo le tocaba conseguir alguien que pudiera protegerle, y quizás Sungmin era su hombre.

 

 

Yesung abrió el buzón, recogiendo las cartas de todo un mes. Las desparramó en la mesa y siguió degustando el café mientras tiraba a la papelera las facturas. Pero había una carta sin remitente, de papel ligeramente marrón. Se le heló la sangre pero aquello no podía ser cierto: con manos temblorosas abrió el sobre y se topó con una fina caligrafía.

“Té fino hecho en la primavera pasada con hojitas tiernas,

al fin lo abro en este atardecer de largo y declinante otoño.

Y me pregunto: Para qué lo habré guardado con tanto cuidado

sabiendo que nadie vendría por más que espere?

En el jardín trasero los frutos silvestres ya maduraron

y los faisanes los picotean.

Como un pajarito que toma un sorbo de agua y mira al cielo,

estoy aquí, solo, tomando el té en este día de prolongado otoño.

En esta cabaña adonde nadie vendrá por más que espere

estoy tomando el té acompañado por la montaña que se alza frente a mí.

Las hojitas mojadas por el rocío de la primavera pasada

desprenden su perfume

más fresco por el aire de las primeras heladas.”

 

Reconocía perfectamente aquel poema, era “La Espera” de O Saeh Young. Sabía que aquello no era cosa del azar, nadie le mandaría en un sobre un poema como aquel. Y, sobre todo, aquella inconfundible caligrafía que hacía años no leía. La ansiedad se apoderó de su cuerpo, haciéndole temblar. El sobre contenía algo más pero tenía miedo de descubrir qué era, pero lo hizo. Sacó una foto de él aquella misma noche volviendo para su casa. Le dio la vuelta y se quedó petrificado al leer “Te he encontrado, Jongwoon”. Aquello debía ser una broma de mal gusto, no podía volver a revivir aquello. Pero ese fino trazo con bolígrafo rojo era inconfundible. Sus peores pesadillas se habían vuelto realidad, floreciendo de nuevo sus más oscuros fantasmas. Sólo él sabía su nombre.

 

 

Notas finales:

El fic está empezando a entrar en el transfondo de los personajes y os auguro drama, mucho.

 

Me gustaría que me diéseis vuestra sincer opinión, para bien o para mal. Este fic es muy personal y toca algunos temas que me son cercanos, por tanto le tengo especial cariño y espero que lo apoyéis.

 

Especial mención a Ana, que SIEMPRE tiene algo bonito que decir en mis fics y que me ha apoyado mucho estos meses que he estado un poco decaída.

 

 

CANCIONES

Título del capítulo (The Doors- Break on through): The Doors - Break On Through Subtitulada HD 1080p - YouTube


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