Abrió sus ojos sintiendo una fogosidad en las plantas de sus pies que extrañamente no usaba sus zapatos, miro hacia abajo y unas llamas de fuego adornaban bajo sus pies, la voz de Orochimaru se hizo presente en sus oídos, Sasuke parpadeo intentando mirar hacia al frente, no había nada, ni tampoco había nadie, llego a pensar que el calor le estaba haciendo ver y oír alucinaciones.
—No dejare que te salgas con la tuya.
Era la voz de Naruto, el rubio estaba ahí en algún lugar y no sabía dónde, eso era lo peor de todo. Grito, grito fuerte el nombre del blondo y este comenzó a buscarlo con sus azulados ojos en cuanto escucho aquella voz, Orochimaru sonrió ladino y chasqueo los dedos.
Y ahí estaba Sasuke, con las manos atadas en un palo de hierro, sus pies colgaban quemándose con el fogaje del fuego y seguramente el palo largo de hierro ya comenzaba a calentarse y por eso el pelinegro se quejaba.
Naruto negó con la cabeza, negaba sintiéndose lleno de ira y eso era lo que quería el Orochimaru, con Naruto furioso por tener a Sasuke de esa manera iba a conseguir no solo una buen pelea, si no la excelencia y maravillosa transformación de su amigo.
No se iba a permitir tal cosa, él no dejaría que Orochimaru se lleve a otra persona que ama ¡Jamás! Se lo perdonaría, prefería mil veces estar amarrado él y no Sasuke, tal vez Sai, pero Sasuke y sus dos amigas no, porque aparte de su abuela era lo único que tenía.
Pensaba que si hacia algo mal iba acabar con Sasuke para siempre, un mal movimiento de él era similar a un terremoto y eso le asustaba, podía hacer que Sasuke callera y se quemara ¡Lo perdería! Sasuke no es inmortal.
Tomo aire con su boca y volvió a liberarla de inmediato, no sabía que decir y mucho menos que hacer.
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Sai quería estar con Sasuke, pero ahora igual que Naruto este había desaparecido, ya tenía en su mente el rastro del paradero de Naruto, pero no estaba seguro si Sasuke estaba con ellos.
— ¿Se quedaran allí paradas o comenzaran a caminar? —Pregunto más para Sakura que para Hinata, quien miraba a un chico dormir.
—Yo si quiero ir. Así que caminare. —Dijo la de cabello negro, tomando la manga de la peli rosa.
—Esperen ¿No es hermoso el chico? —Dijo ella, miraba todavía por la ventana de la recamara, y comenzó a despedirse del chico que ahí dormía como si lo conociera y como si estuviese despierto.
Hinata soltó una risita de vergüenza al ver el rostro que tenía su amiga.
—Sí, Sí, pero es hora de irnos.
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Naruto solo observaba como el azabache se quejaba del dolor que estaba sintiendo en las plantas de sus pies, su espalda desnuda estaba ardiendo por culpa del hierro caliente, de seguro estaban saliéndole ampollas.
Sus ojos estaban rojizos carmesí, ardían por culpa de la rabia, solo miraba a Orochimaru acercándosele mirándolo con odio, rabia, es que no podía verlo de otra manera.
—Si no lo sueltas ahora… te vas a arrepentir. —Abrió sus ojos mostrándole sus finos dientes blancos que ya parecían colmillos.
— ¿Qué me piensas hacer?
No tuvo respuestas, solo recibió un golpe en su espalda, comenzó a sangrar y se quejó. — ¿Qué me estás haciendo?
— ¿Quieres una respuesta? ¡Libera a Sasuke!
No estaba en sus planes liberar al azabache y si esos eran sus planes, Naruto tenía unos mejores, había dejado que la voz de su interior, esa que le pedía a gritos que lo dejara salir solo para salvar a Sasuke y luego volvería a dormirse para siempre, si, le hizo caso y de verdad le estaba sirviendo.
Orochimaru le pateo en el estómago.
—Detente. —Grito Orochimaru, le ardían los golpes del rubio, solo eran puñetazos que pero dolían y le lastimaban como si fuesen golpes con navajas o tal vez varillas.
—Libéralo. Ahora-. —Lo tenía frente a sus ojos, estaba mirándolo con esos ojos rojos que le hacían achinar la piel. No era capaz de moverse, solo se quedaba ahí parado mirándolo, como si estuviese paralizado.
El blondo sonrió ladino, bajo un poco su cabeza, los gritos de Sasuke no cesaban y eso hacía que se enojara cada vez más.
¿Tanto lo quería Orochimaru? ¿Tanto quería ese poder? Resoplo iracundo, golpeaba el piso con su pie y el palo donde Sasuke estaba comenzó a moverse, se detuvo cuando lo vio bajar un poco.
Otra vez miro a Orochimaru, grito esta vez, grito el nombre de Sasuke y un ‘’lo siento’’ por lo bajo.
Bajo su cabeza, miraba el suelo y luego miro a Sasuke quien comenzaba a cerrar sus ojos, ya estaba carraspeando.
—Hazlo… por mí. —Sasuke cerro sus ojos, espera, ¿¡Sasuke cerro sus ojos!? No, eso no se lo iba a dejar pasar jamás y mucho menos a Orochimaru.
Como se lo dijo hace poco, pudo haber superado la muerte de sus padres gracias a esa pérdida de memoria en la cual todavía necesitaba explicaciones, pero no podía permitirse perder a Sasuke y a Ino, pero la segunda persona mencionada era por la que estaba así de enojado y decidido.
—Déjame Salir. Naruto. —Le dijo aquella voz. —Déjame salir por completo.
¿Qué podría pasar si no lo permitía? ¿Algo malo? ¿Algo bueno? No le importaba lo que pasara si salvaba a Sasuke. No pudo salvar a su mejor amiga, tampoco a sus padres y a las personas de la aldea, pero a Sasuke, a Sasuke lo salvaría y podría ser feliz para siempre.
—Hazlo. —Dijo, mirando todavía al suelo y sintiendo como sus lágrimas salían sin pedirle permiso.
Levanto su cabeza, el viento llego al lugar el cabello rubio de Naruto creció hasta debajo de su espalda y se le colocaron algunas puntas y sus ojos estaban más rojos y le mostro a Orochimaru una sonrisa siniestra.
—Creo que es hora… de jugar. —Dijo, desapareciendo, Orochimaru lo comenzó a buscar sin poder hablar y recibió un golpe en su espalda, lo derribo al suelo al instante sintiendo como le ardía el cuerpo por dentro y por fuera sangraba.
—Eso no son puños. —Dijo, riéndose para ocultar el dolor, pero eso no le servía para nada.
Naruto apareció delante de sus ojos, le mostro el puño y lo golpeo en el estómago, sintió lo mismo otra vez.
—Entonces… ¿Qué son? —Le pregunto, cerquita del oído como si estuviese tratando de contarle un secreto, pero lo dijo tan fuerte que logro romperle el tímpano del oído a la bestia que le sangro al instante.
Así como estaba lograba escuchar bien, después de todo las heridas se le sanaban solas, pero estas se tardaban mucho. El sonido que escuchaba provenía de la parte de atrás, luego de la parte de adelante y por último en todas partes, en especial en el gran círculo de fuego en el que estaban metidos.
— ¿Qué es eso? —Pregunto, más bien al aire, porque Naruto ya no estaba cerca de él.
—Creo que congele el fuego… Interesante ¿Verdad?
No dijo nada, solo se quedó viendo el fuego congelado ¿Cómo es que hizo eso?
..
El tiempo que habían pasado caminando se podía asimilar a cuatro días, estaban agotados, jamás en su vida habían caminado de esa manera, sus piernas ardían y pedían descanso, pero estaban seguros de que iban a perder el paradero de Naruto.
Hinata se detuvo, cayó al suelo quejándose mientras se tocaba la cabeza y Sai se acercó hasta donde ella, la agarro de la mano mirándola con los ojos bien abiertos.
—Hinata ¿Estas bien? ¿Te pasa algo? —Le pregunto, inclinándose para ayudarla a levantar y la pelinegra comenzó a respirar agitadamente.
—Es Naru…
— ¿Qué pasa con Naruto? ¿Y qué onda con ese apodo? —Pregunto Sakura, acercándosele.
—Naru… Naru… Se transformó. Lo puedo sentir.
Logro levantarse del suelo con ayuda de Sai y corrió por un callejón en el que ellos dos la siguieron, dio una patada en la pared del niño que descansaba. —Hemos estado caminando por el lugar por más de dos horas, no lo habíamos notado porque Orochimaru nos tenía bajo una de sus engaños. —Dijo la pelinegra. El chico que descansaba tranquilamente se despertó, asustado. —Hola. Ven con nosotros, Sai, Sakura, agárrenlo.
— ¿Eh? ¡Auxilio! —Grito.
—Cállate, nadie puede oírte. —Dijo, lo golpeo en la cabeza y se desmayó.
Dio una patada a la pared, una fuerte y una bola negra apareció, ella movió su cabeza indicándole que entren y estos obedecieron llevando a aquel chico con ellos.
…
Estaba respirando, le dolía la garganta de tanto toser sangre, sus ojos estaban entrecerrados, sentía calor aunque estaba rodeado de hielo y ya hasta sus heridas no se curaban, no sabía que es lo que le estaba haciendo el rubio, pero era tan fuerte esa cosa que lo hacía estar ahí tirado temblando.
Levanto su mano en cuanto sintió la presencia invisible de Naruto acercándosele. Estaba usando sus hechizos de alucinación.
—Orochimaru. —Dijo una voz que le pareció conocida, era Sai.
Naruto lo miro, sonrió de medio lado, su diversión había comenzado ahora.
—Mi querido Sai, ha venido. —Dijo el rubio, todos los recién llegados conocieron ese tono de voz, era el mismo tono de voz que tenía el verdadero Naruto, ese que lograron esconder gracias a uno de los hechizos de Sai.
La peli rosa saco su espada. —Tenemos que ocultar al celestial.
Hinata asintió, saco su espada de igual forma y miro a Sai, pidiéndole que bajara al chico, Sai la obedeció, lo dejo en el suelo y busco entre sus bolsillos la daga, pero no la encontró.
—Creo que buscas esto. —Naruto sonrió mostrándosela, lamio la sangre que comenzaba a Salir de su labio. —Corta excelente esta pequeña cosita. —La lanzo, y fue directo al pecho de Sai. —Eso fue por atarme, por ayudar a Orochimaru a matar a mis padres y liberarlo… —No estaba tocando la daga, pero esta se entraba y salía del pecho del pelinegro como si la estuviese empujando, Hinata trato de ayudarlo, pero con los poderes de Naruto no podían.
— ¿Ustedes están de mi lado o están de su lado?
—Ambas estamos contigo, pero deja a Sai, por favor… él nos ayudó.
—Pero a mí me lastimo y debe pagar por eso. —Toco la vena de su cuello, la daga fue hasta ese lugar y comenzó con cortar lentamente a Sai.
—Naruto… Discúlpame… por favor. —Respiraba agitado, sentía la daga cruzando por su cuello, podía sentir la sangre.
—Naruto… hazlo por mí. —Escucho la voz de Hinata y puso sus ojos en blanco. Naruto chasqueo sus dedos, la daga se detuvo
Respiraba agitado, las heridas estaban abiertas y Naruto movió su cabeza, curándolas de inmediato. —Luego veré que te hago. —Mintió y todos lo sabían, miro hacia al frente, pero Orochimaru no estaba ahí.
—Desapareció. Sé dónde puede estar. —Dijo Sai, ya estaba sanado, pero le dolían todavía,
Naruto asintió, escucho a Sasuke toser y corrió hasta donde él.
Se acercó a él, se inclinó regresando a su forma natural, los ojos de los tres chicos se abrieron al ver como lo hizo, antes debían atarlo y esperar días, pero ahora, lo hizo él solo, no necesitaban preguntas, Sasuke era el que lograba hacer eso en Naruto. Porque cuando él se volvía de esa forma, solo Sasuke podía atarlo, solo Sasuke podía hablarle y a Sasuke no lo lastimaba, cuando se le acercaba.
Lo abrazo por la espalda, cerro sus ojos para aguantar las lágrimas, Sasuke apenas podía respirar.
—Lo hiciste genial. —Susurro Sasuke, Naruto no dijo nada, solo dejo que las lágrimas salieran de sus ojos. —Estoy bien. Sabes que curan solas.
Volvió a quedarse callado pero esta vez fue por unos segundos, hecho su cabeza hacia atrás, pero cerró sus ojos liberando una lágrima y cayó en los pies de Naruto, se quejó, pero no le importo, porque era Naruto.
—Todo va a terminar bien, si me dejas salir la próxima vez, tenemos que buscar a Orochimaru y matarle… cueste, lo que nos cueste. —Le dijo aquella voz.
.
Naruto abrió sus ojos, parpadeo varias veces y pudo notar que se encontraba en la casa de su abuela, tenía tiempo sin verla, tiempo sin comer, tomar agua, o tal vez darse una ducha desde que desapareció, no se había puesto a contar los días que habían pasado, no lo necesitaba.
La risa de Sakura hizo que bajara las escaleras, estaban todos ahí sentados mirando a la televisión, se les acerco, supo que no era un engaño de Orochimaru.
—Chicos. Abuela
Ellos miraron hacia atrás. Sonrieron y estiraron la mano.
—Nieto. —Tsunade se acercó, dejo un beso en la frente del rubio y salió del lugar.
Todos imitaron la acción, un chico que no conocía le estiro la mano.
—Sasori.
—Naruto. —Le sujeto la mano, Sasori corrió detrás de Sakura.
Solo se quedó ahí parado, mirando hacia el frente y Sasuke se le acerco con globos en la mano.
—Les dije que cuando despiertes y vengas se vayan lejos.
— ¿Por qué?
—Porque lo que tengo que decirte es algo privado. —Le sonrió, sacando de su bolsillo una pequeña cajita negra. — ¿Quieres casarte conmigo?