Cuando él nació, por vez primera estaba rodeado de personas que en realidad lo amaban y se lo demostraban todos los días, Naruto creció feliz, con personas buenas y con las que juro llegar a ver algún día sin importar lo que suceda.
—Naru… eres mi hijito. —Se lo dijo su madre, con lágrimas en sus ojos, él supo en ese momento que lloraba por alguna tristeza, pero ahora, ahora que estaba grande y tenía conocimientos de muchas cosas supo que no se equivocaba, era por tristeza, y no desconocía el motivo en ese entonces. Pero el motivo era él, el motivo era porque él es el celestial, el ser más poderoso de toda la aldea.
Extrañaba a su madre, ella le secaba las lágrimas cuando lo veía llorar, le colocaba la mano en su rodilla cuando se golpeaba aunque la herida sanara de inmediato, ¡Diablos, él no era un niño normal!
Entonces llego Sakura y Hinata, empezó a sentirse como un niño normal.
—Jugaremos a todo lo que Naru-chan diga. —Se lo dijo Sakura, sabiendo el gran poder que Naruto tenía.
—Pero queremos que Naru-chan me deje jugar primero a mí, yo soy más linda y juguetona que ustedes dos. —Hinata, como siempre haciéndolos sonreír a ambos.
Extrañaba eso, carajos, le gustaba jugar con ellas a todo y a nada, el odio aumento más en ese momento, recordando esos momentos de felicidad que pasaba con sus amigas. Y fue cuando cumplió siete, allí llego Sai y Sasuke, bueno, ya ellos estaban ahí pero nunca les hablaba porque ellos eran mayores.
—Naruto. ¿Te encuentras bien? —Le pregunto el pequeño niño de 10 años.
—No importa. —Dijo Naruto en ese entonces. —Mira. —Y entonces la herida que tenía en su rodilla, comenzó a sanarse por sí sola, miro a Sasuke y sonrió. —Todos de esta aldea me conocen. ¿Tú sabes porque?
Sasuke negó con la cabeza, mintiéndole pero Naruto era suficientemente pequeño como para darse cuenta de eso. Después de todo se trataba de dos pequeños niños.
.
Solo fueron unas semanas, para que estos dos comenzaran a jugar, Sasuke se unía a ellos tres cuando los veía jugar, siempre, siempre hacia lo mismo.
Se estaba llenando de ira, estaba recordando cosas bonitas y pequeñas, eso, eso enserio le molestaba mucho. Respiro hondo, su corazón se llenó de rabia. Más de la que ya tenía.
Su piel le ardía y no sabía el porqué, era su cumpleaños número diez y estaba sonriéndole a Sasuke que se encontraba justo al lado suyo.
—Feliz cumpleaños número 10.
—Gracias, pronto tendré trece como tú.
—Para eso yo tendré 16.
Entonces el rubio arqueo sus ojos y se acercó lentamente al pelinegro. Quiso decirle que le gustaba, Sasuke quería hacer lo mismo. Pero prefirieron quedarse callados, esperarían otro momento, eso era mejor.
…
Cuanto odio habitaba en su corazón Orochimaru le había quitado las mejores cosas de la vida, amor, amistad, padres excelentes, personas excelentes, todo eso se lo había arrebatado por culpa de un maldito poder que ni él mismo quería tener.
No tenía recuerdos de nada de eso cuando despertó en casa de su abuela, tenía 7 y el murió a los 19 ¿Qué fue lo que paso? Le pregunto a su abuela un día antes de la boda y está le dijo que fue gracias a un hechizo suyo.
Miraba con desdén al hombre que se encontraba amarrado frente a sus ojos, lo había puesto de esa forma con los brazos amarrados en cadenas y abiertos como si estuviese a punto de recibir algún tipo de abrazo, parece crucificado, le dijo esa voz de su interior, Naruto se carcajeo como un demente cuando le dio la razón a aquella poderosa voz.
Tenía abiertas sus alas, Orochimaru estaba viendo la belleza que era el celestial transformado verdaderamente en el ser que era, un ala era blanca, la otra era negra, sus ojos eran de un color rojo carmesí y tenía el cabello hasta las piernas, unos colmillos largos y puntiagudos peores que los de un vampiro.
Dobló su cuello para un lado, mirándolo con odio, es que lo odiaba, enserio Orochimaru era la persona que más detestaba con todas sus fuerzas.
—Hora de acabar con esto. —Dijo el rubio, soplo moviéndose de lugar y cuando Orochimaru abrió sus ojos, sintió su pecho arder.
— ¿Qué es lo que sucede?
— ¿Quieres saber? ¡Vas a morir!
Y entonces Naruto, que estaba volando y sosteniendo en sus manos una vara de hierro le dijo. —Tienes dos segundos, solo dos.
—Naruto… ¿De qué hablas? ¡Hijo, suéltame! —Dijo Kushina, Naruto se carcajeo llevándose la mano a su pecho.
—No puede ser, es mi madre. ¡Me vale mierda! Eres un maldito mentiroso que se esconde entre mascaras para hacer lo que se le dé la gana, pero yo, no dejare que eso vuelva a pasar. Porque hoy, morirás.
Chasqueo sus dedos, una pared apareció. —Tienes un minuto, mejor, para pensar que quieres.
Orochimaru miro a las cuatro paredes en las que estaba rodeado.
—La derecha y la izquierda, como vez, tienen enormes clavos. —Naruto sonrió. —Si te quedas ahí parado, serás aplastado por ellas. —Pero si te mueves, desataras la cuerda de tu pierna y así explotara una bomba, entonces la pared de atrás caerá y eso liberara gas, un incendio inmediato y la fogosidad cortara esta cuerda. —Señalo hacia arriba, Orochimaru miro. —La cual soltara una chacha que te cortara por la mitad… y tu cadáver dividido será quemado. —Y volvió a mostrarle una sonrisa.
—Estás demente. —Fue lo que le dijo.
Naruto sonrió ladino. —Yo te voy a ayudar a decidir. —Golpeo al pelinegro en el estómago, este se quejó pero intento no moverse. —Eres fuerte, amigo mío.
—No soy tu amigo.
—Creo que te dije lo mismo una vez y casi me matabas.
Y entonces, otra vez le empezó a dar golpes en todas partes, Orochimaru intentaba no moverse, pero el último golpe que recibió, hizo que levantara su pierna. Naruto abrió sus alas y salió por el techo.
Escucho como exploto la bomba, vio cómo se derribó la pared y todo el gas salía provocando que salga mucho más fuego, y por último, escucho el grito de dolor de ese tipo.
Soplo, sintiéndose frágil.
…..
—Naru-chan. —Dijo la peli rosa. Dio unas palmadas en la mejilla el rubio abrió sus ojos.
—Sakura.
Ambos sonrieron, el rubio fue levantado con ayuda de la de cabello rosa.
—Ya todo paso… —Escucho desde atrás, era Hinata.
— ¿Cómo es que te vas de esa manera y nos preocupas así? —Pregunto su abuela, buscaba con su mirada al azabache y todos lo sabían.
—Estoy bien. —Dijo, Sai se le acerco. —
—Felicidades, lo destruiste para siempre y de una manera tétrica, —Le dijo él, mordió su labio inferior y se le acercó al oído. —Te espera afuera.
Asintió con la cabeza y corrió hasta allá.
—Sasuke.
—Naruto. ¡Volviste! ¿Estás bien? ¡Estaba preocupado!
Lo abrazo por la cintura y lloro en su hombro. —A la próxima llévame contigo ¿Sabes lo preocupado que estaba? ¡Pude haber muerto de la preocupación!
Naruto le abrazo por la espalda. —Lo siento… tenía que acabar con todo eso.
—Lo hiciste bien…
Se separaron, sonrieron y Sasuke se lo quedo viendo. —Te amo Naruto.
—Te amo. Sasuke.
Fin.
……