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Black Bunny por Jessica Uchiha

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Notas del fanfic:

Esto se salió de mis manos más rápido de lo que creí, de verdad. 
Yo solo quería escribir algo tierno, algo dulzón, ya saben... Fluff :'(.

 

Querida Nati, espero aún te guste, escribí esto pensando en ti, tu amor por los conejitos y por el OnKey<3.

Notas del capitulo:

Esto es para la bonita PinkRabbit.

 

Bien bien, nunca me imagine escribiendo algo así, fue más bien, salvaje(?).

Me divertí un montón, porque es demasiado wtf.

Lo que me inspiró a escribir esto fue ese video de un conejito adorable y lleno de ira. Aquí el link para que lo vean ----> BunnyRage. Es tan adorable y alsjdakd.

 

Y por favor imaginen a JinKi pre-debut, con ese cabello largo, lacio, de ensueño, que te dan ganas de enredar sus dedos en esas hebras y jalar de ellas y... Ya, me emocioné(?). Les dejo gif para que sepan de qué fantaseo(?) ---> Ugh.

 

¡Listo, a leer!

 

 

 

 

1.                             

Porque la mayoría de personas no saben cuanta rabia podría un conejo contener.

 

Y KiBum se dio cuenta de eso cuando Onew, su conejito de pelaje negro, le miró por unos segundos con esos brillantes ojitos y se dio vuelta, deliberadamente, demasiado calculado por un animal tan tierno y destruyó con sus dientes unas hojas que minutos antes estaba vagamente masticando y el hombre le había regañado por hacerlo. Y, oh, vieran la ira, la fuerza con la que despedazo el papel. Nunca en su vida había visto a Onew de esa manera.

KiBum mantuvo sus ojos felinos bien abiertos por un minuto, su bonita boca ligeramente abierta y para cuando su mascota volvió a enfrentarle y puede jurarlo, le estaba retando con esos ojos, el chico se recompuso y tosió falsamente, apartando su cabello oscuro de su frente.
No sabía muy bien que decir, si quiera que pensar ¿Acababa de presenciar una pataleta de su conejo? ¿Qué fue eso? ¿De dónde salió tanta ira? ¿Por qué Onew seguía viéndole de esa forma?

—¡Yah! ¡¿Sabes lo importante que eran esos diseños?!

Se sentía por completo estúpido de regañar a su conejo, como si este de verdad le entendiera, como si esa pequeña bola de pelos supiera siquiera lo que significaba papel. Su sorpresa pasó a impacto cuando su mascota removió su naricita rosada como quien dice “no es mi problema” y se giró sobre sus patitas y le mostró a su dueño esa esponjosa cola, parecía casi menearse con suficiencia mientras se alejaba hacia la habitación del humano.

La estupefacción duró unos tres minutos, donde el chico se dejó caer sobre su trasero y sus piernas cruzadas y sus hombros se hundieron hasta adentro, no apartó su mirada hasta que el animal desapareció por la puerta. Era la primera vez que tenía un conejo, oh dios, debió quedarse con sus cachorros, sus bebitos, ellos nunca tenían arranques de ira, o fuera lo que fuera eso que acababa de pasar. ¿O solo se lo imagino? Ya ni siquiera sabía que era lo que estaba pasando, pero había pasado porque sus papeles estaban hechos trizas.

Decidió incorporarse sobre sus pies y beber un vaso de whisky que llevaba ya por la mitad, era tarde en la noche y seguro era todo licor en su sistema, si, eso era, esos ojos achocolatados no podían ser tan profundos e inteligentes, es decir, ¡Es un conejo!
Si, KiBum no podía dejar de pensar en eso.

 

2.

El hombre removió sus piernas un poco, estás se sentían posicionadas en un ángulo demasiado amplio y su cabeza se talló en la alfombra de la sala, demostrando su placentera incomodidad. Estaba haciendo calor, quizá había programado nuevamente el aire acondicionado para que se apagase a cierto tiempo pero este calor era diferente, algo más intenso y sofocante, intimo.

Un gemidito, casi un lloriqueo brotó de sus labios en forma de corazón en algún momento, y fue aquello lo que le despertó de su sueño, el calor siendo más real y pegajoso, sintiendo como de sus sienes se derrababa gotas de sudor. Balbuceó un poco de cosas y cuando su mirada nublada y embotada intentó enfocar de donde venía ese calor, se encontró con una cabellera negra, lo suficientemente larga para rozar con sus sedosas puntas su vientre bajo, cosquilleando con tanta delicia que gimió mucho más fuerte, alzando sus caderas, dejando que su polla dura y palpitante embistiera aquella boca que lo estaba complaciendo.

¿Pero de dónde…? ¿Pero qué carajo…? ¿Que?

Su cabeza se echó hacia atrás al momento en que sintió una viscosa lengua frotarse con tanta fuerza y anhelo en la punta de su polla, como si quiera penetrar su orificio uretral, para luego envolverse de una forma tan experta alrededor de la corona de su miembro, la caricia húmeda provocando que volviera a empujar hacia arriba.
Sus piernas se abrieron un poco más y sintió como el cuerpo extraño aprovechaba el espacio y su polla se hundía y era apretada por la magnífica garganta del extraño.

¿Pero que mierda estaba pasando y porque se sentía tan bien su polla y todo su cuerpo?

Volvió a alzarse como pudo sobre sus codos, balbuceos y jadeos de súplica cuando dejó de sentir la calurosa humedad en su miembro, su corazón latiendo asustado pues estaba tan cerca de correrse y que le arrebataran todo ese placer de pronto no era justo. Ahora sus ojos enfocaron al sujeto y mierda que conocía esos ojos chocolates que le estaban devorando, mirada fija entre aquellos cabellos negros que caían sobre su rostro hasta la altura de su nariz, en alguna parte había visto esos ojos como dulce y que ahora estaban tan dilatados que no tenía ni idea de que fueran color café en primer lugar.

—T-tú quien ere-eres…

La voz de KiBum salía en agitados espasmos y observó como aquella boca que hacia un momento le estaba brindando buenas sensaciones se curvaron, estaban tan hinchados y tan rojos y su polla pulsó dolorosa porque quería follar esa preciosa boca húmeda. Y como si el sujeto de mirada conocida y boca sensual leyera mentes, abrió su boca, dejando ver aquellos dos dientes frontales de conejo y atrapando la pulsante erección del hombre tirado en la sala.

Mierda, mierda, mierda, estaba alucinando, no, que, no, ese no era su conejo negro, dios, seguro había bebido toda la botella de whisky y colapsó en el piso, se dio un fuerte golpe en la cabeza y estaba teniendo el sueño húmedo más retorcido y sucio de toda su vida.

Sus pensamientos se disiparon cuando aquellos labios se apretujaron en su falo y se restregaron con tanto ahínco en la zona, subiendo y bajando, acariciando todo lo que quería al tiempo que aquella lengua volvía a frotarse en su glande cuando la cabeza se alzaba.

—¡Ah, no, hhggn, Onew n-no!

Y comprobó que aquel tipo entre sus piernas era su conejo, porque apenas le llamó por su nombre, el gemido gutural que soltó hizo que la mamada que le estaba dando se tornara totalmente alucinante pues la vibración del sonido agregó un nuevo toque y allí estaba KiBum, corriéndose en la boca del sujeto con fuerza, los dedos de sus pies curvándose y apretándose, sus codos temblando hasta fallar y dejarle caer sobre la alfombra en un ruido sordo.
El placer se arremolino en su vientre bajo para luego dispararse por cada rincón de su cuerpo y tenía que admitir en esos momentos que quizá, solo quizá, era el mejor orgasmo de su vida.

Fue tan fuerte el golpe de placer que una vez pasado, minutos después, muchos minutos después, apartó el cabello pegado en su frente y se curvó en su puesto, perezoso, intentando entender que era lo que había pasado. El chico estaba aún ahí, entre sus piernas, pero esta vez recostado sobre su vientre bajo, mejilla pegada en la zona y parecía que había sentido el escrutinio, porque se movió lo suficiente para volver a mostrar sus ojos color chocolates entre aquellos cabellos largos y alborotados y le sonrió, moviendo su nariz, en un gesto tan bonito, ojos curvadoss en medias lunas, labios rojizos y abusados en la sonrisa más adorable que había visto en toda su existencia.

Abrió su boca para volver a llamarlo por su nombre pero aquella sonrisa dulce e inocente se tornó en una jocosa y sugerente antes de abrirse y volver su rostro para hundir con repentina ira sus dientes de conejo en la zona baja de su pelvis, y puff, todo se tornó negro, tal como la cabellera de su conejo.

 

3.

 

Cuando sus ojos se abrieron, se sintió horrible, desgastado, como si hubiera rodado por unas escaleras por la borrachera y si hacia esa comparación era porque antes le había pasado. Gruñó y se movió, su espalda tirando resentida por haber dormido en el suelo y para cuando cruzó sus piernas, la tela de su short le impidió hacerlo por completo. Fue entonces cuando todo lo sucedido vino a su mente y de inmediato mando su diestra a su bulto, palpando la zona y no, no, estaba aún pegajoso e hizo un sonido de completo asco.

Con dificultad se sentó como pudo y miró hacia su entrepierna, fingiendo que no recordaba su retorcido y sucio sueño húmedo, porque eso había sido, eso si lo recordaba, pero no los detalles. Gimió medio avergonzado y cansado y cuando alzó su mirada de su polla, ahí estaba él, eso, su conejo, mirándole, ojos chocolates fijos en él, como diciéndole que sabía lo que había pasado y que… No, imposible.

Su conejo volvió a mover su nariz y se acercó hasta él, rozando una de sus piernas y aquello era la señal de que tenía hambre.

 

En definitiva, el peor, retorcido y sucio sueño que había tenido.

Y los conejos tenían arranques de ira tan fuertes que podían arruinar lo que tuvieran a su paso.

 

 

 

Notas finales:

Y... ¿Que tal? ¿Que tal? ¿Les gustó? ¿Demasiado wtf?

¿Te gustó esto, Nati? Espero que si, esta es la sorpresa que te decía askdjas <3.

 

¡Dejen un rw! Me encanta leer lo que comentan y respondo a cada uno de sus comentarios, es divertido.

 

Gracias por leer~.

 

P E A C E


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