El dolor le partía la cabeza y el escozor en su pecho le impedía respirar profundo. Había despertado repentinamente cerca de las tres de la mañana. Un sonido lejano lo atrajo de vuelta desde el mundo de los sueños, pero el dolor de su cabeza seguía allí.
Apenas lograba abrir los ojos y mirar a su alrededor para encontrar lo que mas odiaba…oscuridad.
De una dificultosa manera se incorporo en la cama y el llanto de un bebé lo hizo abrir los ojos de golpe. Aún ido hizo ademán de levantarse, pero el dolor en su pecho se lo impidió.
El llanto del bebe seguía retumbando en sus oídos.
-Amor…la bebe llora –dijo hacía el exterior de su habitación –debe tener hambre.
“La bebe llora…debe tener hambre” repitió casi en un susurro.
-La bebe – algo hizo clic en su cabeza y los engranajes de su cerebro se encajaron de golpe haciéndolo recordar todo.
Su cuerpo fatigado, su cabeza explotando y su pecho ardiendo no eran producto de una resaca de una noche de juerga.
En su organismo no había ni un gramo de alcohol ni drogas de la noche anterior.
Había litros de dolor y desesperación.
Dolor de una perdida…un sentimiento de luto.
Su esposa. Su amada esposa había muerto tres días atrás y el llanto del bebé era de su hija.
Se levantó de su cama a duras penas dejando caer miles de lágrimas ante el recuerdo. Camino lento apoyando su mano derecha en la pared del pasillo hasta llegar a la habitación colindante a la suya. Justo antes de tomar la manilla de la puerta botó el aire en sus pulmones que ni siquiera sabía que lo había retenido, intentó controlar sus sollozos y limpiando sus lágrimas con el dorso de la mano entró.
Una pequeña cuna rosada le dio la bienvenida y en ella, una pequeña bebé de ojitos rasgados y cabello castaño claro lloraba con desesperación. Jonghyun a paso lento se acercó al barandal de la cuna apretándolo con fuerza y derrumbándose al escuchar los gritos de su hija.
Su hija…
La hija del amor de su vida…
Su esposa…muerta.
Cayó al suelo con una mano agarrada a la cuna y la otra hecha un puño en su boca intentando ahogar sus desolados sollozos.
Lloró, gritó hasta quedar sin fuerzas, pero el llanto de su hija continuaba con la misma intensidad que antes.
El hombre de cabellos castaños se levantó hasta quedar a la altura del borde de la cuna. Suspiró pesado una vez más y se puso de pie.
Mi hija.
Su hija.
Nuestra hija.
Sacando fuerzas del recuerdo de su esposa tomó el pequeño cuerpo en sus brazos y acunándola hacía su pecho la meció. La bebé se quedó en silencio casi de inmediato hundiendo su rostro cerca del corazón de Jonghyun. Quizás el calor de su cuerpo la hizo sentir acompañada.
Tal vez el sonido de su corazón roto la tranquilizó.
Jonghyun cerró sus ojos dejando caer las gotas acumuladas en ellos, y una lágrima llegó a la mejilla de la pequeña y ella comenzó nuevamente a llorar. El moreno sostuvo su respiración sintiendo algo quebrar en su pecho, pero se aguantó y suavemente con su pulgar izquierdo secó esa amarga gotita del rostro de su amada hija.
Todo parecía una pesadilla. El sueño de su vida ahora era una maldita pesadilla.
Jonghyun salió de la habitación hacía la cocina intentando recordar las indicaciones de las enfermeras del hospital cuando le dieron el alta a su hija.
-Cinco medidas de leche por 60 ml de agua hervida – dijo mientras buscaba el biberón que ellas mismas le habían obsequiado. Alzó su mano directo al esterilizador de mamaderas que su esposa le había pedido un tiempo atrás diciendo lo importante que era la higiene de la alimentación en los bebés y sonrió ante el recuerdo de su mujer con una gran barriga y el rostro brillante. –No te preocupes bebé, papá está aquí y te cuidará como mamá lo hubiese querido. Sabes ella era hermosa, tenía unas largas pestañas y los ojos marrones como los tuyos. Su cabello largo y castaño parecido al color del mío – se tomó un mechón de cabello mostrándole a su hija la similitud sonriendo ante la atención de la pequeña –Yo creo que serás igual a ella y prometo que nunca dejaré de hablar de m-mamá…
Su voz se quebró con la última palabra.
Mamá…una simple, pero completa palabra que describía a la mujer que la trajo al mundo. Una mujer que su hija jamás conocería.
Jonghyun recostó el diminuto cuerpo en la cama matrimonial y encendió la televisión con el volumen bajo y se acomodó al lado de la nena. Luego de darle de comer ella se durmió profundamente y él solo se quedó observándola con miedo a perderse algún detalle de ese hermoso rostro tan parecido al de su esposa.
Durante la última semana Jonghyun no dejó a la bebé sola. Si el iba a la cocina la llevaba con él. Sí veía televisión; lo hacía con ella y si se duchaba la metía al cuarto de baño con él. Durante esa semana el miedo lo hizo pegarse más a ella y prometerle jamás dejarla sola.
Los padres de Jonghyun lo visitaron un par de veces quedándose el día entero con ellos y ayudando al moreno con la recién nacida.
-Hijo…si necesitas algo no dudes en llamar – su madre le besó la frente y acarició su mejilla –Vendremos enseguida.
-Sí deseas volver a trabajar avísame Jonghyun – un hombre mas alto que él le apretó el hombro –Puedes hacerte cargo de la empresa cuando quieras. Pienso que es hora que jubile y yo cuido a mi nieta mientras tu cuida de los negocios.
-Gracias papá, pero por el momento me quedaré con mi hija. No me siento bien dejándola sola, pero quizás tengas razón y lo mejor para mi es la empresa familiar – Jonghyun le sonrió ampliamente a su padre –Creo que me enamoré de nuevo.
Sonrió con sinceridad y sin ningún rastro de dolor. Su hija era parte de su esposa.
Ya no estaría solo…ahora la tenía a ella.
-Es hermosa hijo…es igual a – su madre habló, pero su padre le negó con la cabeza evitando el nombre de la difunta. –Es perfecta.
-Gracias mamá…
-Bueno hijo, nos vamos – el padre del moreno se acerco a la bebé en los brazos de su único hijo y besó la pequeña frente –Cuida a mi nena y volveremos mañana para ir juntos al pediatra.
“Gracias papá…gracias mamá…”
Sus padres cerraron la puerta principal.
“Ahora estamos solos tu y yo”