“Este tipo pesa mucho, ¿Qué carga? ¡¿Piedras?!”
Sebastián lo llevó en su espalda todo el camino. Atravesó el parque y se dirigió a su casa, la cual estaba cerca del lugar.
Cuando llegaron a casa de Sebastián, Carlos aun no despertaba así que no le quedó más opción que subir las escaleras para ponerlo en la cama. Lo llevó a su cuarto y lo dejó suavemente en la cama. Después de dejarlo ahí se distrajo y volteó para sacar ropa limpia, cuando la tuvo comenzó a quitarse la sucia pero de repente se escuchó un click y cuando volteó encontró a Carlos con una cámara en las manos tomando fotos alrededor.
-¿Q-qué estás haciendo? Deja de tomar fotos- le dijo para que se detuviera, pero Carlos estaba tomando fotos de todo, el techo, la cama, hasta la basura que se había olvidado de sacar; y cuando volvió a ver a Sebastián se quedó con la boca abierta por que solo tenía puesto el bóxer.
Sebastián entonces reaccionó y tomó lo primero que encontró poniéndoselo, aunque lo primero que encontró fue una playera con gatitos y unos pants aguados.
-Qué lindo- susurró Carlos al ver a Sebastián avergonzado, y él se sonrojó.
-¡Oye!-Sebastián cambio de tema por seguridad- ¿Tú no estabas desmayado?
- Estaba, tú lo has dicho- contestó ya más calmado por la escena
-¿Hace cuánto estas despierto?- preguntó por curiosidad Sebastián
-mmm- Carlos se puso en pose pensativa- Creo que desde que me cargaste
-¡¿Hiciste que te cargará y me cansará?!- Sebastián se estaba enojando por eso, ¡El tipo bien pudo decirle y el no hubiera tenido que llevarlo a su casa cargando!
-Eh, si- Contestó Carlos de lo más normal
-¿Y me viste en bóxers?- Preguntó Sebastián esperando que la respuesta fuera negativa
-m…je, je, je- en ese momento Carlos se fue a Sebastianopolis y Sebastián tuvo que darle otra vez una palmadas en las mejillas para que despertara, aunque esta vez se las dio más fuerte.
-Auch-
-Mi pregunta…-
-Ah, pues si-
-¡¿Qué?!- En ese momento las mejillas de Sebastián empezaron a ponerse rojas.
Entonces Carlos al notar lo abochornado que estaba Sebastián le preguntó en tono consolador
-¿Te gustaría que dijera que no te vi?
-…
-…
-…
-¡Ah! Aquí hace mucho calor-Carlos rompió el silencio y acto seguido se levantó de la cama y se quitó la gabardina, pero al hacerlo cayeron unos objetos que Sebastián esperaba no fueran lo que él creía.
-¿Qué es eso?-Dijo Sebastián señalando lo que había en el suelo
-¿Eh?- Preguntó Carlos que al parecer no se había dado cuenta de lo que se le cayó, pero luego volteó al lugar señalado-Ah, es mi colección de piedras mira- se agachó y las recogió todas poniéndolas en la cama, luego tomó una piedra entre rosa y roja y se la mostró- esta es para golpear a las mujeres que se te acercan- luego le muestra una azul- esta es para golpear a los hombres- le enseña una amarilla y otra verde- esta es para las niñas y esta para los niños- estaba a punto de mostrarle otra pero Sebastián decidió hablar
-Espera un momento- dijo y Carlos se calló- ¿Acaso eres un acosador?, ¿Desde cuándo me estas siguiendo?
-No soy un acosador- respondió Carlos- yo solo te sigo, los acosadores son… diferentes- Se detuvo un momento y su mirada se oscureció pero rápidamente volvió a la normalidad y siguió hablando- además, creo que en realidad te sigo desde el kínder, yo creí que ya te habías dado cuenta, incluso algunas veces me llegué a sentar a tú lado, pero jamás me viste, por eso hoy decidí hablar contigo
“¡Para mí eso es ser un acosador!”-¡Pero si ya vamos a la universidad! ¡¿Enserio me seguiste tanto tiempo?!- Nunca pensó que tendría su propio acosador, ¡Ni siquiera se imaginó con una acosadora! y ahora resulta que lo vigiló desde el kínder, ¿Qué otra cosa le iba a decir?, ¡¿Qué él era el que se robaba su ropa?!
-Siiii- Carlos sonrió bobamente- aunque fue difícil hubo momentos en los que las personas estaban lejos y no les podía atinar-dijo eso y luego señaló hacia las piedras.
Ahora entendía porque la gente tenía miedo de acercársele, ¡y todo por culpa de ese tipo trastornado!, todas las noches que pasó en vela pensando porque le pasaban esas cosas, ¡Si lo miraba bien incluso…! – ¿Esa es mi playera?
-Eh, no- Carlos empezó a balbucear- bueno, si… algo parecido, je je je… también el pantalón y los zapatos- Sebastián lo miró con miedo y confusión- lo único mío es la gabardina y los bóxers porque no me quedaban los tuyos
-¡¿Ósea que si te quedaban te los hubieras puesto?!- Carlos asintió con la cabeza- ¿Por qué me acosas?
-Ya te dije que no te acosó, y yo… solo te seguía para devolverte tu lápiz, pero me gustó como te vestías y me gustaste-Carlos no dijo más salió del cuarto de Sebastián y con su cámara empezó a tomar fotos, de repente se detuvo frente a un jarrón que tenía piedras adentro, agarró una piedra y observándola por un tiempo dijo- Esta es perfecta para mi colección
Sebastián se quedó dentro de su cuarto tratando de procesar toda la información, no sabía cómo había llegado a esto. De repente se acordó que cuando iba en el kínder, efectivamente le prestó un lápiz a un niño que se sentaba junto a él, pero se le olvidó pedírselo, y también se acordó que una vez tenía una paleta de limón y como esa no le gustaban se la dio a la primer persona que vio que era ese niño. No sabía que con esas dos acciones iba a pasar esto, es decir, ¡Ni siquiera le hablaba!, el niño solo llegaba, se sentaba, hacia lo que sea que tenían que hacer y se iba, ¡¿Cómo demonios iba a saber él qué el niño ese era un acosador en potencia?!
Después de acordarse de todo eso, su sentido común regresó y se acordó que tenía a un acosador suelto en su casa.