...Después de acordarse de todo eso, su sentido común regresó y se acordó que tenía a un acosador suelto en su casa.
Salió corriendo de su cuarto y bajó las escaleras, por ahí se expandía un olor como de comida, llegó a la sala y encontró a Carlos semi-acostado en su sillón con un tazón de palomitas y un refresco viendo una película.
-¿Qué es lo que haces aquí?- le preguntó Sebastián
-Descanso, ¿No ves?- le sonrió- ¿Me traes otro refresco?- preguntó extendiendo su brazo con la lata
-¡No!¡No!, ¡No! y ¡No!, ¡tú tienes que irte!- le gritaba mientras se sostenía la cabeza luego lo miró- Tantos años de acoso merecen un descanso, ¿No crees?
-No
-¡Fuera!, ¡Largo de aquí!- Sebastián se acercó a Carlos y tomándolo del hombro lo jaló y lo condujo hasta la puerta, pero cuando lo intentó empujar para afuera Carlos se aferró al marco de tal manera que parecía un gato que no quiere entrar al agua y por más fuerte que empujaba no se soltaba.
-¡Sal!
-¡No quiero!
Sebastián no podía sacarlo, pero cuando iba a dar un empujón realmente fuerte, Carlos se hizo a un lado, haciendo que Sebastián se saliera de la casa y que se cayera de cara contra el piso.
Cuando por fin se estaba levantando del suelo con todo el dolor del mundo, escuchó que la puerta se cerraba detrás. Entonces se olvido del dolor de su rostro y se giró para la puerta.
-¡Oye, oye!, ¡Abre por favor! –tocó la puerta tratando de que le abriera, pero Carlos no contestaba.
-Eh…-“¿Cómo era?, ¡ah, sí!” - ¡Carlos abre la puerta!- le dijo por su nombre esperando que así abriera la puerta
-¡Oh por dios!, ¡Sabe mi nombre!- Aunque esto causó el efecto contrario pues a Carlos se le olvidó completamente que Sebastián estaba afuera y se fue al cuarto de este, así cuando llegó se aventó a la cama como si fuera propia, pero se acordó que tenía muchas fotos que tomar por lo que se levantó y fue por su cámara.
Fue a tomar fotos al baño, cuando escucho un ruido en la cocina, así que bajó para ir a ver.
Cuando Carlos entró a la cocina se encontró con una ventana rota y un tipo entrando de entrar, iba a gritar porque pensó que era el asesino serial que lo buscaba desde hace mucho pero luego se dio cuenta de algo, “Ah, solo es Sebastián”
Sebastián ya tenía medio cuerpo adentro y cuando vio a Carlos le dedicó una mirada asesina
-¡Tú!
-Ah- Carlos no lo miró solo volteó a ver los objetos de alrededor- ¿lo siento?- dijo pero no parecía muy arrepentido, además apuntó su cámara y le tomó una foto. Sebastián ya tenía cuerpo dentro de a casa, estaba temblando, subió su mirada y tenía una gran furia.
-¡Corre por tu vida!- Carlos lo que hizo fue correr hacía la habitación de Sebastián, escapando, y se encerró.
-¡Carlos abre la puerta!- Sebastián agitaba violentamente la manija tratando de abrir
-¡No!- Carlos se recargó en la puerta para que no se abriera
-¡Abre!
-¡Me vas a pegar!
- Te juro que no te pego, ¡Abre!
-¿Estás seguro?
Sebastián dejó de agitar la puerta y guardó silencio, luego con un tono más calmado contestó
-Si
Carlos abrió solo un poco la puerta hasta poder ver el panorama de afuera, vio que Sebastián estaba parado afuera con la cabeza agachada y con los puños cerrados, aún así Carlos abrió la puerta para que el otro pudiera entrar.
Apenas abrió bien la puerta Sebastián le dio un coscorrón.
-¡Ahh! ¿Por qué me pegas?- le reclamó Carlos sobándose la cabeza
-Te lo merecías
Carlos lo miró con los ojos rojos y luego empezó a llorar.