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Bésalo. por Almuchi

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Notas del capitulo:

Parodia de la canción "Bésala" de La Sirenita.

 

Ni Kuroko no Basket, ni Disney me pertenecen. 

 

El entrenamiento del día había sido mucho más a gotador que de costumbre. Tal vez la principal razón se deba al caluroso día de aquella tarde de verano.
A pesar de que el cielo estaba despejado y aunque fueran más de las siete no anochecía, el dúo dinámico de Seirin no se quedó en el Maji. Hacía mucho calor y para suerte de ambos, Kagami ofreció quedarse en su casa -que tenía aire acondicionado-; así que pidieron la comida para llevar y se dirigieron al departamento del más alto.

Una vez llegaron, el aire acondicionado les golpeó de lleno en la cara y pudieron disfrutar del fresco lugar. Obviamente, lo primero que hicieron fue sentarse a comer, ya que estaban muy hambrientos después del duro entrenamiento. Bueno, en especial Kagami, después de todo Kuroko se llenó con su usual batido de vainilla y una hamburguesa que Kagami le obligó a comer, con la excusa de que "Debía comer un poco más".

Ya con la panza llena y el corazón contento decidieron recostarse en el sofá a mirar vídeos de baloncesto, como hacían siempre que el más bajo se quedaba a dormir. No obstante, esta vez Kagami no estaba prestando atención a la televisión, no. Por alguna razón, en lo que iba de la noche, no pudo dejar de mirar a su compañero de equipo; como sus ojitos brillaban al observar el partido que pasaban en ese momento.


Taiga era consciente de sus sentimientos hacia Kuroko y ya no podía ocultarlos más. Por supuesto, su meta era confesarse... algún día. Si, ya lo habían regañado incontables de veces, cuando siempre estaba cerca, muy cerca de decir lo que sentía y se echaba para atrás en el último segundo. No porque no tuviera valor o fuera cobarde, sino más bien porque sabía que le costaría demasiado asimilar el rechazo. Y no es que no se tuviera confianza, pero para ser sinceros, era obvio que lo que Kuroko sentía por él era sólo una simple amistad. De eso no tenía dudas.


Sin embargo, hoy sería la noche en la que lo haría. No había vuelta atrás, ya estaba decidido. Y aunque se haya dicho lo mismo en dos oportunidades en las que falló abruptamente, la tercera es la vencida. Al menos eso dicen en las películas.

— Kuroko. —

Percusión...

— ¿Sucede algo, Kagami-kun? — Abandonó la vista de la pantalla, para prestar atención a su luz. Se veía algo nervioso.

Cuerdas...

— ¿Podemos hablar?

Viento...

Eso si había sonado algo inusual. Al parecer Kagami tenía algún tipo de problema aquejándolo. Tal vez se sentía incómodo con él, ¿Y si ya no quería seguir siendo su luz?
Alejó esos tipos de pensamientos de su cabeza. Antes de hacerse ideas precipitadas, lo mejor sería escuchar al principal involucrado. — Dime, Kagami-kun.

Letra...

Se acercó un poco al más bajo sosteniéndo su mirada en aquellos orbes azules, en los cuales podría perderse de seguir mirándolo fijamente como lo hacía. — Yo...

Él está, ahí sentado frente a tí.
No te ha dicho nada aún, pero algo te atrae.

Kagami no encontraba las palabras exactas para confesarse. Estaba apunto de arrepentirse, otra vez. Sin embargo, una idea se le vino a la mente. Noestaba seguro si sería capazde hacerlo, pero...

Sin saber por qué te mueres por tratar,
de darle un beso ya...

Kuroko no hablaba. Solamente observaba a su compañero que, al parecer, tenía una lucha mental consigo mismo, o simplemente no encontraba las palabras adecuadas para hablar. Por supuesto este acto no hizo más que impacientarlo más, ¿En qué estaría pensando Kagami? Inconscientemente de sus actos, optó por acercarse también, sólo un poco.

Sí, lo quieres, sí, lo quieres, míralo.
Míralo y ya verás, no hay que preguntarle.
No hay que decir, no hay nada que decir
Ahora bésalo.

Con una mano Kagami acarició la mejilla del más bajo, creyó que se apartaría, pero no lo hizo. Debido a esto, sintió mucha más confianza y se acercó a su rostro. Mirando sus celestes y tan profundos ojos. No había nada que decir. Estaba a punto de hacerlo...

— ¿K-Kagami-kun...? — Ese susurro lo trajo de vuelta a la realidad y no supo por qué, se alejó rápidamente.

Sha la la la la la ¿Qué pasó?
Él no se atrevió y no lo besará
Sha la la la la qué horror
Qué lástima me da ya que lo perderá.

— Ah, lo siento, yo...— Se levantó con rapidez del sofá, decidido a irse de la sala, estaba completamente avergonzado; claramente la había regado. Ese había sido su último error. Paso por su lado para retirarse al baño, necesitaba pensar.

— Kagami-kun. — Sin embargo, no logró dar un paso más cuando sintió la voz de Kuroko llamándole. Pero no fue eso lo que lo hizo detenerse, no. La mano de Kuroko tomándolo por la muñeca de su remera fue lo que le sorprendió, volteándo y encontrándose con la laguna azul que eran sus ojos.

El momento es, en esta laguna azul,
Pero no esperes más, mañana no puedes,
No ha dicho nada y no lo hará
Si no lo besas ya.

— Kuroko. — Las dudas que atormentaban su cabeza se dispersaron completamente, estaba sumido demasiado en la reacción del cotrario y ya no podía detenerse. Se agachó hasta quedar a su altura, acercándose nuevamente, esta vez sin flaquear.

Sha la la la la no hay por qué temer,
No te va a comer, ahora bésalo,
Sha la la la la la sin dudar
No lo evites más, ahora bésalo.

Sha la la la la la por favor,
Escucha la canción, ahora bésalo,
Sha la la la la la es mejor
Que te decidas ya, ahora bésalo.

Juntó por fin sus labios en un pequeño y algo tímido roce, sintiendose un poco intranquilo de su respuesta. Hasta que sintió los pequeños brazos de su sombra en su espalda, invitándolo a más. No pudo negarse a profundizar el contacto, besando con más insistencia los labios que tanto había soñado probar.

Bésalo.

Acarició los cabellos celestes mientras introducía su lengua en la cavidad contraria, luchando contra la contraria y explorando con su lengua todo a su paso. Lo recostó suavemente en el sofá sin detener el beso que continuó unos pocos momentos más, separándose luego, pero dejando un hilo de saliva que los unía. Soltó una pequeña sonrisa, encontrando de inmediato las palabras que tanto le había costado pronunciar con anterioridad.

— Me gustas, Kuroko.

— Y tu a mí, Bakagami-kun. Ahora, bésame.

Bésalo.


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