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La ciudad del Viento por Lance

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Notas del fanfic:

Espero que lo disfruteís muchisimo <3 <3 

"Lleváme muy lejos

 Más allá del tiempo,

A donde el viento soplará

Concede el deseo de

Mi blanca flor..."

-¡Qué canción más bonita!- suspiró fye mientras observaba como la cantante se mecía al compás de la música.

-Si quiere pirarse a algún lugar, debería irse ella sola...y no decirle a los demás que la lleven.-sentenció Kurogane antes de darle otro sorbo a su bebida.

Con delicadeza, el rubio se giró para toparse con su compañero, mostrándole aquella sonrisa tan calmada.

-Me da que así piensas tú, ¿verdad Kurotan?...pero-su mirada se volvió más seria-yo también llevo mucho tiempo esperando al igual que ella...que alguien venga y me lleve lejos. Pero se que odias que diga cosas como esas.

El moreno saboreo de nuevo su copa en silencio. Se escuchaba el tintineo de los hielos que chocaban conforme el líquido disminuía. La canción teñía de tranquilidad el ambiente. El guerrero volvió a beber de su copa y cuando el hielo chocó suavemente con sus labios, el rubio se acercó a el.

Su mirada era seria, pero ocultaba algo de lujuria en ella-...Sabes kuro-pon...si alguien tiene que llevarme a esa ciudad tan oculta...quiero que seas tu...

Estaban solos. Y aquellos momentos de soledad era la mejor manera de expresar todos los sentimientos que tenían reprimidos. Con delicadeza, y mientras la música les acompañaba como fondo, Kurogane dejó caer su mano sobre su pierna, haciendo que Fye colocase la suya encima y con cuidado acariciase aquella piel tan cálida. Río de forma tímida y Kurogane dejó el vaso sobre la barra, el cual tintineó cuando los hielos cayeron al fondo de este.

Salieron al exterior para volver a casa, pero el rubio rió divertido cuando una idea relampagueó en su cabeza. Agarró la mano de Kurogane y estos volvieron a entrar en el local. Tras cruzar la barra, aparecía un amplio pasillo con una serie de habitaciones repartidas. Guió al moreno hacia el final de la puerta, donde ponía "Cuarto de la limpieza". Se apoyó en esta y colocó las manos sobre el pecho de Kurogane.

-Sakura y Shaoran estarán dormidos...seriamos una molestia...y las habitaciones parecen ocupadas...-con cuidado posó su cabeza entre sus dos manos para toparse con los ropajes del mayor. A pesar de tener capas de ropa, podía sentir la calidez de su piel, aquel olor que tanto añoraba...Le quería tanto...

Kurogane acaricio aquellos cabellos rubios. Mientras su mano lo despeinaba, pudo ver la nuca de su compañero. Esta era muy fina, cuyo color pálido sería la envidia de cualquier mujer. Agachó su cabeza para besarla en respuesta a su petición y abrió la puerta. El habitáculo tenía dos estanterías a ambos lados repletas de sábanas, toallas, jabones, cojines...y en la izquierda un armario cerrado donde probablemente se guardaría las escobas y los recambios de los aseos.

El guerrero se acercó a una estantería y cogió algunas sábanas. Fye cerró la puerta con cuidado tras de si. Ambos se miraron. Solo unas finas hileras de la propia luz de la luna se filtraban en la habitación. Kurogane se acercó al rubio para acariciar aquel rostro con suavidad. En respuesta su amante dejó caer su mejilla sobre su mano mostrando aquella sonrisa que tanto le caracterizaba.

-A pesar de verte frío como el hielo...mis manos pueden sentir como tu frío se vuelve calor...-se acercó a el. Incluso en la oscuridad aquellos ojos cristalinos brillaban con luz propia. Kurogane besó lentamente sus labios.

El sabor a la bebida y a chocolate se mezcló entre ellos. El beso era lento, parecía imitar un lento baile hasta que kurogane se separó para dejarlo respirar.

-¿Estás bien?...-sus ojos carmesí irradiaban tranquilidad.

Fye asintió y volvió a acariciar su mano con delicadeza.

La canción ahora era una melodía lejana. Los amantes se hallaban sentados. Fye encima de Kurogane. Ambos cuerpos chocaban pero solo sus telas eran las que se acariciaban conforme aumentaban los besos.

Kurogane quiso romper aquella barrera.

Se deshizo de las prendas del rubio, pero Fye no se quedó atrás y desabrochó el kimono para mostrar el torso del mayor.  Los dedos de Kurogane acariciaron aquel torso, escuchando los suspiros de Fye en señal de aprobación.

"Llévame muy lejos... más allá del tiempo, a donde el viento soplará...Concede el deseo de mi blanca flor..."

La melodía era acortada por los gemidos de Fye. Los dedos de Kurogane irrumpieron su entrada, pero el rubio no podía quedarse inmóvil. Cuando quería ahogar sus gemidos lo hacia en el pecho del contrario. Acariciaba aquella piel con la boca, la mordía, la olía...

El moreno sacó sus dedos e introdujo su miembro. El pasivo se quejó un poco al principio pero Kurogane poco a poco movió sus caderas haciendo que aquella expresión de queja pasase a una de placer.

Ahora no se escuchaba la canción, sino los aplausos lejanos, y todo quedó en silencio.

Fye se aferró a la nuca de su compañero y apartó sus manos de las caderas para moverse con mejor libertad. Ambas frentes se encontraban unidas, perdiéndose en las miradas mientras la pasión se apoderaba de sus cuerpos.

Aquellos ojos carmesí que mostraban valentía.

Aquellos ojos cristalinos que mostraban misterio.

Tan distintos y tan necesarios el uno del otro.

La boca de Fye se abrió dejando escapar largos gemidos mientras que su entrada se ensanchaba para dejar paso al miembro del guerrero. De repente el piano comenzó a sonar y el cuerpo de Fye se echó hacia atrás, dejándose llevar por la pasión que le ofrecía el guerrero al tenerlo entre sus manos.

Anhelaba aquellas caricias, aquellos besos. Ansiaba hacer el amor con él ya que Kurogane no era una persona cualquiera. Desde que lo conoció supo como era, como se sentía y le revelaba todo lo que pretendía esconder, rompiendo todos sus esquemas y mostrando una debilidad.

Un pequeño calambre recorrió su espina dorsal, el cual le hizo clavar los pies en el suelo echando su cuerpo aún más atrás, agradeciendo las firmes manos de Kurogane que sujetaban su espalda. Pero no solo agradecía sus manos, si no también aquellos besos que repartía por su pecho mientras se mecía con cada embestida. "Deseo más" gritaba en su cabeza. Sus dedos agarraban aquel pelo y su pecho se agitaba violentamente.

Las embestidas eran más profundas.

"Deseo más" Sus gemidos subieron de tono y se agarró con más fuerza a su pelo. "deseo más, deseo más deseo más..."Entreabrió los ojos para ver en la tenue luz aquellos ojos carmesí que podían leerle incluso el alma. Le mostró una sonrisa y de nuevo se colocó más cerca de Kurogane para probar aquellos labios mientras se movía de un modo más violento.

Guió la mano del mayor hacia su miembro y este captó el mensaje, masajeando su zona para hacerlo llegar al clímax.

Susurraba su nombre en su oído mientras ambos pechos chocaban. Cuerpos sudorosos fruto de un amor oculto en el que ambos llegaron al clímax. Kurogane se echó hacia la pared y Fye hizo lo mismo pero en su pecho.

-¿Estás bien?...-acaricio con suavidad su mejilla para quitar el pelo molesto.

Fye soltó una risa suave-...si-volvió a reír-...Al final me has llevado...

-¿A que te refieres?

Fye abrazó aquel cuerpo con fuerza.

-A mi ciudad del viento.


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