Era un fría, oscura y lluviosa mañana de invierno en Seúl y Kyungsoo se alistaba para un nuevo día en la universidad, que gracias al cielo se hallaba sólo a 6 calles de su departamento, el que compartía con su amigo Baekhyun, pero este había ido a Busan a visitar a sus padres y no volvería hasta el día siguiente.
La lluvia azotaba la ventana de su habitación y Kyungsoo no encontraba ningún gorro que ponerse y tampoco poseía un paraguas para protegerse de la tempestad amenazante del exterior, por lo que optó por una sudadera con capucha para evitar el contacto directo del agua con su cabeza.
7:45 am. Tenía exactamente quince minutos para llegar hasta el aula de álgebra que era su primera clase de la mañana, por lo que rápidamente tomó su bolso y sus llaves y salió de su edificio, adentrándose en las oscuras calles de la ciudad.
Aún no había ningún rastro de claridad en el cielo y eso incomodaba un poco a Kyungsoo, haciéndole acelerar el paso y observar cuidadosamente a su alrededor para asegurarse de que estaría seguro caminando en aquellas calles.
Pero esta mañana no sería cómo las anteriores. Lo notó cuando al estar parado en una esquina esperando poder cruzar volteó la cabeza y divisó una silueta que también había detenido su paso y lo observaba desde la distancia.
Un escalofrío le recorrió la espalda y sus pulsaciones aumentaron, haciendo evidente el nerviosismo que en ese instante le invadía.
Durante tres calles más el panorama no cambió, aquella persona continuaba siguiéndole el paso y se detenía cuando Kyungsoo se volteaba a mirar, y para mayor desgracia, habían muy pocas personas transitando aquel lugar.
En el apuro de buscar una solución que le ayudara a tranquilizarse, aceleró el paso y alcanzó a un muchacho que caminaba a unos quince metros por delante de él, con paso calmado.
- ¡Hola! – exclamó Kyungsoo de la manera más amistosa y familiar que pudo. El muchacho al escucharlo se volteó hacia él y le dedicó una sonrisa.
- Hola – le saludó amablemente – Creo que te has equivocado de persona – dijo inocentemente. Era alto, de cabello oscuro y piel bronceada.
- No, no me he equivocado. – respondió Kyungsoo tratando de mantener una sonrisa forzada en su rostro – Lo que sucede es que desde hace un rato viene un sujeto siguiéndome y casi he corrido hasta ti para ponerme a salvo. Quiero que piense que me he encontrado con alguien que conozco y así desista en lo que sea que este pasando por su enferma cabeza – le explicó el más bajo, poniendo una expresión de “auxilio” en su rostro.
- Oh… entiendo. No hay problema, puedo ayudarte con eso supongo. – respondió el muchacho aun con esa sonrisa calmada – Por cierto, soy Jongin – le susurró.
- Gracias, de verdad que gracias – y un suspiro de alivio salió de aquellos labios con forma de corazón – Kyungsoo – agregó en voz baja.
Las pocas calles que quedaban hasta la universidad fueron agradables para Kyungsoo en compañía de Jongin, charlaron de todo un poco, en un ambiente familiar que era lo que buscaba el más bajo, y aquella silueta que lo perseguía desapareció en la oscuridad.
Cuando llegó la hora de despedirse Jongin se ofreció amablemente a acompañarlo a su casa después de que sus clases acabaran, a lo que Kyungsoo accedió agradecido por aquel gesto y siguió su camino ya más tranquilo hacia el aula de álgebra.
Por suerte las clases de ese día no se alargaron y ambos se reencontraron afuera de la cafetería. Jongin lo esperaba bajo el techo para resguardarse de la lluvia que aún continuaba sin dar señales de que apaciguaría en algún momento.
La caminata hasta el edificio de Kyungsoo fue tan agradable cómo la anterior, ambos congeniaban muy bien y tenían diversos temas de los que hablar, sin espacios de silencio ya que habían muchas cosas que contar.
- ¿Quieres subir a tomar café y secar un poco tu ropa? – le ofreció Kyungsoo a modo de agradecimiento por lo que el más alto había hecho.
- No me gustaría molestarte, pero te mentiría si te dijera que no me apetece un café en este momento. Además, me gustaría poder seguir hablando contigo – dijo Jongin con aquella sonrisa que a Kyungsoo le parecía cada vez más seductora.
- No es ninguna molestia – respondió sintiendo un ligero calor en sus mejillas.
Una vez ya en el departamento de Kyungsoo colgaron aquellas ropas que estaban empapadas por la lluvia y Kyungsoo el prestó un suéter a Jongin para que se abrigara mientras él iba a la cocina a preparar el café, dejando al otro muchacho esperando en la habitación.
Kyungsoo mientras hacía aquella labor tarareaba alegre una canción. A pesar del susto de su vida que se había llevado esa mañana, estaba feliz por haber podido conocer un chico cómo Jongin en aquellas situación.
Cuando volvió a la habitación con dos tazas de café humeantes Jongin no estaba por ningún lado y el más bajo comenzó a llamarlo, sin obtener respuesta alguna.
Pensando que estaría en el baño, se acercó a su escritorio para dejar las tazas ahí, y justo después de hacerlo sintió un duro golpe en el cabeza y todo se volvió negro.
Cuando Baekhyun volvió ese fin de semana, no se imaginó que encontraría el departamento hecho un desastre, casi totalmente desvalijado pero con los cuadros fotográficos aún colgados en las paredes.
Pero por sobre todo, nunca se imaginó que encontraría el cuerpo de su mejor amigo junto a un surco de sangre ya casi completamente absorbida por el suelo de la habitación.
Al parecer el peligro para Kyungsoo no estaba tras él, si no que delante de sus propios ojos.