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Mi otra mitad por Yuiko Nozomi

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Notas del fanfic:

¡Hola! La verdad no estaba en planes de nadie (ni en los míos) que yo subiese el fic del día 10, pero aquí me tienen :D 

Espero que no sufran diabetes luego de la lectura de esta historia, realmente está muy dulce y cursi. Eso, espero que lo disfruten(?)

Notas del capitulo:

Knb no es mío (evidentemente), es de Fujimaki Tadatoshi 

A los 11 años Murasakibara Atsushi tuvo una conversación con su hermana mayor, conversación que él siempre encontró boba pero que nunca pudo olvidar, y ahora, a sus 18 años, le encontraba todo el sentido que en ese tiempo creyó que no tenía.

La conversación fue algo así:

La chica de 180 cm se sentó a su lado un día que veía televisión, ella estaba emocionada y apagó la pantalla para tener la atención de su hermano, realmente no tenía que contárselo necesariamente a él, solo debía desahogarse.

—Atsushi, escúchame, debo contarte algo genial.

—No quiero oírte, Akira-nee, todas tus historias son aburridas.

La jovencita no se molestó, conocía perfectamente a su hermano por lo que sabía manejarlo. Peinó con una mano su sedoso cabello morado y miró fijamente al menor.

—Si me es escuchas te doy dos bolsas de dulces de fresa.

—Dime lo que quieras, Akira-nee, soy todo oídos.

La adolescente rio, era muy fácil controlar al pequeño Atsushi, así que inició con su relato.

—Mira, con una amiga leí una teoría genial. Decía que antes las personas nacíamos con cuatro piernas, cuatro brazos, dos cabezas, el doble de todo lo que tenemos actualmente, pero con un solo corazón, un día las personas se empezaron a dividir en dos, y las adversidades hicieron que se alejaran el uno del otro hasta no encontrarse. Todos los humanos querían encontrar a su otra mitad, pero entre tanta gente era imposible hallarlo, especialmente porque las otras mitades no eran iguales, eran cuerpos asimétricos, pero encajaban a la perfección cuando estaban juntos, por eso reencarnamos infinitamente hasta encontrar a nuestra otra mitad ¿romántico, no?

—Es una cursilería, Akira-nee, además yo me casaría con quien sea que me ofreciera dulces todos los días.

—Eres un niño Atsushi, cuando encuentres a tu otra mitad te molestaré cada día por haberte burlado de la historia.

Akira se levantó del sofá y se largó, dejando al niño con un berrinche por no recibir los dulces que le prometieron.

¿Por qué recordaba esa conversación 7 años después? Porque se encontraba viendo un concierto de violín de la persona más bella en la Tierra. Él consideraba que la música clásica era aburrida, excepto si provenía de parte de Aka-chin, en esos momentos tales notas se transformaban en música celestial.

El concierto terminó, Akashi hizo una reverencia ante el público, el auditorio estalló en aplausos, Murasakibara se puso de pie para aplaudir llamando la atención de muchos por su gran altura. El pelirrojo alzó la vista y al verlo esbozó una sonrisa tan natural que Atsushi podía jurar que su corazón comenzó a latir con más fuerza de lo usual.

Al salir del recinto, luego de que Akashi Seijuurou hablara con algunos medios de prensa y unas cuantas fanáticas enamoradizas, se dirigió donde el de cabello morado y comenzaron a caminar tomados de la mano. Poco les importaba que el mundo supiese de su relación, habían enfrentado muchas adversidades para estar juntos, diferencias económicas y sociales, la homofobia de la madre de Atsushi, el rechazo de varios conocidos, sin embargo no se rindieron. Para ellos el estar tomados de la mano no era algo para avergonzarse, por el contrario, era mostrar el triunfo de su amor.

—Estuviste genial, Aka-chin.

—Gracias, me sorprende que vinieras.

—Te dije que siempre vendría a tus conciertos, trabajaste mucho para llegar ahí, Aka-chin.

—Los medios de prensa no piensan lo mismo, creen que fue solo por los contactos de mi padre.

—Pues son unos idiotas, tú eres asombroso, tu padre no intervino en nada, los aplastaré a todos.

—No lo hagas, se morderán la lengua voluntariamente por todo lo que han dicho en mi contra, ya verás.

—Eso espero, pero insisto, recuerda que siempre está la opción de aplastarlos.

Akashi rio y apretó con más firmeza la mano de su pareja, realmente lo amaba en demasía. Pasaron por fuera de una pastelería y Murasakibara se quedó de pie frente a la vitrina, estaba a punto de babear por la cantidad de postres que veía: Tanta variedad de formas y sabores.

—Aka-chin ¿Puedo comprar? —preguntó el de cabello morado mientras sus ojos brillaban con emoción.

El más bajo negó serenamente, provocando que el otro inflara sus mofletes en señal de molestia, Seijuurou estaba tentado a cambiar de parecer solo porque su pareja se veía adorable, pero siguió con su determinación.

—No, Atsushi, debes controlar la ingesta de azúcar, te podrías enfermar seriamente y yo deseo que estés bien.

— ¡Pero Aka-chin, estoy sano!

—No es no, puedes desobedecerme si eso quieres, pero lo hago por tu bien.

Murasakibara mordió su labio frustrado y luego siguieron caminando, el pelirrojo sonrió orgulloso de su novio, y el de cabello morado se deshizo de toda queja mental al ver esa sonrisa: Todo valía la pena si podía ver esa sonrisa.

— ¿Sabes algo Aka-chin? Bueno, tu sabes mucho, pero supongo que esto no porque fue antes de conocerte.

— ¿De qué se trata?

—Una vez le dije a mi hermana que yo me casaría con alguien que me diera dulces todos los días, pero tú no eres así, de hecho siempre tratas de convencerme de que coma menos, a veces lo logras, otras no, pero eso no importa. Pero si ahora me preguntarán con qué tipo de persona me quiero casar, sin duda respondería que solo con Aka-chin.

—Entonces casémonos.

Franca y directa, así fue la respuesta de Seijuurou que logró hacer que las mejillas del más alto se tiñeran de rojo, sin pensarlo bajó hasta la estatura de Akashi y le entregó un besó largo y pronunciado que fue correspondido al acto, para ninguno de los dos aquellas palabras fueron broma, ahora, sin darle muchas vueltas al asunto, se encontraban comprometidos.

—Te haré la persona más feliz del mundo, Aka-chin— dijo Murasakibara entregando una mirada llena de amor a su pareja.

—Ya lo haces, Atsushi— contestó mientras lo abrazaba, no solía dar grandes muestras de afecto, mucho menos en la vía pública ¡¿Pero qué rayos importaba?! ¡Se iba a casar con la persona más importante en su vida!

—Aka-chin, estoy convencido de que eres mi otra mitad, pero en caso de que no sea así, no la quiero encontrar jamás, contigo me siento completo.

—No te preocupes, tú eres mi otra mitad, eres la única persona con la que me complemento. Te amo.

Se volvieron a besar con ternura, borrachos del sentimiento que llamamos amor, felices de estar juntos y seguros de que nadie los podría separar.


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