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Entre los dos. por Elisa524

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Notas del fanfic:

Prologo.

No quería comenzar todo esto con una explicación  de lo aburrida que es mi vida en la escuela, pero no encuentro un momento exacto en el que “las cosas empezaron”. Sin embargo, esto resultó siendo así. Trataré de contarles por donde comenzó todo este lio, y en donde las cosas comenzaron a complicarse (algunos dirán “para bien”) en mi tranquila y completamente ordinaria vida. No es la típica historia que quisiera contarle a mis nietos, en cualquier caso no creo llegar a tenerlos, pero si es la historia que me encanta recordar aquellas tardes solitarias con la radio a todo volumen. Mi nombre es Erick Goldchair. No necesito escuchar lo gracioso que les parezca ni el significado que le den, en realidad no me importa, y a ustedes no debería importarles tampoco. Lo único que importa es que tengo 17 años, estoy por entrar a la facultad y aún soy un estúpido adolecente. 

Notas del capitulo:

I AM BACK. 

¡Luego de toda esta ausencia he regresado! Rompí mi promesa de volver en mayo completamente recargada pero las cosas se pusieron un poco complicadas es mi vida personal así que… eeehhhh… tuve que atrasarme en mis proyectos.

Ahora les presento esta historia con personajes completamente originales que escribí en secundaria junto con una amiga. Cambié algunas cosas (muchas, a decir verdad) pero la base es casi lo mismo (?).

Belén si ves esto, este fic está completamente dedicado a ti  ♥

Al retomar mis viejos apuntes me he dado cuenta que avanzado mucho en mi redacción, espero no decepcionar a nadie, sigo trabajando duro para volverme aun mejor :3

¡Pronto (o al menos eso espero) estaré de vuelta con mas fanfics para mis beshos coreanishos de VIXX, Nu’est y boyfriend!

¡Espero que me hayan extrañado!

Para los que no me conocen: ¡Hola! Soy Elisa, una novata que desea de todo corazón que disfruten de sus escritos. Sé que mis resúmenes no son buenos... ni mis titulos... pero también trato de mejorar eso.

Espero que les guste esta “historia” y sin más que decir… Enjoy!

 

#ElisaIsBack 

Capítulo 1. El amigo de mi mejor amigo.

 

El profesor seguía hablando de cosas que se escapaban de mi comprensión pero aun así me dedicaba a escribir todos los apuntes que ponía en el pizarrón blanco. Números y palabras raras salían de su boca de forma fácil y concreta, como si todo aquello fuese lo más fácil que pudieras encontrar en el mundo.  Bostecé y recargué mi cabeza sobre mi mano. Entonces, de forma repentina, sentí como un pequeño papel se estrellaba contra mi sien haciendo que desviara por completo mi atención. Tenía el presentimiento de saber quién era la persona que me había tirado aquello, seguro era Kevin. Se sienta a dos bancas de mí, no es más que un amigo de mi mejor amigo que por casualidad terminó en la misma clase que yo. Le dirigí la mirada y solo me limite a sonreír y a agitar la palma de mi mano en forma de saludo. Abrí el papel y lo leí:

“Owen y yo iremos  al Arcade, ¿vienes? :D”

Es obvio que iré, él me había invitado primero. Owen es mi mejor amigo desde que estábamos en la secundaria, para ser precisos desde hace casi cinco años, lo quiero bastante. Su personalidad es algo extraña y espontanea pero eso es lo que más me gusta de él. Recuerdo que cuando lo conocí hubiese jurado que tenía algún problema mental o al menos bipolaridad, pero al conocerlo a fondo en realidad terminé conmoviéndome con su extrovertida personalidad. En un momento puede estar hablándote de algún asunto serio y en otro puede estar riéndose a carcajadas de algo que se le acababa de ocurrir. Lo que descubrí con el tiempo era que su mente pensaba tan rápido que  le era difícil enfocarse en una sola idea.

Recuerdo una vez, cuando estábamos en segundo, que habíamos salido al centro de la ciudad a dar unas vueltas ya que mi hermana me había pedido hacer unos encargos y de un segundo a otro él se había puesto histérico porque había olvidado de entregar unas hojas al profesor y se había ido corriendo, me mandó un mensaje diciendo que no me fuera de ahí hasta que él volviera. Terminé de hacer los encargos y volví al lugar en donde se suponía que debía esperarlo. Pasaron exactamente 28 minutos desde que me había enviado el mensaje hasta que apareció. Me miró con sudor en la frente y una expresión jadeante para después decirme:

– Volví, ¿de qué hablabamos? … ¡Ah si! Del partido de basebol – comenzó a hablarme como si solo se hubiese marchado solo un par de minutos. – Esa jugada fue un insulto.

Fue entonces que no pude contenerme mas y estallé a carcajadas. Owen en realidad era un chico único. Aquel día los dos volvimos a casa entre risas y criticas a un partido de basebol realmente malo.

A decir verdad, Owen era un chico bastante influyente. Kevin se ha hecho muy buen amigo de él y cuando ambos nos encontramos solos no deja de contarme lo genial que Owen es. Pero eso ya lo sé, no era necesario que me lo dijera. No lo digo porque él sea mi mejor amigo, sino que media preparatoria sabe lo asombroso que es. Y eso se debe a que simplemnete lo es, es cierto, siempre ha sido asi, suena confuso pero no euncuentro una manera mejor de decirlo. Actualemnte es el capitán del equipo de basebol, es el delegado de su clase y tiene el 3° puesto más alto en notas de todo el colegio, sin mencionar que es el “idol” de todas las chicas.

Arrugé de nuevo el papelito que Kevin me había lanzado y se lo envié de regreso. Cuando este volteó de nuevo a verme le asentí con la cabeza como respuesta. Él hembonó una gran sonrisa y movió los labios tratando de decirme algo que no llegé a entender. No puse demasiada ateción a ello y le tomé poca importancia creyendo que no era nada importante.  Justo unos momentos después la campana anunció el fin de esa clase y el inicio del reseso. La masa de alumnos comenzó a moverse de forma aleatoria y a crear mucho escandalo, todos salían del aula como bestias enfurecidas esperando encontrar la ansiada libertad. Tomé con calma la pequeña bolsa de palstico que contenia mi almuerzo y tambien me levanté para salir y buscar a Owen. De pronto una pequeña precencia se interpusó entre el pasillo y yo.  Baje la mirada y encontré a Kevin mirandome con el ceño fruncido y haciendo un puchero con los labios. Kevin era bastante bajito si lo comparabas con otros chicos, no es que yo fuese muy alto pero estando parado junto a él si lo parecia. Si me ponia de puntillas podrian recargar mi barbilla en su cabeza sin tener que estirar mi cuello o levantar mi cabeza, Owen era incluso mas alto, si no mal recuerdo el mide 1.83 metros, mi nariz toca su barbilla y Kevin era incluso una cabeza mas bajo. 

– ¿A dónde vas? – me dijo fingiendo estar irritado.

– Con Owen al jardin trasero – respondí sin entender lo que trataba de hacer. – ¿Y tu? ¿A dónde vas?

– ¡Pues contigo! Te dije que necesitaba hablarte de algo importante – me contesntó mientras se sonrojaba por una razón que yo desconocia.

Tomó mi muñeca y me arrastró con él hacia las escaleras, subimos un par de pisos mas (nos encontrabamos en el primer piso al principio). Su calida maño me sujetaba y me hacia pensar en que era tan unrgente para tener que armar tal escandalo.

Es tan lindo. – Pensé al ver sus gestos y movimientos, aquellos labios fruncidos color melón. Agite mi cabeza con la intencion de borrar aquel extraño pesamiento.

Al llegar a una puerta blanca, grande y pesada me detuve haciendo que su cuerpo casi cayera. Aquella era la puerta que daba a la azotea y nosotros, los estudiantes, no teníamos permitido subir ahí. Yo, como un buen amante de las reglas (soy así a causa de Owen), detuve el paso de Kevin para evitar que la abriera.

– ¿Qué pasa? – me preguntó levantando una sola ceja.

– No podemos entrar ahí – expliqué, – no está permitido.

A decir verdad, no creo que esa explicación fuese necesaria. Había un letrero amarillo pegado a la puerta que dictaba con letras negras: “se prohíbe el paso a los alumnos”. Lo señalé al ver que Kevin seguía mirándome sin entender lo que decía.

– No seas dramático, nadie se dará cuenta – me respondió al abrir la puerta de un golpe y entrando despreocupadamente.

El sol de mediodía golpeó mi rostro por lo que tuve que cubrirme la frente con mi mano, pareciendo que hacia un saludo militar. Kevin tomó mi mano de nuevo y me arrastró hacia los límites de la azotea, en donde había una pequeña cerca que evitaba que nos lanzáramos del borde. 

Traté de no insistir en mi incomodidad al estar en un área no permitida y a unos 10 o más metros del suelo por lo que hice una pregunta crítica. – Bien, ¿de qué querías hablar?

Esperaba no parecer demasiado molesto, pero en realidad la idea de estar ahí no me ponía nada contento. En aquellos momentos debía estar buscando a Owen, alejándolo de su deber como delegado estudiantil y obligarlo a que se relaje un poco conmigo.

– Antes de eso, quisiera mostrarte algo – se acercó a un rincón que estaba a un lado de la perta que nos había dado acceso a la azotea. Allí había una caja café algo gastada y manchada, al parecer había sido de un viejo microondas.

Me acerqué inclinándome un poco para mirar lo que se encontraba dentro y noté que había un par de gatos muy pequeños, uno era rubio, era una especie de tono naranja muy claro, y otro tenía una mancha gris que lo cubrían todo el lado del ojo derecho pero el resto era blanco. Ambos se acercaron al borde de la caja y comenzaron a maullar levemente al ver que estaba ahí. Calculé que no tendrían más de un mes de haber nacido.

– Son lindos, ¿Qué hacen aquí? –  pregunté mientras me sentaba junto a la caja. Tomé un gato y no puede evitar juguetear con él, acaricié su cabeza y le rasqué un poco detrás de las orejas.

– Los encontré enfrente de instituto, se veían muy mal así que decidí cuidarlos por un tiempo hasta encontrar un hogar para ellos – respondió sentándose a mi lado.

– ¿Y por qué no los conservas tu? – Al esperar su respuesta vi como se acercaba a la bolsa que yo había llevado y sacaba comida del interior de la vasija de plástico. – ¡Oye, eso es mío!

– Lo sé – dijo mientras reía. – Compré comida en la tienda de 24 horas y no creo que eso sea un buen alimento para ellos. No te preocupes, te daré del mío, compré mucho de cualquier forma.

– Esta bien, pero espero que no tengas esos sándwiches horribles y fríos que siempre venden – comenté mientras me recostaba.

– Yo también los odio, descuida – me contestó haciendo una mueca de desagrado que después se trasformó en una sonrisa burlona, no pude evitar reírme un poco de sus expresiones.

No sé qué pasó exactamente, pero noté que algo raro en la atmosfera que apareció de la nada. Me senté correctamente y miré a Kevin, tenía toda la cara roja y evitaba mi mirada cuando lo veía. Alimentaba al pequeño par de gatos con los pedazos de la hamburguesa que había traído para el almuerzo. Cuando por fin decidió dejar de evitar el teme y al darse cuenta que lo miraba fijamente esperando una explicación, tomó aliento para poder hablar. Supongo que era el momento de contarme lo que pasaba. Sentí como mi corazón de encogía y repentinamente se expandió comenzando a latir con rapidez.

– Yo… – comenzó a decir con poca seguridad. – Bueno, no sé si lo sepas pero soy… espera, ignora eso, mejor dicho, a mi me gus-

¡PAM!            

La puerta se abrió de golpe y tras ella apareció Owen con una gran sonrisa resplandeciente tan típica de él, sostenía un par de cajas rosadas y bolsas de varios colores.

– ¡Hola! Perdón por la demora pero unas chicas comenzaron a atacarme y… bueno, ya se imaginaran lo que pasó, pero miren ¡me dieron mucha comida casera! Supuse que estaban aquí porque Kevin lo considera su lugar secreto, a pesar de que siempre le digo que no puede venir aquí... – Owen detuvo su explicación y nos miró con un gesto de sorpresa. – ¿Qué les sucede?

Kevin y yo estábamos congelados, no sabíamos cómo reaccionar. Intercambiamos miradas pero no supe que hacer, un par de palabras sin sentido salieron de mi boca pero no logre decir nada en concreto. Kevin se levantó de su lugar haciendo que me sobresaltara.

– Los… gatos – se acercó a Owen con el gato blanco que estaba cargando.

Extrañamente eso hizo que volviéramos a la normalidad, nos pasamos el resto del almuerzo discutiendo el nombre de los gatos y comiendo las cajas del almuerzo y tratando de convencer al más alto de los tres que debían estar ahí por un tiempo ya que no tenían a donde ir. Por suerte logramos distraerlo del tema y convencerlo de hablar de otra cosa; Owen nos contaba el partido que había tenido unos días atrás y lo atentas que eran las chicas por darle tanto apoyo, aunque se sentía un poco decepcionado porque al resto del equipo no le ponían la misma atención. Casi ponía los ojos en blanco ante su inocencia, no sé si finge o en realidad es así de tonto, era obvio que las chicas estaban interesadas en él y no en el juego.  

Luego de aquello, y de haber escuchado el timbre el fin del receso, los tres nos levantamos del suelo sacudiendo nuestros pantalones de la parte trasera y limpiando el desastre que habíamos hecho. Entre los tres pudimos comernos gran parte de la comida que le dieron a Owen pero era demasiada así que él tuvo que llevarse una gran cantidad a casa, he ahí una de las desventajas de ser popular (porque he de suponer que lo es).

Al final del día inconscientemente me dirigí a la azotea para darles un vistazo a los gatos y para después marcharme. Tenía que ver a Kevin, Owen y un par de amigos más abajo para irnos al Arcade pero pensé que echar un vistazo no haría daño. Curiosamente me encontré con  Kevin, solo estaba allí parado mirando el cielo, tenía las manos tras su espalda y el viento le desordenaba el cabello. Parecía la escena perfecta para una fotografía, me veía tentado a sacar mi teléfono y hacerla. Dentro de mi cabeza comenzaba a reproducirse aquella canción que Owen me enseñó una tarde mientras estaba en su casa.

“Look at the stars,

look how they shine for you

and everything you do.

Yea, they were all yellow.

I came alone,

I wrote a song for you.

All the things you do,

and it was called yellow”.

 

Creo que aquella canción de Coldplay quedaba casi perfecta, lo único que faltaba en el cuadro era el cielo nocturno tapizado de estrellas. Sentí que la corriente de aire que antes tocaba a Kevin pasaba a través de mí y me hizo sentir una briza fresca y nocturna, como una pequeña señal que me decía que tenía razón al haber escogido esa canción. Un escalofrío recorrió toda mi piel.

“So then I took my turn,

all the things I’ve done,

and it was all yellow.

Your skin, oh yea, your skin and bones,

turn into something beautiful.

Do you know you know l love so?

You know I love so…”

 

Pero ahora que lo pienso, el cielo amarillento de la tarde no contrastaba, también resaltaba armónicamente con la mirada perdida de Kevin. Sentí un fuerte latir en mi corazón y comencé a sentirme nervioso. En algún momento él notó mi presencia, pero se quedó quieto en su lugar, simplemente me miró sonriente  sin decir nada, creo que no era necesario el que hablara. Mi corazón no paraba de latir, tal vez esta no sea la primera vez que me siento así pero no logró entenderla. Me maldije al haber interrumpido aquel momento. Kevin se dio la vuelta y camino lentamente a mí. ¿A qué venía esto? Recordé lo que intentó decirme esta mañana, parecía algo importante y difícil de decir… parecía… ¿una confesión?

Tal vez yo le guste. Ahora que lo pienso, aquello no suena tan descabellado. Considerando que no deja de parecer siempre que estoy con Owen, que siempre trata de buscar el más remoto tema de conversación para hablar conmigo y que siempre me mira con esos ojos tan brillantes y tiernos, como si intentara leer algo en mí, podría demostrar ello y delatarlo. La idea me emocionó y no tengo ni idea de por qué. No creo que él me guste, no lo conozco lo suficiente  y para mi solo es un amigo de Owen que curiosamente está en mi clase. No puedo corresponderle ahora, pero puedo intentarlo. Quizá él llegue a gustarme, tal vez todo salga bien.

No me importa que ambos seamos hombres y a los demás no debería importarles tampoco. Trato de recordar lo que mi hermana mayor solía decirme: el amor puede surgir de cualquier parte, no puedes hacer escoger al corazón algo que a ti te parezca. A decir verdad, me considero bisexual aunque me incomode acéptalo y nunca lo haya dicho en voz alta. Así que lo nuestro puede ser posible, tal vez, solo tal vez… yo me este enamorando de él.

– Erick, – me llamó sacándome de mis pensamientos – quería decirte algo antes de que Owen nos interrumpiera –  dijo al fin interrumpiendo el largo silencio ye había entre ambos. – A mí me gusta, realmente me gusta…

Mi corazón latía más rápido que nunca, no lo veía pero podía darme cuenta que mi cara estaba tan roja como la suya.

–  ¡¡Me gusta Owen!! – dijo finalmente casi gritándome reuniendo todo su coraje.

– ¡¿Qué?!

Notas finales:

Proximo capítulo: "Una confesión" 

Espero que les haya gustado este sencillo y corto capitulo UuU Denle una oportunidad, es solo el primero. ¡Las veo el proximo jueves! 


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