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Veinte citas. por IGOTEXO

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Notas del capitulo:

Gracias a sus comentarios, en serio^^

Creo que este es el fic justo para olvidar tanto drama que se encuentra en mi otra historia xd

Dedicado a todas mis criaturitas MarkJin♥

Cita dos.


 


 


 


Se vuelve a mirar en el espejo interrogando una vez más al pequeño rubio que está a su lado si se ve bien.


 


—No sé qué esperas que te conteste—dice BamBam levantando los hombros desinteresadamente.


 


Jinyoung sólo ríe leve.


 


—Gracias por decirme que me veo perfecto—bromea, su vista se centra en la de su amigo y sonríe comprensivo.


 


Tal vez porque tampoco sabe con seguridad qué es lo que saldrá después de la cita. Entiende el punto de BamBam, que es posible que Mark no esté pensando en él por las noches como él lo hace con el mayor.


 


Es posible que Mark no haga la más mínima de las cosas que hace Jinyoung por estar pensando de él.


 


Suspira sonoramente, cansado, pero lo deja pasar a fin de cuentas. Aún así tiene el apoyo de BamBam, sea como sea, pero lo tiene y no puede estar más agradecido por eso, porque a pesar de que el rubio siempre ha estado ahí para él, hay días en los que no mide sus palabras y dice lo que realmente piensa, sin importarle si daña a Jinyoung o no.


 


Porque BamBam es así, y Jinyoung lo ama, y es por eso que entiende el que no tenga un filtro al hablar.


 


—Jinyoung, ¿estás bien? —escucha la pregunta atento, su respiración sólo se ha agitado un poco, pero es por el nerviosismo, no más.


 


La sonrisa de Mark pasa por su mente, asiente con un gesto tratando de aligerar la preocupación de su amigo; entiende todos los puntos de BamBam en realidad, al igual que sus preocupaciones en esta vida.


 


—Ya me voy.


 


Es lo último que queda flotando en el aire, sin importarle si el rubio ha procesado con la misma rapidez con la que ha dicho esa pequeña frase.


 


Y le gusta el aire frío que se queda en sus mejillas haciéndolas más rosas, le gusta ver la nieve caer poco a poco y encontrarse con el piso pequeñas montañas de ésta. Le gustan muchas cosas del invierno, porque no hay gente caminando a su alrededor, robándole espacio y aire. Le gusta sentirse libre.


 


Una mano se pasea por su vista, apenas puede parpadear sorprendido.


 


—Jinyoung—está esa sonrisa de nuevo, levantándole los ánimos, la voz profunda de Mark le saca de sus pensamientos y por ende, termina sonriendo encantado de la vida por volver a ver al castaño.


 


Pero no dice nada, queda suspendido en el momento, creyendo que lo que tiene enfrente es más de lo que puede soportar, con las mejillas alborotadas y la razón corriendo de un lado a otro en su cerebro gritando lo imposible que puede ser eso.


 


No le importa.


 


Porque es real, casi a tal punto de levantar la mano a la mejilla contraria y acariciarla suavemente mientras sus miradas se conectan y el vaho se une, llegando al borde sin importarle que la caída pueda ser fatal.


 


O la mejor experiencia.


 


Sin embargo, desiste. Lo hace en el último momento, apenas y ha podido levantar la mano sin llegar siquiera a centímetros del rostro de Mark, sin lograr a acariciar su rostro, que le tienta la sola idea, de nuevo.


 


Niega.


 


—¿Nos vamos?


 


No basta preguntar eso, porque Jinyoung está listo desde la noche de su primera semana, ansioso de que el próximo fin de semana se hiciera presente en un abrir y cerrar de ojos. La paciencia no es su mayor fuerte, por eso es que BamBam le aguantó durante esa semana donde lo único que preguntaba Jinyoung era a dónde van a ir.


 


En silencio ambos caminan compenetrándose con el tiempo, Jinyoung no puede hablar porque está más interesado en controlar sus latidos y su pequeña conciencia que le aturde con preguntas que quiere hacer abiertamente.


 


Después de varias cuadras, el aire se le acaba a Jinyoung y trata de buscarlo por sobre la bufanda, fallando en el intento.


 


—¿Ya casi llegamos? —pregunta casi sin aliento; él no es mucho de caminar y menos cuando, sin exagerar, cree que han caminado hasta rodear Seúl completamente.


 


—Ya llegamos—el tono de voz de Mark es más gracioso que de costumbre, lo mira extendiendo lo brazos y con una sonrisa que hace que sus ojos se cierren completamente. —Dime tú si no es genial.


 


Se pierde en sus ojos cafés, sonriendo asiente sin procesar realmente las palabras. De todos modos, nunca ha sido el mejor escuchando.


 


—Lindo lugar—cuando entran, es lo único que se le escapa a Jinyoung.


 


Mark le empieza a contar que el negocio es de su familia, que si él pudiera sería un restaurante y no una tienda de regalos, que siente que los peluches le siguen con la mirada por todas partes, que su hermano menor también trabaja ahí y es por eso que están en ese lugar para cuidar que no cometa una tontería.


 


—… Como aquella vez que salió corriendo del local para pedirle el número a un chico, dejó a tres personas esperando en la caja—Mark ríe, Jinyoung ríe, pero la persona de la que hablan, no.


 


—¡Hey! Pero al final lo he conseguido—sonríe victorioso al que Jinyoung define como el hermano de Mark. Éste también ha cambiado, demasiado a decir verdad, ahora está mucho más alto. —Soy Joey—pero también sabe su nombre que se siente un acosador de la familia Tuan.


 


—Soy Jin…—sus palabras se pierden en el aire al sentir los labios del hermano de Mark en una de sus mejillas, acumulando el calor en esa zona.


 


—Ven acá, gusano—el castaño comienza a perseguir al castigo de esa noche y entre tantas vueltas, Jinyoung también está riendo por las caras que hace Joey al correr por la pequeña tienda.


 


Al final, lo atrapan y Mark comienza a hacerle cosquillas.


 


—Pídele una disculpa a Jinyoung.


 


Se acerca sólo por curiosidad y para no sentirse tan sólo a lado de la caja registradora.


 


—¡No lo haré! —lo único que resuena, aparte de la música suave, es la risa del menor de todos ahí, siendo torturado por Mark quien también ríe disfrutando del castigo.


 


—Joey—Mark comienza a hacer más cosquillas y Jinyoung también está riendo como si a él le tocara el castigo.


 


—¡Está bien, tú ganas! ¡Suéltame!


 


Jinyoung sólo observa a los hermanos levantándose del suelo, limpiando sus lágrimas por la risa y acomodando sus ropas.


 


—Perdón—Joey baja su mirada, apenas con un sonrojo en el rostro; Jinyoung sonríe por lo tierno que es el hermano menor a sus dieciséis años.


 


—No pasa nada—sonríe comprensivo y deja que el menor salga corriendo a quién sabe dónde.


 


Han sido los diez minutos más rápidos de toda su vida.


 


Entonces, Mark y Jinyoung terminan por acomodar algunas cosas lanzándose miradas avergonzadas cuando se encuentran en el momento exacto, porque es mejor así, o eso creen los dos cuando en el último instante Mark siente los ojos contrarios en su espalda y se acerca sólo para preguntar si quiere ir a otro lado.


 


—Sólo si tú estás conmigo—con esa sola frase del pelinegro, el mayor siente algo dentro derretirse de dulzura; es imposible controlarse si el sonrojo de Jinyoung se hace cada vez más notorio mientras acerca su rostro hasta hacer que sus respiraciones se mezclen.


 


Y cómo controlar sus latidos si están ahí diciéndole que lo haga en ese mismo instante antes de que algo ocurra, antes de que la valentía tomada se vaya por la borda, antes de que llegue su hermano e interrumpa el momento.


 


—Oye, Mark, necesito que me…


 


No siempre se puede controlar a todo el mundo.


 


Jinyoung se separa avergonzado y Mark suspira pesado rodando los ojos por lo inoportuno que ha sido Joey desde que nació.


 


—Creo que me tengo que ir ya—el pelinegro señala la puerta detrás de él y sonríe igual que siempre, Mark también lo hace sin pensarlo dos veces.


 


—¿Quieres que te vaya a dejar?


 


—No, estoy bien, puedo pagar un taxi.


 


Mark insiste un poco más. Jinyoung sólo puede negar convenciendo al final al castaño que estará bien.


 


Sólo que antes de salir de la pequeña tienda, una voz lo detiene.


 


—¡Jinyoung! ¡Vuelve pronto, si eres novio de Mark creo que podemos considerar un descuento!


 


—No le hagas caso a mi hermano, es un tanto…


 


Mark está con una sonrisa nerviosa, con el corazón en la mano y éste latiendo loco por lo que pueda pensar ahora Jinyoung de él.


 


—¿Cincuenta por ciento?


 


—¿Qué cosa? —sin embargo, no logra comprender las palabras del menor.


 


—Sobre el descuento .


 


Sonríen automáticamente encontrando algo más en esa sola oración.


 


—Sólo si eres mi novio.


 


 

Notas finales:

Bueeeeeeeeeeeeno:)

Sinceramente y personalmente, esto me está encantando:3 Gracias por llegar hasta aquí*O*

Faltas de ortografía y/o cosas sin sentido van por mi cuenta^^

Que tengan una linda madrugada acá en mi país^^


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