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Cartas a Sasuke por Amok Scarlet

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Notas del capitulo:

Muchas, muchas gracias por sus reviews. La verdad no esperaba que les gustara la forma en que lo había hecho.

Y me han hecho muy feliz!!!

Demasiado. Tantas ganas tengo de ir y abrazarlos.

Son tan lindas y lindos. (¿Hay chicos ahí?)

Por eso hablo con "os"

Pero bueno espero les guste.

Se acuerdan de mí, ¿verdad?


Creo haber cometido un gran error. La verdad tenía pensado hacerlo de otra forma. Bueno no… todavía no sabía cómo lo iba a hacer.


Recapitulemos.


La primera vez que le dejé a Sasuke su carta estuve esperando a ver como reaccionaba, y la chica de la floristería interrumpió.


La segunda vez que le deje a Sasuke la carta, tampoco lo vi. Fui arrastrado a la oficina de la directora. Mi dulce y tierna abuelita, me hizo trabajar la primera hora.


Esa semana llegó Sakura. Creo que fue el mismo día en que Sakura se me declaró que vi a Sasuke triste.


Ese día estaba muy triste.


Había perdido a una buena amiga. Sakura me dijo que necesitaba tiempo y supongo que yo también. Era difícil. Todo el tiempo que estuvimos juntos se iba a la basura.


Pero cuando vi a Sasuke triste mi corazón se rompió. ¿Por qué estaba triste? ¿Quién lo había hecho llorar?


¿Cómo supe que había llorado? Sus ojos rojos, su nariz en el mismo estado. Lo había visto salir de la enfermería.


Después de la clase de educación física en la que Sakura me confesó sus sentimientos hacía mí. Y después que le contará como me sentía al respecto. Y el tiempo que nos dimos. Camine vagueando por la escuela. Y antes de llegar a la enfermería lo vi.


Se agarraba la cabeza y moqueaba de vez en vez. Tuve unas ganas de correr y abrazarlo. Llorar con él y contarle lo que me había pasado. Pero no tenía esa confianza con él. No podía tomarla si no éramos amigos.


Tuve que contenerme. Hasta que lo vi desaparecer subiendo las escaleras. Mi pobrecito Sasuke. El resto de sus lágrimas decorando su rostro. Si tan solo hubiera podido reconfortarlo.


Y se lo conté, se lo conté en mi carta. Lo mucho que me dolía verlo llorar.


El lunes lo vi, en el invernadero viendo los tomates. Sus ojos brillosos y juraría que vi salivita saliendo de sus labios.


— ¡Hey! — Al principio no me di cuenta, solo vi una mano estirarse y no deje que arrancara los tomatitos de su lugar — No puedes, todavía no está… ¿Sasuke?


— Dobe — me contestó como acostumbraba decirme cada vez que nos veíamos


— ¿Te gustan los tomates? — Ahí fue cuando vi su babita escurriendo — ¿Quieres uno?


— Mn — asintió sin dejar de ver los tomates.


— Espera — Lo bueno que tenía una mata en otro lugar. Los cambie de lugar, ya estaban lo suficientemente maduros y los planeaba cortar para llevarlos a casa. Tome tres y se los di — Toma, estos ya están


— Ah… gracias — tomó uno con su mano y ya lo iba a morder.


— Deberías lavarlos primero — lo tomé de su mano y lo jalé — vamos


Lo llevé donde acostumbramos lavarnos las manos cuando estamos en el patio


— Dame — se los quite y empecé a lavarlos — ahora sí, ya los puedes comer


Me miró varias veces y creí que pensó que le daba veneno. Si eso fuera sería como Romeo y Julieta. Pero él no bebería el veneno, sería yo. Pero no me gustaría que se atravesara con una daga. No podría…


— No están envenenados — por lo que se lo demostré, tomé un tomate y lo mordí. Demasiado jugosos, se me escurría — ¿Ves?


—… — No dijo nada, solo se me quedaba viendo


— No me gustan mucho los tomates — me queje, los vegetales no son mi comida favorita, menos solos — toma


—... — Y sigue viéndome, me acaba el resto del tomate. Tampoco podía tirarlo


— ¿Sasuke? — Tuve que examinarlo


— Ah… eh sí — se ha puesto nervioso y tengo unas ganas de cargarlo y llevármelo


— Toma — le doy los tomates restantes y su cara se ha puesto roja — ¿Tienes fiebre?


Y si está caliente — estás caliente


— No… no… no es nada — tartamudea, y eso me preocupó


— ¿Seguro? — casi se cae — Cuidado. Mejor te llevó a la enfermería


— Estoy bien — se retuerce en mis manos, pero no lo dejó


— No, te voy a llevar y ya. Se acabó la discusión


— Es… dobe — Se queja cuando lo alzo y cargo en mis brazos. No era ni muy pesado ni muy ligero. Lo normal, supongo.


Ese viaje que hice a la enfermería, fue como caminar sobre piedras calientes. Tenerlo tan cerca pero no poder hacer nada más. Tuve que pensar en muchas otras cosas. Había empezado a hablarle, pero no me contestaba.


Se había dormido en mis brazos. Su carita mientras dormía me tenía embelesado. Y la gente mirándonos juntos.


Cuando llegue a la enfermería, se encontraba Shizune. Recosté a mi lindo azabache. Y aparte los cabellos en su rostro. Sostenía los tomates y se los retire de su cuerpo. Cuando toqué sus manos, mi cuerpo se tensó. El contacto era… hacía mucho efecto en mí. Los dejé a un lado.


Se lo encargue a Shizune y subí por Karin. Una vez hecho. Fui por mis cosas y me metí en mi salón.


El miércoles regresaron mis ganas de dar palizas. Había escuchado un griterío. Y me asome por la ventana.


Sasuke le gritaba a la chica por insultar a Kiba. Luego la chica empezó a insultar a Sasuke. Me dio rabia, estaba listo para saltar por la ventana. Suerte, Temari llegó y le dio una bofetada. Eso dejaría marca.


Al final la chica salió corriendo y hubiera ido a perseguirla. Pero no podía, tenía que acabar con el trabajo, luego me desquitaría.


Temari se fue con Sasuke y Shino con Kiba. Y yo… me quedé a terminar.


Termine yendo a casa de Gaara. Los padres de Gaara son socios mayoritarios de industria petrolera. Su casa es grande.


En ese momento estaba demasiado molesto. Y creo que rompí un jarrón de… no tengo idea, pero creo que lo rompí. Gaara me termino llevando al cuarto de juegos. Donde matábamos el tiempo algunas veces.


Me desquite con el saco de box. Con las manos desnudas. Necesitaba sentir dolor… como si golpeara a una persona real. Luego llegaron el resto de los chicos.


Y Shino y yo, tuvimos una pelea gratificante. Sacamos todo. En ese momento solo éramos, Shino y yo. Desquitándonos, hasta que el cansancio nos venció y caímos exhaustos. Pero mejor.


El problema fue al levantarnos. Dormimos una hora… ¿dos? No estoy seguro, peor me moría de sueño, quería mi cama.


Y me caía en el plato de lo que era mi desayuno. Tenía hambre, pero no tenía fuerzas. Yuu la chica del servicio en casa de Gaara nos dio un par de pastillas blancas. Las tomamos con el jugo y… ¿en qué serán? Quince minutos estábamos despiertos.


Terminamos en la escuela. Buscamos a la chica que había insultado a nuestros chicos. No la encontramos.


Gaara, Shikamaru, Lee nos explicaron lo que había sucedido. Pero no les creímos y tuvimos que ir a la dirección con la vieja. Que terminó por jalarnos de las orejas y hacernos aceptar la situación.


Al fin que no tuvimos nuestra venganza… bueno.


El viernes temprano antes de cruzar el pasillo para ir al baño, escuche a Sasuke hablando con Karin y los otros chicos.


— Ándale, vamos — le insistía Ino a Sasuke


— No puedo, tengo que ir con Itachi — me pegue a la pared lo más que pude


— ¿Tiene que ser hoy? — Kiba preguntó


— Sí — no parecía muy feliz por eso


— ¿A dónde? — preguntó Karin


—  Una boutique llamada “L’élégance” — contestó


— ¿No podemos ir a acompañarte? — esa fue Hinata


— No, es… no puedo, será para la otra — me deslice para que no me vieran


Los dejé de escuchar y me asome, ya no había nadie en el pasillo. Después de eso me dedique conseguir información.


Pregunte a varias chicas y donceles. De seguro ellos sabrían algo. No sé a cuantos pregunte, pero la información era importante.


¿Quién era Itachi? ¿Por qué se vería con Sasuke? ¿Por qué Sasuke lo tenía que ver?


Esas preguntas las respondería cuando lo viera. A la salida me llevé conmigo a Shikamaru y Gaara. Suerte que había una cafetería enfrente de mi objetivo.


Pedí un café capuchino con crema. Y luego de explicarles a Gaara y Shika porque estábamos ahí, pedí un pastel.


Vainilla con duraznos, muy bueno. Solo faltaba que llegara Sasuke y “compañía”


— Ese es — hable en voz alta cuando vi sus cabellos negros


— ¿Y ese quién es? — preguntó Gaara


— Itachi — me levante de la silla y me dirigía a la puerta. Shikamaru me detuvo


— Tranquilo, debe ser su hermano


— ¿Y si no lo es? — le cuestioné


— ¿Viste cómo se parecían? — Me regresó a mi lugar — El mismo color de cabello


— Era más grisáceo, el de Sasuke es negro pegándole a un azul


— La piel…


— La de Sasuke era más blanca y el “otro” tenía ojeras


— Los ojos eran…


— Eran… — no tenía objeción a eso. Qué buena vista tenía Shikamaru, no logre ver sus ojos


— Son hermanos — Shikamaru tomó de su té — la piel puede ser más oscura, pero el parecido es grande. Unas pequeñas diferencias no cambian nada.


— Um-hum — seguí con mi pastel. Entonces Itachi era el hermano de Sasuke.


Estuvimos ahí otro buen rato. Esperando que saliera. Primero salió un chico rubio, luego Itachi y al final Sasuke.


Sasuke… ¿qué había pasado ahí dentro?


De ese momento es lo último que recuerdo. Después desperté en mi casa, en mi cuarto, viendo el techo.


— Ya estas despierto, toma — mi madre me dio unas pastillas — Tuvimos que ir por ti a una cafetería. Me asuste cuando me llamaron


— Lo siento, fue la impresión — le conteste una vez me acabe el vaso de agua


— Sí, ya me dijeron. ¿Entonces como es el chico? — la miré entre confundido y sorprendido — Sasuke, Sasuke Uchiha. ¿Cómo es?


— ¡¿C… cómo sabes?! — ¿Pero quién le dijo?


— Shikamaru me contó — mataría a Shikamaru. Eso pensé en el momento, pero se me paso


— Ah…


— ¿Y cómo es? — volvió preguntarme


— Pues… él es… ¿tengo que decírtelo? — me daba vergüenza


— Si quieres — ¿entonces para que preguntaba?


— Em… — me rasqué la mejilla — él tiene cabellos negros, tan negros que destellan un tono azul brillante y oscuro. Tiene los ojos igual negros, como el profundo abismo. La piel más blanca que he visto. Haría competencia con Blanca Nieves y te aseguro que ganaría. Es una persona que no se muestra a los extraños, solo es quien es con sus allegados. Es una persona amable. Necesita amor


— Te debe gustar mucho para hablar así de él — por un momento me había olvidado de mi madre


— Ah… sí. No solo me gusta, yo le quiero. Le amo, mamá. ¡Dattebayo!


— ¡Oh! — Mi mamá sonrió — ¿Y qué esperas? — La volví a ver sin entender — ¡Confiésatele!


— ¿Debería? — Durante todo ese tiempo. Vi como reaccionaba Sasuke, pero nada concluyente. ¿Tal vez ya era tiempo?


— El que no arriesga no gana-tteba — mi madre me dejó pensando — piénsalo, te veo abajo para la cena


Con eso me quedé.


Tal vez fuera el momento. Tomé la pluma, la hoja de papel. Y empecé a escribir.


 


Para: Sasuke


Umm… creo que es momento. Yo he visto lo que sucede a tu alrededor. Al principio no planeaba decir nada. Sólo observarte me bastaba.


Pero durante este tiempo, he conocido muchas más cosas sobre ti. Pudo ser la suerte la que quiso que nos cruzáramos, tal vez mi deseo de verte. O tal vez era el destino…


Me has mostrado facetas tuyas que desconocía, eres tan impredecible como cualquier otra persona. Cambiando según las circunstancias.


Como los camaleones, camuflándose en su entorno. Como el clima, nunca sabes si lloverá, si saldrá el sol, si granizará.


Dirás que por eso existen los climatólogos, pero el clima puede cambiar de un momento a otro.


Los sentimientos son así. Hay veces que estas feliz, pero viene alguien te dice algo y te molestas o entristeces.


El humor es así.


Como cuando llueve y sale el sol. El arcoíris puede aparecer o no. No lo sabrás.


Por eso ahora que tengo todo esto dentro, te lo quiero hacer saber. Te lo quiero gritar.


Pronto apareceré, pronto…


 


Eso era lo que quería enviar en ese momento. Guarde mi carta en el cajón de la cabecera de la cama. Cerca de mí.


Al final no envié esa carta. Cuando llegó el lunes, Sasuke estaba escondido. Creyendo que nadie lo veía.


Me dio ternura, verlo esforzarse por atrapar al chico de las cartas. Eso me emocionó. Me hizo todavía más feliz.


Y Gaara llegó. Casi arruina el día cuando me vio y me saluda. Por suerte entendió que no debía de seguir viéndome. Y qué Sasuke estaba atento en su casillero. Si hubiera volteado… me hubiera atrapado mirándolo.


Me hubiera quedado mirándolo un rato más, pero no debía dejar que me viera. Le di la vuelta al edificio y con todo y mis cosas entre al gimnasio. Los chicos empezaban a calentar.


— ¿Qué hacías escondido? — me pregunta Gaara


— ¿No lo viste? — le preguntó curioso


— ¿A quién? — al parecer no lo vio


— No, nada — era raro, Gaara era muy observador. Siempre vigilando su entorno


— ¡Chicos, recuerden que nuestro encuentro el sábado es a las nueve! — Obito-sensei nos recordaba al principio de cada entrenamiento el bendito día. Si ganábamos al equipo del viento, iríamos contra los del agua. Nosotros éramos el equipo del fuego.


» Bien, es hora de hacer botar los balones. ¡Ya saben que hacer!


Y con eso empezamos, me preguntaba qué haría Sasuke durante esa hora.


Al fin, que quedamos al salir de clases en ir a casa de Shino. Había adquirido una nueve especie de mosquito tropical proveniente de no sé dónde. ¿Era África?


Estaba hambriento, y los insectos de Shino, no eran mi ilusión. Estaba pensando en lo que debería de hacer así que fui a la cocina. Al poco rato Gaara llegó


— ¿Con hambre de nuevo? — me preguntó y yo reí


— Creía que me conocías — mi amigo pelirrojo sonrió


— Acabamos de comer hace una hora — me recriminó


— ¿Le dices comer a un par de sándwiches? — me parecía una ofensa. Con un par de sandwichitos no me satisfago


— Bien, te ayudaré — Empezó a sacar cosas del refri.


Tal vez no era nuestra casa, nuestra de nosotros. Donde vivíamos. Lo parecía, conocíamos cada rincón de ella, y no solo la de Shino. La de Gaara, Shikamaru, Tenten, Lee y la mía. Y la de Sakura, antes de que se fuera.


No he vuelto a hablar con ella desde entonces. Ni una palabra y ella a mí tampoco.


Era algo triste.


— ¿Qué piensas Gaara? ¿Crees que debo intentar hablar con Sakura? — le pregunté


— No lo sé — me contestó mientras picaba zanahorias — a nosotros tampoco nos habla mucho.


— A mí no me habla nada — le dije y suspire. Ella era mi mejor amiga después de todo


— Mmm, deberías intentarlo si quieres — le robaba de sus zanahorias partidas en cuadritos — hey, no te las comas. Es para todos — me dio un manotazo


— Vale, vale — lo miré de reojo, si se distraía le robaría otro pedacito de zanahoria. Tenía hambre.


» Oye… estaba pensando en… en declararme a Sasuke. ¿Qué piensas?


— ¿Estaré enfermo? — Al parecer Gaara no me escuchaba


— ¿Qué decías?


— No, nada — Lo deje pasar


— Oye Gaara, entonces que piensas de lo que te dije. ¿Crees que deba hacerlo? Mamá me dijo que el que no arriesga no gana. ¿Deberé intentarlo? Lo he pensado mucho y creo que podría hacerlo. Sasuke trata más conmigo últimamente. Bueno cuando nos encontramos, pero… — me rasqué la mejilla — no lo sé, tengo miedo.


Lo miré y me di cuenta que estaba perdido en el espacio, moví mi mano enfrente de sus ojos y no me hacía caso — ¿Me estás oyendo Gaara?


— ¿Qué decías? — Al final no me oyó


— Qué me voy a declarar a Sasuke — lo solté pensando… no en realidad no pensaba


— ¿Eh? — Me miró sorprendido — ¿lo dices en serio?


— Sí — ya lo había dicho y no retiraría mi palabra — lo haré


— Pues… bien por ti


— ¿Qué tanto hacen? — Temari había bajado — se están tardando milenios en unas… ¿zanahorias?


— Jajaja — me dio risa ver su cara mientras agarraba un cubito de zanahoria


Al final que terminamos de hacer nuestro coctel de ¿verduras?


Cuando llegué a mi casa me tiré a la cama. Pensando en lo que había dicho.


Si me iba a declarar a Sasuke  y decirle que era el chico que le manda cartas todos los lunes tenía que planear algo.


Tenía que prepararme.


Me dije:


¿Debería decirle directamente? ¿O debería insinuarle?


Aunque no soy bueno en ello, lo mejor sería decírselo directamente. ¿Pero cómo lo hago?


Hola, Sasuke (¿Tan confiadamente?)


Hola Sasuke-san (Como que no)


Hola mi lindo ángel (No tampoco)


¿Cómo estás Uchiha? Yo quería… (No me gusta cómo suena)


Sasuke, quería (Ese me gusta más, pero…)


¿Qué hago?


Esa noche caminé, rodé, pataleé, salté, y grité. No sabía qué hacer. Y me dije cuando pase, pasará.


Eran las tres de la mañana una vez llegué a mi conclusión, pero no dormí. Y con todo y sueño me fui a la escuela, para encontrarme con mi precioso ángel.


Miraba las flores del invernadero


— ¿Cómo se llamaba? — habló en voz alta y no se dio cuenta


— Clematis significa… — tomé mi librito del significado de las flores, me los estaba aprendiendo — belleza del alma


— Ah — lo miré, se veía tan hermoso con sus cabellos caídos sobre sus hombros. Antes traía el cabello hacía atrás en piquitos, eso me recordó que oí que le decían peinado de pato, al principio no lo entendí hasta que me enseñaron una imagen. Fue algo gracioso… sí me divertí con eso, pero eso es otra cosa. Y la verdad me gustaba como se veía


— ¿Te gusta? — espere como cinco segundos a que me contestara pero nada — ¿Sasuke?


— ¿Eh? — parpadeó, al parecer perdido en sus pensamientos


— ¿Te gusta? — volví a preguntarle


— Sí, es muy bonita — Se ve tan lindo, parece tan tierno y me dan ganas de besarlo


— ¿Quieres una? — le regalaría la maceta entera


— N… no, está bien. Ya tengo una — al principio me desanime pero al recordar que yo se la había dado sonreí


— De acuerdo — me sorprendió cuando tomó mi mano


— ¿Estás herido? — Le sonreí, su gesto hacía mí, era tan cálido


— No, ya tiene bastante tiempo. Están casi curadas — tuve que escaparme de sus manos o haría algo que no debería


— Ah — bajo la mirada y me sentí mal al ver que lo hice entristecer


— Te ves bien con ese estilo — me miró sorprendido — debes de volver locos a muchos chicos — se sonroja y… ¡ah!… como quería abrazarlo en ese momento


— Gra… gracias — ¡tan lindo!


— Ah… este… — y mi boca empieza a hablar sola — quieres… ¿quieres salir conmigo? — y me doy cuenta de lo que digo


» Me refiero a… a un paseo, por el parque o donde quieras. Si quieres claro. Pasar un rato conmigo y no sé, ser amigos — “Qué diga que sí, que diga que sí…” Era mi suplica


— Sí, está bien — Me contesto con una pequeña sonrisa, estaba tan feliz porque hubiera aceptado


— ¡Oh qué bien! Nos vemos, ¡yo te aviso! — tan emocionado que salí corriendo.


¡Lo había invitado a salir! ¡Y había aceptado!


Ahora era… ¿A dónde lo llevaba? ¿Qué le gustaría? ¿El parque de diversiones? ¿La piscina? ¿Un café?


— ¡Naruto! — Lee me había sacado de mis pensamientos


— ¿Qué, qué pasa? — detrás de él venían Gaara y Shikamaru


— Te hemos estado buscando — estaba confundido


— ¡Nos entregaban hoy los nuevos uniformes! — Gaara me jala y soy arrastrado


— ¿Eh? — la verdad ni me acordaba


— Qué problemático — Shikamaru ayudaba a Gaara a llevarme


Así fui arrastrado al gimnasio. ¡Pero eso no es importante! En esos días no tuve tiempo de nada ¡De Nada!


Puros entrenamientos, la ayuda con la vieja ahora que se acercaba el festival. Mis plantitas estaban siendo cuidadas por Juugo. Qué estaba fuera del equipo oficial. Gracias al cielo, él podía cuidar a mis florecitas.


Y como mi cabeza no funcionaba termine por escribir una nota a Sasuke, cuando encontré a Karin le pedí se la entregara.


— ¡¿Qué hiciste qué?! — Tenten y Temari me gritaron cuando entramos a la junta en el auditorio.


Era la junta de padres. Según la vieja esto ayuda a que los alumnos vayamos por el buen camino. Por lo tanto los padres no deben dejar la convivencia con sus hijos aun dentro de la escuela. Y bla… bla… bla…


Había llevado a mi padre mostrándole los jardines que tanto había cuidado durante este tiempo. Ya los conocía del año pasado, pero le enseñé mis nuevas adquisiciones y como iban creciendo.


Hasta que tuvimos que entrar al auditorio y nos separamos, esperando a los maestros. Kakashi era encargado del grupo tres de segundo y todavía no llegaba.


Así que me entretuve contándoles a los chicos lo que había pasado. Estaba muy emocionado. Hasta que las chicas nos dejaron sordos.


— ¿Pero que no sabes lo que hiciste? — no me había dado cuenta


— Haber… — se veían muy irritadas


— Esperen, yo le explico — Shikamaru era el más calmado. Lee estaba con Tenten, calmándola. Gaara tratando que su hermana no se me viniera encima — Escucha


— Ajá — asentí con la cabeza


— Estabas mandando cartas con tu puño y letra — volví a asentir — luego le mandaste una nota de la misma forma — asentí y se quedó callado. Mi cabeza empezó a trabajar


— ¡Mierda! — la había regado. Ahora Sasuke sabría que era yo.


¿Qué tenía que hacer? ¿Dejarlo así?


Y volvemos al presente. Después de todo lo pasado, la hora de la verdad se acercaba y yo lo hice posible. Sin querer, pero lo hice.


Tenía que aprovechar la oportunidad que me di. La nota estaba dada y yo buscaba una forma de decírselo. De alguna forma ya estaba dicho. Ahora faltaba ver que haría Sasuke.


Si me lo decía o no. Si se molestaba o no.


Tenía que esperar.


¡Pero no espere que pasara lo que está pasando!


Me secuestraron, ¡en medio de la junta de padres!


¿Y por qué demonios a mí? ¡Ni que valiera tanto!

Notas finales:

Y eso no es todo.

El viernes o sábado, depende la zona horaria, subo el siguiente.

Los pongo sobre aviso.

El siguiente capitulo es en extremo raro. (Digo yo o tal vez exagero)

No sabrán ni que los golpeo. Ni yo lo sé

Los amodoro tanto.

Nos vemos mañana o el sabádo

Bye bye

 


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