Severus se empezó a preocupar cuando su hijo se quedo mirándolo fijo y sus hombros estaban tensos. Ya lo habían intentado llamar y no respondía, sin importar quien fuera el que dijera su nombre. Cuando estaba por pedirle a Lucius que le trajera una poción, escucho como este decía algo muy bajito pero no alcanzo a entender lo que le decía.
-¿Qué dijiste cariño?- vio como Henry levantaba su mirada y en sus hermosos ojos verdes había lagrimas contenidas, pero también miedo combinado con preocupación.
-¿El señor de barba te lastimo? Hay que decirle a papá y padre, ellos van a protegerte- vio como las manitos de su pequeño iban hacia su cuello y lo abrazaban, el correspondió esa muestra de cariño, pero eso no quería decir que el entendiera a lo que se refería. Lucius lo salvo de hacer esa pregunta porque la hizo el.
-Henry, hijo, ¿A qué te refieres con lastimo?
-Sus muñecas están lastimadas como me pasó a mí.
Por un lado Severus sintió como su cara se calentaba porque su hijo viera las marcas rojas y de solo pensar el cómo se las había hecho lo ponía mas rojo pero su mundo se vino abajo cuando termino de entender todas las palabras que había dicho su hijo y las conclusiones que estaba sacando no eran lindas y hacían que su corazón se rompiera por lo que Henry había pasado. Lo peor de todo que las escenas que se empezó a imaginar no ayudaban mucho y por la magia que sintió de los otros adultos en la sala supo que no era el único que empezó a armar todo el rompecabezas con las pistas que tenían hasta ahora y lo que se estaba formando no era nada lindo.
Primero la condición en la que había llegado a ellos, los retazos de su infancia que les había contado, después que los gemelos le contaran del ritual solo había puesto más dudas en ellos para que Henry solo lo hubiera confirmado, tenían que averiguar por todo lo que había pasado su hijo para poder ayudarlo pero de lo que estaba seguro era que el maldito viejo de Dumbledore era hombre muerto y él mismo se encargaría de que sufriera la peor de todas las muertes.
-Pequeño, a papi nadie le hizo daño, solo se lastimo jugando con nosotros, ¿Puedes confiar en nosotros en que nadie le hizo daño y nadie lo hará?- Lucius lo saco de sus pensamientos, justo para escuchar sus palabras hacia Henry y ver como este asentía con la cabeza.
-Claro ahora eso se llama jugar, ¡Yo no sabía que te gustaba rudo Sev!- dijo Sirius y por su comentario se gano un golpe en la nuca por parte de Remus que estaba a su lado.
- Bien ahora que todo está arreglado porque no dejamos el partido de quidditch para otro día, Henry me parece que tú y yo tenemos un castigo pendiente por poner en peligro tu vida, los gemelos también, ellos lo tendrán con Severus, Lucius porque no vas con el resto y se adelantan para tomar la merienda.
Tom estaba sentado en su asiento detrás del escritorio, habían ido a su estudio por el castigo que le tenía que dar a Henry, su hijo estaba parado enfrente de él mirando el piso, con la cabeza agachada, mordiéndose el labio inferior y moviendo sus manos nerviosamente. Como deseaba poder quitarle a su hijo con un movimiento de varita las inseguridades que tenia entorno a su familia, para que lograra ver el amor que le tenían y que todo lo que hacían era por su seguridad, ya había jurado que los malditos que le habían hecho daño a su bebe iban a tener que rogar para que los matara, porque la tortura que les tenía planeada sería muy larga y lenta.
Odiaba tener que castigar a sus hijos, pero tampoco podía permitirse que los niños hicieran lo que quisieran, soltando un suspiro y retirando la silla un poco, llamo a Henry para que se le acercara, y ver que su pequeño príncipe se tensaba, lo enojaba en muchos sentidos.
-Hijo, no voy a lastimarte, no hago esto con intención de daño, puede molestarte por un tiempo pero nada que un abrazo no reconforte y una poción no elimine la incomodidad- le alegro ver que su hijo se acercara con un poco mas de confianza pero aun se le veía que iba con cuidado asía él.
Tomo a su hijo con cuidado para ubicarlo en su regazo, vio como su hijo nuevamente se tensaba pero acaricio en círculos su espalda y nuevamente le dijo que no era para dañarlo, en cuanto vio que tomaba un poco de confianza, le dijo que comenzaría y le dio diez palmadas, era difícil darle un castigo de ese tipo con toda la historia de maltrato que Henry tenia, una vez que termino lo abrazo y lo dejo nuevamente sobre sus pies.
-No creas que esto termina aquí jovencito, lo que hiciste fue algo muy grave por lo que durante dos semanas limpiaras los calderos de tu papa Severus, lo ayudaras a recolectar plantas y a destripar babosas para sus pociones y aprenderás baile con tu papa Lucius.
Era lo primero que se le cruzo, por un lado eran cosas que le servirían como el baile y el identificar plantas, pero a nadie le gustaba destripar babosas.
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Henry miraba muy apenado y rojo de la vergüenza a su padre, pero aun así el quería respuestas a las preguntas que lo tenían confundido, no entendía porque tanta decisión de protegerlo, cuando según él, no tenía nada de especial para hacerlo, no era listo, educado o bueno como sus hermanos, el no se merecía esas preocupaciones. Por otro lado creía que era algo contradictorio, decían que la seguridad de sus hijos era los mas importante y ahí estaba él, poniendo a sus hermanos Draco y Cephus en peligro con su sola presencia, sabía que ese hombre con barba blanca lo buscaba y lo quería con mucho empeño, nunca descansaría hasta que lo tuviera de vuelta para terminar lo que no pudo, por lo que con todo el valor que junto se arriesgo a preguntar.
-¿Porque?
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-¿Por qué, que? -La pregunta de su hijo lo sorprendió, acaso quería saber el porqué del castigo, había pensado que eso estaba aclarado, que sabía que su vida y seguridad eran lo más importante.
-¿Por qué protegerme?
-Eres mi hijo, es mí deber protegerte y no solo por eso, me preocupo y te amo a sí que lo hago porque quiero y si llegara a perderte no solo te extrañaría, eso me dolería mucho no solo a mí, sino que tus hermanos y papas también estarían igual. Por lo que el lastimarte o que alguien lo haga es indiscutible.- le dolía ver que su hijo no comprendiera lo importante que era para ellos.
-¿Pero y mis hermanos?, ¿Papa y papi?, ¿Ellos qué? Yo los pongo en más peligro con cada día que pasa, yo no merezco sus preocupaciones, soy malo, peligroso yo..yo soy un peligro- dijo mientras sus ojos se ponían llorosos- soy un fenómeno, no debería estar aquí, no debería recibir su cariño, no sé qué tengo que hacer tampoco, dicen que juegue pero no entiendo los juegos, son diferentes a los que veía jugar a Dudley con sus amigos, yo solo sirvo para limpiar, como decían los Dursley, ellos tenían razón cuando decían que soy un tonto, me cuesta entender los libros de magia, ¿Por qué tomarse todo ese tiempo conmigo? Cuando no hago más que ocasionar problemas, no entiendo- lo escucho decir mientras veía como negaba con su pequeña cabeza, lo enfurecía el saber que alguien le había puesto las ideas de que era peligroso y un fenómeno e iba a averiguar quiénes eran los Durley esos y les haría pagar por haber insultado a su hijo y buscaría todo lo relacionado a ellos.
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Cuando se dio cuenta todo lo que le había dicho a su padre, se quiso golpear el mismo por su desliz, ahora su papa Tom se enojaría, lo golpearía para luego echarlo, porque aunque él había soltado todo eso, no quería alegarse de ellos, le hacían sentir algo cálido en su pecho que se expandía por todo su cuerpo. Cuando lo abrazaban, le daban besos o le dedicaban sonrisas, era como si miles de mariposas estuvieran en su estomago y por fin fuera parte de algo y los momentos más felices los había pasado junto a todos ellos.
El siguió negando con la cabeza y sus lágrimas empezaron a caer por tan solo perder lo que había conseguido pero aun con ese miedo siguió con sus otras preguntas.
-ustedes no me castigan como ellos, no me dejan moretones y me puedo mover, comer todo lo que quiera y nunca me encierran, cuando te enojas tu solo me mandas con papa y papi o fuera de la habitación, y si deben castigarme solo me nalguean después me abrazan y jugamos ajedrez y tomamos el té- se sorprendió cuando su padre lo tomo y lo abrazo.
-Henry, mi pequeño príncipe, déjame decirte que si no entiendas algo eso no te hace tonto, nadie en el mundo nace sabiendo a caminar, comer o a hablar, se aprenden con el tiempo, si no logras entender lo que lees es cuestión de que preguntes porque nadie se enojara de que lo hagas, tú no eres un fenómeno, peligroso o cualquier otra cosa, tu eres Henry nuestro hijo y pequeño príncipe, a quien amamos y cuidamos con todo lo que tenemos al alcance y nunca nos arrepentiremos por eso, el que llegue a hacerte daño tendrá que vérselas con toda tu familia, y debes comprender algo, todo lo que te paso no fue tu culpa, me gustaría saber por lo que has pasado para ayudarte y cuando estés listo para contarlo, sea a Lucius, Severus o a mi aquí estaremos para escuchar, también debes entender una cosa lo que sufriste es conocido como abuso, quisieron acerté daño y quiero que pienses algo, ¿Alguno de nosotros has visto que tuviera la intención de lastimarte o despreciarte?
Henry se aferro con más ganas a su padre mientras con lagrimas en sus mejillas recordaba todo lo que había vivido hasta hora con ellos y una vez que se dio cuenta de las diferencias negó con la cabeza – Nadie me ah tratado así, me siento como si fuera parte, y el calorcito de mi pecho solo aumenta con el tiempo-
-¿Sabes lo que ese calorcito es?
-No
-yo también lo siento, cada día que veo que estas con nosotros, cuando estoy con tus papas y hermanos, eso es amor Henry, es el sentir el cariño por o de alguien y ustedes son algo precioso porque sé que los amo con todo mi ser.
Sentía una felicidad incomparable, su padre Tom lo quería, ahora podía darle un nombre a lo que sentía por ellos y no quería perderlo por nada del mundo- yo también te quiero, los quiero a todos, por favor no dejes que me atrape, no quiero perderlos, por favor papi no dejes que me lleve lejos de mi familia, mi casa, mi hogar, no quiero alegarme de ustedes- y lloro, lloro con todo y por lo que sentía, por el miedo de que se separaran, porque por fin pertenecía a algún lugar, por felicidad y porque lo querían.
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Fred estaba tomado de la mano de su hermano George, no podía creer que escribir unas líneas, limpiar calderos y ayudar en hacer pociones durante una semana, más unas simples nalgueadas con la mano era todo lo que recibirían como castigo, no había habido ni cucharon en la espalda, maldiciones con la varita o palabras hirientes, solo diez nalgueadas a cada uno y un abrazo al finalizar, miro a su hermano para ver que pensaba y cuando vio sus ojos se dio cuenta que estaba pensando lo mismo, era para no creérselo.
-¿Entendieron porque los acabo de castigar?
-Nos portamos mal- respondió Fred con su hermano
-¿Que hicieron mal?
-Nosotros quisimos llevarnos Henry..- comenzó su hermano George
-….Lo pusimos en peligro.- Termino él, la mirada que le estaba dando el señor Severus lo estaba poniendo incomodo, apretó con más fuerza la mano de su hermano para asegurarse que no estaba solo.
-No fue porque estén con Henry, nada nos pone más contentos que verlos jugar a todos juntos, el motivo del castigo fue que se pusieron en peligro, al salir de las protecciones de la casa, su vida corrió peligro y esa es una regla irrompible, su seguridad y la de mis otros hijos es lo más importante. Queremos estar ahí para ustedes, si tienen pesadillas, espantarlas, escuchar si necesitan hablar y darles lo que queramos y lo que nos pidan pero si van corriendo directamente al peligro no importa cuánto intentemos de nuestro lado no será de ayuda para ustedes. ¿Entendieron?
-Si, ¿Entonces ustedes se preocupan por nosotros?- dijeron a la vez, le gustaba hablar al mismo tiempo que su hermano, era parte de su conexión.
-Claro que nos preocupamos, no permitimos que le pase nada a la familia y ustedes son familia.
Fred sentía su felicidad y la de su hermano también, esas personan a quienes habían empezado a querer como unos padres se preocupaban por ellos y una sonrisa se le formo en el rostro, mientras su hermano le preguntaba.
-¿No le molesta que uno comience…?
-…Las frases y el otro las termine- dijo el finalizando
-Claro que no, es parte de quienes son ustedes, ahora venga para acá que les doy otro abrazo y si no tienen ninguna pregunta más que hacer vamos a comer algo de helado.
Fred al igual que su hermano se lanzaron asía el hombre, los abrazos de todos ellos eran los más calurosos que habían recibido en su vida.
Continuara...