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Endless Moment (SiHan/Super Junior) por Karmilla46664

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Notas del fanfic:

¿Qué pasa cuando has tocado fondo y no tienes a dónde ir? Siempre habrá alguien ahí, un apoyo real que te abrirá las puerta de su casa cuando lo necesites.

Hangeng se recolocó la mochila en el hombro, y siguió caminando hasta la casa del que fue su mejor amigo en la universidad. Es verdad que tenía miedo de la reacción de éste, después de tantos años sin tener contacto, pero estaba ansioso de ver cómo habían pasado los años por el juvenil rostro de hoyuelos. Por supuesto sería decepcionante aceptar que su dongsaeng había hecho algo de provecho con su vida mientras que él seguía conservando su mente adolescente, pero estaba dispuesto a afrontar las malas caras convenientes. Cuando se vio frente a esa casa que tantos recuerdos le traía se le formó un nudo en la boca del estómago. Quizás no era tan buena idea haber ido después de cinco años sin saber del otro, o tal vez ni siquiera seguía viviendo ahí. Tomó aire con fuerza y presionó el timbre, cruzando los dedos para que todo saliese bien. Los interminables segundos pasaban y parecía no haber nadie en esa casa. Comenzó a impacientarse, golpeando rítmicamente el suelo con su pie derecho. Cuando estaba a punto de darse por vencido, un esbelto hombre abrió la puerta, dejándolo con la boca abierta. Su dulce y aniñado rostro había madurado, y su cuerpo había ensanchado gracias a la masa muscular que había adquirido. Miró a esos sinceros ojos con una sonrisa, esperando que reconociese a su viejo amigo. No pudo evitar reír cuando esos expresivos ojos se abrieron desmesuradamente al reconocerlo. En dos zancadas se posicionó delante de él, estrechándolo sin delicadeza contra su fuerte pecho.

-Hankyung-canturreó alegre al ver a su hyung en la puerta de su casa como si los años no hubiesen enfriado su relación. Se sonrieron sinceramente, estrechando sus manos con efusividad- ¿Qué haces por aquí? Pasa, hyung, no te quedes en la puerta.

El chino entró en aquella casa que tan bien conocía, echando un vistazo a su alrededor para ver en qué había cambiado.

-Has cambiado la decoración-señaló, más para sí mismo que para Siwon -Me gusta.

-Reconoce que está mucho mejor que antes, ahora tiene estilo.

El mayor paseó sus dedos por las paredes, ahora forradas con papel simulando encaje.

-¿Hace cuanto lo has reformado? Está impecable, es increíble que sea el mismo piso que compartimos hace años.

Un silencio incómodo se instaló en el ambiente, aunque Siwon le palmeó la espalda tratando de relajar los ánimos.

-Éramos unos críos sin sentido de la moda, ahora nos hemos convertido en hombres de bien.

-Hablarás por ti-musitó Hangeng, de nuevo más pendiente de la decoración que de su viejo amigo.

-Permíteme la pregunta pero, ¿qué te trae por aquí?-preguntó con una sonrisa tensa, parecía que el mayor se había propuesto hacer la situación incómoda.

-Quería visitar a mi viejo amigo, asegurarme de que todo le va bien. Estuve tentado en llamarte en vez de presentarme sin avisar, pero ya sabes que ese es mi estilo-dijo guiñándole un ojo.

-Toma asiento. ¿Té, café?

-Lo que sea estará bien-dijo sin prestarle excesiva atención, aún fijándose en lo cambiado que estaba todo.- Siwie, ¿puedo ver mi habitación?

El menor apareció en el salón con dos humeantes tazas en las manos.

-Me temo que ya no es tu habitación, ahora se ha convertido en mi despacho. No es que sea muy grande la casa y como ahora trabajo puedo permitirme el lujo de vivir sólo -Hangeng lo miró profundamente a los ojos, tal vez dolido por aquello último. –No quiero decir que vivir contigo fue una mala experiencia, fueron los mejores años de mi vida, pero ahora he madurado.

“Madurar”. Aquella palabra que solía salir en cada reunión que iba Hangeng, aquella palabra que le perseguía y de la cual huía. Es verdad que a sus treinta y un años no era lo que la sociedad esperaba de él, pero aún no se sentía preparado para afrontar esa gélida y vacía vida de adulto, seguía estancado en sus divertidos años de estudiante, cuando aún Siwon disfrutaba del placer de no tener obligaciones. Vio con tristeza como su cuarto no era ni a sombra de lo que fue. Los pósters clavados con chinchetas en la pared, la cama sin hacer o el escritorio atestado de apuntes habían desaparecido, dando lugar a una sobria y triste habitación de ejecutivo de edad media. Incluso Siwon embutido en ese traje parecía mucho más mayor de lo que era. Suspiró con hastío, odiaba ver como las cosas cambiaban sin control. Sentía la mirada del coreano inspeccionándolo así que se obligó a sonreír.

-¿Y qué hay de tu habitación? No me dirás que también se ha vuelto aburrida.

Siwon sonrió con dificultad, asintiendo.

-También ha sufrido algunos cambios.

Hangeng caminó hacia la habitación de su amigo y aquello sí que no se lo esperaba: había pasado de ser un agujero propio de un estudiante descuidado a una habitación de…

-Pareja-susurró quedamente, viendo aquella amplia cama para dos y ropa de chica perfectamente colocada en una silla.

-Perdón por no decírtelo antes, no sabía cómo sacar el tema…

El chino miró seriamente al menor.

-¿Volverte hetero también es parte del proceso de madurar?

El dueño de la casa lo miró con aflicción, disculpándose con la mirada.

-Creí que lo entenderías, supuse que tú también habrías encontrado a alguna chica con la que casarte y formar una familia.

Cada palabra que salía de la boca de Siwon le daba arcadas.

-No ha sido buena idea venir, mejor me marcho.-cogió su mochila y se apresuró a irse pero el coreano se lo impidió, haciendo barrera frente a la puerta.

-No te vayas, Hankyung, no dejemos las cosas sin hablar otra vez-aquella mirada suplicante acabó de convencerle, soltando de mala gana la mochila.-Creo que tenemos mucho de qué hablar.

-Eso parece-espetó el mayor.

Siwon lo miró con las cejas arqueadas, molesto por su actitud.

-Creo que ambos tenemos cosas que hablar, o es que no me merezco una explicación de por qué me abandonaste.

Se miraron con intensidad a los ojos, uno sorprendido por el ataque y otro dolido por el recuerdo.

-Está bien, es hora de hablar las cosas-aceptó el chino, volviendo a sentarse en el sofá y sorbiendo el tibio café- Empieza tú.

El menor tomó asiento a su lado, tratando de reunir fuerzas para hablar.

-Conocí hará un par de años a una chica, trabaja en el mismo gabinete de abogados que yo. Al principio sólo la veía como una amiga, pero poco a poco los sentimientos fueron evolucionando…

-Eso me hace cuestionarme qué fui para ti, qué fueron esos cinco años compartiendo piso, risas y besos. ¿Sólo fui alguien con quien experimentar en tus años de juventud? ¿O simplemente era un polvo fácil, un culo del que disponer 24/7?

Las venenosas palabras del mayor herían a Siwon, que boqueaba tratando de explicarse.

-No seas así de duro, no me culpes por tratar de pasar página, me dejaste destrozado cuando te fuiste.

-Y jamás te has parado a pensar que quizás fuiste tú el que me empujaste a ello- el coreano lo miró sin entender- En tu vida no tenía cabida yo, Siwon. Acéptalo, jamás me hubieses presentado en sociedad como tu pareja. Eres el hijo perfecto de padres ricos y cristianos, yo sólo era el inmigrante, ateo y con pintas de hippie que, para colmo, arrastraba al perfecto Choi Siwon al mundo del pecado y la sodomía.

El menor se estrujaba los pantalones tratando de calmarse, pero Hangeng lo había llevado al límite.

-¡BASTA! No vuelvas a decir eso porque nadie me obligó a probar la homosexualidad, fui yo quién me enamoré de ti.

-¿Te das cuento, Siwon? Tú mismo has dicho “probar la homosexualidad”, como si fuera un divertimento y no una condición sexual. Admítelo, nunca has tenido huevos para enfrentarte a tu padre.

El menor se acarició el puente de la nariz, aquella discusión la habían tenido cientos de veces cuando estaban juntos.

-Por favor, dejemos esta conversación, no vamos a llegar a ningún lado. Es verdad, no hubiese sido capaz de enfrentarme a mi padre por nuestra relación, era un cobarde y un crío inmaduro. Pero si hubieses vuelto hace dos años, reclamándome lo mismo que ahora, probablemente quién dormiría en mi cama serías tú.

Ambos se miraron dolidos, pero era necesario poner las cartas sobre la mesa.

-Me alegro de que hayas cumplido tu sueño de tejer una vida idílica de la que tus padres estén orgullosos-estaba dolido, le acababa de admitir que no hubiese apostado por su relación, que hizo bien el marcharse de su vida.

-Y, ¿qué hay de ti?-trató de cambiar el rumbo de la conversación, no tenía sentido hablar del pasado ahora que estaba con una buena chica.

-Vivo en una caravana, voy y vengo según me apetezca. Sabes que siempre he sido muy culo inquieto, aunque ahora me he asentado en una pequeña finca a las afueras. Sobrevivo vendiendo el cuero que trabajo, de vez en cuando me sale algún encargo especial, pero en general vivo tranquilo.

-¿Ese es tu plan de vida?-el mayor rodó los ojos, otra vez la misma historia- Es decir, ¿no piensas formar una familia y tener un trabajo normal? Fuiste a la universidad, aspiras a algo más.

Tomó aire, tratando de tranquilizarse antes de contestarle algún corte.

-Hace no mucho tú también pensabas como yo-recordó con tristeza- Solías ser un joven inconformista con ganas de exprimir la vida. No voy a casarme con una mujer y tener hijos, porque yo si tengo claro que soy gay. Y no aspiro a más porque tengo todo lo que quiero sin necesidad de rendir cuentas a un trabajo de mierda que me encadene al estilo de vida moderno. Pero parece que se te han olvidado aquellas interminables charlas donde diseñábamos nuestra vida ideal, una vida al margen del sistema, solos tú y yo.

-Las personas cambian, Hangeng, y yo lo he hecho.

-Eres patético tratando de engañarte de esa forma, Shǐ yuán, obligándote a vivir la vida que esperan que lleves. Antes querías vivir tu vida sin rendirle cuentas a tu padre. Pero, sí, supongo que has cambiado. Por eso tus ojos me gritan que te salve de esta penosa vida que llevas. Admítelo, lo que te atrajo de mí es que te enseñé otras alternativas de vida.

Siwon agachó la cabeza, tratando de auto convencerse de que aquel hombre lo abandonó, destrozando su vida y no volvería a permitirlo.

-No deberías venir a mi casa a hablarme de esa forma-dijo con crudeza.

-Una vez fue nuestra casa…-cerró los ojos tratando de controlar sus sentimientos y no llorar- ¿Sabes? Venía con la estúpida idea de que todo sería como antes, que seguirías siendo el Siwon del que me enamoré.

-Siento decepcionarte, Hankyung, pero con tu marcha enterré a ese Siwon que conocías, reinventándome.

-Todo el mundo me recuerda que soy un fracasado, que no he llegado a nada en la vida y que debo madurar. Vine aquí en busca de comprensión, suponiendo que tú me entenderías, porque eres el único que he sentido que lograba comprenderme. Pero ya veo que te has subido al tren y ahora eres unos de ellos. No sabes cuánto duele aceptar que el amor de tu vida, aquel hombre del que he estado enamorado durante diez años, no es más que un reflejo de lo que yo creía que era. Siento haber venido sin avisar a interrumpir tu vida, te prometo que será la última vez que moleste.

Siwon barajó todas las posibilidades, sintiendo como se le volvía a escapar la única persona a la que había amado sinceramente. Podía hacer las cosas bien, como siempre, o dejarse llevar por ese fuego interno que rugía intentando escapar de su jaula. Racionalidad vs impulsividad, de nuevo ese debate interno. Con la diferencia de que ahora tenía veintiocho años y las cosas claras…o tal vez no. En un arrebato de impulsividad, tomó las caderas del chino, y lo besó cómo había deseado durante esos cinco años distanciados. Era un beso demandante, necesitado, un beso lleno de sentimientos guardados. ¿Qué haría ahora? Acababa de engañar a su chica con un hombre, el hombre de sus sueños, el mismo que volvía a estar maleta en mano esperando para marcharse, esta vez para no volver. Sentía cómo el mundo que se había construido caía lentamente por su propio peso, y estaba acojonado. Hangeng lo miraba impasible, quizás pidiendo una explicación o tal vez esperando que ésta vez apostase por él. Si escogía al chino, tenía mucho que perder, pero si seguía con su vida tenía la certeza de que acabaría arrepintiéndose por no habérsela jugado.

 

-¿Cuándo nos vamos?-preguntó con una sincera sonrisa aflorando en sus labios, haciendo que el mayor volviese a respirar tranquilo al saber su decisión.

Notas finales:

Simplemente me apetecia escribir un SiHan, me encanta esta couple


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