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Mi Miserable Vida. por ale-aleju

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Notas del capitulo:

Buenas Noches! *w* 

Tarde mas de lo debido en actualizar u.u Pero bueno... Aqui estoy espero que lo disfruten y sin mas: A leer! >u<

¿Cómo era posible que un chico de apenas 19 años haya pensado en el suicidio?

¿Cómo es posible que llegara a la conclusión que lo mejor era acabar con mi vida?

 

Sencillo y complejo a la vez: Por pena, dolor, por aquella soledad que invadía como un parasito mi ser, por no encontrar más motivos ni razones  por seguir con una vida que antes estaba lleno de ilusiones, motivos por seguir luchando. Y ahora estaba marchitada.

Todo estaba bien… hasta que se fue él. Es inmaduro culparlo a él de todas  mis desgracias, sin embargo esa es la verdad. Cuando partió mi vida se arruinó.

Quizás ya sea tiempo de recordar cómo empezó todo.

 

Quizás sea hora de saber y recordar esas cosas que ignoraba…

 

Aún recuerdo esa sensación del viento chocar con mi rostro. Y no me desagradaba, más bien me incentivaba a  seguir columpiándome.

Es que mi nueva casa, era hermosa. Tenía un hermoso jardín. No era muy amplio ni tan pequeño, pero si perfecto para mi. Lleno de flores, sobre todo rosas. Rosas que mamá adoraba cultivar. Que se encargaban de perfumar el jardín.

Y  lo que más me encanta:

Un columpio.

Me distraía,  dejaba volar mi mente cuando me subía a uno. Recoger y estirar mis piernas para tomar impulso, oír al viento susurrar en mis oídos. Era una hermosa sensación que me relajaba. Dejaba volar mis pensamientos entre fantasías donde no existía el dolor ni gritos, donde podía huir de mi realidad.

 

Y estaba feliz que mi mama  haya oído mi petición, de habernos mudado, cambiar de aires en si cambiar de muchas cosas.

Me detuve, con fuerza al oír los gritos. Mire al suelo con tristeza, recuperando la respiración. Es que la verdad, odiaba mucho cuando mis padres discutían.

Sin embargo desde que nos mudamos, creí que cesaría, con esa ilusión suplique a mi madre que nos mudáramos, pero no.

Empeoraron.

Ahora más que antes, ellos discuten por pequeñeces.

Y ya estoy harto. Estoy harto de esta situación tan a menuda. Apreté con fuerza los puños y los ojos, para evitar las lágrimas, pero fueron inevitables, comenzaron a brotar.

 

Me las seque inútilmente con mi suéter.

Y mire con tristeza el collar que colgaba de mi cuello. Cogí la medalla y lo mire. Me encantaría que él estuviese ahora. Ahí, conmigo, él me reconfortaba cuando me sentía fatal.

A pesar de ser un niño, había crecido solo. Sin hermanos, y enterarme que tenía un pariente de mi edad, me ponía muy feliz. Me alegraba haberlo conocido.

Aunque no es mucho tiempo, en que lo conozco, pero me di cuenta que es una gran persona.

 

A mis  10 años, sabia claramente diferenciar lo bueno de lo malo.

 

Me puse de pie. Y entre a la casa. Con tristeza, aun oía los gritos, era insoportable.

 

Salí corriendo, hasta la puerta. Y Salí.

 

¿Quién notaria mi ausencia en momentos como ese?

 

Nadie. Absolutamente nadie.

 

Y con lágrimas en los ojos corrí. Corrí como un desesperado. Hasta su casa. Toque la puerta muchas veces esperando que alguien abriera.

 

Quería que abriera él y me abrazara para confortarme. Su padre, o sea mi tío, me daba una mala impresión, me daba miedo…

 

-        Pero quien toca de esa… manera –  me miró sorprendido – Ji, ¿Qué sucede? ¿Por qué estas así? – vino y me abrazo, solloce débilmente, correspondiendo a su abrazo.

-        Ellos, ellos otra vez están discutiendo…

-        ¿Tus padres? – se separó un poco de mí.

-        Sí. Y sabes y ahora es peor. Sus peleas son más seguidas. Es más… – se me quebró la voz e hice una pausa –  Anoche papá vino ebrio, empezó a decir muchas cosas que no llegue a comprender, mamá se molestó y dijo algo que a él no le gusto y casi la golpea.... –  se volvieron a llenar de lágrimas mis ojos.

-        Ji…

 

-        Y hoy, han vuelto a pelear. No sé qué hacer…

 

-        No te pongas así, ji. Te hace daño.

 

-        Es que ¡no! Quizás todo sea mi culpa, yo considero que es por mi culpa... –

 

Y volví a llorar con más fuerza, llevándome las manos al rostro. Y sentí como me llevaba a él para darme uno de eso abrazos, que en ese momento  necesitaba tanto…

 

-        Vamos Ji. No te derrumbes. Si te pones así… ¿quién cuidara de tu madre si no lo haces, tú?

 

Me quede callado, tratando de tranquilizar mis lágrimas, junto a mi respiración.

 

-        Siempre habrá momentos malos…–  hizo una pausa, como pensando que iba a decir. –  por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes…

-        ¿Qué? eso quiere decir que… –

-        Que  por ahora tu familia y tú, no están pasando por  buenos momentos, pero eso no significa que siempre será así, en algún momento cesará… – me miro a los ojos, transmitiéndome paz – y será ahí cuando el sol vuelva a brillar; y veraz como todo volverá a ser como antes.

 

Había oído con atención lo que había dicho y me separe de él, pensando en lo que había mencionado. En sí más tranquilo y con una leve sonrisa en el rostro.

 

-        Si…–  dije despacio. –… pueda que tengas razón.

-        Tengo razón. –  dijo devolviéndome la sonrisa.

-        Mhmm no siempre, a veces sueles equivocarte.- dije algo divertido. Lo volví a mirar y suspire. – Gracias.

 

Necesitaba esto. De alguna manera desahogarme y ser escuchado, y que me den alguna clase de ánimos.

 

-        De nada para eso están los primos. –  dijo sonriente, revolviéndome el cabello.

-        Aishh, no hagas eso. –  hizo un mohín mientras que me deshacía de su agarre.

Sonreí.

-        Ese es el Ji que me gusta ver. El que conocí. Siempre con una sonrisa, caprichoso y berrinchudo. –  y rió.

-        Que no soy así. –  yo también reí. –  Bueno me tengo que ir ya.

-        Está bien, anda con cuidado.

-        Si.

-        Adiós, Ji Yong.

-        Adiós…Young Bae.

 

 

Desperté de mi sueño.

Desperté al escuchar la puerta. Ya había oscurecido.

¿Quién sería?

Seung Hyun vino temprano. Y dijo que no podía volver a venir.

Siempre siento aquella rara sensación a mencionar ese nombre… Aunque me pidió que lo llamara Seungri, pero a veces olvido hacerlo.

Escuche otra vez la puerta.

 

Pero, no era su tocada típica. Esa… esa tocada la conocía de algún lado. Esa sensación, otra vez me invadió, y mi corazón dio un vuelco, empezó a latir rápido. Pues es tan difícil de recordar cosas… como…y débilmente se abrió la puerta.

 

Mi habitación estaba oscura, solo iluminada por la luz de la luna que entraba por la ventana. Y vi la sombra de alguien que entraba.

 

-        ¿Quién es? – pregunte.

 

No hubo respuesta.

 

Seguían los pasos, hasta que se detuvieron en frente de la cama.

 

No lo puedo creer.

La luz le daba exactamente por la mitad. Pero, tan solo con eso me basto para ver su rostro y reconocer de quien se trataba.

 

-        T-tu. –dije nervioso.

-        Shhh… sonrió, pero esta vez fue distinta su sonrisa. Parecía de…

¿Nostalgia? ¿Tristeza?

Él suspiró.

-        Me duele que no me recuerdes, Ji.  su ronca voz me estremeció. Pero no me desagradaba, mi piel vibro.

¿Recordarlo? Claro que lo recuerdo: el dueño de mis pesadillas sin salida.

El hombre de traje negro. Creo que eso era algo característico en él, ya que en esta ocasión también traía uno así.

Se acercó lento hacia mí.

Me asuste. ¿Es que, también estoy loco?

Alucinar de esta manera…

-        Recordarte… –susurre.

-        Si, Ji me duele en el alma… hizo una pausa, y rio negando. – me duele mucho, que ya no me recuerdes. Que ya no recuerdes nada…

-        Que recuerde ¿qué? Joder, si tú… No existes. Solo mi mente te creo... Eres un delirio, un producto de mi imaginación. – mis dedos estaban fríos y mis nudillos blancos por tenerlos presionados a la sabana.

 

Y rió.

 

-        Eso es lo que quieres creer tú, Ji Yong.

-        ¡Nooo! – me exaspere y cerré los ojos con fuerza.

-        Adiós, volveré. Y espero que esta vez me recuerdes…

 

Abrí lentamente los ojos y… Nada. Nadie. Ya no estaba.

Aun sentía mi piel vibrar, y una rara sensación…

Si el realmente existía, como lo había dicho…

¿Cómo era posible que desapareciera de esa manera?

Quizás lo más extraño de todo esto es que, hay gran parte de mi vida que no recuerdo… claro, si recuerdo mi infancia y con claridad.

También recuerdo a Young Bae, y varias cosas de él. Pero después de él, no hay nada. Débilmente recuerdo que iba a la escuela.

Luego nada. Y peor de eso, no hay absolutamente nada… Aishh, que dolor de cabeza es todo esto.

 

Inevitablemente me quede dormido.

Pero había una frase que rondaba mi cabeza…

 

 

…mi alma por tu vida.

Notas finales:

Buenoo, espero que les haya agradado, espero sus reviews con muchas ansias.

Y Gracias por leer


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