“Sigo en espera de tu regreso…”
SeHun observaba detenidamente el caer de la lluvia a través de la ventana, una lluvia silenciosa pero con aire melancólico, cada gota de lluvia le traía los recuerdos que le hacían sonreír, esos recuerdos que llevan tatuado por nombre LuHan.
Una taza de café era abrazada por los largos dedos del alto de cabellos negros, cuyo contenido parecía hace unos instantes la fumarola de un volcán, ahora se encontraba igual de frio que un copo de nieve.
Wu Yi Fan “Kris” abandonó el grupo, pero aún mantenía contacto con el resto de los integrantes, pero LuHan ha estado incomunicado, ¿Tan malos habían sido su dos, casi tres años en el grupo? SeHun no dejaba de agobiarse con ese tipo de cuestiones, ahora había surgido la noticia de la renuncia de Tao, quien no había dicho cuáles eran sus motivos para marcharse, pero sólo SeHun podía intuir el porqué; Kris.
Sí. Lo sabía y muy bien.
¿Por qué no hacía lo mismo que él?
Ir en busca de LuHan.
No una renuncia.
No.
Sólo unos días de descanso.
Bebió un sorbo del ahora frio café, tragó con dificultad por el amargo sabor.
El amor entre SeHun y LuHan era como el café; puede durar caliente, incluso más allá del primer sorbo, pero, si se descuida u olvida que se tiene, éste se enfría hasta volver un trago amargo.
La lluvia seguía cayendo, parecía que duraría un largo rato y SeHun, aún concentrado en sus pensamientos, habían pasado ya seis meses de la renuncia de LuHan, seis meses de no saber nada al respecto; de no oír su voz, su risa, su silencio, sus bromas.
Seis meses sin apreciar esos ojos color avellana, de no saber nada, absolutamente nada de él.
Volvió a coger su taza para un segundo sorbo, el cual no dio, contempló el oscuro líquido en ella, y en unos segundos, casi un minuto, dejó la taza en el lugar sin dejar rastro o seña alguna de que él estuvo ahí.
Nadie le vio caminar por los corredores del edificio y quienes lo hicieron, ignoraron el aura pensativa-taciturna que rodeaba al chico, se encerró en su habitación, todos quienes pasaban por ahí escuchaban un mover de cosas, un par de gemidos de tristeza y al final, como cada tormenta, un silencio absoluto…
Y así transcurrió toda la noche; en silencio.
A la mañana siguiente, nadie le vio marcharse, como un fantasma, sin ruido, desapareció.
Hizo una última reflexión, la que le motivó el tomar el primer vuelo a China.
*Flash Back*
-Tao. ¿Por qué te vas?-preguntó el pelinegro al rubio al ver a su amigo armar sus maletas.-Eres el tercero en abandonar el barco.
El rubio suspiró. Dejó sus labores a un lado para responder a la interrogante del menor.
-Te diré la verdad.-la voz se le quebró.-ya sé que suelo responder lo que quieren escucha…-hizo una pausa-voy en busca de alguien, un alguien al que nunca pude confesarle mi sentir-algunas lágrimas comenzaron a correr por la mejilla del chico-un alguien que se volvió mi todo cubriendo mi lienzo en blanco con muchos colores.
-¿Kris?-preguntó el menor entrando en llanto al ver como las lágrimas de su amigo delineaban su fino rostro. Asintió a la vez de que lo limpiaba.
-Deberías hacer lo mismo.-siguió.
-¿Yo?-tartamudeó.
-¿Aún amas a LuHan?-cuestionó.
-No he dejado de hacerlo…-el rubio se acercó posando sus manos sobre los hombro del menor.
-Ve a verlo.
*Fin Flash Back*
¿Qué diría cunado lo volviera a ver?, ¿LuHan se alegraría?, ¿Aún seguiría sintiendo lo mismo?.
Había prometido mantener contacto con SeHun, pero han pasado ya seis meses y aún no tenido ninguna señal de él.
“Para poder amar sinceramente a una persona, y para poder volverme una persona dulce y sincera. Mantendré por siempre el amor que existe en el fondo de mi corazón.”
Cinco horas o más de viaje fueron suficientes para que SeHun se volviera paranoico.
Él le amaba, le amaba mucho, con pasión y con locura, recordando todos y cada uno de sus besos y caricias, sus sonrisas y sonrojos. Sus miedos, sus sueños, todo LuHan estaba tatuado en el cuerpo, mente, alma y corazón de SeHun: imposible de borrar.
Recorrer calles, vagando sólo, dudando marcar aquel número que puede responder a todas sus noches de agonía.
Fueron varias horas, hasta que decidió hacerlo. varios timbres hasta que una temblorosa voz respondió al otr0 lado.
-¿Se-SeHun?-tartamudeó.
-LuHan…-hablo emocionado el menor.
-¿Co-cómo estás?-parecía estar nervioso.
-Bien.-trató de guardar le emoción en su voz.
-Que bien.
-¿En dónde estás?-la emoción se hacía más evidente.
-¿Di-disculpa?
-¿En dónde estás?
-¿Po-por qué?-su voz se tornó más a la defensiva.
-Estoy en China… para verte.
***
LuHan no respondió a la interrogante, al escucharla, inmediatamente colgó la llamada.
LuHan parecía esconder algo que no quería que nadie supiera, o no, mientras fuera necesario.
SeHun parecía decepcionado, pero aun así no se daría por vencido.
Decidió ignorar infinidad de llamadas y mensajes de sus compañeros en su móvil y recurrir a su plan B; Tao.
No era la mejor opción de todas, pero la más viable por el momento; Ir a la residencia de LuHan de sorpresa, ya que de otra manera, su vidita habría sido vana.
Con ayuda de Kris, quién mantenía más contacto con LuHan, fue como pudieron dar con el lugar.
No supieron cómo fue que lograron abrir la puerta, pero fue la forma en como el menor pudo quedar dentro del interior del lugar.
Era un espacio semi espacioso, pero no había ningún rastro que pudiera delatar la separación de LuHan, o tal vez si, y estaría muy escondida. Había varias puertas cerradas con llave, pero no se atrevería a abrirlas.
Pasaron un par de horas, hasta que parecía la hora de la llegada del mayor, decidió esconderse detrás dela puerta para así sorprenderle; en efecto, pasos acelerados y un manojo de llaves se escuchó sacudirse, la puerta se abrió y un desesperado castaño entró en el lugar botando todo lo que traía consigo en los sillones, sin darse cuenta de que alguien más estaba consigo.
Hablaba sólo, cosas que sólo él entendía, y que SeHun trataba de hacer “Ya es tarde, ¿Cómo estarán?, ¿Estarán durmiendo?, ¿Habrán llorado?
SeHun no se movió de su lugar, esperó a que LuHan se percatara por si mismo, quien tardó en hacerlo.
Éste volteó viendo la alta y delgada figura en sus aposentos con una expresión tan seria, que ésta misma le erizó la piel.
-Hola LuHan.-escasamente el alto. LuHan no respondió, se mantuvo inmóvil, gélido sin creerlo-Sólo quería verte-quitó la tensión de su voz.-Lo siento.
-Yo, SeHun.-el castaño agachó la mirada a sus pálidas manos.-Hay algo que tienes que saber.-su voz estaba entre cortada.
El alto no cambió su expresión, sólo se acercó al débil cuerpo que pedía a gritos mudos un abrazo.
***
Lágrimas, besos, caricias y sonrisas inundaban el área, y LuHan si quiera había empezado a decir lo que tenía que hacer.
-Hay algo más.-musitó el mayor, que se encontraba acobijado en los brazos del alto.
-¿Si?-el pelinegro besó la suave mejilla de su amado.
-Necesitas saber el motivo de mi renuncia.-la voz salió cansada bañada en miedo.
-Te escucho.-tono frio.
-No es algo que tengas que escuchar, es algo que tienes que ver- esto asustó más alto, más de lo que ya estaba, pero tendría que hacerlo, ya que era uno de los motivos de su viaje.
Ambos se levantaron del sillón y salieron del departamento del mayor; LuHan no dirigió en lo absoluto la mirada al alto, sentía vergüenza por lo que estaba a punto de hacer, en cambio SeHun esperaba lo peor, pero aun así trataría de entender la situación del mayor, fuera la que fuera.
El cielo ya estaba oscuro, delicadamente adornado por botones dorados; una verdadera belleza.
Habían llegado a un edifico alto, entraron en él subiendo a un piso no muy alto, aún seguían sin intercambiar palabras, la tensión y el miedo seguía por ambas partes.
LuHan tocó el timbre, sin pasar muchos segundos, una chica de rasgos finos abrió la puerta “¿Será su novia?” Pensó SeHun.
-Ya estaba mortificada, iba a llamarte.-reclamó la chica al castaño cediéndole el paso, dirigiendo una mirada curiosa al alto que le acompañaba
-Él es SeHun.-el castaño presentó al alto, la chica sonrió estúpidamente como si de un príncipe azul se tratara (y realmente, lo era).
-¡¡Ya era hora!!-exclamó emocionada la chica haciendo todo tipo de gestos.
El alto no entendía lo que sucedía, pero sabía que esa chica sabía más información de la que podría imaginar.
LuHan se dirigió a una habitación, y así como se adentró en ella, la puerta se cerró.
La chica de negros cabellos invitó al alto a sentarse. No hablaron, el menor sólo sentía la curiosa mirada de la chica sobre él.
-¿Quién eres?-se atrevió a preguntar el alto
-¿Conoces a Zhang Yixing?-preguntó sonriente.
-Ajá…
-Es mi hermano menor.-respondió con tono orgulloso.
La escaza conversación fue interrumpida por el mayor quien solicitó la ayuda de la chica, dejando al alto sólo.
“¿Qué estará pasando?” se preguntaba el menor.
A los pocos minutos, ambos volvieron a salir, pero ahora la chica les dejo a solas, aislándose en la cocina. LuHan llamó al alto cogiendo fuertemente su mano.
-Sólo no me odies.-pidió el mayor entre lágrimas.
Ambos entraron en la habitación que estaba iluminada de un suave color azul, dentro de ella, dos cuneros en blanco hueso con una criatura en cada uno de ellos. Había una mecedora en café caoba en medio de ambos cuneros.
LuHan cogió en brazos a una de las criaturas mostrándola al alto.
-Él es YoungSoo…-sonrió entre lágrimas.- y es tu hijo.-SeHun no supo cómo reaccionar. ¿Un hijo?, ¿De él?, ¿De LuHan?
Con gestos pidió cargarlo, sintiendo todo su amor recorrer todo su cuerpo.
LuHan cogió a la otra criatura para hacer lo mismo que con el primero.
-Y él.-volvió a sonreír.-es Syaoran, aunque los que lo conocen le dicen “Shun”, ya que según es él que más se parece a ti.
SeHun no sabía cómo reaccionar, sólo sonreía mientras lloraba: era padre de gemelos.
***
-¿Por qué nunca me lo dijiste?-pidió SeHun en llanto.
-Sentía miedo, no quería que alguien en la empresa se diera cuenta, y fue muy difícil esconderlo estando en el tercer mes…
-Tu hubiera podido ayudar.-insistió desesperado.
-No quería involucrarte.-sentía vergüenza de si mismo, el alto cogió las manos del castaño.
-Sabes, eso ya pasó, estaré contigo, hoy, ahora y siempre, porque no importa en donde estés, yo siempre te haré sonreír, siempre estaré a tu lado, porque siempre te he amado y no dejaré de hacerlo, a pesar de la distancia, porque no necesito una razón, sólo te quiero a ti. Ya partir de éste momento, hasta la muerte, por favor, quédate conmigo. Sin importar lo que digas, cada vez que pienso en ti, surgen éste tipo de sentimientos.
El mayor levantó la vista con el rostro bañado en lágrimas, apretando el agarre de la mano del mayor.
-Se-SeHun.-tembló. Los labios del alto se acercaron lentamente a los labios acorazonados del castaño para que cariñosamente, ambos jugaran entre ellos, regalándole una vez más a sus bocas la oportunidad de re-conocerse.
-El día que nos conocimos.-dijo el menos acariciando las mejillas del castaño.- es uno de los recuerdos que más atesoro con cariño…
-Y el día de hoy…-siguió LuHan.
-Será nuestro segundo recuerdo más preciado.-dijeron al unísono.