Muchas personas dicen que el amor lo supera todo, que se trata de algo mágico y es cuestión de almas gemelas guiadas por hilos del destino que se encuentran a través del tiempo sin importar todo lo que tengan que soportar por estar juntos al final, yo creo que todo eso es una completa tontería. ¿Por qué? Porque yo conozco el verdadero amor.
De niño me rodeo el amor más puro e incondicional que puede existir, el amor de familia. Cuando llegue a este mundo mis padres estaban tan desilusionados por no ser el varón que tanto anhelaban, no podría culparlos, el tercer doncel en un matrimonio de edad avanzada los dejaba sin posibilidades de conseguir su deseado hijo. Con el tiempo me convertí en el favorito de papá, aquel trato especial hacia mí se debía exclusivamente a que me estaba convirtiendo en ese tan deseado hombre al ser tan poco delicado. Mis hermanos ni siquiera hablaban conmigo y cuando lo hacían era para burlarse o para quejarse de la falta de atención de nuestros padres por mi culpa, y mamá; mamá siempre estaba pegada a su botella, los constantes altercados con papá lo orillaban a beber hasta perder la conciencia.
“Debiste haber sido hombre”, “eres una molestia”, “no se te ocurra decir que eres nuestro hermano”, “quítate estorbo”, “no debiste haber nacido”; fueron las palabras con las que me convertí en adolescente.
“Los niños suelen ser muy crueles” lo aprendí de la peor manera; en el colegio las burlas y las bromas eran cosa de todos los días, la mayor parte del tiempo lo pasaba solo en la biblioteca perdido entre las fantasías de los libros para escapar de mi horrible realidad. El día de mi cumpleaños número catorce recibí el mejor regalo; mis compañeros demostraron su amor.
Después de clase de deportes esperaba a que todos hubiesen terminado para ducharme y así evitar sus burlas y comentarios hirientes, pero yo no sabía que aquel día sería diferente. Termine lo más pronto posible y al salir no pude encontrar mi ropa por ningún lado, siempre tenía ropa extra en mi casillero, no era la primera vez que sucedía, camine envuelto solo en toalla por el pasillo, a esas horas ya todo los alumnos se habían retirado a sus casas por lo que lo hacía seguro, confiado comencé a ingresar la clave para sacar mis pertenencias, inesperadamente el pasillo comenzó a llenarse de alumnos, mi corazón martillaba con fuerza, deseaba desaparecer para que nadie me notara, pero como he aprendido; uno nunca obtiene lo que quiere.
—Comprobaremos si de verdad eres una chico o una chica— fue lo que dijo una de mis compañeras de clase mientras arrancaba la toalla que me cubría, al instante lágrimas de impotencia y humillación comenzaron a bañar mi rostro, trate inútilmente de cubrirme pero mis muñecas eran sostenidas con fuerza, el estallido de risas y burlas comenzaba a marearme y las ganas de devolver la comida de todo un año no esperaban.
— ¡ya es suficiente! — la multitud abrió paso a un chico e inesperadamente todos comenzaron a callar, se quitó la chaqueta que llevaba y la coloco sobre mí, subiendo el cierre hasta taparme por completo, su cercanía me puso más nervioso de lo que ya estaba y pude sentir mi rostro ardiendo, de haber podido verme en ese momento estoy seguro que parecía un tomate. Me guio por los pasillos de regreso a los vestidores, me entrego unos pantalones y polo del uniforme que imagine eran de él, yo aún no pronunciaba palabra alguna pero el silencio no era incómodo.
— Gracias— pude articular después de haberme vestido.
— Oh, puedes hablar— lo mire mal y pudo notarlo porque rápidamente comenzó a agitar sus manos delante de mí.
—No, no, no, no me estoy burlando, solo que, te he observado desde que llegue y nunca hablas con nadie— término de explicarme dedicando una sonrisa.
—Mmmm, no has pensado que tal vez no tengan nada bueno que decir— una carcajada abandono sus labios.
— Tienes un buen punto ahí, estoy totalmente de acuerdo contigo, me llamo Kim Jong In— extendió su mano hasta mí.
—Oh SeHun— dije secamente.
—Entonces ahora somos amigos.
—No.
—Conocidos.
—No
—Pre-conocidos— me miro con ilusión.
—Tal vez— le sonreí y salí del lugar.
Kim Jong In había llegado al colegio apenas unos meses atrás yo no lo había notado, pero al parecer él a mi si, en un corto lapso se volvió popular, era demasiado guapo y tanto chicas como donceles estaban detrás de él. Aunque era dos años mayor lo colocaron en la misma clase que yo, después me entere que había abandonado su ciudad natal persiguiendo el sueño de ser una estrella y de verdad que tenía mucho potencial, se la pasaba bailando y practicando su canto, hasta ese momento no había corrido con suerte pero él no se daba por vencido. Nos volvimos amigos por sus constantes acosos, donde sea que fuera dentro del colegio no podía escapar de su mirada, siempre estaba ahí, al principio trataba de ignorarlo como al resto pero era muy divertido, a veces extraño, y logro bajar mis barreras.
La amistad con Jong In fue un salvavidas. Para esa época yo estaba planeando dejar la escuela pero con su ayuda todo logro ser más llevadero, no es como si los constantes acosos y burlas hubieran desaparecido, al contrario ahora me molestaban más por pasar mis días junto a Jong In, pero al menos tenía un amigo en el cual sabia podía confiar. Entre risas, tonterías y él durmiendo la mayor parte de nuestras “sesiones de estudio” en mi pecho creció un sentimiento nuevo, ¿amor? Tal vez, en esas fechas pude haberlo nombrado así.
—Me gustas— me dijo después de besar mis labios.
Habíamos pasado toda la tarde patinando a la orilla del rio Han, Jong In me perseguía muy de cerca, en un intento de escapar de su agarre di una mala vuelta, y termine en el piso con él sobre mí, ni siquiera se en que momento me tomo entre sus brazos para que no me golpeara, solo sé que reaccione después de sentir su boca sobre la mía. Mi mente no paraba de dar vueltas, y mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho con tanto golpeteo, las personas que dicen que sienten mariposas en su estómago mienten, yo sentí unas ganas inmensas de salir corriendo a devolver el almuerzo que habíamos tomado, mis piernas temblaban y creí no poder permanecer en pie, lo que sentía por Jong In estuve escondiéndolo por miedo a ser rechazado, pensaba que él siempre me vería como uno más de sus amigos y el que me besara de sorpresa y dijera que yo le gustaba fue como un balde de agua helada, aunque no por eso dejo de ser Hermoso; sentía lo mismo que yo.
Después de aquel día en el rio nos hicimos novios, era casi feliz, casi porque en mi casa las cosas estaban peor que nunca, mi madre nos abandonó y mi padre cada vez estaba peor, dejo de ser ese padre tan cariñoso para conmigo y ahora todo eran reclamos, odiaba a Jong In; estaba alejando a su “hijo” de él.
Para cuando cumplimos 1 año de relación Jong In me llevó a cenar a su casa, sus padres habían salido de la ciudad y yo tuve que mentir y decir que me quedaría en casa de un amigo.
—Te amo— Puso en mis manos una cajita.
Al abrir el objeto entre mis manos, mis ojos se humedecieron dentro estaba una hermosa pulsera grabada “Body & Sould” podía leerse al reverso acompañada de nuestras iniciales J & S, lentamente se acercó a mí y comenzó a cantarme.
~ Apaga las luces
Siéntate y relaja tu mente
Si vas a ser mío, no necesito nada más
Sólo nos pasearemos esta noche, vamos!
Los besos y sus manos recorriendo mi cuerpo fueron un gran regalo, esa noche fui completamente suyo mientras él seguía cantando a mi oído y susurrando cuanto me amaba.
~ En serio quiero, tu cuerpo
De tu corazón oculto que me está mirando
Quiero confirmarla,
Esa sensación de que tu amor fue enviado a mí, ¡oh!
…Amo todo sobre ti, incluso tus pequeños escalofríos
My baby, te amaré esta noche…
—Tengo que irme
No podía ser cierto, mi mente me traicionaba, no podía haberme estado diciendo eso, sentí una angustia terrible, ¿está terminando conmigo? Esa pregunta invadía mi mente, impidiéndome articular algo coherente. Tomó mis manos entre las de él y tiro de mí para fundirnos en un abrazo, lo habían seleccionado para ser trainee en una compañía y tenía que irse para cumplir su sueño.
— ¿me esperaras? — sus lágrimas bañaban su hermoso rostro.
—Siempre— uní nuestros labios.
Con la promesa de que volveríamos a estar juntos cuando lograra ser un idol reconocido lo deje ir, cubriéndolo de “te amos” y besos. Los días sin él eran completamente tristes, me la pasaba llorando y no quería salir de mi habitación, no tenía nada, la soledad y la desesperación por ver a Jong In cobró su factura, comencé a bajar de peso rápidamente, todo lo que lograba comer era devuelto casi de inmediato y los mareos no me dejaban abandonar la comodidad de mi cama.
Faltaban pocos días para mi cumpleaños número diecisiete y me dirigía del colegio a mi casa, era mi última oportunidad, el profesor me había dado un ultimátum o asistía a presentar el último examen o perdía el año escolar, no tuve más remedio que asistir, no fue fácil, tan pronto coloque un pie dentro del edificio las burlas a las que estaba acostumbrado se intensificaron y ahora no tenía a Jong In a mi lado.
— ¡Tan pronto se aburrió de ti!
— ¡Eras tan poquita cosa para él!
— ¿Cómo se pudo meter con alguien como tú?
Todas aquellas palabras se repetían una y otra vez en mi cabeza, no quería dudar del amor que Jong In decía tenerme pero ya habían pasado 2 meses y no recibí ninguna llamada, ningún mensaje, me consolaba el pensar que tal vez estaba demasiado ocupado, en algún momento dentro de mis pensamientos mis lágrimas comenzaron a abandonar mi rostro sin siquiera haberme percatado nublando mi visión cuando escuche el sonido de neumáticos al frenar.
— ¿Estas bien? — El auto apenas quedo a unos centímetros de mí, y el conductor que resultó ser un joven que no se veía de mayor edad que la mía, agitaba su mano frente a mi rostro esperando una respuesta.
—Estoy bien— gran mentira, sentía que todo me daba vueltas, demasiadas emociones para un solo día, di media vuelta para marcharme de ahí pero no logre ni dar un paso cuando todo se volvió oscuro.
“positivo” esa palabra se repetía una y otra vez en mi cabeza, después de haberme desmayado en plena acera, el joven conductor amablemente me llevo al hospital para ser atendido. Cuando desperté con una intravenosa en mi brazo derecho y el conductor a mi lado, el doctor entraba en la habitación con un sobre en sus manos.
— Felicidades, van a ser papás— me entrego el sobre con los resultados de un análisis de sangre y tras decirme que debía cuidarme para no dañar al bebe porque estaba muy bajo de peso y deshidratado salió de la habitación sin permitirme aclarar que aquel chico no era mi novio.
Comencé a llorar una vez más, pero esta vez de felicidad, tendría un hijo de Jong In y aunque sabía las dificultades que esto traería no pude evitar sentirme feliz, como hace tiempo no lo hacía.
—Gracias— me había olvidado por completo del joven a mi lado, en cuanto me dejaron salir del hospital, amablemente se ofreció a llevarme a casa, a lo que me negué inmediatamente, pero alegando que se sentiría culpable si algo me sucediera termine accediendo. “parecías un gatito asustado” fueron sus palabras cuando le agradecí por tanta amabilidad y tras decirme su nombre me dejo en la puerta de mi casa. “Wu YiFan”
Los siguientes días fueron de lo más normal, el debut de Jong In estaba previsto para el mismo día de mi cumpleaños, aunque todavía no recibía ninguna respuesta suya a los constantes mensajes de que necesitaba verlo, mi estado de alegría no decaía según la ecografía que me habían hecho en el hospital el día que descubrí que estaba embarazado tenía casi tres meses.
— ¿Qué significa esto? — mi padre me esperaba en la estancia, en cuanto cruce la puerta principal después de regresar de comprar los boletos para la actuación de Jong In, comenzó a gritarme agitando en su mano la ecografía y los resultados de laboratorio. Todo lo demás fue demasiado rápido, sentí su mano en mis mejillas una y otra vez hasta lograr llegar al suelo, de no ser por uno de mis hermanos que en ese momento hizo lo que nunca, preocuparse por mí, mi padre jamás se habría detenido hasta matarme.
—Pudiste haber sido el hijo que nunca tuve, pero preferiste ser una puta— fueron las últimas palabras que escuche después de que me echara a la calle con mis maletas. Decir que no me dolió en absoluto las acciones de mi padre sería mentir pero la vida que crecía dentro de mí y la emoción por ver a Jong In esa noche y contarle todo superaba mis sentimientos de tristeza.
Lo vi, se adueñó por completo del escenario, para mí era simplemente perfecto, grite con emoción y reí. Por fin estaríamos juntos, seriamos una familia, en cuanto le dijera sobre nuestro hijo se pondría igual o más feliz que yo, esos eran los pensamientos que me acompañaban en aquel parque mientras esperaba que Jong In llegara. Le había mandado un mensaje diciéndolo que estaba entre las fans que era urgente verlo, aunque al principio se negó termino accediendo a que nos viéramos en ese lugar cerca de donde actuó por primera vez.
—No podemos seguir viéndonos— dijo quitando mis manos de su cuello — Ahora soy un idol y alguien como tu dañaría mi imagen— me miro de arriba abajo —Fuiste un error, mi diversión, me aburría mucho en el colegio y no encontré mejor forma para entretenerme que tú— volvió a mirarme de arriba abajo y pude escuchar un ruido ensordecedor, de no ser por las pequeñas gotas que comenzaban a caer hubiera pensado que era el sonido de mi corazón rompiéndose en millones de pedazos.
— ¡no vuelvas a buscarme! — fue lo último dijo antes de darse vuelta e irse corriendo del lugar.
Bajo aquella fuerte lluvia aun seguí parado en el mismo lugar, la espalda de Jong In hacía mucho tiempo que había desaparecido de mi campo de visión pero no podía moverme de ahí, las lágrimas se mezclaban con la frialdad de aquellas gotas, no estoy seguro si temblaba por el frio que recorría mi cuerpo o por el llanto de decepción e impotencia. Una vez más sentía la soledad a mi alrededor, pero esta vez era aún más intensa ya nada me quedaba ni siquiera la ilusión por el amor de Jong In, pero no me dejaría caer tan fácil, la vida de mi bebe dependía absolutamente de mí, si Jong In solo había jugado conmigo al menos me había dejado el mejor regalo del mundo, irónico, el día de mi cumpleaños lo había conocido y el día de mi cumpleaños lo conocí realmente.
— Ahora pareces un gatito mojado— esas palabras seguidas de una suave risa a mi espalda me sacaron de mis pensamientos y me acompañaran para siempre.
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— ¡Papá di que sí!
—Preguntémosle a tu madre— una hermosa sonrisa ilumino su rostro.
—¿Podemos gatito? — Puso la mirada más linda que pudo hacer
— ¡Yaaah! ¡Wu YiFan cuantas veces tengo que decirte que no me gusta que me digas gatito!
El amor real es el que se cultiva día a día, el que tiene buenos y malos momentos pero al final sigue ahí sin exigirte nada a cambio, eso es a lo que llamo amor.