Yoongi recorría con la mirada todo el lugar. Su espalda se mantenía recta, sus brazos cubiertos con su armadura de plata, sus alas blancas radiantes descansaban por detrás de su espalda. Sus ropas constaban tan solo de una túnica blanca. Iba descalzo, no necesita zapatos, él nisiquiera necesitaba ropa, tan solo con sus alas, él era un ángel completo.
Sus ojos de un color casi rojo, sus cabellos blancos, su piel blanca como la nieve. Y por último, su mirada fija, es mirada punzante y afilada que te demostraba absoluta obediencia.
Derrepente apareció alguien a su lado, un ángel desterrado. Su piel estaba bañada en plata, su espalda estaba destrozada, y sus alas no existían, tan solo tenía plumas pegadas en su espalda rota, eran de color negro cobrizo. Su cabello era de color negro azabache y su piel era morena. Lo acababan de desterrar, pero... ¿Por qué seguía aquí?
-Meliorn, tu sigues.-Era SeokJin, uno de los ángeles mayores. Uno de los más respetados del reino.
-Seok, porfavor. Ten piedad de mí.-Se quejaba Meliorn mientras se arrodillaba frente a Jin, este último tan solo lo miró con serenidad y levantó su mano. Guió su dedo índice hasta la frente de Meliorn y la tocó, derrepente una luz brilló desde ambos y desaparecieron.
Yoongi nunca había visto a un ángel desterrado, era la primera vez que lo veía pero aún así ni si quiera lo miró.
Yoongi se dirigió hasta donde se encontraba Hoseok, uno de los recientes ángeles guardianes.
-Yoongi, tengo algo que decirte.-Habló con su voz neutra mientras se acercaba a Yoongi, este último le miró y esperó pacientemente a que el otro ángel hablara.
-Serás un ángel guardián. -Yoongi tan solo asintió con la cabeza.
-Entendido.-Dijo Yoongi rápidamente.
-Su nombre es Park Jimin, tendrás que encargarte de él dentro de siete siglos, exactamente desde el día trece de Octubre del año mil novecientos noventa y cinco, ¿Entendido?.-Yoongi asintió e hizo una reverencia de noventa grados a su superior.
-Año1995. Quince de Octubre-
Yoongi observaba atento a cómo la mujer sonreía al ver a su pequeño en sus brazos. El bebé lloraba de a segundos, pero nunca hasta hacer un escándalo. Su madre lo mecía en brazos mientras lo arrullaba para que durmiera. Sin embargo, el pequeño castaño parecía no querer dormir. Por lo que Yoongi tocó con su dedo la frente del pequeño y este último comenzó a quedarse dormido.
Hace dos días todo fue un caos, Yoongi se hizo presente en la tierra justo en el momento que la madre del pequeño iba a parir, obviamente ella y su esposo fueron al hospital. La bella mujer tenía un ángel también, raramente tenía la apariencia de una fémina, ya que los ángeles no tienen sexo, tan solo son ángeles.
El ángel cuidaba de ella y tocaba su vientre, para apaciguar el dolor de su vientre.
Yoongi miraba expectante, veía al aura de sus acompañantes, el padre de Jimin, tenía un aura de color azul marino, significaba nervios, y la señora tenía el aura de color anaranjado, lo cual significaba sufrimiento, seguramente debido a las contracciones.
Su ángel ya no podía hacer más así que tan solo retiro su mano y volvió a su posición.
Una vez ya en el hospital, la llevaron a urgencias mientras su esposo esperaba en la sala de espera. Yoongi y el ángel de la mujer se guiaron por donde se habían llevado a la mujer y al pequeño apunto de nacer.
Unas horas después, Yoongi vio porfin al que sería su humano desde ese momento y por siempre. El pequeño que cuidaría hasta su lecho de muerte. Yoongi se preparó por siete siglos para poder cuidarlo, cuidarlo de la mejor manera posible, y nunca fallar.
Jimin, un pequeño de piel algo morena. Ojos aún oscuros debido a que aún no se definía su color de ojos. Labios de corazón y rosados. Descansaba en brazos de su madre a dos días de nacer. Ahora había dos ángeles en la casa de los Park. El esposo de la mujer y padre de Jimin, últimamente tenía sombras alrededor de su aura, pero los ángeles no podían intervenir, ya alguien vendría por él.
Ahora el pequeño dormía plácidamente, su madre se había ido de la habitación del pequeño, y Yoongi observaba fijamente a Jimin. Raramente el pequeño no se movía mucho, a pesar de tener tan solo dos días de nacido, nomse forzaba en llorar y Yoongi ni si quiera le había visto mover sus pequeños brazitos.
Ese pequeño era extraño, así lo presentía Yoongi.
-Cinco meses después-
El pequeño jimin ya cumplía cinco meses, y sus padres no podían estar más felices. Amaban el hecho de que su niño ya fuera más grande. Yoongi y Minki -el nombre del ángel de la madre de Jimin- seguían cuidando de sus humanos como debían. Nunca hablaron entre sí, ya que no podían. Lo ángeles perdían la capacidad de hablar una vez llegaban a la tierra, pero si podían comunicarse telepáticamente, más aún así, Yoongi no necesitaba palabras para saber que la madre de Jimin estaba siendo resguardada por Minki.
Ultimamente, Jimin se despertaba en la madrugada y veía al techo, no lloraba. Tan solo se despertaba y eso a Yoongi le inquietaba, ya que nunca vio algo extraño cerca de Jimin, su aura era blanca y muy pura. Y su mente y sueños eran tan inocentes como los de un niño de cinco meses. No había nada extraño en él, lo extraño era él.
Yoongi todas las noches observaba sereno como dormía Jimin, y veía como corría la noche.
Jimin, el pequeño era muy raro para el ángel.