Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Realidad Ilusoria por Reilaa_

[Reviews - 4]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Durante el desarrollo del fanfic se van a dar cuenta de que en realidad no es lo que se llama ''fanfic'' porque los chapters no tienen nada que ver con el anterior o el siguiente, son oneshots que empiezan allí y terminan allí. 

Esto nació de mi interés por los distintos tipos de transtornos o enfermedades mentales que pueden sufrir las personas, aunque quizá no sepa plasmarlos bien aquí por el simple hecho de que por suerte nunca pasé por las situaciones que se describen en los chapters.

Espero que les guste y si ven algo en lo que me expresé mal, haganmelo saber para evitar problemas ~

Notas del capitulo:

No se como o por qué hice esto, solo salió de mi mente.
Supongo que con esto quiero ''mostrar'' como se siente una persona que sufre de este tipo de transtornos que van a ver a continuación. No estoy muy segura, por suerte nunca tuve que pasar por una situación así pero tengo amigas que si, y todo este tiempo a su lado me dejó de ''enseñanza'' lo que escribí a continuación.

Espero que ninguno de mis lectores este pasando por una situación parecida y si lo estan, busquen ayuda, no se queden solos, porque así no van a conseguir nada.

Bueno, ahora sin más que decirles, ¡A leer!~

''Su mente es débil, tan solo quiere ser bello.''


Nuevamente se encontraba mirandose en el espejo, mientras su mejor amigo se delineaba los ojos a su lado. Observó sus brazos, su abdomen, su cintura. KiBum nunca estuvo conforme con su cuerpo, siempre se odió a si mismo. De pequeño había sido bastante ''gordito'' y por ello, durante parte de su adolescencia luchó para tener el cuerpo perfecto. Para ser perfecto.

-
Cada día que pasa estoy más gordo. - Susurró, formando una mueca con sus labios. Inmediatamente la mirada de TaeMin se clavó en él, observandolo a través del espejo.

- ¿Que dices? Estas bien así, deja de preocuparte por eso de una vez. - Murmuró, concentrandose nuevamente en delinearse sus ojos, restándole importancia al asunto.

- TaeMin, tu no lo entiendes. - Respondió KiBum en un susurro, mientras se encerraba en el baño. TaeMin trató de impedirlo, trató de detenerlo, pero el mayor había cerrado la puerta con cerrojo y el castaño solo tuvo que ignorar nuevamente el sonido de las arcadas de su mejor amigo. Realmente no lo entendía, ¿por qué se lastimaba de ese modo?

Bien, sabía que KiBum siempre había tenido problemas de autoestima, pero esto ya era el colmo. ¿Acaso no se daba cuenta de lo bonito que era? Además de que no era gordo, tenía el peso perfecto para su altura y edad. Pero el rubio no comprendía eso, él se veía gordo frente al espejo. Veía grasa donde no la había, veía sobrepeso donde solo se marcaban cada vez más sus huesos. KiBum sufría, pero nunca le había dicho a sus padres, solo TaeMin sabía de eso, y aunque había intentando ayudarle, el rubio parecía no querer salir de ese estado.

Frente a todos, Kim KiBum era el hijo perfecto de los Kim. Era Key, el chico popular de la secundaria, el chico rubio que todos admiraban por su forma de ser, por su forma de vestirse y varios le imitaban. Pero esto era solo una careta, porque el verdadero KiBum se pasaba horas encerrado en su cuarto frente a su espejo de cuerpo completo, para luego encerrarse en el baño y proceder a hacer lo mismo de siempre. De rodillas frente al inodoro, dedos rozando su campanilla y ''adiós kilos de más.''

Su cuarto estaba lleno de recortes de modelos famosos, con cuerpos perfectos. KiBum siempre decía que quería ser como ellos, quería ser perfecto como ellos. Debajo de su cama guardaba una caja con varios papeles dentro de ella, entre los cuales se encontraban dietas que no le habían funcionado, fotos viejas y finalmente, un cuaderno lleno de métodos para que sus padres no le descubrieran.



~*~



Durante la cena de navidad mientras estaban todos en la mesa, KiBum decidió salir a caminar. Dijo que comería algo por ahí, excusandose de que no le gustaba la comida que habían preparado ese día. Todo fue un engaño. KiBum simplemente salió a correr, la música de sus audífonos resonando en sus oídos, mientras él corría sin detenerse, solo focalizandose en una cosa: ''Debo bajar de peso.'' ; ''Estoy gordo.'' ; ''No debo comer.''

Cuando regresó a su casa y su madre preguntó si había comido, dijo que si. Se dió una ducha con agua fría, porque había leído por ahí que eso ayudaba a acelerar el metabolismo. Mientras se secaba las piernas, se observó en el espejo. No notaba ningun tipo de cambio, ¿acaso sus métodos no estaban funcionando? Durante unos segundos, por su cabeza rondó la posibilidad de buscar un buen nutricionista que le hiciera una buena dieta, para así adelgazar o al menos mantener un buen peso. Pero luego negó con la cabeza, recordando que las dietas a él no le funcionaban.

Se acercó aún más al espejo y se dió cuenta que unas notables ojeras estaban debajo de sus ojos. Oh, no, ya era lo suficientemente feo como para ahora parecer un vampiro. Rapidamente buscó el corrector de ojeras de su madre y se lo aplicó, sonriendo cuando quedó conforme con el resultado. Mientras buscaba su pijama, nuevamente se paró frente al espejo y suspiró, hundiendo su dedo indice en esa inexistente barriga que él veía. Porque KiBum estaba demasiado delgado, pero él seguía viendose con sobrepeso.

Los huesos comenzaban a marcarse contra su piel, pero él seguía observando grasa donde no la había. Las ojeras aparecían porque ya no comía ni dormía como antes. Su cabello estaba debilitandose, perdía el brillo. Sus dedos se veían esqueleticos, sus uñas perdían calcio. Los desmayos eran más frecuentes y las ganas de comer estaban instaladas en su cuerpo todo el tiempo. Su estomago rugía pero él solo lo ignoraba, tomando agua o apenas y comiendo una galleta. TaeMin le repetía una y otra vez que tenía que comer, que no podía seguir así, pero KiBum solo lo ignoraba.

KiBum solo quería ser bello, aunque sin darse cuenta, estaba logrando todo lo contrario.


~*~

A fines de marzo, TaeMin había comenzado a salir con un chico, por lo que ya no le prestaba tanta atención a KiBum. Apenas y le hablaba, solo a veces le preguntaba como estaba, pero esto no sucedía seguido porque KiBum ya no aparecía por el colegio y aunque TaeMin se preocupaba, se había dado cuenta que no podía hacer nada para ayudar a su amigo si este no quería, asique simplemente decidió continuar con su vida, ser feliz con MinHo y estar para KiBum si este algún día lo necesitaba.

El rubio había dejado de ir a clases cuando estaba cursando su quinto año. Sabía que TaeMin había comenzando a salir con Choi MinHo, quien era su compañero de clases. KiBum nunca lo quizo. MinHo siempre dijo que KiBum era un enfermo. Un loco. Por lo que el odio que se tenían era mutuo. Cuando el rubio se enteró que su mejor amigo estaba con ese desgraciado, simplemente comenzó a ignorar sus llamadas y mensajes, hasta que estos finalmente desaparecieron y allí, quedó totalmente solo.

Hasta que apareció JinKi.

Le conoció una tarde mientras caminaba por el parque, distraido con su celular, buscando en internet consejos para seguir bajando de peso. Le había chocado sin querer y se había disculpado rapidamente, para luego levantar su mirada y quedarse embabado observando la sonrisa del mayor. Él dijo que no importaba, le preguntó si estaba bien, todo sin quitar esa sonrisa tan hermosa de su rostro. Y KiBum... KiBum se sentía en las nubes, cada vez que JinKi pronunciaba su nombre con esa voz tan dulce que tenía.

Los meses pasaron de manera rapida y KiBum y JinKi cada vez se hacían más cercanos. Se veían todos los días después de que el mayor salía de trabajar. El rubio le esperaba en la plaza principal de la ciudad, para luego ir al departamento de JinKi la mayoria de las veces. Sus tardes consistían en jugar videojuegos o simplemente conversar de lo que se les ocurría en el momento. KiBum se sentía feliz, pero eso no quitaba el hecho de que seguía viendose gordo frente al espejo.

Y claro, JinKi lo notaba. Un tiempo después de conocer a KiBum, notó como su cabello era más opaco cada día, como sus huesos se marcaban bastante contra su piel y cada vez que comían juntos, KiBum hablaba sin parar mientras revolvía su plato de comida, para luego tirar la comida, diciendo que estaba lleno. Al principio le extrañó, pero luego comenzó a preocuparse. Por lo que un día, mientras estaban los dos solos en el departamento del mayor, JinKi le sirvió un plato de comida a KiBum y le insistió para que comiera.

Lo único que consiguió fue un rubio histérico llorando mientras repetía una y otra vez que estaba gordo, y él tuvo que consolarlo. Tuvo que abrazarlo, acariciar su cabello y susurrarle que no estaba gordo, que era hermoso y todas esas cosas. No es que lo hiciera porque ''le tenía lastima'', no, nada de eso. JinKi realmente veía hermoso a KiBum. Le gustaba, le gustaba cada minima cosa de él. Desde su cicatríz en su ceja hasta sus labios en forma de corazón. Le gustaba que a pesar de que era una persona totalmente insegura, tenía carácter fuerte y decía las cosas de frente.

Asique sin pensarlo dos veces, dejándose llevar por lo que quería en ese momento, alzó la cabeza del rubio y le besó. Fue solo un roce contra los labios en forma de corazón que le volvió loco, se dió cuenta de que ya no podría dejarlo. Las manos del menor se aferraron a sus brazos, uniendo nuevamente sus labios, buscando más contacto.

Pronto la ropa desapareció y en aquella sala solo se escuchaban los gemidos ahogados del rubio y los jadeos roncos del mayor. Las pálidas manos inquietas recorrían la espalda de JinKi, buscando aferrarse allí, mientras las embestidas eran cada vez más fuertes y rapidas. El sonido que producian sus pieles al chocar tenía a KiBum hecho un lío, las fuertes manos de JinKi aferradas en su cintura, apretandole fuertemente, como si no quisiera dejarle ir.

Las piernas del menor rapidamente se enredaron en la cintura contraria, logrando así que el miembro del mayor tocara un punto dentro de él, que le hizo perder la cordura y rogar por más, hasta finalmente alcanzar el orgasmo, seguido del mayor. Pudo sentirlo, el cálido y espeso líquido en su interior, mientras JinKi se dejaba caer sobre él con suavidad, casi como si tuviera miedo de lastimarlo.

Aquella noche KiBum no volvió a su casa. Ni siquiera avisó donde estaba, por lo que al día siguiente tuvo que soportar los reproches de sus padres. Y, además, enterarse de que a partir del día siguiente le obligarian a ir a clases de nuevo. Y él no pudo hacer nada para oponerse. Así fue como al día siguiente se encontraba caminando por los pasillos del colegio, escuchando como todos rumoreaban acerca de él.

Pero a KiBum, había dejado de importarle lo que opinaban de él. Desde que JinKi le había confesado que le amaba, creía que no necesitaba nada más. Hasta que se topó con TaeMin. El joven le miró de arriba a abajo, para luego abrazarlo fuertemente, sin embargo KiBum solo se quedó quieto, sin siquiera mirarlo. El menor intentó hablar, pero el rubio simplemente siguió caminando, ignorandolo por completo. Le había cambiado por aquel estúpido de Choi MinHo, asique ahora, no quería siquiera tenerlo cerca.

Se sentó en el salón de clases, en su lugar de siempre, ignorando a todos y solo concentrandose en la clase, tal como JinKi le había dicho que hiciera. Y funcionó.
Tiempo después, KiBum ya había recuperado los kilos que le faltaban porque finalmente, había logrado vencer aquella enfermedad psicologica que le atormentaba.

KiBum siempre creyó que aquellas novelas donde la protagonista se recuperaba porque un hombre llegaba a su vida a amarla, eran una idiotez. Hasta que conoció a JinKi, y se dió cuenta de que quizá, no todo lo que pasa en los libros tiene que ser ficticio. Porque sino, su vida podría describirse perfectamente como un libro.

Había comenzado solo, sin rumbo fijo, sin saber que hacer con su vida y su cuerpo.

Pero entonces apareció su ''principe'' para rescatarlo, aunque a él no le gustaba autodenominarse como ''la damisela en apuros''.

Y finalmente, su historia no tuvo un final, pero si consiguió la felicidad.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).