Releyó por tercera vez en la noche aquella conversación que había mantenido con su novio. Más que conversación, discusión. Jonghyun se había cansado de él, eso estaba más que claro. Esos mensajes tenían ocultos entre lineas un gran ''Me cansé de ti y de tus putos celos, Minho.'' El mayor le había dicho tantas cosas hirientes que algo dentro de Minho se había roto aquella noche.
Dejó su celular arriba de la mesita de luz, acurrucandose entre las mantas, mirando un punto fijo en la pared. ¿Qué se supone que iba a hacer ahora? Era demasido orgulloso como para hablarle de nuevo y parecía que a Jonghyun poco le importaba el daño que le estaba provocando. Parecía que ya no le importaba lo que pasara con él.
No sabe exactamente cuanto tiempo pasó mirando ese punto en la pared, lo único de lo que tiene certeza es que se quedó dormido y despertó un par de horas más tarde cuando su padre entró a su habitación, recordandole que tenía que tomar aquellas vitaminas por la anemia que le habían descubierto debido a un reciente analisis de sangre.
Nuevamente tomó su telefono una vez que su padre abandonó la habitación, no iba a permitir que descubriera que su sonrisa era falsa y que lo único que deseaba en ese momento era dormirse para siempre. Esperó, esperó y esperó... Y entonces llegó ese mensaje. Lo leyó con una sonrisa en su rostro, que lentamente fue transformandose en una mueca de tristeza. ¿En serio quería terminar aquella relación?
Esta bien, no era la mejor relación del mundo. Primero que nada, Jonghyun vivía en otro país. Segundo, desde siempre habían tenido problemas porque sus formas de ser y de pensar eran demasiado diferentes. Pero nunca creyó que el fin llegaría tan rapido.
Minho solo pudo responder un ''Esta bien, si eso quieres.'' para luego bloquearle. No quería seguir leyendo palabras hirientes, palabras que habían afectado fuertemente a su corazón y a su cabeza. Le había rogado tantas veces que no le dejara, y a Jonghyun no le había importado. No le había importando en absoluto. Minho había pateado su orgullo a un rincón de la habitación, se había arrastrado por él, había dejado tantas cosas de lado por él, y ahora Jonghyun le dejaba. Genial.
En ese momento, no pensó. No estaba cuerdo, había algo que faltaba dentro de él y estaba seguro que era su cordura, que se había esfumado de un momento a otro. Se levantó de la cama y se puso sus zapatillas, puesto que la noche anterior se había dormido con la ropa que traía puesta. Ignoró las preguntas de su padre cuando le vió tomar las llaves, solo se despidió de él con una sonrisa triste y salió de la casa, comenzando a caminar sin rumbo alguno.
~*~
¿En que momento había llegado allí? No lo sabía. Solo sabía que allí, probablemente su dolor terminaría de una forma rapida, tan rapida que no se daría cuenta. Se sentó en el andén de la estación de trenes, que a esa hora se encontraba vacía. Eso era perfecto, nadie iba a detenerle. Nadie iba a salir con un discurso de ''La vida es bella y tienes que aprovecharla.'' No.
Su pobre corazón había sufrido demasiado por amor últimamente, y Minho ya no aguantaba más. Estaba cansado de llorar, cansado de sufrir por personas que no valían la pena... Bueno, solo una valía la pena. Esa persona que le había hecho sufrir más que todas las demas, pero aún así Minho sería capaz de perdonarlo una y mil veces si eso fuese necesario.
Jonghyun tenía razón. Minho apenas tenía 16 años, estaba conociendo el mundo que le rodeaba y solo debía preocuparse por si su equipo favorito de futbol iba a ganar, o a que fiesta iría la semana siguiente. Pero no podía, no podía preocuparse por eso. Desde que había conocido a Jonghyun, había sufrido demasiado pero también había descubierto el amor, lo que se sentía estar enamorado, lo que era preocuparse por otra persona. Había descubierto todo eso con él, y no quería dejarle ir, pero al parecer no le quedaba de otra.
Sacó su telefono del bolsillo, buscando con rapidez su foto favorita de Jonghyun, aquella en la que tenía puestos esos lentes de aumento que odiaba usar. Acarició la imagen con su dedo pulgar, sonriendo levemente mientras una lagrima caía por su mejilla, esa sería la última vez que vería a esa persona a la que tanto amó.
Nunca había podido conocerle, nunca había podido cumplir su sueño de besar aquellos labios que le enloquecían y de escuchar esa voz que tanto le gustaba no a través de una llamada, sino frente a frente. Nunca había podido abrazarle, nunca había podido entregarse a él como tantas veces había soñado, nunca había podido y tampoco podría en un futuro.
Decidió enviarle un último mensaje, quizá porque era masoquista, quizá porque era necesario. Un simple ''Gracias por hacerme feliz, te amo y te voy a amar toda la eternidad.'' fue lo único que fue capaz de escribir antes de silenciar su telefono, bloquear la pantalla y dejarlo a un lado.
De repente, escuchó aquel ruido que tanto había estado esperando. El tren se acercaba rapidamente y esta era su única oportunidad si quería acabar con todo de una maldita vez. Cerró los ojos y mordió su labio inferior, no tenía miedo, sabía que iría a un lugar mejor ahora.
Y de repente, recordó todo. Desde la primera vez que habló con él, cuando le había confesado sus sentimientos y había fingido estar tranquilo e irse a dormir, cuando en realidad estaba temblando bajo las mantas, pensando que había arruinado su amistad para siempre. La primera sonrisa que Jonghyun había logrado sacarle, la primera lagrima, la primera pelea, la primera reconciliación, la vez que le habia dicho que le amaba, la primera vez que había oído su voz... Todo llegó a él como si de una pelicula se tratara.
Derramó la última lágrima y entonces... entonces se arrojó a las vias del tren, y todo terminó.