Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Azota paredes. por Shawolx3

[Reviews - 51]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

He vuelto, janskaks *a nadie le importa * :( ok :( xD

 

—Huevos fritos, tocino y tostadas con mermelada de frambuesa.

—Harina de avena con pasas, grosella, canela y azúcar morena a un lado de las salchichas.

—Waffles belga, una taza de frutas, tocino y salchichas —dijo Woohyun, completando nuestra orden y levantándonos una ceja a Taemin y a mí.

—¿Qué? Tengo hambre.

—Es bueno ver qué pides un desayuno real para variar. ¿Debes haber estado desarrollando el apetito con el Sr. Sunggyu la última noche, eh? —bromeé, guiñándole un ojo a Taemin sobre mi jugo de naranja.

Los tres nos juntamos para desayunar el sábado, algo que no habíamoshecho desde Tahoe. Habían estado muy ocupados adaptándose a la nueva convivencia con sus novios, lo que me dejaba fuera la mayor parte del tiempo. Cuando salían con los tipos equivocados, siempre eran más felices de tenerme cerca—entre más seamos, mejor— decían. Eso ayudabacuando no había química real. ¿Pero ahora? Taemin y Woohyun están definitivamente con los chicos correctos y disfrutando cada segundo de ello.

Inicialmente, yo había estado un poco preocupado de que las travesuras no aptas para menores hicieran las cosas incomodas, pero los chicos me han hecho sentir orgulloso. Se lo tomaron con calma, y ya que ambos terminaron con su nueva mejor mitad, todas mis preocupaciones se fueron por el caño.

Nos reíamos mientras nos poníamos al día de los chismes, esperando hasta que la comida llegara para hablar con la verdad, como si fuera un protocolo.

—Bien, ¿quién va primero? ¿Quién tiene noticias? —comenzó Taemin, y nos metimos a nuestro ritual. Woohyun dejó de pelear con los waffles, indicando que comenzaria la primera ronda.

—Sunggyu tiene que ir a LA para una conferencia de periodistas deportivos en televisión, y me pidió ir con él —ofreció. Taemin y yo asentimos.

— Minho está pensando en dejarme reorganizar su oficina en casa. Deberías verlo, su sistema de archivos me hizo dar urticaria —reportó Taemin, encogiéndose.

—Kang Tiffany me remitió dos nuevos clientes, Nob Hill, muy elegante, te lo agradezco mucho —añadí, sirviéndome más café mientras ellos me felicitaban

Masticamos.

—Minho habla en sus sueños. Es la cosa más linda. Dice en voz alta los resultados del futbol.

—Sunggyu me dejó pintar sus uñas de los pies la otra noche.

—Le dije a Jonghyun que iría a España con él.

Aquí está la cosa acerca de escupir ante la sorpresa. En las películas, resulta gracioso. En la vida real, resulta simplemente asqueroso.

—Espera un minuto, espera un maldito minuto… ¿qué? —farfulló Woohyun, el jugo todavía chorreando por su barbilla.

—Kibum, ¿le dijiste, qué? —corrigió Taemin, aun ahogándose mientras le hacía señas con la mano al camarero por más servilletas.

—Le dije que iría a España con él. No es la gran cosa. —Sonreí. Era una gran cosa en realidad.

—No puedo creer que hayas tenido el descaro de sentarte ahí y hablar de mierda al azar toda la mañana y no decirnos esto. ¿Cuándo ocurrió? —preguntó Woohyun, apoyándose sobre sus codos.

—La noche que salí en una cita con Hyeong Seop—sonreí.

—Está bien, eso es todo. No más jodas, suéltalo. —Taemin se volvió hacia mí con un cuchillo de mantequilla y el ceño fruncido.

—¿Qué diablos, Kibum? No puedo creer que te hayas guardado todo esto de nosotros. ¿Cuándo saliste con Hyeong Seop? Y no te atrevas a dejar nada afuera. ¡Dinos todo ahora o dejaré que Taemin se encargue de ti! —advirtió Woohyun. Taemin nuevamente hizo un gesto amenazante con el cuchillo, en una muy amenazante West Side Story manera, déjame decirte. Me imaginé que una pelea ahora con él involucraría golpes y huidas rápidas.

Sin embargo, tomé una profunda respiración y lo solté. Todo. Por qué salí con Seop, los sentimientos que se han estado filtrando con Jonghyun, cómo Seop me llamó un decorador, cómo lo eché a patadas. Escucharon con atención, sólo interrumpiendo ocasionalmente cuando necesitaban aclaraciones.

—Estoy orgulloso de ti —dijo Woohyun cuando había terminado. Taemin asintió de acuerdo.

—¿Por qué?

—Kibum, hubo un tiempo en el que si Hyeong Seop te decía salta, tú jodidamente hubieses saltado. Supongo que nos preocupó que si él volvía a tu vida de nuevo te hiciera ser nuevamente ese chico —explicó Woohyun.

—Sé que estaban preocupados. Los dos son dulces, y nadie va a cuidar tan bien de mí como ustedes, a pesar de que se preocupan como viejas gallinas en un gallinero. —Sonreí a mis feroces caballeros.

—Así que, enviaste a Park Hyeong Seop a empacar y luego ¿qué pasó? —preguntó Woohyun, y terminé lo último de la historia: La entrada de Jonghyun, su disculpa, la desaparición de Purina, su invitación…

—Entonces sólo tuviste una epifanía en el baño, ¿sólo así? ¿Ir a España con Jonghyun? —preguntó finalmente Taemin.

—Sep. Realmente no lo pensé mucho. Sólo… no puedo explicarlo… Simplemente sé que debo ir a ese viaje. Quiero decir, siempre he querido ir a España, y sé que él será un buen guía turístico, y vamos, ¿cuán divertido será? ¡Nos divertiremos juntos!

—No inventes —dijo Woohyun simplemente.

—¿Empezamos otra vez?

—Lo llamo sandeces, Kibum. Vas a ir porque quieres que algo ocurra ahí con él. No lo niegues. —Me miró severamente.

—No niego nada —bromeé, haciéndole señas al camarero por nuestra cuenta

—No más harén, ¿eh? —preguntó Taemin.

—Eso parece. No soy tonto. Conozco a los hombres como él, no cambian de la noche a la mañana, pero, ¿si Risitas está fuera del camino antes de España? 

Bueno, entonces, Jonghyun ha hecho un avance ¿no es así? —Sonreí con descaro, moviendo las cejas a mis chicos.

—Por eso, Kim Kibum, creo que vas a seducir a este hombre —dijo Woohyun, y Taemin aplaudió con alegría.

—¡Jonghyun va a traer de vuelta a O! —Aplaudió Taemin, atrayendo más que un poco de atención.

—Oh, cállate. Ya veremos. Si, y este es una gran “si”, señores. Si permito que algo pase entre Jonghyun y yo, será en mis términos. Lo que incluiría nada de harén, nada de bebidas y nada de jacuzzis.

—No lo sé, Kibum. ¿Nada de bebidas? Creo que sería un crimen estar en España y no darse el gusto de una pequeña sangría —manifestó Taemin.

—Bueno, puedo disfrutarla un poco —reflexioné. Imágenes de Jonghyun y yo bebiendo sangría mientras miramos el amanecer Español. Umm…

 

***

 

Mensajes de texto entre Jonghyun y Kibum:

 

J: Así que, ¿eres el tipo de chico que usa grandes sombreros en la playa?

 

K: ¿Perdón?

 

J: Tú sabes, ¿esos locamente grandes sombreros de playa? ¿Tienes uno?

 

K: Da la casualidad de que sí. ¿Es una de tus preocupaciones?

 

J: Preocupación, no. Sólo estoy intentando tener una imagen visual de ti en la playa de España…

 

K: ¿Cómo cuadra eso contigo?

 

J: Muy cool.

 

K: ¿Cool? ¿Acabas de decir cool?

 

J: Lo escribí, en realidad. ¿Tienes algo contra “cool”?

 

K: Esto explica tus discos viejos…

 

J: ¡OYE!

 

K: Los disfruto. Sabes, sobre…

 

J: Sí, sobre…

 

K: ¿Realmente vamos a ir juntos a España?

 

J: Sep.

 

K: ¿Estás en casa? No vi el Rover esta mañana.

 

J: ¿Vigilándome?

 

K: Tal vez… ¿dónde estás, Jonghyun?

 

J: Sesión de fotos en LA, regreso en unos días. ¿Puedo verte cuando llegues?

 

K: Veremos…

 

J: Reproduciré los discos para ti.

 

K: Cool.

 

***

 

—Entonces, ya que las cosas se encuentran terminadas en el proyecto Kang, estaba pensando…. Ya que tengo un salto en el proyecto comercial que voy a empezar luego, y anteriormente mencionaste que podía tomarme un tiempo libre antes de ponernos las pilas para la temporada de vacaciones, bueno, tal vez podría…

—Suéltalo, Kibum. ¿Estás intentando preguntarme si puedes ir a España con Jonghyun? —demandó Heechul, no haciendo un gran esfuerzo para esconder su sonrisa.

—Quizá. —Hice una mueca, dejando caer mi frente en el escritorio.

—Eres un hombre adulto capaz de tomar sus propias decisiones. Sabes, que creo que es un buen tiempo para tomarse unas vacaciones, así que ¿por qué tendría que decirte si deberías escaparte con Jonghyun o no?

—Heechul, para aclarar, no me voy a escapar con Jonghyun. Lo haces sonar como una relación ilícita.

—Correcto, correcto, son sólo dos personas jóvenes que van a disfrutar un poco de la cultura de España. ¿Cómo podría olvidarlo? —Arrastró las palabras, la insinuación por toda su cara, así como un poco de satisfacción. Disfrutaba mis muecas.

—Bien, bien, así que, ¿puedo ir? —pregunté, sabiendo que nunca oiría el final de eso, pero por si acaso.

—Por supuesto que puedes. Pero, ¿puedo sólo decir una cosa? —preguntó, sus cejas alzándose.

—Tanto como puedo detenerte —me quejé.

—No podrías, en realidad. Todo lo que pido es que la pases bien, juegues duro, pero que tengas cuidado con él, ¿de acuerdo? —preguntó, su rostro asumiendo una seriedad que pocas veces he visto.

—¿Cuidado con él? ¿Qué tiene? ¿Siete años? —reí, callándome cuando vi que no bromeaba.

—Kibum, este viaje cambiará las cosas. Tienes que saberlo. Y te amo demasiado. No quiero que salgas herido, no importa lo que ocurra mientras están allí —dijo en voz baja. Empecé a hacer una broma, pero me detuve. Sabía lo que pedía.

—Heechul, no sé muy bien que está pasando entre Jonghyun y tú, y no tengo idea de qué ocurrirá en España. Pero puedo decirte, estoy excitado por este viaje. Y tengo la sensación de que él también —agregué.

—Oh, mi querido, él definitivamente está emocionado. Sólo… oh, no importa. Ambos son adultos. Vuélvanse locos el uno por el otro en España.

—Primero me dices que sea cuidadoso, ¿y ahora me dices que me vuelva loco? —me quejé.

Se inclinó sobre el escritorio para acariciar mi mano afectuosamente. Luego tomó una profunda bocanada y cambió el estado de humor de la sala por completo. —Ahora bien, ponme al día sobre Park Hyeong Seop. ¿Qué queda por hacer?

Sonreí y abrí mi agenda al final de la semana, cuando terminaría con Todo-el-Asunto-de-Park-HyeongSeop.

 

***

 

Unas noches más tarde me encontraba sentado en mi cómodo sofá con el Sr. Clive y Brefoot Contessa cuando escuché algo en el pasillo. Clive y yo nos miramos, y él saltó de mi regazo para investigar. Sabía que Jonghyun no estaría en casa por otro día más o menos basado en sus mensajes —y el hecho de que he estado contado los días— así que seguí a Clive a mi antiguo puesto: La Mirilla.

Mientras me asomaba por el pasillo, hubo un destello de cabello rubio rojizo en la puerta de Jonghyun. ¿Quién lo visitaba? ¿Me equivocaba en mirar? ¿Qué era ese paquete que tenía? La mujer a la que le pertenecía el cabello golpeó una vez, luego otra, y entonces antes de que lo sospechara, se giró y se fijó directamente en mi puerta, curiosamente mirando hacia mi mirilla. No acostumbrado a que alguien mirara hacia mi departamento, me quedé helado, sin pestañear mientras ella evaluaba mi puerta. Cruzó la corta distancia y golpeó audiblemente la puerta. 

Sorprendido, salté un poco hacia atrás, tropezando con mi paraguas y haciéndole saber que había alguien, de hecho, en la casa. Giré la cara a un lado y grité—: ¡Ya voy! —Luego procedí a caminar sobre el lugar mientras pretendía dirigirme a la puerta. Clive me miró con interés, sacudiendo su cabeza yasegurándome que yo no era tan inteligente como pensaba.

Hice un gran ruido al chasquear el cerrojo, y la puerta se abrió.

Nos evaluamos el una al otro instantáneamente, de la forma en que una mujer lo hace. Era alta y hermosa en una forma fría y aristocrática. Llevaba un traje negro, de corte conservador y abotonado hasta el cuello. Su cabello rubio-rojizo estaba trenzado y recogido, aunque un solitario mechón se había soltado y ahora colgaba en su rostro. Lo empujó hacia atrás de su oreja. Sus labios rojo cerezas se fruncieron mientras terminaba de mirarme y me ofreció una pequeña sonrisa.

—Kibum, ¿cierto? —preguntó, un fuerte acento británico tal como su actitud. Ya sabía que no me tenía que preocupar por esta mujer.

—Sí, ¿puedo ayudarte? —De repente me sentí mal vestido en mi bóxer y camiseta de Garfield. Cambié mi peso de una pierna a la otra, mis pies envueltos en unos calcetines gigantes. Cambié mi peso otra vez, y me di cuenta de que probablemente lucía como que tenía ganas de hacer pis. También me di cuenta al mismo tiempo que esta mujer me ponía nervioso, y no tenía idea de por qué. Me incorporé de inmediato, poniendo mi cara de póquer. Todo esto se llevó a cabo en menos de cinco segundos, una vida entera en el mundo.

—Tengo que dejarle esto a Jonghyun, y mencionó que si no estaba en casa, lo deje en el apartamento frente al suyo y que Kibum se haría cargo. Eres Kibum, así que aquí tienes, supongo —concluyó, empujando una caja de cartón hacia mí. 

La tomé, apartando mis ojos en los de ella por un momento.

—¿Qué se cree que soy? ¿Un buzón de correo? —murmuré, poniéndolo sobre la mesa junto a la puerta y girándome de regreso hacia la mujer.

—¿Tengo que decirle quién dejó esto o él lo sabrá? —pregunté. Ella todavía me miraba como si fuera un gran rompecabezas.

—Oh, lo sabrá —respondió, su tono frío sonando musical pero entrecortado al mismo tiempo. Admitiría que siempre estuve fascinado por el acento británico, excepto ahora, por su aspecto de superioridad.

—Está bien, bueno… me aseguraré de que lo reciba. —Asentí, apoyando mi mano sobre la puerta. La cerré muy ligeramente pero no se movió.

—¿Hay algo más? —pregunté. Pude oír a Ina trabajando en su mantecada en la otra habitación, y no quería perderme ninguna pornografía con la KitchenAid.

—No, nada más —contestó, aún sin hacer ningún movimiento.

—Bien, entonces, ten una buena noche —dije, casi haciendo una pregunta mientras comenzaba a cerrar la puerta. En ese momento, dio un paso hacia adelante lo suficiente para que me viera forzado a atrapar la puerta antes de que la golpee.

—¿Sí? —pregunté, mi irritación comenzando a mostrarse. Esta Inglesa me impedía ver la finalización de las galletas que había estado esperando todo el episodio.

—Yo sólo, bueno, realmente estoy feliz de conocerte —respondió, sus ojos finalmente relajándose y una sonrisa esbozándose a través de su rostro—. Y realmente eres muy bonito —agregó. La miré nuevamente. Su voz sonaba vagamente familiar, pero no podía ubicarla.

—Um, está bien, ¿gracias? —respondí mientras se dirigía a las escaleras. Su talón se tropezó un poco. En lo que cerraba la puerta, comenzó a reír mientras se quitaba su zapato. Ahí es cuando me di cuenta quién me acababa de visitar.

Mis ojos se abrieron, estoy seguro que se pusieron como platos, y tiré la puerta para abrirla. La miré boquiabierto, y su rostro rompió en una amplia sonrisa descarada. Guiñó mientras yo me ruborizaba. Había estado presente en alguno de los mejores momentos de esta dama.

Movió sus dedos en mi dirección y desapareció bajo las escaleras. Clive me trajo de regreso de mi estupor mordiéndome la pantorrilla, y cerré la puerta.

Me senté en mi sofá, la mantecada en el olvido mientras mi cerebro procesaba todo.

Risitas había dicho que yo era bonito.

Básicamente me dijo que Jonghyun le había dicho que yo era bonito.

Jonghyun pensaba que yo era bonito.

¿Acaso Risitas ya estaba fuera de su harén?

 ¿Hubo siquiera un harén?

¿Qué significaba esto?

¿Pensaría sólo en preguntas ahora?

Y si es así, ¿quién es el padre de Eric Carman? je je estoy loco.

 

***

 

Textos entre Jonghyun y Kibum:

J: ¿Qué estás haciendo?

K: ¿Qué estás haciendo TÚ?

J: Yo pregunté primero.

K: Es cierto.

J: Estoy esperando…

K: Igual yo…

J: Jesús, cómo eres de terco. Estoy volviendo de Los Ángeles. ¿Feliz?

K: Sí, gracias. Yo estoy horneando pan de calabaza.

J: Es bueno que en estos momentos me encuentre en una estación de servicio, porque de lo contrario, me costaría un montón mantener el auto en el camino…

K: Seguro, las cosas horneadas te excitan, ¿no es así?

J: No tienes idea.

K: Entonces, ¿probablemente no deba decirte que ahorita huelo a canela y jengibre?

J: K-I-B-U-M.

K: En este preciso momento, mis pasas se encuentran remojándose en brandy.

J: Eso es todo.

 

 

***

 

Volví a mirar por la ventana, examinando la calle debajo, pero aún no había señal del auto de Jonghyun. La neblina estaba bastante densa, y aunque no quería parecer fastidioso, comenzaba a preocuparme de que aún no estuviera en casa. 

Aquí me encontraba sentado, con algunos panes reposándose, y Jonghyun aún no había aparecido para inhalarlos. Tomé el teléfono para escribirle, pero preferí llamar. No quería escribirle mientras conducía. Sonó un par de veces, y luego contestó. 

—Hola, mi panadero favorito —ronroneó, y mis rodillas se golpearon una con la otra. Él era el mejor ejercicio Kegel del mundo, con espasmos instantáneos.

—¿Estás cerca? 

—¿Disculpa? —rió. 

—Cerca de casa. ¿Estás cerca de casa? —pregunté, rodando los ojos y relajándome. 

—Sí, ¿por qué? 

—Al parecer hay bastante neblina esta noche. Es decir, más de lo normal… Ten cuidado, ¿de acuerdo? 

—Es muy dulce de tu parte que te preocupes por mí. 

—Cállese, señor. Siempre me preocupo por mis amigos —regañé, comenzando a prepararme para ir a la cama. Desde hace mucho que soy multi-tareas. Puedo pagar las cuentas mientras me depilo, sin siquiera parpadear. Y definitivamente, podía desvestirme mientras hablaba con Jonghyun. Ajam.

—¿Amigos? ¿Eso es lo que somos? —preguntó. 

—¿Qué otra jodida cosa seríamos? —respondí, quitándome mi bóxer y tomando un par de calcetines gruesos de lana. Esta noche, estaba helado. 

—Umm —murmuró al yo quitarme mi camisa y deslizarme en otra de botones para dormir. 

—Bueno, mientras tú haces zumbidos, tengo que contarte de una visita que tuve a principios de semana de parte de una amiga tuya. 

—¿Una amiga mía? Eso suene intrigante. 

—Sip, ¿británica con traje y acento de Julie Andrews? ¿Trae algún recuerdo a tu mente? Dejó una caja para ti.

Su risa salió de inmediato.

 —Acento de Julie Andrews, ¡eso es brillante! Tuvo que haber sido Lizzie. ¡Conociste a Lizzie! —Se reía como fuera lo más gracioso del mundo. 

—Lizzie Schmizzie. Siempre será Risitas para mí —sonreí, sentándome en el borde de mi cama y aplicándome un poco de loción. 

—¿Por qué la llamas Risitas? —preguntó, haciéndose el inocente. Podía darme cuenta que se encontraba a punto de un ataque de risa desproporcionado. 

—¿En verdad necesitas que te lo diga? Por favor, ni siquiera tú puedes ser tan bueno para… no importa, caí justo en esa —lo corté antes de que pudiese decirme lo bueno que en verdad era. Me había presionado contra esa misma longitud en una bañera, así que me encontraba familiarizado. Kegel. Y, muchas gracias, otro Kegel. 

—Me gusta bromear contigo, Chico bóxer. Me haces soltar risotadas. 

—Primero cool, y ¿ahora risotada? Me preocupas, Jonghyun. —Regresé a la sala para apagar las luces y preparar todo el lugar para irme a la cama. Eso incluía cambiar el agua de Clive y esconder algunos bocadillos alrededor del apartamento. 

A veces le gustaba jugar a la Caza mientras yo dormía, con los bocadillos, por supuesto, como su blanco. Algunas veces, las almohadas estaban involucradas, por desgracia, al igual que cualquier gancho de cabello, trenzas sueltas, y básicamente cualquier cosa que le pareciera atractivo a las dos de la madrugada. Algunas veces, cuando despertaba en las mañanas, mi apartamento lucía como si en la noche hubiesen hecho una filmación de Wild Kingdom. 

—Bueno, no te preocupes. Lo recogeré cuando regrese. Entonces, ¿tuvieron una buena plática? 

—Conversamos un momento, sí. Pero ningún secreto sucio fue compartido. Aunque, bueno, con estas paredes tan delgadas, ya me encuentro bastante familiarizado con el asunto. ¿Cómo está la solitaria integrante del harén? ¿Extraña a sus hermanas? —Apagué las luces y me dirigí a la cocina a buscar los bocadillos de la Cacería. Me moría por preguntarle si había terminado con Risitas. ¿Lo hizo? ¿No lo hizo? 

—Puede que esté algo sola, sí —dijo, en lo que parecía sonar un tono cuidadoso. Umm…

—Sola porque… —dejé la frase para que la completara, deteniéndome en mi tarea de repartir bocadillos. 

—Sola porque, bueno, sólo digamos que por primera vez en un largo tiempoestoy… bueno… yo… verás… —balbuceó y se estancó, evadiendo el asunto.

—Vamos, sólo suéltalo —instruí, apenas respirando.

—Sin… compañía femenina. O como tú lo dirías, libre del harén. —Su voz salió como un susurro demasiado ruidoso, y mis piernas comenzaron a bailar como gelatina. Esto hizo que los bocadillos se sacudieran en su caja, lo cual alertó a Clive de que su cacería comenzaba temprano. 

—Libre del harén, ¿eh? —respondí, visiones de Jonghyun soltero... Solteros en España… 

—Sí —susurró, y ambos nos quedamos en silencio durante lo que parecieron meses, aunque en realidad sólo fue tiempo suficiente para que Clive reclamara a su primera víctima: el bocadillo escondido en mi tenis junto a la puerta principal. Caminé hasta él para felicitarlo por su captura. 

—Ella mencionó algo curioso —dije, rompiendo el hechizo. 

—¿Ah, sí? ¿Qué fue eso?

—Me dijo que yo era, y cito, “muy bonito.” 

—¿Te dijo eso? —rió, devolviéndonos a la comodidad. 

—Sí, y lo dijo como si estuviese de acuerdo con algo que alguien ya había dicho antes. Ahora, no soy del tipo de chico que pesca piropos, pero parece, Jonghyun, que decías puras cosas lindas de mí. —Sonreí, sabiendo que mi rostro comenzaba a sonrojarse. Comencé a dirigirme a mi habitación cuando escuché un suave toque en la puerta. Caminé hasta ella para quitar el cerrojo y abrirla sin siquiera ver por la mirilla. Tenía un fuerte presentimiento sobre quién se encontraba del otro lado. 

Allí estaba de pie, con el teléfono sobre su oreja, sosteniendo su morral y dándome una enorme sonrisa.

—Le dije que eras bonito, pero la verdad es que eres mucho más que bonito—dijo, inclinando su cabeza hacia la mía y atrayendo su rostro a sólo centímetros del mío. 

—¿Más? —pregunté, apenas respirando. Sabía que mi sonrisa combinaba con la suya. 

—Eres exquisito —dijo. 

Y con eso, lo invité a entrar. Aunque sólo tenía puesto mi camisa de botones. 

Desde muy lejos, O celebró… 

 

***

 

Una hora más tarde, nos encontrábamos sentados en la mesa de la cocinacon un pequeño pedazo de pan frente a nosotros. En medio de su frenético manoseo hacia el pan, yo había logrado comer un mordisco o dos. El resto, ahora vivía en la barriguita de Jonghyun, la cual acariciaba con orgullo como a un melón.

 

Habíamos hablado y comido, nos pusimos al día, miramos como Clive terminaba su cacería, y ahora nos relajábamos mientras el café se hacía. El morral de Jonghyunaún se encontraba junto a la puerta—ni siquiera había ido a su apartamento todavía. Yo aún me encontraba en mi camisón de botones, con los pies acurrucados debajo de mí mientras lo veía fijamente. Estábamos tan cómodos, y aún así, ese zumbido, esa electricidad que siempre vibraba y se encendía entre nosotros, continuaba. 

—Por cierto, te quedó fantástico ese toque, ¿con las pasas? Me encantaron. —Sonrió, lanzando una a su boca. 

—Eres terrible. —Sacudí la cabeza, estirándome en mi silla para alcanzar los platos y las pocas migas que no habían sido inhaladas. Podía sentirlo mirándome al moverme alrededor de la cocina. Tomé el tazón del café y levanté mis cejas en su dirección. Asintió. Me detuve junto a su silla para llenar su taza, y lo atrapé mirándome las piernas debajo de mi camisa. 

—¿Ves algo que te guste? —Me incliné frente a él para alcanzar el tazón del azúcar. 

—Sip —respondió, inclinándose contra mí para tomarlo. 

—¿Azúcar?

—Sip. 

—¿Crema?

—Sip. 

—¿Eso es lo único que puedes decir?

—Nop. 

—Dime algo, entonces. Cualquier cosa —me reí, dirigiéndome de nuevo hacia mi lado de la mesa. Una vez más, me miró mientras me acomodaba en la silla. 

—¿Qué te parece esto? —dijo finalmente, descansando sobre sus codos, con una expresión intensa—. Como mencioné antes, terminé las cosas con Lizzie. 

Lo miré fijamente, apenas respirando. Intenté actuar como si nada, pero no pude detener la sonrisa que se expandió sobre mi rostro. 

—Veo que no estás demasiado devastado por esto —se burló, recostándose sobre el respaldo de la silla. 

—No mucho, no. ¿Quieres la verdad? —pregunté, la sonrisa se volvió muy segura. 

—Sería bueno.

—Me refiero a la verdad verdad, de esas verdades crudas. Sin comentarios sarcásticos, ni burlas endurecedoras, aunque somos muy buenos con las burlas. 

—Lo somos, pero podría tolerar algo de la cruda verdad —dijo en voz baja, con sus ojos brillando en mi dirección. 

—De acuerdo, la verdad. Me alegra que hayas roto con Lizzie. 

—Estás feliz, ¿cierto? 

—Sí. ¿Por qué lo hiciste? Ahora quiero la verdad —le recordé. Me miró por un momento, tomó un sorbo de su café, pasó sus manos por su cabello en forma maniática, y tomó una gran bocanada de aire. 

—Está bien, la verdad. Rompí con Lizzie porque ya no quería estar con ella. Con ninguna otra mujer, en realidad —Terminó, soltando la taza de café—. Estoy seguro que siempre seremos amigos, pero la verdad es que, últimamente me he dado cuenta que tres mujeres son demasiado trabajo para mí. He estado pensando en bajar un poco el tono, quizá intentarlo con una sola persona por un tiempo. —Sonrió, sus ojos comenzaba a ponerse peligroso. 

Sabiendo que me encontraba a sólo una sonrisa y una contracción de la vergüenza total, me levanté súbitamente y fui a tirar mi café en el lavado. Me detuve allí por un segundo, sólo un segundo, con mi mente llena de pensamientos. 

Estaba soltero. Estaba… soltero. Puta madre, Azota paredes estaba soltero. 

Lo sentí moverse alrededor de la cocina hasta posarse detrás de mí. Me congelé al sentir como sus manos tan delicadas deslizarse contra mi cintura. Su boca —su tan amada boca— apenas tocó el borde de mi oreja, y susurró—: ¿La verdad? No puedo dejar de pensar en ti. 

Aún mirando hacia otro lado, mi boca se abrió y mis ojos saltaron sorprendidos, indecisos entre bailar o practicar sexo en la cocina. Antes de poder decidirme, su boca se movió con más ímpetu, presionándose contra la piel justo debajo de mi oreja y provocando que mi cerebro ardiera y que todo debajo de él, se tambaleara. 

Sus manos sostuvieron mis caderas, y me giró hacia él—para que mirara ese cuerpo y esa sonrisa. Rápidamente compuse mi rostro, intentando desesperadamente mantener la compostura 

—¿La verdad? He estado pensando en ti desde la noche en que tocaste a mi puerta —murmuró, inclinándose para besar la base de mi cuello con una precisión maravillosa. Su cabello cosquilleaba mi nariz, y luché para mantener mis manos quietas. Me empujó un poco hacia un lado y me sorprendió al levantarme sobre el mesón.

Mis piernas se abrieron automáticamente para permitirle acceso, con la Ley Universal de azota paredes remplazando por completo cualquier pensamiento que tuviera en mi cabeza. No había de qué preocuparse, mis rodillas sabía qué hacer. 

Una de sus manos se posó sobre mi espalda, mientras la otra tomaba la parte posterior de mi cuello. —¿La verdad? —preguntó una vez más, jalando mis caderas hasta el borde de la mesa, lo cual me forzó a inclinarme hacia atrás, y mis piernas, una vez más actuando en autopiloto, se envolvieron alrededor de su cintura—. Te quiero en España —respiró, luego llevó su boca hasta la mía. 

En algún lugar, un gatito comenzó a maullar… y un O finalmente emprendió su viaje a casa. 

 

***

 

—¿Más vino, Sr. Kim?

—No más para mí. ¿Kibum? 

—Estoy bien, gracias. —Me estiré lujosamente sobre mi asiento. Primera clase hasta La Guardia, y luego primera clase hasta Málaga, España. De allí, tomaríamos un auto hasta Nerja, el pequeño pueblo costero donde Jonghyun había rentado una casa. Buceo, excursionismo, senderismo, playas hermosas y montañas, todas integradas en un pintoresco pueblito. 

Jonghyun se removió sobre su asiento y lanzó una mala mirada sobre su hombro. 

—¿Qué? ¿Qué sucede? —pregunté, mirando hacia atrás y viendo nada fuera de lo normal. 

—Ese niño no deja de patear mi asiento —gruñó entre dientes. 

Me reí a carcajadas durante unos buenos veinte minutos.

Notas finales:

OhmiDios ohmiDios OhmiDios...... ya van de camino a España!!!!!! Jkjj imagínense el JK en España xD o en cualquier país de Latino América >:(. Demmm feelzxxx! XD

Mañana contesto los rws, es de noche acá y terminé un trabajo de la escuela y estoy muerta pero quise actualizar para que no esperaran hasta mañana, gracias por leer <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).