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Azota paredes. por Shawolx3

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Notas del capitulo:

Holaaaa^^

Vengo a decirles que ya quedan 5 capítulos para que esto llegue a su final D': :( <3.

 

Me desperté está mañana por un gran estruendo.

Olvidando donde estaba por una fracción de segundo, automáticamente asumí que estaba en casa, y que estábamos experimentando un temblor. Estaba a medio camino de salir de la cama, con un pie en el suelo, cuando me di cuenta de que la vista fuera de la ventana de mi habitación era definitivamente más azul de lo que era en casa, y decididamente más mediterráneo. ¿Y el ruido? No era un temblor. Eran los ronquidos de Jonghyun. Ronquidos. Los ronquidos al ritmo de la banda, y por ritmo de la banda me refiero al ritmo de la banda de su nariz, la que estaba emitiendo el sonido más sobrenatural. Me llevé las manos a la boca para contener la risa y me deslicé en la cama, lo mejor era evaluar la situación. 

Fiel a mi estilo, me había hecho cargo de la mayor parte de la cama en la noche, y él había sido relegado a un rincón, donde ahora estaba acurrucado en una pequeña bola con una almohada metida entre las piernas. Pero lo que le faltaba en metros cuadrados, lo compensaba con el sonido. Los sonidos que se vertían de sus fosas nasales se registraban entre el oso pardo y el remolque de un tractor explotando. Me retorcí en la cama de un kilómetro de ancho, curvándome alrededor de su cabeza y mirando hacia abajo a su rostro. Incluso haciendo estos horribles sonidos, era adorable. Cuidadosamente puse mis dedos a los lados de su nariz, y apreté. Y luego esperé.

Después de diez segundos, inhaló y sacudió la cabeza, mirando a su alrededor salvajemente. Se relajó cuando me vio sentado en la almohada junto a él. 

Sonrió con una sonrisa somnolienta.

—Hola, oye ¿qué pasa? —Murmuró, rodando hacia mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura, apoyando su cabeza en mi panza. Pasé mis manos por su cabello, deleitándome con la informal libertad que tenemos por fin para tocarnos entre sí.

—Sólo me desperté. Alguien estaba bastante ruidoso en este lado de la cama. 

Cerró un ojo y me miró.

—No creo que alguien tan sacundante como tú pueda quejarse de nada.

—¿Sacúndate? Eso ni siquiera es una palabra. —Bufé, disfrutando de sus brazos a mí alrededor más de lo que quería admitir. 

—Sacundante, como alguien que se sacude mucho. Como aquel que a pesar de estar durmiendo en una cama del tamaño de Alcatraz, aún necesita casi todo elcolchón para moverse y patear —insistió, accidentalmente-a-propósito subiendo mi camisa para descansar su cabeza en mi vientre desnudo. 

—Sacudirse es mejor que roncar, Sr. Pantalones Roncantes —me burlé de nuevo, tratando de no notar la forma en que su barba rozaba mi piel de la manera más deliciosa.

—Tú te sacudes. Yo ronco. ¿Qué haremos al respecto? —Sonrió felizmente, todavía medio dormido.

—¿Tapones para los oídos y espinilleras?

—Sí, eso es sexy. Podemos ponernos eso antes de acostarnos cada noche —suspiró, colocando el más pequeño de los besos justo por encima de mi ombligo.

Un ruido que sonaba como un quejido triste escapó de mis labios antes de que pudiera reprimirlo, y mis orejas se pusieron rojas cuando asimilé lo que había dicho acerca de “cada noche”, como si fuéramos a dormir juntos cada noche. Oh mi…

Tomamos un desayuno rápido en la casa y luego nos dirigimos a la ciudad. 

Me enamoré de inmediato del pueblo: las antiguas calles de piedra, las paredes blanqueadas brillaban bajo el sol abrasador, la belleza que brotaba de cada arcada abierta. De cada partícula de azul turquesa que se asomaba desde la costa hasta las amistosas sonrisas en los dulces rostros de las personas que llamaban a este lugar encantada casa, estaba enganchado.

Era día de mercado, y entramos y salimos de los puestos, recogiendo fruta seca para picar más tarde. He visto hermosos lugares en esta tierra, pero esta ciudad era el paraíso para mí. Sinceramente, nunca había experimentado nada igual.

Ahora, había estado viajando solo durante años, encontrando mi propia compañía muy agradable. Pero ¿viajar con Jonghyun? Era…genial. Simplemente, genial. Era tranquilo, así como yo cuando estoy viendo algo nuevo. Nunca sintió la necesidad de llenar el silencio con palabras tontas. Estábamos contentos de disfrutar del paisaje. Cuando hablamos fue para señalar algo que creíamos que el otro no debía perderse, como los cachorros jugando en un jardín, o un anciano y una mujer hablando de ida y vuelta desde sus balcones. Él era un gran compañero. 

Caminábamos de regreso al auto rentado, el sol de la tarde quemándome a través del fino algodón cubriendo mis hombros, cuando mi mano se enredó con la suya en la forma más modesta. Y mientras se tomó el tiempo para abrir la puerta para mí, y se inclinó para besarme bajo el cálido sol español, sus labios y el olor de los olivares eran las únicas cosas que necesitaba en el mundo entero. 

Desde el momento en que conocí a Jonghyun, había guardado varias imágenes de él en la memoria: viéndolo por primera vez, vestido solo con una sábana y una sonrisa; conduciendo de regreso por el puente con él la noche de inauguración de la casa de Heechul, cuando hicimos una tregua; un deformado y borroso Jonghyun mientras lo veo desde el interior de un afgano; iluminado por antorchas, mojado y luciendo endiabladamente guapo en el hidromasaje; y ¿una reciente adicción a mí 

Lo mejor de Jonghyun? La visión de él debajo de mí mientras me aferraba, acercándome, su piel cálida y su dulce aliento sobre mí cuando estábamos acurrucados en la Cama Gigante del Pecado.

Pero nada, y quiero decir nada, era más caliente que ver trabajar a Jonghyun. Lo digo en serio. De hecho, me tuve que abanicar un poco, lo que él notó, porque cuando trabajaba estaba deliciosamente concentrado.

Y ahora aquí estaba yo sentado, observando a Jonghyun trabajar. Habíamos conducido hasta la costa para tomar algunas fotos de prueba en un lugar que un guía local le había hablado, y ahora el peligrosamente apuesto Jonghyun estaba concentrado completamente en la tarea en sus manos. Como me había explicado, no se trataba de las imágenes reales que tomaría, se trataba de probar la luz y los colores. Así que mientras él escalaba su camino de roca en roca, yo me senté en una manta que habíamos sacado del maletero y observé. Situados en los acantilados por encima del mar, podíamos ver por kilómetros. El litoral rocoso se extendía y se enroscaba de nuevo en sí mismo, mientras de olas fluían de las profundidades del mar. Y aunque el paisaje era precioso, lo que llamó mi atención fue la forma en que la punta de la lengua de Jonghyun se asomó mientras contemplaba la escena. El modo en que se mordió el labio inferior mientras se desconcertaba por algo. La forma en que la emoción se plasmó su rostro cuando vio algo nuevo a través de su lente.

Me alegré de tener algo que hacer, algo en que fijarme, mientras el comienzo de una batalla comenzaba a librarse dentro de mi cuerpo. Desde que reconocimos la presión que la cama gigante puso sobre nosotros, lo único en lo que podía pensar era en esa gran presión. Además de la presión de una O negada por mucho tiempo, esperando pacientemente, y a veces impaciente, por su liberación. La presión era tan fuerte, tan intensa, que cada parte de mí podía sentirla. 

Actualmente en este debate que se realiza en mi interior participaban mi Cerebro, el Kibum de Abajo (hablando por la distante O), la Columna Vertebral y aunque había guardado silencio sobre todo últimamente, dejando a Cerebro y Nervios tomar el control, el Corazón estaba ahora pensando también. 

Cabe mencionar que el KA (Kibum de Abajo quería estar a la moda con un nombre abreviado) había de algún modo proyectado al pene de Jonghyun y pese a que su pene no tenía acceso directo a el, KA sintió la necesidad de hablar en su nombre. Si bien no me gustaba mucho el termino pene, internamente me sentía extraña llamándolo polla o pito, por lo que era pene… por ahora.

Ahora, Columna Vertebral y Cerebro estaban firmemente en el campamento espera-para-el-sexo, creyendo esto esencial para la base de esta floreciente relación.

Obviamente, KA, y por tanto el pene de Jonghyun, se encontraban en la sociedad ten-sexo-con-él-tan-pronto-como-sea-posible. La O, aunque no oficialmente en residencia, se podía contar entre los partidarios de el KA. Pero sentí una punzada, y solo una pizca, de el flotando por encima de los dos campos, junto con Corazón, que actualmente cantaba canciones sobre el amor eterno y cosas cálidas y suaves. 

Toma en cuenta todo esto, ¿y qué es lo que tienes? Un totalmente confundido Kibum. Un Kibum dividido. No es de extrañar que haya renunciado a las citas. Esta mierda era difícil. Así que ¿estaba contento de tener algo en que pensar que no sea en la olla a presión de sexo indefinido? Sí. ¿Podía pasar algo más de tiempo tratando de encontrarle un nombre más inteligente alpene de Jonghyun? Probablemente. Se lo merecía. ¿Miembro masculino de un mamut? 

No. ¿Pilar pulsante de pasión? No. ¿Bandido de la puerta trasera? Demonios, no. ¿Wang? (Jerga de penes) Sonaba como el ruido que hacen esos topes de puertas cuando la abres de improviso…

Lo dije en voz alta para mí mismo un par de veces. Partiéndome un poco de la risa. —Wang. Wang. Waaaang —murmuré.

—¡Oye! ¡Chico bóxer! Ven aquí —dijo Jonghyun, desconcentrándome de mi estudio sobre Wang. Dejé atrás la batalla mental, abriéndome paso con cuidado por las rocas escarpadas a donde él estaba equilibrado. 

—Te necesito.

—¿Aquí? ¿Ahora? —Resoplé.

Bajó la cámara lo suficiente como para levantar una ceja.

—Te necesito para la escala. Ponte allí. —Me señaló hacia el borde del acantilado.

—¿Qué? No-no. No fotos, eh-eh. —Regresé hacia mi manta.

—Sí, sí, fotos. Vamos. Necesito algo en el primer plano. Ve allá.

—¡Pero soy un desastre! Estoy despeinado por el viento y quemado por el sol. ¿Ves? —Bajé un poco mi cuello V para mostrarle cómo empezaba a ponerme rosado.

—Aunque siempre aprecio que me muestres tu escote, guárdalo, hermano. Esto es sólo para mí, sólo para darme un poco de perspectiva. Y no te ves despeinado por el viento. Bueno, sólo un poco —Golpeteó su pie.

—No vas a hacerme posar con una rosa en mis dientes ¿verdad? —Suspiré, arrastrando los pies hasta el borde.

—¿Tienes una rosa? —preguntó, pareciendo serio a excepción de la sonrisa de idiota.

—Cállate. Toma tus fotos.

—De acuerdo, solo sé natural. No hagas poses, solo quédate allí parado, mirando hacia el agua estaría bien —instruyó.

Obedecí. Se movió a mí alrededor, tratando diferentes ángulos, y le oí murmurar acerca de lo que estaba trabajando. Lo admito, a pesar de que era tímido para tomarme fotos, casi podía sentir sus ojos a través de la lente, mirándome. Se movió alrededor mío por solo unos minutos, pero se sintió más tiempo. La guerra interna comenzaba a librarse de nuevo.

—¿Ya casi está?

—No se puede precipitar la perfección, Kib. Tengo que hacer un trabajo bien hecho —advirtió—. Pero sí. Ya casi está. ¿Tienes hambre?

—Quiero esas naranjas clementinas de la cesta. ¿Me das una? ¿O se meterá con tu obra maestra?

—No se mete con ella. Lo llamaré Chico despeinado por el viento en un acantilado con una naranja clementina. —Se rió y se dirigió hacia el coche. 

—Eres gracioso —le dije con ironía, capturando la pequeña naranja que me tiró y empezando a pelarla.

—¿Me compartes?

—Supongo que sí, es lo menos que puedo hacer por el hombre que me trajo aquí ¿verdad? —Me reí, mordiendo un trozo y sintiendo el jugo gotear por mi barbilla.

—¿Tienes un agujero en el labio? —Me preguntó, capturando el momento mientras ponía mis ojos en blanco.

—¿Realmente crees que eres gracioso, o simplemente asumes que podrías serlo? —Repliqué, señalándolo con la rodaja. Sacudió su cabeza, riendo mientras tomaba un pedazo. 

Por supuesto. Le dio un mordisco y no goteó. Abrió mucho los ojos con sorpresa fingida, y aproveché la oportunidad para aplastar otra rodaja en su cara. 

Sus ojos estaban muy abiertos, mientras el jugo corría libremente por la punta de su nariz y en su barbilla.

—Desordenado Jonghyun —susurré mientras me miraba. En un instante, presionó sus labios a los míos, poniendo jugo en ambos mientras yo chillaba en su boca.

—Dulce Kibum—susurró a través de su sonrisa. Nos hizo girar así que el mar que estaba detrás de nosotros, levantó la cámara y tomó una foto: de ambos cubiertos de papilla de naranja.

—Por cierto, ¿por qué antes estabas diciendo “Wang”? —preguntó.

 

Me reí más fuerte.

 

***

 

—Esto es. Esto es ahora oficialmente la mejor cosa que he tenido en mi boca —anuncié, cerrando mis ojos y gimiendo.

—Has dicho eso a todo lo que has comido esta noche.

—Lo sé, pero enserio, no puedo con lo bueno que es esto. Abofetéame, pellízcame, tírame al agua, esto es demasiado bueno —gemí de nuevo. Nos sentamos en una mesita en un rincón de un pequeño restaurante en la ciudad, y estaba decidido a probar todo. Jonghyun, haciendo gala de sus habilidades lingüísticas, había ordenado para ambos. Le dije que eligiera, que estaba en sus manos y sabía que no me dirigiría mal. Y el muchacho lo hizo bien. Festejamos. 

Nos fuimos por las tradicionales tapas, por supuesto, acompañadas de copas de vino de la casa. Pequeños cuencos y platos se presentaron en la mesa cada pocos minutos después de eso: pequeñas albóndigas de cerdo, rebanadas de jamón, champiñones marinados, hermosos embutidos, calamares a la plancha con afrutado aceite de oliva local. Con cada bocado, estaba seguro de que acababa de comer lo mejor del mundo, y luego otra ola magnifica de comida se presentaba y me convencía una vez más. Y entonces llegaron estos langostinos. Irreales. Fritos crujientes en aceite de oliva con un montón de ajo y perejil, pimentón ahumado, y un toque de calor. Me desmayaba. Realmente, me desmayaba.

¿Jonghyun? A él le encantó. Se lo comió todo. Mis reacciones tanto como la comida, creo. Se lo había acabado.

—Honestamente, no puedo más —protesté, arrastrando un trozo de pan crujiente a través del aceite de oliva. Sonrió mientras me miraba descaradamente disfrutar de otro pedazo de pan antes de finalmente retroceder de la mesa con un gemido.

—¿La mejor comida? —Preguntó.

—En verdad, podría serlo. Eso fue una locura. —Suspiré, acariciando mi estómago lleno. Elegantemente, me había comido toda esa comida como si alguien fuera a llevárselo lejos de mí. Un camarero apareció con dos pequeños vasos de un vino local. Dulce y fresco, era la perfecta bebida después de cenar. Bebimos despacio, la brisa entrando por las ventanas ligeramente perfumada con el aroma del mar.

—Esta fue una gran cita, Jonghyun. En serio. No podría haber sido más perfecta —dije, tomando otro sorbo del vino.

—¿Esto fue una cita? —preguntó.

Mi rostro se congeló.

—Quiero decir, no. Supongo que no. Yo sólo…

—Relájate, Kibum. Yo sé lo que quieres decir. Es gracioso considerar esto como una cita: dos personas que viajan juntas, pero que ahora están en una cita. —

Sonrió y me relajé.

—Umm, no hemos seguido las reglas tradicionales hasta ahora, ¿verdad? Esto incluso podría ser nuestra primera cita, si quisiéramos tener algo técnico.

—Bueno, técnicamente hablando, ¿Qué define una cita? —Preguntó.

—Cenar, supongo. Aunque hemos cenado antes —respondí.

—Y una película. Ya hemos visto una película —me recordó.

Me estremecí.

—Sí, y eso fue sin duda una maniobra para conseguir que me acurrucara contigo. Película de terror, tan obvio —me burlé.

—Funcionó, ¿no? De hecho, creo que dormí contigo esa noche, Chico bóxer. 

—Es cierto, soy barato y fácil, lo reconozco. Supongo que realmente hicimos todo al revés. —Le sonreí, deslizando mi pie en el piso por debajo de la mesa y pateándolo ligeramente. 

—Me gusta al revés. —Sonrió con suficiencia. 

Entrecerré mis ojos.

—No tocarás eso.

—En serio. Como he dicho, no tengo experiencia con estas cosas —dijo—. ¿Cómo funciona? Y si estuviéramos haciendo esto… no al revés ¿Qué pasaría después?

—Bueno, supongo que habría otra cita, y otra después de esa —admití, sonriendo tímidamente.

—Y las reglas. Yo esperaría tratar de hacer algunas reglas ¿no? —preguntó en serio.

Farfullé mi vino.

—¿Reglas? ¿Es en serio? Como tocar un pezon, sobre la blusa, debajo de la blusa, ¿esas reglas? —Me reí con incredulidad.

—Sí, exactamente. ¿Está permitido que me salga con la mía? Como un caballero, quiero decir. Si esto fuera realmente una primera cita, no estaríamos yendo a casa juntos ¿verdad? Citándonos ahora, sin sexo. Recuerda, aparentemente doy un buen cortejo —dijo, con los ojos brillantes.

—Sí, sí, lo haces. No estaríamos yendo a casa juntos, eso es cierto. Pero para ser honesto, no quiero que duermas en la habitación del pasillo. ¿Eso es raro? —Pude sentir mis orejas ardiendo mientras me sonrojaba.

—No es raro —respondió en voz baja. Me quité mi zapato  y presioné mi pie contra el suyo, frotando ligeramente a lo largo su pierna.

—Acurrucarse es bueno, ¿verdad?

—Acurrucarse es definitivamente bueno —concordó, empujándome de vuelta con su propio pie.

—En lo que se refiere a tus reglas, creo que definitivamente tú podrías planear un poco de acción por debajo de blusa, si estás muy interesado —le contesté. Internamente, Cerebro y Columna Vertebral se pusieron un poco alegres, mientras que KA y Wang patearon algunas sillas. Los pezones estaban felices de que alguien los tomara en cuenta, en lugar de sólo ser una parada en el camino a los puntos sur. ¿Corazón? Bueno, seguía revoloteando, cantando su canción. 

—Entonces, seremos un poco tradicionales, pero no totalmente tradicionales. ¿Lo tomaremos con calma? —preguntó, con los ojos ardiendo, empezando a hacer su pequeño baile hipnótico. 

—Lento, pero no demasiado lento. Somos adultos, por amor de Dios.

—Por la acción bajo la blusa —anunció, levantando su copa para un brindis.

—Brindaré por eso. —Reí mientras las chocamos. 

 

***

 

Cincuenta y siete minutos más tarde estábamos en la cama, sus manos cálidas y seguras mientras abría cada botón, revelando mi piel. Fue despacio a propósito, dejando caer mi blusa mientras yacía debajo de él. Bajó la mirada hacia mí, las puntas de sus dedos trazando ligeramente una línea desde mi clavícula hasta mi ombligo, recta y exacta. Ambos suspiramos al mismo tiempo.

No podía explicarlo, pero saber que habíamos puesto ciertos límites para la noche, aunque fuera una tontería, lo hacía mucho más sensual, algo de lo que disfrutar verdaderamente. Sus labios revoloteaban alrededor de mi cuello, susurrando pequeños besos contra mi piel, debajo de mi oreja, bajo mi barbilla, en el hueco entre mi hombro y mi cuello, y abriéndose camino hasta mis pezones. Sus dedos rozando con ligereza,reverentemente, una sensación fantasma a través de mi sensible piel que me hizo inhalar y luego contener las respiración.

Cuando sus dedos rozaron suavemente mi pezón, cada terminación nerviosa de todo mi cuerpo dio marcha atrás y empezó a pulsar en esa dirección. 

Exhalé, sintiendo meses de tensión comenzando a fluir fuera de mí y acumularse incluso más. Con besos dulces y toques suaves comenzó el proceso de llegar a conocer mi cuerpo, y era exactamente lo que yo necesitaba. Labios, boca, lengua; todo sobre mí, probando, acariciando, sintiendo y amando. 

Cuando sus labios se cerraron alrededor de mi pezón, su pelo me hizo cosquillas de la forma más adorable y envolví mis brazos a su alrededor, sosteniéndole cerca. La sensación de su piel contra la mía era la perfección y algo que nunca había experimentado antes. Me sentía… adorado.

A medida que exploramos esa noche, lo que empezó como divertido, lindo, y parte de nuestras clásicas bromas se convirtió en algo más. Lo que había llamado torpemente “acción bajo de la blusa” se convirtió en parte de un romance, y algo que podía haber sido simplemente físico se convirtió en algo emocional y puro. Y cuando me acunó contra él, llevándome a su rincón con tiernos besos y risas entrecortadas, caímos en un sueño satisfecho.

Sacundante y Sr. Pantalones Roncantes.

 

***

 

Durante los siguientes dos días, me deleité. En verdad, no hay otra palabra en el idioma español para articular la experiencia a la que me entregué. Ahora, para algunos, la definición de unas vacaciones de lujo puede ser una infinidad de tiendas, mimarse en un spa, comidas caras, elaborados espectáculos. Pero para mí, lujoso significaba pasar dos horas durmiendo la siesta al sol en la terraza de la cocina. Lujoso significaba comer higos goteando con miel y salpicados con migas de queso local, mientras que Jonghyun me servía otra copa de Cava, todo antes de las diez de la mañana. Lujoso significaba tiempo a solas para pasear por las pequeñas tiendas familiares de Nerja, hurgando en los contenedores de hermoso encaje. 

Lujoso significaba explorar las cuevas cercanas con Jonghyun mientras él hacía fotografías, perdiéndonos en los colores bajo la tierra. Lujoso significaba mirar a Jonghyun sin camiseta colgando en una pared de roca mientras buscaba otro punto de apoyo. ¿He mencionado sin camiseta?

Y lujoso sin duda quería decir que pasaba cada noche en la cama con Jonghyun. 

Eso sí que era un tipo de lujo invaluable, que no se ofrece en todos los grandes viajes. Rodeamos otra regla o dos, bromeando el uno con el otro con un pequeño encuentro “por encima de los bóxers”. ¿Estábamos siendo ridículos esperando hasta la última noche en España para consumar la “cosa”? Probablemente, pero ¿a quién demonios le importaba? Él pasó casi una hora besando cada centímetro demis piernas una noche y yo pasé la misma cantidad de tiempo teniendo una conversación con su ombligo. Nosotros solo... disfrutamos.

Pero con todo este disfrute se produjo cierta cantidad de, bueno, ¿cómo decirlo? ¿Energía nerviosa?

En Seúl habíamos pasado meses con juegos sexuales verbales. 

¿Pero ahora, aquí? ¿El juego previo real? Era para no creerlo. Mi cuerpo estaba tan en sintonía con el suyo que sabía cuándo entraba en una habitación, sabía cuándo estaba a punto de tocarme segundos antes de que lo hiciera. El aire entre nosotros estaba sexualmente cargado que vibraba hacia adelante y hacia atrás con la energía suficiente para iluminar toda la ciudad. ¿Química sexual? La tenía. ¿Frustración sexual? Aumentando y acercándose al punto crítico.

Oh, infiernos, lo diré. Yo estaba C-A-L-I-E-N-T-E. 

Razón por la cual, después de haber pasado la tarde en las cuevas, nos encontramos en la cocina, besándonos locamente. Ambos estábamos un poco cansados por el día y yo había estado queriendo probar la hermosa cocina Viking. 

Estaba preparando verduras para la parrilla y mezclando un poco de arroz con azafrán cuando llegó después de una ducha. Es casi imposible para mí explicar la imagen que presentaba: llevaba una camiseta blanca, vaqueros desteñidos, iba descalzo, frotándose el pelo húmedo con una toalla. Sonrió y empecé a ver doble. 

Literalmente, no podía ver más allá de la neblina de lujuria y necesidad que sentí surgir de repente a través de mí. Necesitaba que mis manos estuvieran sobre su cuerpo y necesitaba que sucediera inmediatamente.

—Mmm, algo huele bien. ¿Quieres que empiece con la parrilla? —preguntó caminando hacia donde estaba yo cortando verduras en el mostrador. Se colocó detrás de mí, su cuerpo a solo unos centímetros de mí, y algo se rompió. Y no fue sólo la vaina de guisantes que tenía en mi mano…

Me di la vuelta y mi estómago en verdad revoloteó ante la vista de él. 

Malditamente, revoloteó. Presioné mi mano contra su pecho, sintiendo la fuerza que había allí y el calor de su piel a través del algodón. La Razón dijo adiós y ahora esto era puramente físico. Un picor que necesitaba ser rascado, rascado y luego rascado otra vez. Deslicé mi mano hasta su nuca y lo acerqué hacia mí. Mis labios se estrellaron contra los suyos, mi intensa necesidad por él vertiéndose en su boca y descendiendo hasta la punta de los dedos de mis pies. Los dedos de los pies que se quitaron sus sandalias de una patada y empezaron a frotarse descaradamente a través de las partes superiores de sus pies. Mi cuerpo necesitaba sentir piel, cualquier piel, y lo necesitaba ahora.

Respondió, igualando mis brutales besos con los suyos propios, su boca cubriendo la mía mientras yo gemía al sentir sus manos sobre la parte baja de mi espalda. Rápidamente lo hice girar y lo presioné contra el mostrador.

—¡Fuera! Necesito esto fuera ahora —murmuré entre besos, tirando de su camiseta. Con un gran zumbido de tela, su camiseta fue lanzada a través de la habitación mientras yo maniobraba mi cuerpo contra el suyo, suspirando al sentir contacto. Estaba tratando de abrazarle y subirme sobre él, la lujuria ahora corriendo libremente a través de mi cuerpo como un tren de carga. Extendí la mano y la pasé a través de sus pantalones vaqueros. Sus ojos atraparon a los míos y se desenfocaron un poco. Estaba en el camino correcto. Sintiéndole endurecerse por segundos bajo las puntas de mis dedos, de repente todo lo que yo quería, todo lo que necesitaba, todo lo que tenía que tener para funcionar en la vida, era a él. En mi boca.

—Oye, Chico bóxer, ¿qué estás…? Oh Dios…

Moviéndome instintivamente abrí sus vaqueros, me dejé caer sobre mis rodillas ante él y le llevé hacia adelante. Mi pulso se aceleró y creo que mi sangre en realidad estaba hirviendo dentro de mí cuando lo vi. Mi respiración se contuvo con un siseo mientras le observaba, bajando sus desgastados vaqueros solo lo suficiente para enmarcar esta vista luminosa.

Jonghyun iba de comando. Dios bendiga América.

Quería ser amable, tierno y dulce, pero simplemente lo necesitaba demasiado. Levanté la vista hacia él, sus ojos nublados pero frenéticos mientras sus manos me apartaban el pelo de la cara. Tomé sus manos en las mías y las coloqué de nuevo en el mostrador.

—Vas a querer agarrarte para esto —prometí. Dejó escapar un delicioso gemido, haciendo lo que le dije, inclinándose un poco hacia atrás. Empujó sus caderas hacia adelante, pero mantuvo sus ojos en los míos. Siempre en los míos.

Mis labios ronronearon mientras deslizaba su longitud dentro de mi boca. 

Su cabeza cayó hacia atrás mientras mi lengua lo acariciaba, tomándolo más profundamente. El puro placer de esto, el absoluto placer de sentir su reacción por mí, fue suficiente para hacer que mi cabeza se dividiera en dos. Lo retiré, dejando que mis dientes apenas rozaran su sensible piel mientras le veía agarrar el borde del mostrador aún con más fuerza. Pasé mis uñas hacia arriba por el interior de sus piernas, bajando más sus pantalones para tener una mayor acceso a su piel caliente. Presionando besos en toda la punta, dejé que mis manos ascendieran hasta empuñarlo, acariciando y masajeando. Era perfecto, todo terso y suave cuando lo tomé de nuevo, otra vez y otra vez. Me sentí enloquecer, embriagado por su aroma y la sensación de tenerlo dentro de mí.

Gimió mi nombre una y otra vez, sus palabras derramándose como chocolate fundido mezclado con sexo, vertiéndose en mi cerebro y haciendo que le dedicara cada sentido que tenía, solo a él. Una y otra vez fui, volviéndolo loco, volviéndome loco, lamiendo, chupando, probando, tocando, disfrutando de la locura de este acto exquisito. Tenerlo aquí, de esta forma, era la definición de lujo.

Se tensó aún más y sus manos finalmente volvieron a mí, intentando hacer que me apartara.

—Kibum, oh, Kibum, yo estoy… tú… primero… tú… oh, Dios… tú —tartamudeó. Por suerte, fui capaz de interpretar.

Quería que yo también tuviera algo. Lo que no sabía era que este total abandono que me estaba dando era todo lo que yo necesitaba. Lo liberé solo durante un momento para colocar sus manos una vez más sobre el mesón.

—No, Jonghyun. Tú —respondí, tomándole profundamente una vez más, sintiéndolo golpear la parte de atrás de mi garganta mientras mis manos atendían lo que mi boca no podía. Sus caderas se movieron una vez, luego otra, y con un estremecimiento y el gemido más maravilloso que había escuchado jamás, Jonghyun se vino. Echó la cabeza hacia atrás, cerró los ojos y se dejó llevar.

Fue maravilloso.

Momentos más tarde, derrumbado junto a mí sobre el suelo de la cocina, suspiró con satisfacción.

—Dios mío, Kibum. Eso fue… inesperado.

Me reí, inclinándome para besar su frente. 

—No pude controlarme. Simplemente te veías tan bien, y yo… bueno… me dejé llevar.

—Voy a decir que no creo que sea justo que yo esté aquí algo expuesto y tú estés aun completamente vestido. Podríamos remediar eso bastante rápido —Tiró del cordón de mis pantalones.

Lo detuve.

—Primero que todo, no estás algo expuesto, estás tendido y disponible en el suelo de la cocina, y me gusta bastante. Y esto no se trataba de mí, aunque admito que lo disfruté inmensamente.

—Chico tonto, ahora quiero disfrutar de ti inmensamente —insistió, pasando los dedos por el borde de mis pantalones, bailando a través de la piel allí.

Los Nervios se pusieron a bailar el flamenco, exigiendo más tiempo —¡más tiempo! ¡Todavía no listos!

—No, no, no esta noche. Quiero hacerte una buena cena. Déjame cuidarte un poco. ¿No puedo hacer eso? —Aparté sus malvadas manos y las besé.

Me sonrió, con el pelo desordenado y una sonrisa tonta aún adornando su rostro. Suspiró derrotado y asintió. Empecé a levantarme del suelo cuando me agarró por la cintura y tiró de mí hacia abajo.

—Unas palabras, por favor, antes de que me dejes, ¿qué dijiste? ¿Tendido y disponible en el suelo de la cocina?

—¿Sí, querido? —pregunté, ganándome una ceja levantada.

—Así que, usando el punto de referencia de romper las reglas que hemos aplicado esta semana, diría que acabamos de saltarnos unas cuantas citas, ¿verdad?

—Yo diría que sí. —Me reí, dándole palmaditas suavemente en la cabeza.

—Entonces creo que es justo advertirte… ¿Mañana por la noche? ¿Tú última noche en España? —dijo, sus ojos resplandeciendo a través del crepúsculo.

—¿Sí? —susurré.

—Voy a intentar robar la casa.

Sonreí.

—Jonghyun tonto, no es robar la casa si te hago señas para entrar —ronroneé, besándolo sólidamente en los labios.

 

***

 

Más tarde esa noche, mientras yacía estrechamente envuelto en Jonghyun, KBempezó a prepararse. Y Cerebro y Columna vertebral comenzaron a cantar… O… O… O. ¿Wang? Bueno, sabíamos dónde estaba, presionado estrechamente contra Columna Vertebral.

Corazón siguió flotando, pero estaba dando vueltas cada vez más cerca de casa. Sin embargo, una nueva entidad comenzó a imponerse una vez más, tratando de influir en las otras. Teñía mis sueños con sus susurros silenciosos.

Hola, Nervios.

Mi sueño fue decididamente más… sacundante.

Notas finales:

Ksksskksksksksks ¡uy! Kibum no pudo aguantar más xD 

Voy a tratar a ver si hoy por la noche subo otro capítulo, aunque no es seguro.

Gracias por leer <3.


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