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Azota paredes. por Shawolx3

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Notas del capitulo:

Uhh disculpenme he estado liada con la uni y esas cosas del demonio llamada proyectos. xDD 

Espero que todavia haya personas que leean esta adaptacion <3.

A leer.

Golpe. 

—Grrr. 

Golpe. Amasar, amasar. Golpe. 

—Basta. 

Amasar, amasar, amasar. Golpe en el trasero. 

—Me doy cuenta de que no sabes cómo leer un calendario, pero debes saber cuándo es domingo. En serio, Clive. 

Otro golpe. 

Me di la vuelta, lejos de los golpes de Clive junto a su persistencia, y tiré de las mantas sobre mi cabeza. Los recuerdos de la noche anterior seguían apareciendo en mi mente. Jonghyun en la cocina de Heechul con una presentación que resonaba por todo el lugar. Sus amigos llamándome Chico del bóxer rosa. 

Siwon sumando dos más dos cuando se enteró de que yo era ese chico. Besar a Jonghyun. 

Mmm, besar a Jonghyun. 

¡No, no besar a Jonghyun! Me acurruqué más en la cama. 

Dulces sueños y paredes delgadas... Pura mortificación se apoderó de mí al recordar sus palabras de despedida. Me hundí más en la cama. Mi corazón latió con más rapidez, pensando en lo vergonzoso que fue. Corazón, no prestes atención a el chico bajo las sábanas. 

La noche anterior decidí soñar con libertad, pero para asegurarme de que nadie, Jonghyun, pudiera oírme gritando de pasión, dormí con la televisión encendida. El que Jonghyun me escuchase soñando con él me lanzó en un bucle sin final al que rodeé a través de los canales, tratando de encontrar algo que no sonara como si hubiese tenido mi propia versión de sueño húmedo con él. Acabé en el canal de infomerciales que, por supuesto, me mantuvo despierto hasta más tarde de lo que planeé. Todo lo que vendían era fascinante. Tuve que quitarme de la mano mi propio teléfono a las tres y media de la mañana, cuando casi ordené un rayador eléctrico, sin agregar la media hora que nunca recuperaré después de ver al dinosaurio Bowser intentando vender una colección de canciones de los años cincuenta.

Todo esto más la música de Tommy Dorsey viniendo a través de la pared. Lo que me hizo sonreír. No podía mentir. 

Me estiré perezosamente debajo de la sábana, ahogando una risita cuando vi la sombra de Clive acechándome, tratando de encontrar una manera de entrar bajo las sábanas. Lo intentó por todos los ángulos y desvié todos sus avances. Al final, volvió a su golpe, golpe, amasar, y me reí burlonamente.

Podría manejar esto con Jonghyun. No tenía que sentirme totalmente avergonzado. Cierto, mis O se fueron, quizás para siempre. Y claro, tenía sueños húmedos con mi vecino demasiado atractivo y confiado. Y por supuesto, dicho vecino escuchó esos sueños y me comentó sobre ellos, teniendo la última palabra en una noche ya bastante extraña. 

Pero podría manejar esto. Desde luego. Lo reconocí antes de que pudiera tomar el viento de las velas, por así decirlo. No siempre tendría que tener la última palabra. Podría recobrarme y mantener nuestra pequeña y ridícula tregua.

Estoy totalmente jodido. 

En ese momento, escuché una alarma activándose al lado, y me congelé. 

Después de recuperarme, me volví a deslizar bajo las sábanas, dejando sólo mis ojos sin cubrir.

Un segundo, ¿por qué me ocultaba? Él no podía verme. 

Lo escuché darle una palmada al despertador, a sus pies tocando el suelo. 

¿Por qué se levantó tan temprano? Cuando todo se encontraba en silencio, podía escuchar a través de estas paredes. ¿Cómo diablos no me di cuenta antes de si podía oírlo, obviamente él podía oírme? Sentí que la cara se me calentaba al pensar en esos sueños otra vez, pero luego me recuperé. Además, esto se vio favorecido por Clive golpeando con la cabeza la parte baja de mi espalda en un intento de empujarme físicamente de la cama para darle de desayunar.

—Bueno, bueno, vamos a levantarnos. Dios, te comportas algo idiota a veces, Clive. 

Me disparó una respuesta sobre su lomo al caminar hacia la cocina. 

Después de alimentar al señor Clive y pasar por la ducha, fui a encontrarme con los chicos para el almuerzo. Salía del edificio, mirando mi teléfono y contestando un mensaje de Taemin, cuando choqué con una húmeda y caliente pared llamada Jonghyun. 

—Guau —grité, tambaleándome hacia atrás.

Su brazo salió disparado y me atrapó justo antes de que pudiera avergonzarme más.

—¿A dónde corres esta mañana? —preguntó, y lo miré fijamente. Llevaba una sudorosa camiseta blanca, un par de oscuros pantalones cortos para correr, negro y húmedo cabello rizado junto a su iPod y sonrisa. 

—Estás sudado —dije con una mueca. 

—Estoy sudado. Eso ocurre —agregó, pasándose el dorso de la mano por su frente, lo que hizo que se le levantara el cabello. Tuve que bloquear físicamente las neuronas de mi cerebro que trataban de enviarles instrucciones a mis dedos de levantar y aplanar. Levantar y aplanar. 

Bajó la mirada hacia mí, sus ojos brillando. Haría esto doloroso si no sacaba al elefante gigante del sexo en la habitación. 

—Escucha, sobre lo de anoche… —comencé. 

—¿Qué pasó anoche? ¿La parte en la que me regañaste por mi vida sexual? ¿O la parte en la que lo compartiste con tus amigos? —preguntó, arqueando una ceja y levantando su camiseta para secarse la cara.

Tomé una bocanada de aire, la cual sonó como un túnel de viento cuando miré sus abdominales que casi podrían ser un lavadero. ¿Por qué no podía ser del tipo de vecino tonto y grasoso?

—No, me refiero al punto que hiciste sobre los dulces sueños. Y las...bueno... las paredes delgadas —tartamudeé, evitando todo contacto visual. 

—Ah, sí, las paredes delgadas. Bueno, en ambos sentidos, ya sabes. Y si alguien, por ejemplo, tiene un sueño muy interesante alguna noche, bien, vamos a decir que sería muy divertido —susurró. Mis rodillas se pusieron algo tambaleantes. Maldito él y su vudú…

Tenía que recuperar el control. Retrocedí un paso. 

—Sí, tal vez escuchaste algo que hubiera preferido no escucharas, pero esa no es la manera en que las cosas suceden siempre. Me atrapaste. Pero en realidad nunca me tendrás, así que superémoslo. ¿Entiendes? Y por cierto, voy a un almuerzo —terminé, concluyendo mi diatriba. 

Parecía confundido y divertido al mismo tiempo. —¿Por cierto voy a un almuerzo? 

—Almuerzo. Preguntaste a dónde saldría esta mañana, y mi respuesta es a un almuerzo. 

—Ah, lo tengo. ¿Y te vas a encontrar con los chicos que salieron con mis chicos anoche? 

—Por supuesto, y con gusto compartiré contigo la gran noticia si es algo bueno —reí, guiñandole el ojo. Genial. 

Coqueteo para principiantes. ¿Qué demonios?

—Oh, estoy seguro de que es una buena primicia. Los dos se veían como todos unos devora hombres —dijo, meciéndose sobre los talones y comenzando a estirar un poco. 

—¿Estamos hablando de Hannibal? 

—No, más como Hall & Oates. —Se rió, mirándome mientras estiraba los músculos de sus piernas. 

Cristo, esos músculos. 

—Sí, bueno, pueden usar definitivamente una habitación cuando lo necesiten —le dije pensativo, empezando a retroceder de nuevo. 

—¿Y qué hay de ti? —preguntó, parándose. 

—¿Qué hay de mí? 

—Oh, apuesto a que el chico del bóxer rosado puede usar la habitación que quiera. —Se rió entre dientes, sus ojos brillando.

—¡Oye! —disparé y me alejé con mi propio brillo.

—Lindo —añadió cuando le lancé una mirada por encima del hombro. 

—Oh, por favor, como si no estuvieras intrigado —grité de vuelta a unos tres metros de distancia. 

—Oh, estoy intrigado —gritó mientras caminaba en reversa, moviendo mis caderas y aplaudiendo. 

—¡Es una pena que no funcione bien con las demás! ¡No soy un chico de harén! —le grité, casi en la esquina. 

—¿La tregua sigue en pie? —gritó. 

—No sé, ¿qué dice Jonghyun? 

—Oh, Jonghyun dice: Demonios, sí. ¡Continúa! —contestó cuando doblé la esquina. 

Di vueltas alrededor, haciendo algo parecido a una pequeña pirueta. Sonreí ampliamente y reboté por el camino, pensando que la tregua había sido algo bastante bueno.

* * *

—Una tortilla de clara de huevo con tomates, champiñones, espinacas y cebollas. 

—Cuatro pilas de panqueques con un poco de tocino. Uno muy crujiente, por favor, pero no ennegrecido.

—Dos huevos estrellados, tostadas de centeno con mantequilla a un lado y ensalada de fruta. 

Después de realizar el pedido, nos acomodamos con un café mañanero y chismes. 

—Está bien, así que, dime lo que pasó después de que nos fuimos anoche —dijo Taemin, colocando la barbilla en sus manos y guiñándome divertidamente. 

—¿Después de que se fueron? Quieres decir, ¿después de que me dejaran con mi tonto vecino para que me llevara a casa? ¿En qué pensaban? ¿Y decirle a todo el mundo la historia de que él aún estaba duro? ¿En serio? Los estoy sacando de mi testamento —les espeté, tragando el café que se estaba demasiado caliente e instantáneamente quemando un tercio de mis papilas gustativas. Dejé que mi lengua colgara fuera de mi boca para que se enfriara. 

—En primer lugar, contamos esa historia porque es graciosa y lo divertido es bueno —comenzó Woohyun, pescando un trozo de hielo de su vaso de agua y entregándomelo. 

—Gracias —logré decir, aceptando el cubo. 

Asintió. 

—Y en segundo lugar, no tienes nada que dejarme de todos modos, ya que tengo toda la colección de libros de cocina de Barefoot Contessa, los cuales me compraste. Así que sácame de tu testamento. Y en tercer lugar, los dos lucían tan deprimidos que no existía alguna posibilidad de que salieran con nuestros chicos nuevos —terminó Woohyun, sonriendo maliciosamente. 

—Chicos nuevos. Amo los chicos nuevos. —Aplaudió Taemin, luciendo como un dibujo animado de Disney. 

—¿Cómo estuvo el viaje a casa? —preguntó Woohyun. 

—El viaje a casa. Bien, fue interesante. —Suspiré, ahora chupando el cubo con desenfreno. 

—¿Interesante del modo bueno? —chilló Taemin. 

—Si llamas a tener sexo con alguien en el puente Yeonghwan interesante, entonces sí —le contesté con calma, mis dedos tamborileando sobre la mesa. Su boca comenzó a caer de su rostro hasta que Woohyun puso la mano derecha sobre su mano, que se encontraba a punto de convertir el tenedor en algo irreconocible. 

—Cariño, está bromeando. Sabríamos si Kibum hubiera tenido sexo anoche. Tendría un mejor tono de piel —lo tranquilizó Woohyun. 

Taemin asintió rápidamente y lanzó el tenedor. Sentí lástima por cualquier tipo que lo molestara durante una paja. 

—Por lo tanto, ¿ningún chisme? —preguntó Woohyun.

—Oye, conoces las reglas. Tú chismeas, yo chismeo —le respondí, abriendo los ojos al momento que sirvieron el desayuno. Después de que comenzamos a comer, Taemin disparó el primer tiro. 

—¿Sabían que Minho jugó futbol para la universidad de Seúl? ¿Y que siempre quiso adentrarse en la transmisión de deportes? —ofreció, separando metódicamente el melón de sus bayas. 

—Es bueno saberlo, muy bueno. ¿Sabían que Sunggyu vendió algún tipo de programa para ordenador asombroso a una empresa de tecnologías cuando sólo tenía veintitrés? ¿Y que puso todo el dinero en el banco, renunció a su puesto de trabajo, y pasó dos años enseñando inglés para niños en Tailandia? —añadió Woohyun luego. 

—Es bueno saberlo. ¿Sabían que Jonghyun no considera a sus amigas un "harén", y Heechul en algún momento le habló de mí como un chico potencial con el que debería salir? 

Todos hicimos un mmm y masticamos. Entonces comenzó la segunda ronda. 

—¿Sabían que a Minho le encanta surfear en vela? ¿Y que tiene entradas para la sinfonía de beneficencia de la semana que viene? Cuando se enteró de que iría contigo, Woohyun, sugirió que fuéramos en una cita doble. 

—Mmm, eso suena divertido. Pensaba en preguntarle a Sunggyu. A quien, por cierto, también le gusta surfear en vela. Navegan por la bahía cada vez que pueden. Y también puedo contarles que actualmente dirige una organización de caridad que aporta computadoras y materiales educativos a escuelas pobres en toda California. Se llama… —comenzó Woohyun.

—¿Que Ningún Niño se Quede Fuera de Línea? —terminó Taemin rápidamente.

Woohyun asintió. 

—¡Me encanta esa caridad! Dono a la organización cada año. ¿Y Sunggyu es el que la dirige? Vaya, qué pequeño es el mundo —reflexionó Taemin y empezó a cortar los huevos. 

En silencio descendía mientras me volvía a tocar, y traté de pensar en algo más que decir acerca de Jonghyun que no tuviera nada que ver con él besándome, conmigo besándolo, o con él siendo consciente de mis emisiones verbales nocturnas. 

—Um, Jonghyun tiene al rapero Too Short en su iPod —murmuré, lo que fue recibido con unos mmm, pero sabía que mi chisme no era tan bueno. 

—La música es importante. ¿Cuál era ese tipo con el que salías y que sacó su propio álbum? —preguntó Taemin.

—No, no. No tenía un álbum. Trataba de vender sus propios discos en la cajuela de su coche. No es la misma cosa. —Me reí. 

—Saliste con otro cantante también, el de la Cafetería de Joe, ¿lo recuerdas? —Woohyun resopló en su desayuno. 

—Sí, era unos quince años demasiado viejo para la palabrería, pero consiguió una alta calificación por la angustia. Y era más que decente en la cama. —Suspiré, recordando.

—¿Cuándo esta interrupción autoimpuesta de salidas terminará? —preguntó Taemin. 

—No estoy seguro. Me gusta un poco no salir con nadie. 

—Por favor, ¿bromeas? —Woohyun volvió a resoplar. 

—¿Necesitas un pañuelo, señorito lloron? En serio, han habido demasiados Joe de la Cafetería y  Junmyeon Ametralladora. Ya no estoy interesado en simplemente salir. Es más que un carrusel. No invertiré más tiempo y esfuerzo hasta que sepa que va a alguna parte. Y además, O está fuera, en tierra de nadie. Lo mejor es que también me le una —añadí, probando de nuevo un poco de café y evitando sus ojos. 

Ellos tenían a sus O, y ahora a unos chicos nuevos. No esperaba que nadie me acompañara en mi año sabático de citas. Pero ahora sus rostros lucían tan simplemente tristes. Necesitaba que el tema volviera a ellas. 

—Así que, anoche fue bueno para ustedes, ¿no? ¿Besos en la puerta? ¿Cualquier intercambio de saliva? —les pregunté, sonriendo alegremente. 

—¡Sí! Quiero decir, Minho me besó. —Taemin suspiró. 

—Oooh, apuesto que es un buen besador. ¿Te envolvió fuertemente y movió sus manos de arriba y abajo por tu espalda? Tiene manos grandes. ¿Notaste sus manos? Malditas manos lindas —divagó Woohyun, concentrado en su pila de panqueques.

Taemin y yo intercambiamos una mirada y esperamos a que respirara. 

Cuando nos vio mirándolo fijamente, se sonrojó un poco. 

—¿Qué? Noté sus manos. Son enormes. ¿Cómo pudieron no verlas? —tartamudeó y se llenó la boca, para que de esa manera no le pidiéramos que continuara. 

Me reí y puse mi atención en Taemin.

—Entonces, ¿el señor Manos Grandes usó sus manos grandes? 

Era el turno de Taemin para ruborizarse.

—En realidad, fue muy dulce. Sólo un pequeño beso en los labios y un buen abrazo en la puerta —respondió con una enorme sonrisa.

—¿Y tú? ¿Fue el genio de la informática caritativo con su beso de buenas noches? —Solté una risita. 

—Um... sí, lo fue. Me dio un gran beso de buenas noches —respondió, lamiendo el jarabe de la parte posterior de su mano.

No parecía darse cuenta de la forma en que los ojos de Taemin ardieron un poco cuando mencionó las buenas noches que recibió, pero yo lo hice. 

—¿Por lo que supongo que escapaste ileso anoche? —me preguntó Taemin, sorbiendo café. Yo todavía intentaba cuidar el dolor en mi lengua, optando continuar con el jugo. 

—Lo hice. Llegamos a una tregua y trataré de ser más amistoso. 

—¿Qué significa eso exactamente? —preguntó. 

—Significa que va a tratar de limitar sus actividades a principios de la noche, y yo trataré de ser más comprensivo acerca de su animada vida sexual —respondí, y excavé en mi bolso en busca de un poco de dinero.

—Una semana —murmuró Woohyun. 

—¿Vendremos de nuevo? 

—Ya quisieras. Una semana. Ese es el tiempo que le doy a esta tregua. No puedes guardar tus opiniones para ti mismo, y él no puede mantener a Risitas callada. Una semana —dijo de nuevo y Taemin sonrió. 

Bien, ya veremos…

* * *

El lunes por la mañana, muy temprano, Heechul entró todo campante en mi oficina. 

—Toc, toc —llamó. Era la viva imagen del estilo casual chic.

Sonrió al ver las nuevas flores en el jarrón del escritorio. Esta semana elegí tulipanes color naranja, tres docenas. 

—¡Buenos días! ¿Viste que los Kang añadieron un cine en casa? Sabía que vendrían. —Sonreí al sentarme en mi silla. Heechul se acomodó en la que se encontraba al frente y solamente me devolvió la sonrisa—. Ah, y Taemin vendrá a cenar esta noche. Tenemos la esperanza de finalizar los planos para el nuevo sistema de armario que está diseñando. Quiere añadir una alfombra ahora. —Negué con la cabeza y tomé un sorbo de la taza de café en mi escritorio. Mi lengua casi se había curado. 

Heechul sólo siguió sonriendo. Empecé a preguntarme si tenía cereal pegado en la cara.

—¿Te dije que tengo a la compañía de cristales de Murano dándome un descuento en las piezas que pedí para la araña de luces en el baño? —continué—. Será hermoso. Creo que definitivamente querremos usarlas de nuevo— agregué, sonriendo esperanzadoramente. 

Al final suspiró y se acercó con la sonrisa de un gato que se acababa de comer al canario y había vuelto para jugar con las plumas.

—Heechul, ¿fuiste al dentista esta mañana? ¿Tratas de mostrar tu nueva dentadura? —le pregunté, y él se estremeció al fin. 

—Ja, como si alguna vez hubiese necesitado prótesis dentales. No, estoy esperando a que me cuentes acerca de tu vecino, el señor Kim. ¿O debería decir Jonghyun Azota paredes? —Se echó a reír, finalmente recostándose en la silla y dándome una mirada que decía que no me permitiría salir de la oficina hasta que le dijera todo lo que quería saber. 

—Mmm, Azota paredes. ¿Por dónde empezar? En primer lugar, no puedes decirme que no sabías que vivía al lado. ¿Cómo diablos pudiste haber vivido allí todo ese tiempo y no saber que él era el que golpeaba cada noche? —le pregunté, mirándolo con mi mejor cara de desprecio al estilo detective.

—Oye, sabes que difícilmente me quedaba allí, y sobre todo en los últimos años. Sabía que vivía en ese barrio, ¡pero no tenía ni idea de que era al lado del apartamento que subarrendaba! Cuando lo veo, siempre es con Siwon, y solemos ir a tomar algo o lo hacemos en nuestra casa. En cualquier caso, es el comienzo de una gran historia, ¿no te parece? —tentó, sonriendo de nuevo. 

—Oh, tú y tus emparejamientos. Jonghyun dijo que me mencionaste antes. Estás tan loco.

Alzó las manos frente a el.

—Espera, espera, espera, yo no tenía idea de que él fuera así de… bueno, activo. Nunca te lo sugeriría si hubiera sabido que tenía tantas amigas. Siwon debía saberlo... pero supongo que es cosa de ellos—respondió. 

Fui yo el que se acercó esta vez. 

—Así que dime, ¿cómo es que lo conoce Siwon? 

—Bueno, Jonghyun no es originario de Seúl. Se crió en Busan y sólo se mudó aquí para asistir a la universidad de Seúl. Siwon lo ha conocido la mayor parte de su vida, era muy cercano a su padre. Es una especie de cuidador para Jonghyun, el tío favorito, hermano mayor, padre sustituto, ese tipo de cosas —dijo, con el rostro cada vez más suave.

—¿Era muy cercano a su padre? ¿Tuvieron una pelea o algo así? —le pregunté. 

—Oh, no, no, Siwon siempre fue muy amigo del papá de Jonghyun. Fue su mentor al iniciar su carrera. Era cercano a toda la familia —dijo, con los ojos cada vez más tristes. 

—¿Pero ahora? —insistí. 

—Los padres de Jonghyun murieron cuando estudiaba el último año en la escuela secundaria —dijo en voz baja. 

Mi mano voló directo a mi boca.

—Oh, no —susurré, con el corazón lleno de compasión por alguien a quien apenas conocía. 

—Un accidente de auto. Siwon dice que fue muy rápido, casi instantáneamente —respondió.

Nos quedamos en silencio por un momento, perdidos en nuestros propios pensamientos. Ni siquiera podía procesar lo que debió haber sido para él. 

—Entonces después del funeral, se quedó en Seúl por un tiempo, y él y Jonghyun empezaron a hablar sobre asistir a la universidad de Seúl—continuó después de un momento. 

Sonreí ante la imagen de Siwon haciendo todo lo posible para ayudar.

—Me imagino que probablemente era una buena idea para él alejarse de todo —dije, preguntándome cómo lidiaría con algo como eso. 

—Exacto. Creo que Jonghyun vio una oportunidad y la tomó. ¿Y saber que Siwon se encontraría cerca si necesitaba algo? Creo que lo hizo más fácil —añadió. 

—¿Cuándo conociste a Jonghyun? —le pregunté. 

—En su último año de universidad. Pasó un tiempo en España el verano anterior, y cuando volvió a casa en aquel mes de agosto llegó a la ciudad para cenar con nosotros. Siwon y yo habíamos salido durante un tiempo para ese momento, por lo que sabía de mí, pero no nos conocíamos en persona —dijo. 

Guau, Jonghyun conoce España. Esas pobres bailarinas de flamenco nunca tuvieron una oportunidad.

—Nos reunimos para cenar, y cautivó a las camareras al ordenar en español. 

Luego le dijo a Siwon que si alguna vez era tan estúpido como para dejarme, se sentiría completamente feliz… ¿Qué fue lo que dijo? Ah, sí, que estaría muy feliz de calentar mi cama. —Se rió, su rostro volviéndose más rosado. 

Rodé los ojos. Esto coincidía con lo que ya sabía de él. Aunque, tan temerario como mis chicos y yo éramos cuando coqueteábamos con Siwon, eso se aplicaba también para él.

—Y así es como conocí a Jonghyun —concluyó, con la mirada perdida—. En serio es bastante genial, Kibum, con todo y golpeando las paredes. 

—Sí, golpeando las paredes—reflexioné, pasando los dedos por los pétalos de las flores.

—Espero que llegues a conocerlo un poco mejor —dijo con una sonrisa, jugando a el casamentero de nuevo. 

—Cálmate allí. Hemos hecho una tregua, pero eso es todo. —Me reí, moviendo un dedo hacia él. 

Se puso de pie y caminó hacia la puerta.

—Eres muy atrevido para alguien que se supone que trabaja para mí —dijo, tratando de parecer severo. 

—¡Bueno, realizaría mucho más trabajo si se me permitieras volver a ello y terminaras con tus tonterías! —dije, tratando de lucir serio. 

Se rió y miró a la recepción.

—¡Oye, Hayi! ¿Cuándo perdí el control de esta oficina? —gritó. 

—Nunca lo tuviste, Heechul—gritó Hayi de regreso. 

—¡Oh, ve a hacer café o lo que sea! Y tú —dijo, volviéndose hacia mí y señalando—, diseña algo brillante para el sótano de los Kang. 

—Una vez más, podría haber estado haciéndolo mientras chismeabas... —murmuré, golpeando el lápiz en mi reloj. 

Suspiró. 

—En serio, Kibum, él es muy dulce. Creo que ustedes dos podrían ser grandes amigos —dijo, apoyándose en la puerta. 

¿Qué pasa con todo el mundo intentando emparejarme últimamente? 

—Bueno, siempre puedo usar otro amigo, ¿no? —Lo saludé con la mano y él desapareció. 

Amigos. Amigos que hicieron a una tregua.

***

—Está bien, así que sabemos que los pisos en el dormitorio se recuperarán, y serán color miel madera, ¿pero de todas formas quieres alfombra en el armario? — pregunté, acomodándome en el sofá junto a Taemin, con un segundo cóctel.

Hemos recorrido sus planos por casi una hora e intentaba hacerlo ver que yo no era el único que tendría que ceder en los diseños. Él lo haría también. En el tiempo que hemos sido amigos, Taemin creía que ganaba cada argumento. Se veía a sí mismo como un chico duro que podía poner mano firme en cualquiera y hacerlo cambiar de opinión. Poco sabía que Woohyun y yo nos dimos cuenta de que sólo teníamos que dejarlo pensar que lo hacía a su manera, lo cual lo volvía mucho más tolerable. 

Lo cierto era que siempre supe que quería alfombra en el armario, sólo que no por las mismas razones que él lo hacía. 

—¡Sí, sí, sí! Tiene que ser de alfombra. ¡Una muy gruesa y lujosa alfombra! Se siente tan bien bajo los pies fríos en la mañana —exclamó, casi temblando de excitación.

En serio esperaba que Minho estuviera alrededor el tiempo suficiente para un romance. Necesitaba liberar parte de este exceso de energía. 

—Está bien, Tae, supongo que tienes razón. Alfombra en el armario. Pero para eso, tienes que devolverme ese medio metro que querías del cuarto de baño para el zapatero giratorio. —Hablé con atención, preguntándome si él iría por ello. 

Pensó un momento, miró sus planos de nuevo, tomó un largo trago del cóctel, y asintió.

 —Sí, te regreso tu medio metro. Obtendré mi alfombra y viviré con eso. —Suspiró, ofreciéndome su mano. 

Me estrechó con solemnidad y le compartí mi tallo de apio. Clive caminó tranquilamente y empezó a pasearse por la puerta principal, pateando bajo la grieta.

—Apuesto que nuestra comida tailandesa está casi aquí. Déjame buscar el dinero —le dije, señalando la puerta y dirigiéndome a mi bolso en el mostrador de la cocina. Justo cuando hablé, pude oír pasos en el pasillo. 

—Tae, abre la puerta, debe ser el repartidor —le dije, rebuscando en el bolso. 

—Lo tengo —gritó, y oí la puerta abrirse—. Oh. ¡Hola, Jonghyun! —dijo, y luego escuché el sonido más extraño.

Juraría, sobre una pila de biblias en un tribunal de justicia real, que oí hablar a mi gato. 

—Pouuuuurrrrriiiiinnnnna —dijo Clive, y me giré. 

En el lapso de cinco segundos, miles de cosas sucedieron: Vi a Jonghyun y a Purina en el pasillo, con bolsas del supermercado orgánico en las manos, junto a la puerta principal. Vi a Taemin a su lado, descalzo e inclinándose en la entrada. Vi a 

Clive pararse sobre sus patas traseras y prepararse para saltar de una manera en que sólo lo vi hacerlo una vez, cuando escondí la menta para gatos arriba del refrigerador. Los bebés nacieron, las personas grandes murieron, las acciones se negociaron, y alguien fingió un orgasmo. Todo en esos cinco segundos.

Me lancé a la puerta en una carrera lenta que me recordó a todas las películas de acción que existían.

—¡Nooooooooo! —grité mientras veía la mirada de pánico cruzar el rostro de 

Purina y una mirada de pura lujuria cruzar la de Clive que se preparaba para cortejarla. Si hubiera empezado a correr en su dirección más rápido, tal vez incluso un segundo antes, podría haber evitado el caos que sobrevino. 

Jonghyun abrió la puerta y sonrió con confusión cuando lo vi. Sin duda, preguntándose por qué corría a la puerta gritando noooooo. En ese momento, Clive saltó. Brincó. Y cargó. Purina lo vio lanzarse directamente hacia ella, e hizo lo peor que pudo haber hecho. Se echó a correr. Corrió al apartamento de Jonghyun. Por supuesto, la chica que maúlla cuando tiene un orgasmo le teme a los gatos. 

Clive fue en su persecución, y cuando me encontré en el pasillo con Jonghyun y Taemin, oímos gritos y maullidos regresando en forma de eco. Sonaba extrañamente familiar, y recordé a Jonghyun acabando. Sacudí la cabeza y me hice cargo. 

—Kibum, ¿qué diablos fue eso? Tu gato acaba de… —decía Jonghyun, y puse una mano sobre su boca al apresurarme por delante de él.

—¡No tengo tiempo, Jonghyun! ¡Tenemos que alcanzar a Clive!

Taemin me siguió hasta su apartamento; era el cómplice de mis acciones. 

Seguí los gritos y maullidos hasta la parte trasera de la casa, y noté que el lugar de Jonghyun era un reflejo exacto del mío. Era un hombre muy sencillo, con un televisor de pantalla plana y un sistema de sonido increíble. Realmente no tenía tiempo para una sesión de inspección adecuada, pero me di cuenta de la bicicleta de montaña en el comedor, así como de las hermosas fotografías enmarcadas por todas las paredes e iluminadas por candelabros retro. No pude admirar por mucho tiempo, ya que oí a Clive haciendo su trabajo en el dormitorio. 

Me detuve junto a la puerta, escuchando los gritos de Purina. Volví a mirar a Jonghyun y Taemin, que tenían expresiones de miedo y confusión, aunque la de Taemintambién mostraba un poco de alegría. 

—Voy a entrar —dije en voz baja y valiente. Con un profundo suspiro, abrí la puerta y vi la habitación del pecado por primera vez. Un escritorio en la esquina. 

Una cómoda en una pared, con la parte superior cubierta de monedas. Más fotografías blanco y negro en la pared. Y allí estaba: su cama. 

Sonido de trompetas. 

Puesta contra la pared, mi pared, se ubicaba una gran cama, con una cabecera acolchada de cuero. Acolchada. Tenía que serlo, ¿no es así? Era inmensa. 

¿Y él tenía el poder de mover esa cosa con sus caderas? Una vez más, el Kibum de abajo se enderezó y tomó nota. 

Me enfoqué, concentrándome y alejando mis ojos del Centro del Orgasmo. 

Revisé y adquirí el objetivo: allí en el sillón de cuero delante de la ventana. Purina subida en la parte posterior de la silla, con las manos en su cabello, gimiendo, lamentándose y llorando. Su falda se encontraba destrozada, y se veían marcas de diminutas garras en sus medias. Intentaba con todas las fibras de su ser alejarse del gato delante de ella. 

¿Y Clive? 

Clive se pavoneaba. Apuntalando de un lado al otro frente a ella, dándole su todo. Se dio la vuelta como si estuviera en una pasarela, caminando a lo largo de una línea en el suelo y mirándola con indiferencia.

Si Clive pudiera usar una chaqueta, se la habría quitado, puesto sobre el hombro casualmente, y la hubiera señalado. Era todo lo que podía hacer para no caerme de la risa. Me acerqué a él, y Purina me gritó algo en ruso. No le hice caso y centré toda mi atención en mi gato. 

—Hola, Clive. Oye, ¿dónde está mi chico bueno? —canturreé, y se volteó. Me miró, y luego volvió la cabeza en dirección de Purina como si estuviera haciendo la primera ronda de presentaciones—. ¿Quién es tu nueva amiga? —canturreé otra vez, sacudiendo la cabeza hacia Purina cuando ella trató de decir algo. Sostuve un dedo frente a mis labios. Esto requeriría una gran finura. 

—¡Clive, ven aquí! —gritó Taemin y entró en la habitación. Él siempre tenía problemas conteniendo su emoción. 

Clive se dirigió a la puerta al tiempo en que Taemin caminó hasta él. Purina llegó a la cama y yo corrí tras Taemin, quien tropezó con Jonghyun justo fuera de la puerta del dormitorio, y que seguía sosteniendo sus malditas bolsas del supermercado. Los cuidadosamente elegidos productos orgánicos cayeron sobre ellos mientras los empujaba al pasar y saltaba las vallas junto a una rueda de queso en mi camino de regreso a la puerta principal. Alcancé a Clive justo cuando hizo una pausa en las escaleras y lo abracé. 

—Clive, sabes que es mejor no huir de papaá —regañé, cuando Jonghyun y Taemin finalmente nos alcanzaron. 

—¿Qué demonios estás haciendo, Aguafiestas? ¿Intentas matarme? —gritó. 

Taemin se giró hacia él.

—¡No lo llames así, tú… tú… tú, Azota paredes! —disparó de regreso, golpeándole el pecho. 

—¡Oh, cállense ustedes dos! —les grité.

Purina se nos acercó por el pasillo, vestida sólo con un zapato y una mirada furiosa. Comenzó a gritar en ruso. 

Taemin y Jonghyun continuaron gritándose, Purina gritó, Clive luchó por soltarse y reunirse con su único y verdadero amor, y yo me encontré en medio del caos, tratando de averiguar qué demonios pasó en los últimos dos minutos. 

—Controla a tu maldito gato —gritó Jonghyun, mientras Clive intentaba saltar libre. 

—No le grites a Kibum —gritó Taemin, pegándole de nuevo.

—¡Mira mi falda! —exclamó Purina. 

—¿Alguien ordenó comida tailandesa? —oí por encima del caos. Miré y vi al repartidor petrificado en el primer escalón, reacio a acercarse. 

Todo el mundo se detuvo. 

—Increíble —murmuró Taemin y entró a mi apartamento, haciéndole un gesto al repartidor para que la siguiera. Puse a Clive junto a la puerta y la cerré, cortando sus lloriqueos. Jonghyun acompañó a Purina a su casa, diciéndole en voz baja que encontrara algo para ponerse en su cuarto.

—Estaré allí en un minuto —dijo, y volvió a asentir para que entrara.

Ella me miró una vez más e hizo una rabieta, dando un portazo. 

Jonghyun se volvió hacia mí y nos miramos. Comenzamos a reír al mismo tiempo.

—¿Esto realmente sucedió? —preguntó entre risas.

—Me temo que sí. Por favor, dile a Purina que lo siento —le contesté, limpiándome las lágrimas de los ojos. 

—Lo haré, pero ella necesita refrescarse un rato antes de que intente que…Espera, ¿cómo acabas de llamarla? —preguntó. 

—Umm, ¿Purina? —le contesté, todavía riéndome. 

—¿Por qué la llamas así? —quiso saber, sin reírse. 

—¿En serio? Vamos, ¿no puedes entenderlo? —dije. 

—No, dime —pidió, pasándose las manos por el cabello. 

—Oh, chico, ¿harás que te lo diga? Purina... porque, Dios, ¡porque maúlla!— solté, volviendo a reír.

Se sonrojó y asintió.

—Sí, sí, por supuesto que has escuchado eso. —Se echó a reír—. Purina —dijo en voz baja y sonrió.

Podía oír a Taemin discutiendo con el repartidor dentro de mi apartamento, algo sobre olvidar los rollitos primavera. 

—Él asusta un poco, ¿sabes? —dijo Jonghyun, haciendo un gesto hacia mi puerta. 

—No tienes idea —le dije. Todavía podía oír los lamentos de Clive detrás de la puerta. Apreté mi rostro en el borde y la abrí apenas una pulgada—. Cállate, Clive —susurré. Una pata salió a través de la grieta, y juro que me enseñó el dedo medio. 

—No sé mucho acerca de gatos, ¿pero ese es el comportamiento de un felino normal? —preguntó Jonghyun. 

—Él tiene un apego bastante extraño con tu chica, desde la segunda noche que vivimos aquí. Creo que está enamorado.

—Ya veo. Bueno, me aseguraré de transmitirle sus sentimientos a Nadia —dijo—. Cuando sea el momento adecuado, por supuesto. —Se rió entre dientes y se preparó para volver a entrar. 

—Es mejor que bajen la voz por ahí esta noche, o enviaré de vuelta a Clive —le advertí. 

—Jesús, no —dijo. 

—Bueno, entonces pon música. Tienes que darle algo —le supliqué—, o se subirá por las paredes otra vez.

—Puedo poner música. ¿Alguna petición? —preguntó, volviéndose hacia mí desde su puerta. Retrocedí a la mía y puse una mano en ella.

—Cualquier cosa menos Big Band, ¿de acuerdo? —respondí en voz baja, el corazón revoloteándome en el estómago. 

Una mirada de decepción cruzó su rostro.

—¿No te gusta Big Band? —susurró. 

Apreté los dedos en mi clavícula, mi piel se sentía cálida bajo su contemplación. Vi como sus ojos siguieron mi mano, calentándome aún más con la intensidad de su mirada. 

—Me encanta —dije en voz baja, y sus ojos regresaron a los míos por la sorpresa. Le sonreí con timidez y desaparecí en mi apartamento, dejándolo con una sonrisa.

Taemin seguía gritándole al repartidor cuando entré para adiestrar a Clive, una mirada de afecto en nuestros rostros. Cinco minutos más tarde, con la boca llena de fideos, escuché a Purina gritando algo indescifrable en ruso en el pasillo y azotando su puerta. Traté de ocultar mi sonrisa, jugueteando con un bocado particularmente picante. Suponía que no habría golpes esa noche… Clive estaría tan deprimido. 

Alrededor de las once y media de la noche, mientras me acomodaba en la cama, Jonghyun puso un poco de música que atravesó nuestra pared compartida. No era Big Band, pero era bastante bueno. Prince con Pussy Control.

Sonreí a pesar de mí mismo, encantado con su perverso sentido del humor. 

¿Amigos? Por supuesto. Tal vez. Posiblemente.

Pussy Control. Pensé en ello de nuevo y resoplé.

Bien jugado, Jonghyun. Bien jugado.

 

Notas finales:

Voy a tratar de subir el próximo capítulo mañana o el domingo..

Disculpen si hay errores, traté de estar super pendiente. Espero que no haya ninguno.

Gracias por leer <3.


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