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Azota paredes. por Shawolx3

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Notas del capitulo:

Esté capítulo es corto por que acuerdensen que es la continuación del capítulo anterior.

A leer~.

 

***

—Oh, Dios mío, esto está tan bueno —lloriqueé, cerrando mis ojos y perdiéndome en las sensaciones.

—Sabía que te gustaría, pero no tenía idea de que lo disfrutarías tanto —susurró, mirándome con gran atención.

—Deja de hablar, vas a arruinarlo —gemí, estirándome y sintiendo como respondía a todo lo que me daba.

—¿Quieres otra? —me ofreció, levantándose sobre los codos.

—Si tengo otra, no voy a ser capaz de caminar mañana.

—Adelante, sé un mal chico, te lo mereces. Sé que la quieres, Kibum —bromeó, inclinándose más cerca.

—Está bien —logré decir, abriéndosela de nuevo. Cerré mis ojos y lo escuché revolviendo algo antes de meterlo. Suspirando mientras lo sentía, cerré mis labios alrededor de lo que me ofrecía.

—Nunca había visto a alguien que pudiera tener tanto en una sentada —se maravilló, mirándome desatarme una vez más.

—Sí, bueno, nunca has conocido a una persona a la que le gusten las albóndigas tanto como a mí —gemí con la boca llena, sintiéndome lleno más allá de la creencia, pero no queriendo que esta comida terminase.

Jonghyun me había cocinado, posiblemente, la comida más perfecta, golpeando cada papila gustativa que necesitaba ser golpeada. Había aprendido a hacer las albóndigas más increíbles en Nápoles, y juró que serían las mejores que había probado. Después de no menos de siete bromas sobre bolas y bocas, tuve que estar de acuerdo de que eran las mejores bolas que había tenido en mi boca.

Dios, se le daban genial las albóndigas.

Luego procedí a comer casi medio kilo de pasta yo solo, así como todas mis albóndigas, más la mitad de las de él. Insistí en que él comiera la última, pero se negó y trajo la perfección que era su albóndiga hacia mi boca dispuesta.

Jonghyun era un anfitrión excelente, insistiéndome que me sentara, bebiera vino y que viera en vez de ayudar. Me entretuvo con historias sobre sus viajes mientras tenía todo listo, y mientras la comida era simple, era buena.

—Nonni me hizo prometerle que si me mostraba como hacer su polpette sólo las serviría con su salsa especial. Si me atrevía a servirlas con un tarro de salsa marca Prego, cruzaría el océano para quebrar su cuchara de madera en mi espalda.

—¿Ella te hizo decirle Nonni? —Me reí, echándome hacia atrás en mi silla y desabrochando el botón superior de los vaqueros. No tenía vergüenza. Había comido una cantidad obscena. 

—¿Sabes lo que significa Nonni? —preguntó, sorprendido.

—Yo tenía una bisabuela italiana. Ella insistía que la llamáramos Nonni. —Me reí de nuevo cuando sus ojos fueron hasta mis manos que masajeaban mi estómago.

—¿Vas a estar bien allí? —Levantó las cejas mientras se levantaba para limpiar.

—Sip, sólo necesito respirar un poco —gemí, levantándome de la mesa.

—No, no, no tienes que ayudarme —dijo, corriendo hacia mi lado y tomando mi plato.

—Oh, no, no lo iba a hacer. Iba a dejar esto y desmayarme en ese sofá justo allí —dije, señalando hacia la sala de estar.

—Ve a relajarte. Cualquiera que acaba de tener tantas bolas en su boca merece un descanso —bromeó, y yo le jalé una oreja.

—¡Dije que no más bromas sobre bolas! Ya tuviste tu diversión, ahora déjame ir a morir en paz. —Me arrastré hasta la sala de estar. Realmente me había convertido en un pequeño cerdo, pero estuvieron realmente buenas. Me recliné y abrí otro botón de mis vaqueros, relajándome en los cojines y reproduciendo algunos de los puntos más buenos de la noche.

Ver a Jonghyun cocinar fue, en una palabra, sexy. Él realmente estaba en casa en una cocina, su alboroto sobre el pastel de antes a un lado. Incluso su ensalada, simple, verde y con aderezo de limón, aceite de oliva, sal, pimienta, y un buen parmesano, era fácil y perfecta.

—Sal rosa Himalaya, muchas gracias —había dicho orgulloso, sacando una bolsa de su despensa. Lo había traído de uno de sus muchos viajes y me hizo probar un poco antes de rociarlo sobre la ensalada. Pudo haber sido pretencioso, pero se ajustaba a Jonghyun. Las muchas facetas de este chico eran asombrosas. Mis primeros supuestos sobre él probaban que me equivoqué completamente. Como los supuestos tienden a ser…

Podía escucharlo ocupándose de los platos, y tanto como probablemente pude haber ido a ayudarlo, simplemente no podía levantarme del sofá. Me acurruqué en mi lado y miré su sala de estar de nuevo, mis ojos volvieron a las pequeñas botellas de arena de todo el mundo. Me maravillé de lo viajero que era, y cuanto parecía disfrutarlo. Miré las fotos de la mujer en Bora Bora, su piel oscura y hermosa, los planos suaves de su cuerpo, y pensé sobre cuan diferentes eran las tres mujeres de su harén. Oops, eso hace dos ahora que Katie/Azotada tenía su nuevo hombre.

De pronto pude oler el pastel de manzana y escuchar el ruido metálico de la puerta del horno cerrarse. Lo había puesto en su horno tan pronto como vinimos, así estaría listo para después de la cena.

—No te atrevas a servirme pastel ahora. ¡Estoy lleno, te lo digo, lleno! —le grité.

—Tranquilo, sólo se está enfriando —me regañó, viniendo rodeando la cocina—. Tienes que moverte un poco, hermano. Es hora de la película —indicó, empujándome con su dedo gordo del pie mientras yo luchaba por sentarme recto.

—¿Qué es lo que vamos a ver?

—El Exorcista —susurró, apagando la luz al final de la mesa y dejando la sala muy oscura.

—¿Estás jodiéndome? —grité, inclinándome sobre él paraencenderla de nuevo.

—No seas cobarde. Vas a verla —siseó, apagándola de nuevo.

—No soy cobarde, pero está lo estúpido y lo no estúpido, ¡y lo estúpido es ver una película como El Exorcista con las luces apagadas! ¡Eso es meterse en problemas! —siseé, encendiéndola otra vez.

Comenzaba a parecerse a una discoteca aquí…

—Está bien, haré un trato contigo. Luces apagadas, pero —me hizo callar con su dedo cuando vio que iba a interrumpirlo—, si te asustas mucho, encendemos las luces. ¿Trato?

Yo seguía inclinado sobre él en mi camino a encender las luces de nuevo cuando noté lo cerca que me encontraba de su cara. Y el ángulo en el que estaba sobre él como un chico esperando a ser nalgueado. Y sabía que era capaz de darme una…

—Bien —resoplé mientras los créditos iniciales comenzaron. Regresé a la posición sentada normal.

Él me sonrió triunfalmente y me dio un pulgar hacia arriba.

—Si me muestras ese pulgar una vez más te lo voy a morder —gruñí, tirando de una manta de colores de la parte trasera del sofá y enroscándola protectoramente alrededor de mí. Un minuto en la película, y ya me había asustado.

Estuve tensa a partir de ese momento, y cualquier idea que pude haber tenido sobre chicas siendo ridículas con los chicos cuando miraban películas de miedo se fue por la borda cuando Regan se orinó en la cena.

Cuando el sacerdote llegó para una visita, yo prácticamente me sentaba en el regazo de Jonghyun, mi mano derecha tenía un apretón mortal en su muslo, y veía la película a través de los agujeros de la manta, el cual había colocado totalmente sobre mi cabeza.

—En serio, literalmente, te odio por hacerme ver esta película —susurré en su oído, el cual se encontraba justo en mi cara porque me negaba a dejar cualquier espacio entre nosotros. Incluso lo había acompañado al baño antes cuando tomamos un descanso. Él insistió en que me quedara afuera en el pasillo, pero me quedé de pie justo afuera de la puerta, mirando alrededor furtivamente, aún con la manta sobre mi cabeza.

—¿Quieres que la detenga? No quiero que tengas pesadillas —susurró, sus ojos en la pantalla.

—Sólo no golpees las paredes por unas cuantas noches, por favor. No seré capaz de soportarlo —dije, mirándolo a través de uno de mis agujeros.

—¿Has escuchado algún golpe últimamente? —preguntó, rodando los ojos como lo hacía cada vez que me miraba con la ridícula manta en la cabeza.

—No, en realidad no. ¿Por qué es eso? —pregunté.

Él tomó aliento. 

—Bueno, yo… —comenzó, y luego los ruidos más maniáticamente aterradores comenzaron a venir de la televisión, y los dos saltamos.

—Bueno, tal vez esta película es un poco aterradora. ¿Quieres sentarte más cerca? —preguntó, presionando el botón de pausa en el control.

—Pensé que nunca lo pedirías —exclamé, lanzándome plenamente en su regazo y sentándome entre sus mulos—. ¿Quieres un poco de la manta? —ofrecí, y él se rió.

—No, puedo enfrentarlo como un hombre. Tú, sin embargo, quédate allíabajo —bromeó.

Le entrecerré mis ojos a través de los agujeros y metí un dedo a través del tejido. 

—Adivina cuál dedo es este —dije, moviéndolo hacia él.

—Shhh, película —contestó, envolviendo sus brazos a mi alrededor y tirándome contra su pecho.

Era cálido, fuerte y poderoso, pero absolutamente no podía competir con el terror del El Exorcista. ¿De qué hemos estado hablando? Ahora no podía pensar en ninguna pared golpeada excepto la que Regan golpeaba ahora y salpicaba con sopa de guisantes. Miramos el resto de la maldita película enrollados uno alrededor del otro como pretzels, y él finalmente sucumbió a la falsa seguridad que los agujeros que la manta proporcionaba.

***

Clic. Clic. Clic.

¿Qué demonios fue eso?

Clic. Clic. Clic.

Oh, no. 

Me quedé paralizado en mi cama, todas las luces encendidas en todo mi apartamento.

Clic. Clic. Clic.

Tiré de las mantas más hacia arriba, cubriendo mi cara hasta mis ojos, que mantuvieron una vigilancia constante alrededor de la habitación. Cerebro sabía que estábamos a salvo y seguros, pero también seguía reproduciendo escenas de esa terrible, horrible película, haciendo imposible el apagar las luces por la noche e ir a dormir. Los Nervios tenían todo bajo llave, abriendo un camino ardiente de adrenalina por todo mi cuerpo. Odiaba a Jonghyun con cada fibra de mí ser en este momento. También deseaba que estuviera aquí.

Clic. Clic. Clic.

¿Qué fue eso?

Clic. Clic.

Nada.

Luego Clive saltó sobre la cama, y yo grité como en un asesinato sangriento.

Clive hinchó su cola y me siseó, preguntándose por qué diablos papi le gritaba, estoy seguro. El clic-clic-clic eran sus malditas uñas gatunas.

Mi teléfono vibró un instante después, sacudiendo la mesita de noche entera y provocando otro grito de mí. Era Jonghyun.

—¿Qué diablos pasa? ¿Por qué estás gritando? ¿Estás bien? —gritó cuando contesté, y podía escucharlo a través del teléfono y a través de la pared.

—Trae tu culo aquí ahora, tú hijo de puta, manipulador de películas de terror —dije furioso y colgué. Golpeé la pared y corrí para abrir la puerta. De la misma forma en la que había corrido los escalones del sótano cuando era niño, y salí corriendo de vuelta a mi habitación, saltando los últimos metros y aterrizando en el centro de mi cama. Envolví las mantas a mí alrededor y me asomé, esperando. Él tocó a la puerta, y escuché la puerta abrirse.

—¿Kibum? —llamó.

—Aquí atrás —grité. Triste de que me había reducido a esto, pero agradecido de verlo.

—Traje pastel —dijo con una sonrisa avergonzada—. Y esto —añadió, sacando la manta de detrás de su espalda.

—Gracias. —Le sonreí desde atrás de mi almohada de escudo.

Unos minutos más tarde nos encontrábamos en mi cama, cada uno balanceando un plato y un vaso de leche. Habíamos estado muy llenos, luego demasiado asustados para comer pastel antes. Clive y sus uñas fantasmagóricas se retiraron a la otra habitación después de rodar sus ojos hacia Jonghyun y mover su cola.

—¿Cuántos años tienes? —le pregunté, interrumpiendo mi pastel.

—Veintiocho. ¿Cuántos años tienes tú?

—Veintiséis. Tenemos veintiocho y veintiséis años y estamos aterrorizados por una película —reflexioné, hurgando en un bocado. El pastel era bueno.

—Yo no diría que estoy aterrorizado —replicó él—. ¿Asustado? Sí. Pero sólo vine para que dejaras de gritar.

—Y probar mi pastel —añadí, guiñándole un ojo.

—Cállate, tú —me advirtió, y luego siguió y probó mi pastel—. Jesús, está bueno —susurró, sus ojos cerrados mientras masticaba.

—Lo sé. ¿Qué pasa con las manzanas y los pasteles hechos en casa? ¿Hay algo mejor?

—Si estuviéramos comiendo esto desnudos, entonces sería mejor —sonrió, abriendo un ojo.

—Nadie se está desnudando aquí, amigo. Sólo come tu pastel. —Señalé su plato con mi tenedor.

Masticamos.

—Me siento mejor —añadí unos minutos después, bebiendo mí leche.

—Yo también. No muy asustado.

Sonrió mientras tomaba su plato y lo colocaba en la mesita de noche. 

Suspiré contento y me recosté contra las almohadas, saciado y menos asustado.

—Entonces, voy a preguntar… ¿Park HyeongSeop? Quiero decir, ¿Park HyeongSeop? —Se rió, y yo lo pateé mientras se recostaba a mi lado. Nos dimos la vuelta sobre nuestros costados para estar de frente, con los brazos debajo de las almohadas.

—Lo sé, lo sé. ¡No puedo creer que aguantaste tanto! Sé que has estado muriendo por hacer bromas desde anoche.

—En serio, ¿quién es este tipo? —preguntó.

—Es un nuevo cliente.

—Ah, ya entiendo —dijo, viéndose complacido.

—Y un antiguo novio —añadí, observando su reacción.

—Ya veo. Nuevo cliente pero antiguo novio, espera, ¿el abogado? —preguntó, tratando de mantener su expresión neutral, pero fallando.

—Sip. No lo había visto en unos años.

—¿Cómo va a funcionar eso?

—Aún no lo sé. Ya veremos.

Realmente no sabía cómo iban a ir las cosas con HyeongSeop. Me alegraba de verlo, pero iba a ser difícil mantener las cosas profesionales si él quería más. En el pasado había tenido más control sobre mí del que estuve cómodo de ceder. Me encontré a mí mismo absorbido por la atracción gravitacional que era Park HyeongSeop, el abogado, no el Padrino del Soul.

—De todos modos, sólo vamos a estar trabajando juntos. Va a ser un gran trabajo para mí. Quiere que su casa completa sea renovada. —Suspiré, ya planeando la paleta. Rodé sobre mi espalda y me estiré. Realmente había abusado de mi estómago esta noche y comenzaba a tener sueño.

—No me gusta —dijo Jonghyun de repente, después de una larga pausa.

Me volví y lo vi frunciendo el ceño.

—¡Ni siquiera lo conoces! ¿Cómo podría posiblemente no gustarte? —me reí.

—Simplemente no me gusta —dijo, ahora dirigiendo su mirada a la mía y liberando el poder de esos ojos.

—Oh, por favor, no eres más que un niño apestoso —me reí, alborotando su cabello. Paso en falso. Era muy suave…

—Yo no apesto. Tú mismo dijiste que yo era como el fresco abril —protestó, levantando su brazo y oliendo.

—Sí, Jonghyun, hueles delicioso —dije sin expresión, oliendo el aire a mi alrededor.

Dejó su brazo sobre la almohada, y sabía que si rodaba un poco podría deslizarme justo en el hueco. Me miró, levantando las cejas ligeramente. ¿Pensaba lo mismo que yo? ¿Quería que me acurrucara?¿Yo quería acurrucarme?

Oh al demonio con eso…

—Me voy a acurrucar —anuncié y fui a acurrucarme: la cabeza acomodada en el hueco, brazo izquierdo sobre el pecho, brazo derecho debajo de su almohada. 

Las piernas las guardé para mí, no era un total tonto.

—Bueno, hola allí —dijo, sonando sorprendido. Luego se acurrucó a mí alrededor de inmediato. Suspiré de nuevo, envuelto en el vudú y el chico.

—¿A qué viene esto, amigo? —susurró en mi cabello, y me estremecí.

—Reacción tardía a Linda Blair. Necesito un poco de tiempo para acurrucarme. Los amigos pueden acurrucarse, ¿no?

—Claro, ¿pero nosotros somos amigos que pueden acurrucarse? —preguntó, trazando círculos en mi espalda. Él y sus endemoniados dedos que hacen círculos.

—Puedo manejarlo. ¿Tú? —Contuve mi aliento.

—Puedo manejar cualquier cosa, pero… —comenzó, y luego se detuvo.

—¿Qué? ¿Qué ibas a decir? —pregunté, inclinándome para mirarlo. Un mechón de cabello cayó en mi frente. Lentamente, y con mucho cuidado, lo colocó detrás de mi oreja.

—¿Digamos que si estuvieras usando ese bóxer rosa? Estarías en un montón de problemas.

—Bueno, entonces es algo bueno que sólo somos amigos, ¿verdad? —me obligué a decir.

—Amigos, sí.

Me miró a los ojos.

Yo aspiré, él sopló. Intercambiamos aire real.

—Sólo acurrúcame, Jonghyun —dije en voz baja, y sonrío.

—Regresa aquí —dijo y me convenció para ir de vuelta a su pecho. Me deslicé, descansando donde podía escuchar los latidos de su corazón. Él dobló la manta sobre nosotros, y noté de nuevo lo suave que era. Me había servido bien esta noche, esta manta.

—Me encanta esta manta, pero tengo que decir que no calza realmente con tu apartamento, el aspecto de chico genial que tienes —reflexioné. Era anaranjado, verde y muy retro. Él se encontraba en silencio, y creí que tal vez se había quedado dormido.

—Era de mi mamá —dijo en voz baja, y su agarre sobre mí se volvió infinitamente más fuerte.

No había nada que decir después de eso.

Jonghyun y yo dormimos juntos esa noche, con todas las luces encendidas.

 

Clive y sus uñas se mantuvieron alejados.

 

Notas finales:

Skjsisjwkajskqnqkqnqidnkxod jajaj :3 son un amor xDD' 

Nos vemos prontito, gracias por leer. <3


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