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Azota paredes. por Shawolx3

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Notas del capitulo:

Llegamos a los 5 asi qué como lo prometí aquí vengo con el capítulo dos. 

Para cuando Clive finalmente se calmó y dejó de gritar, me sentía completamente agotado y totalmente despierto. Tenía que levantarme en una hora más de todos modos, y además, comprendí que ya no conseguiría dormir más. 

Quizás debería levantarme y hacer algo para desayunar.

—Estúpida maulladora —dije, dirigiéndome a la pared detrás de mi cabeza, y me moví perezosamente hacia la sala de estar. Después de encender el televisor, encendí la máquina de café y estudié la luz antes del amanecer que empezaba a asomarse en mis ventanas. Clive se enroscó alrededor de mis piernas, y le puse los ojos en blanco.

—Oh, ahora quieres un poco de amor de mi parte, ¿eh? ¿Después de haberme abandonado por Purina anoche? ¡Qué idiota eres, Clive! —murmuré, extendiendo el pie y frotándolo con mi talón.

Se dejó caer al suelo y posó para mí. Sabía que no podía resistirme cuando posaba. Me reí un poco y me arrodillé junto a él. —Sí, sí, lo sé. Me amas ahora porque soy quien te mantiene —Suspiré, rascándole el estómago.

Me dirigí a la cocina con Clive pisándome los talones, y vertí un poco de comida en un tazón. Ahora que tenía lo que necesitaba, fui rápidamente olvidado. 

Mientras me dirigía a la ducha, escuché un movimiento en el pasillo. Como él curioso Kibum en el que me había convertido, apreté mi ojo en la mirilla para ver qué pasaba entre Jonghyun y Purina.

Él se encontraba de pie justo en su puerta, lo suficiente dentro como para que no pudiera ver su rostro. Purina permanecía en el vestíbulo, y pude ver la mano de Jonghyun moviéndose a través de su largo pelo. Casi podía oír su ronroneo a través de la maldita puerta.

—Mmm, Jonghyun, anoche fue… mmmm —susurró, apoyándose en su mano, que ahora se presionaba contra su mejilla.

—Estoy de acuerdo. Esa es una buena manera de describir lo de anoche y lo de esta mañana —dijo en voz baja mientras ambos se reían entre dientes.

Lindo. Dos por el precio de uno.

—¿Me llamarás cuando estés de vuelta en la ciudad? —preguntó, quitándose el pelo de su rostro. Una expresión de “acabo de tener sexo” en él. 

Echaba de menos esa expresión.

—Oh, puedes contar con eso —respondió, y luego tiró de ella hacia la puerta por lo que sólo pude suponer que era un beso matador. Su pie se levantó como si estuviera posando. Empecé a rodar los ojos, pero eso dolería. Mi ojo derecho se presionaba así de fuerte contra la mirilla, ya ven.

—Do svidaniya (Hasta la vista) —susurró con ese acento exótico. Sonaba mucho mejor ahora que no maullaba como una gatita en celo.

—Nos vemos —se rió, y con eso, se alejó con gracia.

Me esforcé por verlo antes de que volviera a entrar, pero no pude. Me lo perdí de nuevo. Tenía que admitir que, después de la azotaina y los maullidos, me moría de ganas de ver qué aspecto tenía. Había cierta destreza sexual en gravedad pasando al lado. Sólo que no veía por qué tenía que afectar mis hábitos de sueño. 

Me alejé de la puerta bruscamente y me dirigí a la ducha. Bajo el agua, me pregunté qué en el mundo se requería para hacer maullar a una mujer.

Como a las siete y media, me subí a un tranvía y revisé el día que tenía por delante. Iba a encontrarme con un nuevo cliente, terminar algunos detalles sobre un proyecto que acababa de completarse, y almorzar con mi jefa. Sonreí al pensar en Heechul.

Kim Heechul dirigía su propia empresa de diseño, donde tuve la suerte de hacer una pasantía durante mi último año en la Hash. En sus treinta y tantos años, pero viéndose como si tuviera veintitantos, se convirtió en alguien importante en la comunidad del diseño a principios de su carrera. Retaba lo convencional, fue uno de los primeras en borrar el estilo inglés del mapa, y creó una tendencia al traer de vuelta los colores neutrales y estampados geométricos de la mirada "moderna" que actualmente era todo un rugido. Me contrató después de que mi práctica terminó y luego de proporcionarme la mejor experiencia que un joven diseñador podía pedir. 

Fue desafiante, exigente, tenía un instinto asesino y, aún más, un ojo asesino para los detalles. Pero, ¿cuál era la mejor parte de trabajar para él? Era muy divertido.

Cuando salí del tranvía, vi mi “oficina”. Kim Designs se hallaba en Russian Hill, una parte hermosa de la ciudad: Mansiones de cuentos de hadas, calles tranquilas, y una fantástica vista de los picos más altos. Algunas de las casas más viejas se convirtieron en espacios comerciales, y nuestro edificio era uno de los mejores.

Dejé escapar un suspiro cuando entré en mi oficina. Heechul quería que cada diseñador tuviera su propio espacio. Era una manera de mostrarles a los potenciales clientes lo que podían esperar, y yo puse un montón de ideas en mi espacio. Profundas paredes grises acentuadas por cortinas de felpa rosa salmón. 

Mi escritorio era de ébano oscuro con una silla cubierta en oro y suaves sedas champán. La sala era sencillamente distinguida, con un toque de fantasía proveniente de mi colección de anuncios de la Sopa Campbell de los años treinta y cuarenta. Encontré un montón de ellos en una venta de etiqueta, todos recortados de números atrasados de la revista Life. Los tenía montados y enmarcados, y todavía me reía entre dientes cada vez que los veía.

Pasé unos minutos tirando las flores de la semana pasada y organizando una nueva exposición. Todos los lunes me detenía en una tienda local para elegir flores para la semana. Las flores cambiaban, pero los colores tendían a caer dentro de la misma paleta. Me sentía particularmente encariñado con los naranjas profundos, rosas, melocotones y dorados cálidos. Ese día elegí rosas híbridas de té de un color coral precioso, las puntas teñidas de frambuesa.

Ahogué un bostezo y me senté en la mesa, preparándome para el día. Vi a 

Heechul pasar rápidamente por delante de mi puerta y lo saludé. Regresó y asomó la cabeza por la puerta. Como siempre, era alto, delgado y lucía encantador. Hoy vestía de negro de arriba abajo, pero sus zapatos fucsia lo hacían lucir genial, chic.

—¡Hola, chico! ¿Cómo está el apartamento? —preguntó, sentándose en la silla frente a mi escritorio.

—Fantástico. ¡Muchas gracias de nuevo! Nunca podré pagarte por esto. Eres el mejor —dije efusivamente.

Heechul me subarrendó su apartamento, ese que tenía desde que se mudó a la ciudad años atrás. Ahora se encontraba restaurando una casa en el centro. Las rentas eran lo que eran en la ciudad: pan comido. El control de alquileres hacía que el precio fuera escandalosamente bajo. Me dispuse a seguir hablando cuando élme detuvo con un gesto de mano.

—Basta, no es nada. Sé que debería deshacerme de él, pero fue mi primer lugar en la ciudad, y me rompería el corazón dejarlo ir. Además, me gusta la idea de que esté ocupado de nuevo. Es un gran barrio. —Sonrió, y sofoqué otro bostezo. Sus agudos ojos lo atraparon—. Kibum, es lunes por la mañana. ¿Cómo puedes estar bostezando ya? —me reprendió.

Me eché a reír.

—¿Cuándo fue la última vez que dormiste allí, Heechul

Miré por encima del borde de mi taza de café. Era mi tercera ya. Estaría navegando pronto.

—Oh, muchacho, ha sido desde hace tiempo. ¿Tal vez hace un año? Siwon estaba fuera de la ciudad, y yo todavía tenía una cama allí. A veces, cuando trabajaba hasta tarde, me gustaba permanecer en la ciudad durante la noche. ¿Por qué lo preguntas?

Siwon era su prometido. Millonario, capitalista de riesgo e impresionante. Mis amigos y yo tuvimos un flechazo asesino con él.

—¿Has oído algo al lado? —pregunté.

—No, no. No lo creo. ¿Cómo qué? 

—Mmm, sólo ruidos. Ruidos nocturnos.

—No cuando yo vivía allí. No sé quién vive ahora, pero creo que alguien se mudó… ¿el año pasado, tal vez? ¿El año anterior? Nunca lo conocí. ¿Por qué? ¿Qué escuchaste? 

Me sonrojé furiosamente y le di un sorbo a mi café. 

—Espera un minuto. ¿Ruidos nocturnos? ¿Kibum? ¿En serio? ¿Has oído algo sexy? —me pinchó.

Golpeé mi cabeza contra el escritorio. Oh, Dios. Recuerdos. No más golpes. 

Le eché un vistazo, y tenía la cabeza echada hacia atrás de la risa.

—Ay, caramba, Kibum. ¡No tenía ni idea! El último vecino que recuerdo tenía ochenta años, y el único ruido que he oído proveniente de esa habitación eran repeticiones de la serie de Gunsmoke. Pero ahora que lo pienso, podía escuchar ese programa de televisión muy bien… —Su voz se desvaneció.

—Sí, bueno, Gunsmoke no es lo que se escucha a través de las paredes ahora. 

Sexo directo. Y no sexo dulce o aburrido. Estamos hablando de… interesante. —Sonreí.

—¿Qué escuchaste? —preguntó, sus ojos brillando.

No importa la edad que tengas, o de dónde vengas, hay dos verdades universales. Siempre nos reiremos de un… gas, si sucede en el momento equivocado, y siempre nos sentiremos curiosos sobre lo que sucede en las habitaciones de los demás.

—Heechul, en serio. ¡No se parece a nada que haya escuchado antes! ¡La primera noche, golpeaban la pared con tanta fuerza que un cuadro se cayó y me golpeó en la cabeza! 

Sus ojos se abrieron, y se inclinó sobre el escritorio.

—¡No!

—¡Sí! Entonces, oí… Jesucristo, escuché nalgadas. —Hablaba con mi jefe de nalgadas. ¿Ven por qué me encanta mi vida?

—¡No! —suspiró, y nos reímos como colegialas.

—¡Sí! Hizo que mi cama se moviera, Heechul. ¡Hizo que se moviera! La vi a la mañana siguiente, vi como Azotada se iba. 

—¿La llamas Azotada?

—¡Por supuesto! Y luego anoche…

—¡Dos noches en una fila! ¿Azotada obtuvo algunos azotes otra vez? 

—Oh, no, anoche traté con un capricho de la naturaleza que he llamado Purina —continué.

—¿Purina? No lo entiendo. —Frunció el ceño.

—La rusa a la que hizo maullar anoche.

Se rió de nuevo, haciendo que Minhyuk de contabilidad asomara la cabeza por la puerta. —¿Sobre qué están cacareando estas dos gallinas? —preguntó, sacudiendo la cabeza.

—Nada —contestamos al mismo tiempo, luego volvimos a nuestra conversación.

—Dos mujeres en dos noches, eso es impresionante. —Suspiró.

—Vamos, ¿impresionante? No. ¿Promiscuo? Sí.

—Guau, ¿sabes su nombre?

—Sí, de hecho. Su nombre es Jonghyun. Lo sé porque Azotada y Purina lo gritaban una y otra vez. Podía escucharlo a través de los golpes… Estúpido azota paredes —murmuré.

Se quedó en silencio por un momento, y luego sonrió.

—Jonghyun azota paredes.… ¡Me encanta! 

—Sí, te encanta. Porque anoche no tenías a tu gato tratando de aparearse con Purina a través de la pared. —Me reí con tristeza y apoyé la cabeza sobre el escritorio mientras seguíamos riendo.

—Bueno, vamos a empezar a trabajar —dijo Heechul por fin, secándose las lágrimas de los ojos—. Necesito que vayas a buscar a estos nuevos clientes hoy. ¿A qué hora llegan?

—Ah, el señor y la señora Kang estarán aquí a la una. Tengo la presentación y los planes listos para ellos. Creo que realmente les gustará la forma en que rediseñé su dormitorio. Vamos a ser capaces de ofrecerles una sala de estar lujosa y un baño completamente nuevo. Es bastante genial. 

—Te creo. ¿Puedes compartir tus ideas conmigo en el almuerzo? 

—Sí, estoy en ello —le contesté mientras se dirigía hacia la puerta.

—Ya sabes, Kibum, si puedes lograr este trabajo, sería enorme para la empresa —dijo, mirándome a través de sus gafas de carey.

—Espera a ver lo que se me ocurrió para su cine en casa.

—Ellos no tienen un cine en casa.

—Todavía no —le dije, arqueando las cejas y sonriendo diabólicamente.

—Lindo —valoró y se fue para empezar su día.

Los Kang eran definitivamente una pareja que quería —todo el mundo lo hacía.

Taemin hizo algunos trabajos para Kang Mina una sangre azul con tacones, cuando reorganizó su oficina el año pasado. Me los recomendó al momento en que el diseño golpeó la mesa, e inmediatamente comencé los planes para remodelar su dormitorio.

Azota paredes.. Pfff.

* * *

—Fantástico, Kibum. Simplemente fantástico —deliró Mina mientras la acompañaba a ella y a su marido a la puerta principal. Pasamos casi dos horas viendo los planos, y mientras tanto transigimos algunos puntos clave. Iba a ser un proyecto muy interesante.

—Así que, ¿crees que eres el diseñador adecuado para nosotros? —preguntó Baekho, sus profundos ojos marrones brillaban cuando envolvió su brazo alrededor de la cintura de su esposa y jugó con su cola de caballo.

—Tú dime —me burlé de nuevo, sonriéndole a ambos.

—Creo que nos encantaría trabajar contigo en este proyecto —dijo Mina cuando nos dimos la mano.

Internamente, choqué los cinco conmigo mismo, pero mantuve mi rostro sereno. —Excelente. Me pondré en contacto pronto, y así podemos empezar a coordinar un horario —les dije, manteniendo la puerta abierta para ellos.

Me quedé en la puerta mientras los despedía con la mano, y luego dejé que la puerta se cerrara detrás de mí. Miré a Hayi, nuestra recepcionista. Me arqueó las cejas, y levanté las mías enseguida.

—¿Y? —preguntó.

—Oh, sí. Lo conseguí —suspiré, y los dos chillamos. 

Heechul bajó las escaleras mientras bailábamos alrededor, y se detuvo en seco. 

—¿Qué diablos pasó aquí? —preguntó, sonriendo.

—¡Kibum fue contratado por los Kang! —gritó Hayi de nuevo.

—Genial. —Heechul me dio un abrazo rápido—. Estoy orgulloso de ti, cariño —susurró, y sonreí. Jodidamente sonreí.

Bailé hacia mi oficina, poniéndole algunos movimientos sexys mientras hacía mi camino alrededor de la mesa. Me senté, giré en la silla, y miré hacia el área de estacionamiento.

Bien jugado, Kibum. Bien jugado.

* * *

Esa noche, cuando fui a celebrar mi éxito con Taemin y Woohyun, quizás pude haber bebido más que unas cuantas margaritas. Seguí con tragos de tequila, y continuaba lamiendo la ahora inexistente sal en el interior de mi muñeca mientras me arrastraban por las escaleras.

—Woohyun, eres ton bonito. Ya lo sabes, ¿verdad? —arrullé, inclinándome sobre él mientras nos subíamos por las escaleras.

—Sí, Kibum, soy bonito. No digas lo obvio —dijo. 

Con casi un metro ochenta de alto y flameante pelo rojo, Woohyun era muy consciente de su aspecto.

Taemin se echó a reír, y me volví hacia él. —Y tú, Tae, tú eres mi mejor amigo. ¡Y eres tan pequeño! Apuesto a que podría llevarte en el bolsillo. —Me reí, tratando de encontrar mi bolsillo.

—Deberíamos haberlo detenido después de que el guacamole se acabó —murmuró Taemin—. No le permitiremos beber de nuevo sin la presencia de alimentos —dijo, arrastrándome hasta los últimos escalones.

—No hables de mí como si no estuviera aquí —me quejé, quitándome la chaqueta y empezando con mi camisa.

—Está bien, no nos desnudemos aquí en el pasillo, ¿de acuerdo? —soltó Woohyun de nuevo, tomando las llaves de mi bolso para abrir la puerta. Traté de darle un beso en la mejilla, pero me rechazó.

—Hueles como a tequila y represión sexual, Kibum. Quítate de encima. —Se echó a reír y me abrió la puerta. Mientras íbamos a la habitación, vi a Clive en el alféizar.

—Hola, Clive. ¿Cómo está mi niño grande? —canté.

Me miró y se dirigió a la sala de estar. Desaprobaba mi consumo de alcohol. 

Le saqué la lengua. Me dejé caer en la cama y observé a mis chicos en la puerta. 

Ellos sonrieron como si dijeran: Estás tan borracho. Nosotros no, y te juzgamos.

—No actúen todos eufóricas y poderosos, señoritos. Los he visto más borrachos que yo en más de una ocasión —señalé, mis pantalones siguiendo el camino de mi camisa.

Los dos tiraron del edredón hacia abajo. Me metí bajo las sábanas y los miré. 

Me cubrieron tan bien que lo único que sobresalía eran mis ojos, mi nariz y mi desordenado cabello.

—¿Por qué la habitación da vueltas? ¿Qué demonios le hicieron al apartamento de Heechul? ¡Me matará si arruino su control de alquileres! —gemí, observando el movimiento de la habitación.

—La habitación no está girando. Cálmate. —Taemin se rió, sentado a mi lado y acariciando mi hombro.

—Y ese estruendo, ¿qué demonios son esos golpes? —le susurré a la axila de 

Taemin, que luego olfateé y felicité su elección de desodorante.

—Cielo, no hay golpes. Jesús, debes haber bebido más de lo que pensábamos —exclamó Woohyun, sentándose en el extremo de la cama.

—No, Woo, yo también los escucho. ¿No oyes eso? —dijo Taemin en voz baja.

Woohyun se calló y los tres escuchamos. Se oyó un golpe distinto, y luego un gemido inconfundible.

—Gatitos, recuéstense. Están a punto de conocer a Azota paredes —afirmé.

Los ojos de Woohyun y Taemin se abrieron como platos, pero permanecieron en silencio.

¿Sería Azotada? ¿Purina? Anticipándose a esta última, Clive entró en la habitación y se subió a la cama. Se quedó mirando la pared con gran atención.

Los cuatro nos sentamos y esperamos. Apenas podía describir a qué nos someteríamos en ese momento.

—Oh, Dios.

Golpe.

—Oh, Dios.

Golpe, golpe.

Taemin y Woohyun nos miraron a Clive y a mí. Los dos negamos con la cabeza; los dos, de verdad. Una lenta sonrisa se dibujó en el rostro de Woohyun. Me concentré en la voz que salía de la pared. Era diferente… El tono era más bajo, y, bueno, realmente no podía entender exactamente lo que decía. No era Azotada o Purina…

—Mmm, Jonghyun… —Risita—. ¡Justo… —Risita—, ahí! —Risita.

¿Eh?

—Sí, sí… —Gruñido—. ¡Sí! Mierda, mierda… —Risita—. ¡Joder, sí! —Se reía. 

Era una risita sucia, sucia.

Los tres nos reímos con ella mientras se ría y soltaba un bufido en su camino hacia lo que parecía un magnífico clímax. Clive, al darse cuenta rápidamente de que su amada no hacía acto de presencia, se retiró precipitadamente hacia la cocina.

—¿Qué demonios es esto? —susurró Taemin, sus ojos tan abiertos como pasteles de manzana.

—Esta es la tortura sexual que he estado escuchando desde hace dos noches. 

No tienen ni idea —gruñí, sintiendo los efectos del tequila.

—¿Pantalones Risueños ha estado así durante las dos últimas noches? —exclamó Woohyun, poniendo una mano sobre su boca mientras más risas y gemidos se filtraban a través de la pared.

—Oh, claro que no. Esta noche es la primera noche que he tenido el placer de escuchar a ésta. La primera noche fue Azotada. Era una niña traviesa, juguetona y tenía que ser castigada. Y anoche, Clive conoció al amor de su vida, cuando Purina hizo su debut…

—¿Por qué la llamas Purina? —interrumpió Woohyun.

—Porque maúlla cuando la hace venirse —le dije, escondiéndome bajo las sábanas. Mi borrachera comenzaba a desvanecerse, reemplazada por la clara falta de sueño que tenía desde que me mudé a este antro del libertinaje.

Woohyun y Taemin quitaron el edredón de mi cara justo cuando la chica gritaba—:

Oh, Dios, eso es… eso es, jajajajaja, tan bueno.

—¿El chico de al lado puede hacer a una mujer maullar? —preguntó Woohyun, levantando una ceja.

—Parece que sí. —Me reí entre dientes, sintiendo la primera oleada de náuseas llenándome.

—¿Por qué está riendo? ¿Por qué alguien se ríe mientras está viniéndose? —preguntó Taemin.

—No tengo idea, pero es bueno saber que se está divirtiendo —dijo Woohyun, riéndose de sí mismo con una carcajada particularmente fuerte.

—¿Viste a este tipo ya? —preguntó Taemin, sin dejar de mirar a la pared.

—No. Sin embargo, mi mirilla está a punto de lograrlo.

—Es bueno escuchar que al menos un agujero está obteniendo algo de acción por aquí —murmuró Woohyun.

Lo fulminé con la mirada. —Encantador, Woohyun. He visto la parte de atrás de su cabeza, y eso es todo —le contesté, sentándome.

—Guau, tres chicas en tres noches. Tiene resistencia —dijo Taemin, sin dejar de mirar con asombro a la pared.

—Es repugnante, nada más. ¡Ni siquiera puedo dormir por la noche! ¡Mi pobre pared! —gemí, escuchando un profundo gemido de Jonghyun.

—Tu pared hace lo que una pared tiene que hacer… —comenzó Woohyun, y levanté la mano.

—Espera, por favor —le dije. Entonces comenzó la mejor parte.

La pared empezó a temblar con el golpeteo rítmico, y la risa de la mujer se hizo más y más fuerte. Woohyun y Taemin miraban con asombro mientras yo negaba con la cabeza.

Podía oír los gemidos de Jonghyun, y sabía que se acercaba al borde. Sin embargo, sus sonidos fueron ahogados rápidamente por su compañera.

—Oh… —Risita—. Eso… —Risita—, es… —Risita—. No… —Risita—, pares —Risita—. No… —Risita—, pares. —Risita—. Oh —Risita-gruñido—, Dios —Risita-risita-gruñido—. ¡No —Risita—, pares! —Risita.

Por favor. Por favor. Por favor, para, pensé.

Una risita, luego un lloriqueo.

Y con una risita y un último gemido, el silencio cayó sobre la tierra. Woohyun y Taemin se miraron entre sí, y Woohyun dijo—: Oh.

—Mi —agregó Taemin

—.Dios —dijeron juntos.

—Y es por eso que no puedo dormir —suspiré.

Mientras los tres nos recuperábamos de Risita, Clive volvió a jugar en la esquina con una bola de algodón.

Risita, creo que te odio más que a nada…

Las siguientes noches fueron maravillosamente tranquilas. Sin golpes, azotes, maullidos ni risas. Es cierto que Clive lucía un poco triste de vez en cuando, pero todo lo demás en el departamento iba muy bien. Conocí a algunos de mis vecinos, incluyendo a Onew y Joon, que vivían abajo. No escuché o vi a Jonghyun desde la noche con Risitas, y aunque me sentía agradecido por las noches de sueño perfecto, sentía curiosidad por saber a dónde había ido. 

Onew y Joon parecían más que contentos de contarme chismes.

—Cariño, espera a que veas a nuestro querido Jonghyun. ¡Qué tipo! —exclamó Onew. Joon me atrapó en el pasillo de camino a casa y en cuestión de segundos ya tenía un coctel en mi mano.

—Oh, Dios, sí. ¡Es exquisito! Si yo fuera unos años más joven —canturreó Joon, abanicándose mientras Onew lo miraba por encima de su Bloody Mary.

—¿Si fueras unos años más joven qué? Por favor. Tú nunca has estado en la liga de Jonghyun. Él es un filete, mientras que, enfréntalo cariño, tú y yo somos hot dogs.

—Eso serás tú —se carcajeó Joon y luego empezó a succionar enfáticamente su tallo de apio.

—Señores, por favor. Háblenme de ese chico. Admito que después del espectáculo que hizo la semana pasada, me siento un poco intrigado sobre el hombre detrás de los golpes de la pared.

Me vine abajo y les conté sobre las travesuras nocturnas de Jonghyun después de darme cuenta que a menos que les contara el chisme, no me contarían nada. Se aferraron a cada palabra como obesos niños a un bufet. Les hablé de las mujeres a quienes les hizo el amor. Y ellos llenaron algunos pequeños espacios en blanco.

Jonghyun era un fotógrafo independiente que viajaba por todo el mundo. 

Suponían que actualmente se encontraba en un encargo, lo que explicaba mi calidad de sueño. Jonghyun trabajaba en proyectos para Discovery Channel, Cousteau Society KBS y National Geographic. Todos los peces gordos. Ganó premios por su trabajo e incluso pasó algún tiempo cubriendo la guerra en Irak hace unos años. Siempre dejaba su coche cuando viajaba: un viejo, destartalado y negro Range Rover Discovery, la clase de coche que encontrabas en la selva africana. La clase de coche que la gente conducía antes de que las personas pretenciosas comenzaran a utilizarlos.

Entre lo que me dijeron Onew y Joon, el coche, el trabajo y la casa internacional de orgasmos al otro lado de la pared, comencé a hacerme un perfil de este hombre al que todavía no conocía. Y estaría mintiendo si dijera que no me sentía cada vez más y más intrigado.

Pasadas la una de la tarde, después de dejar algunas muestras de baldosas a los Kang, decidí caminar hasta mi casa. La niebla desapareció en el transcurso, dejando al descubierto la ciudad y una noche agradable para pasear. Al doblar la esquina de mi casa, me di cuenta de que el Range Rover no se hallaba en su lugar habitual detrás del edificio. Lo que significaba que no se encontraba en casa.

Jonghyun estaba de vuelta en Seúl.

* * *

Aunque me preparé para otra ronda de golpes en la pared, los próximos días transcurrieron sin complicaciones. Trabajé, caminé y jugué con Clive. Salí con mis amigos, hice un increíble bizcocho de calabacín en mi ahora usada KitchenAid, y pasé mi tiempo investigando a dónde ir en mis vacaciones.

Todos los años, me tomaba una semana de vacaciones y viajaba a algún lugar totalmente solo. A algún lugar emocionante, y nunca iba al mismo lugar dos veces. Un año, me fui a hacer senderismo por una semana en Yosemite. Otro año me fui en tirolesa a través de la selva hacia un Ecolodge en Costa Rica. En otro, hice submarinismo frente a la costa de Belice durante una semana. Y este año… no sabía a dónde iría. Ir a Europa era cada vez más caro en esta economía, por lo que ya no contaba. Pensaba ir a Perú, ya que siempre quise visitar Machu Picchu. Tenía un montón de tiempo, pero a menudo la mitad de la diversión era decidir dónde quería pasar mis vacaciones.

También pasé una cantidad excesiva de tiempo en mi mirilla. Sí, es cierto. 

Cada vez que oía una puerta cerrarse, corría hacia la puerta. Clive me miraba con una sonrisa. Sabía exactamente lo que hacía. Sin embargo ¿por qué me juzgaba si sus orejas se levantaban cada vez que escuchaba ruidos que subían las escaleras? Nunca lo sabré. Seguía suspirando por su Purina.

Aún no había visto a Jonghyun. Un día llegué justo a la mirilla para verlo entrar en su apartamento, pero todo lo que pude ver fue su camiseta negra y un desordenado cabello oscuro. E incluso podía haber sido un rubio oscuro, lo que era difícil de decir por la tenue luz del pasillo. Necesitaba una mejor iluminación para mi trabajo detectivesco.

En otra ocasión, vi el Range Rover alejarse de la acera cuando llegaba a la esquina de mi casa desde el trabajo. ¡Iba a pasar por la derecha! Justo cuando me encontraba a punto de obtener el primer vistazo de él, realmente ver al hombre detrás del mito, tropecé y me caí en la acera. Por suerte, Onew me vio y me ayudó a mí, a mi herido ego y a mi lastimado trasero a levantarnos del concreto y me llevó a conseguir algo de pomada seguida de un whisky.

Pero todo estuvo tranquilo por la noche. Sabía que Jonghyun se hallaba en casa, lo oía de vez en cuando: la pata de una silla moviéndose a través del suelo, una risa silenciosa o dos. Pero no un harén, y por lo tanto, tampoco los golpes en las paredes.

Nos dormimos juntos casi todas las noches. Él ponía música de Duke Ellington y Glenn Miller en su lado de la pared, y yo me acostaba en la cama de mi lado, escuchando descaradamente. Mi abuelo solía poner sus viejos discos por la noche, y el pop y el chasquido de la aguja en el vinilo era reconfortante mientras dormía con Clive acurrucado a mi lado. Debía decir que Jonghyun tenía buen gusto musical.

Pero la calma y tranquilidad eran demasiado buenas como para durar tanto tiempo, y todo el infierno se desató de nuevo un par de noches más tarde.

En primer lugar, tuve que aguantar otra ronda de Azotada. Fue una chica muy mala, y sin duda merecía la rotunda azotaina que recibió. Una que duró casi media hora y terminó con gritos de: ¡Eso es! Justo ahí, Dios, sí, ¡justo ahí! Antes de que las paredes que comenzaron a temblar. Permanecí despierto toda la noche, poniendo los ojos en blanco y cada vez más y más frustrado.

La mañana siguiente, desde mi puesto en la mirilla, vi salir a Azotada y conseguí un verdadero primer vistazo de ella. Con piel rosada y brillante, era una delicada y un poquito redondita chica con curvas en las caderas y los muslos, y un muy buen paquete trasero. Era pequeña, realmente pequeña, y un poco gordita. 

Tuvo que ponerse de puntillas para darle el beso de despedida a Jonghyun, y no pude verlo porque me quedé viéndola mientras se alejaba. Me maravillé de su gusto por las mujeres. Era todo lo contrario a lo que vi en Purina, quien parecía una modelo.

Anticipando que Purina sería la siguiente en la lista, la noche siguiente le di a Clive un calcetín lleno de hierba gatera y un cuenco lleno de atún. Mi esperanza era debilitarlo y desmayarlo antes de que la acción comenzara. Pero mi acción tuvo un efecto opuesto. Mi chico parecía listo para la fiesta cuando los primeros compases de Purina llegaron junto con su grito a través de las paredes alrededor de la una quince de la mañana.

Si Clive pudiera ponerse una mini bata para fumar, lo hubiera hecho.

Caminó airadamente por la habitación, moviéndose de un lado a otro delante de la pared, luciendo indiferente. Cuando Purina comenzó con sus maullidos, sin embargo, no pudo contenerse. Se lanzó una vez más contra la pared.

Saltó de la mesita de noche hacia la cómoda y luego al estante, escaló las almohadas e incluso una lámpara con tal de acercarse a su amada. Cuando se dio cuenta de que nunca sería capaz de atravesar el yeso, le cantó alguna clase de versión felina de Barry White, sus aullidos coincidiendo con la intensidad de los suyos.

Cuando las paredes comenzaron a temblar debido a Jonghyun, me sorprendí de que pudieran controlarse y enfocarse a pesar de toda el ruido que se oía. 

Claramente, si yo podía oírlos, ellos también era capaces de escuchar a Clive y todo su estruendo. Aunque si fuera empalado por la asombrosa polla de Azota paredes, me imaginaba que podría compartimentar también…

Por ahora, sin embargo, nada me empalaba y comenzaba a enojarme. Me sentía cansado, caliente, y mi gato tenía un hisopo que salía de su boca que se parecía terriblemente a un pequeño cigarro.

Después de una noche de sueño abreviado, me arrastré a la mañana siguiente hasta la mirilla para otra ronda de Espiar al Harén. Fui recompensado con un breve perfil lateral de Jonghyun mientras se inclinaba para despedirse con un beso de Purina. Fue rápido, pero fue suficiente para ver su mandíbula: fuerte, definida, linda. Tenía una excelente mandíbula. Lo mejor de ese día fue el avistamiento de su mandíbula. El resto del día fue una mierda.

 Primero, hubo un problema con el contratista general sobre la casa de los Kang. Parecía que no solo se tomaba demasiado tiempo para su almuerzo, sino que fumaba marihuana todos los días en el ático. Todo el tercer piso olía como a un concierto de zombis.

Además, una tarima completa de baldosas para el piso del baño se rompió y astilló. La cantidad de tiempo necesario para volver a organizar y enviar haría que el proyecto entero se retrasara por lo menos dos semanas, dejando sin posibilidad de que se terminase a tiempo. Cada vez que se comenzaba la construcción principal se ponía una fecha estimada para la finalización del proyecto. Sin embargo, nunca me pasaba de la fecha límite, y este es un trabajo de alto perfil laboral, lo que me hizo enojarme al darme cuenta de que nada de lo que pudiera hacer aceleraría las cosas, ni viajar a Italia y traer de nuevo esos mismos malditos azulejos por mí mismo.

Después de un rápido almuerzo, durante el cual se me cayó todo el refresco por el piso avergonzándome completamente, me dirigí de nuevo hacia el trabajo y me detuve en una tienda para ver algunas nuevas botas para senderismo. Tenía planes de ir de senderismo a los Promontorios de Marín este fin de semana.

Cuando examiné la selección, sentí un cálido aliento en mi oído que me estremeció instintivamente.

 

—Hola —escuché y me congelé de miedo. Los recuerdos vinieron a mí, y vi manchas. Sentí frío y calor al mismo tiempo, y la experiencia más horrible de mi vida pasó por mi mente. Me volví y vi a…Kim Junmyeon. El Follador Ametralladora quien secuestró a O.

—Kibum, luces bien en el vecindario —canturreó, canalizando su Torm Jones interno.

Me tragué la bilis y me esforcé por mantener la compostura.

—Junmyeon, me alegro de verte. ¿Cómo estás? —me las arreglé para decir.

—No me puedo quejar. Sólo haciendo un tour por los restaurantes para el viejo. ¿Cómo estás? ¿Cómo te trata el negocio de decoración?

—Empresa de diseño de interiores, y me trata bien. De hecho, iba de regresa a mi trabajo, así que si me disculpas —farfullé, comenzando a empujarlo para pasar.

—Oye, pero no hay prisa, preciosura. ¿Tienes hora de almuerzo? Puedo conseguirte un descuento para alguna pizza justo a unas pocas cuadras de distancia. ¿Te parece bien cinco por ciento de descuento? —dijo, para el colmo con una voz arrogante.

—Guau, cinco por ciento. Por mucho que endulces la olla, paso. —Me reí entre dientes.

—Entonces, Kibum, ¿cuándo puedo volver a verte? Esa noche… maldita sea. Era bastante grande, ¿eh? —Me guiñó el ojo, y mi piel me rogó que la arrancara de mi cuerpo y se la tirara a él.

—No. No, Junmyeon. Por un demonio, no —le espeté, la bilis subía de nuevo. Los destellos de entra y sale y entra y sale y entra y sale. Mi culo y mi pene gritaron en su propia defensa. Por supuesto, nosotros dos no nos hallábamos en buenos términos, pero sin embargo, sabía cuán asustados se sentía en presencia de esa ametralladora. 

Sobre mi cadáver.

—Oh, vamos, nene. Vamos a hacer un poco de magia —susurró.

Se inclinó, y me di cuenta que tenía de nuevo la salchicha. 

—Junmyeon, debes saber que estoy a punto de vomitar en tus zapatos, así que si fuera tú, me alejaría.

Palideció y dio un paso hacia atrás.

—Y para que conste, prefiero grapar mi cabeza a la pared que “hacer magia” contigo de nuevo. ¿Tú, yo, y tu cinco por ciento de descuento? No va a pasar. Ahora, adiós —dije entre dientes y salí de la tienda.

Me fui pisando fuerte, enojado y solo. No hay azulejos italianos, no hay botas de senderismo, no hay hombre, y no hay O.

 

Pasé la noche en el sofá por mi depresión. No respondí el teléfono, no hice la cena. Me comí las sobras de comida tailandesa del contenedor y gruñí a Clive cuando trató de robarme mi camarón. Se movió de manera ostentosa hacia la esquina y me miró debajo de una silla.

Vi a Barefoot Contessa, que por lo general me animaba. Esta noche hizo sopa de cebolla francesa y la llevó a la playa para almorzar con su marido, Jeffrey. 

Normalmente, verlos a ambos juntos hacía que mi interior se sintiera cálido y difuso. Eran tan lindos. Esta noche me hizo dar náuseas. Quería estar sentado en la playa en South Hampton, envuelta en una manta y comiendo la sopa con Jeffrey. 

Bueno, no ese mismo Jeffrey, sino un Jeffrey equivalente. Mi propio Jeffrey.

Que se joda Jeffrey. Que se joda Barefoot Contessa. Que se joda el comer solo comida para llevar.

Cuando era demasiado tarde para poder justificar no ir a la cama y finalizar este terrible día, tiré mi propio saco de la tristeza hacia mi dormitorio. Fui a buscar mis pijamas, y me di cuenta de que no lavé la ropa. Maldita sea, busqué en mi cajón de pijamas, buscando por alguna, pero nada.

Gruñí, me enfurecí y finalmente saqué un camisón viejo y un bóxer de color rosa. 

Era un recordatorio físico de mi falta de O. Aunque había pasado un tiempo desde que intenté comunicarme con él. Tal vez esta noche sería la noche. Ciertamente me sentía tenso. Nadie podía necesitar la liberación más que yo.

Callé a Clive y cerré la puerta. Nadie podía ver esto.

Puse algo de la banda de INXS, ya que esa noche necesitaba toda la ayuda que pudiera conseguir. Michael Hutchence siempre me hacía concentrarme. Subí a la cama, coloqué las almohadas detrás de mí y me metí entre las sábanas. Con el minúsculo camisón, mis piernas desnudas se deslizaron por el fresco algodón. No existía nada como la sensación de frescura en las piernas depiladas contra las sábanas de tejido suave y fino. Tal vez esto era una buena idea después de todo.  Cerré los ojos y traté de frenar mi respiración. Las últimas veces que intenté encontrar a mi O, me sentía tan frustrado que al final terminé cerca de las lágrimas.

Esta noche comencé con la habitual fantasía. Empecé con un poco de Catalano, permitiendo que mis manos se deslizaran por debajo de la parte inferior de mi camisón y llegaran a mi pecho. Mientras pensaba en Jordan Catalano, también conocido como Jared Leto, besando a Angela Chase en el sótano de la universidad, imaginaba que ella era yo. 

Sentí sus sofocantes e intensos besos en mis labios, y sus manos deslizándose por mi piel hacia mis tetillas. Cuando mis dedos —los dedos de Jordan comenzaron a masajearlos, sentí ese familiar tirón en la parte baja de mi estómago, haciendo que todo mi cuerpo se calentara.

Con los ojos todavía cerrados, la imagen cambió a Jason Bourne, también conocido como Matt Damon, atacando mi piel. Con ambos tratando de ganar el control sobre el otro, sólo nuestra conexión física nos mantuvo vivos.

Mis dedos —los dedos de Jason— se arrastraron suavemente por mi vientre, deslizándose dentro de mi bóxer a juego. Sentía que funcionaba. Mi toque despertaba algo, agitaba algo en el interior. Di un grito ahogado cuando sentí listo para Jason o Jordan.

Jesús. La idea de que ambos trabajaran para traer de vuelta a O me hizo temblar. Gemí y me fui por la artillería pesada.

Fui por Clooney. Destellos de Clooney llegaron a mí mientras mis dedos me tentaban y subían y bajaban con una lentitud deliciosa, retorciéndose, burlándose. Danny Ocean… George Clooney de Los hechos de la vida…

Y entonces, fui a buscarlo.

Al Dr. Ross. La tercera temporada de Sala de Emergencia, después que su corte de cabello al estilo césar fuese rectificado. Mmmm… Gemí y gemí. 

Funcionaba. Me sentía caliente. Por primera vez en meses, mi cerebro y el resto de mi parecían estar en sintonía. Me puse de costado, la mano entre mis piernas mientras veía al Dr. Ross arrodillado delante de mí. Se lamió los labios y me preguntó cuándo fue la última vez que alguien me hizo gritar.

No tienes ni idea. Hazme gritar, Dr. Ross.

Detrás de mis ojos firmemente cerrados, lo vi inclinándose hacia mí, con la boca cada vez más cerca. Extendió gentilmente mis rodillas, colocando besos en la parte interna de cada muslo. Podía sentir su aliento en mis piernas, lo que me hizo estremecer.

Su boca se abrió, y la perfecta lengua de Clooney se movió rápido para probarme.

Golpe.

—Oh, Dios.

Golpe. Golpe.

—Oh. Dios.

No. No. ¡No!

—Jonghyun… Mmm… —Risa.

No podía creerlo. Incluso Dr. Ross parecía confundido.

—Tan… —Risa—, jodidamente… —Risa—, bueno… ¡jajajaja!

 

 

Gemí al sentir que el Dr. Ross se alejaba. Me sentía húmedo, frustrado y ahora Clooney pensaba que alguien se reía de él. Comenzó a retroceder…

No, no me dejes. Dr. Ross. ¡No tú!

 

—¡Eso es! ¡Eso es! Oh…oh… ¡jajajajaja!

Las paredes comenzaron a temblar, y los golpes con la cama comenzaron.

Eso es todo. Risitas, perra…

Me puse de pie, Catalano, Bourne y el siempre amoroso Clooney desvaneciéndose en volutas de humo cargadas de testosterona. Aparté las mantas, azoté la puerta al abrirla y salí de la habitación. Clive tendió una pata y empezó a reprocharme por haberle encerrado afuera, pero cuando vio mi rostro, sabiamente me dejó pasar.

Caminé hacia la puerta, golpeando mis talones contra el piso de madera. Me sentía mucho más que enojado. Lívido, así me sentía. Estuve tan cerca. Abrí la puerta con la fuerza de miles de enojadas Os, negadas a liberarse por siglos. 

Comencé a golpear su puerta. Golpeé duramente y por un largo rato, como Clooney estuvo a punto de golpear dentro de mí. Golpeé una y otra vez, sin ceder para nada, sin disminuir. Podía oír las pisadas acercándose a la puerta, pero aún así, no cedí. La frustración de la jornada, la semana y los meses sin una liberación de O en una diatriba de una talla de la que nadie vio nunca.

Oí el traqueteo de las cerraduras y cadenas al ser retiradas, pero aun así seguí golpeando.

Empecé a gritar.

—¡Abre la puerta imbécil o la tiraré!

—Cálmate. Deja de golpear —escuché decir a Jonghyun.

Entonces la puerta se abrió, y lo miré fijamente. Ahí estaba. Jonghyun.

Siluetado por la suave luz detrás de la puerta, Jonghyun agarraba la puerta con una mano y con la otra sostenía una blanca sábana alrededor de sus caderas. Lo miré de arriba abajo, con la mano todavía colgando en el aire, y la apreté en un puño. Me punzaba debido a los duros golpes que di.

Tenía el cabello negro azabache en puntas, probablemente debido a las manos de Risita, que se hallaban en él cuando Jonghyun se abrió paso en su interior. 

Sus ojos eran de un marrón  penetrante, y los pómulos lucían tan fuertes como su mandíbula.

¿Completando el paquete? Sus labios lucían hinchados a causa de los besos, y lo que parecía unos tres días de desaliño.

Jesús, lucía desaliñado. ¿Cómo era posible que me perdiera eso esta mañana?

Bajé la mirada por su largo y esbelto cuerpo. Estaba bronceado, pero no deliberadamente bronceado, sino bronceado por hacer actividades al aire libre, bronceado erosionado, masculino. Su pecho subía y bajaba mientras jadeaba, su piel recubierta de una fina capa de sudor sexual. Cuando mis ojos viajaron hacia abajo en busca de más, vi un puñado de pelo oscuro en la parte baja del torso, que continuaba por debajo de la sábana. Tenía un paquete de seis. Más abajo se hallaba la V que algunos hombres tenían, y que en él no se veía rara o exagerada por ejercicio en máquinas.

Parecía sorprendido. Por supuesto que parecía sorprendido. ¿Y por qué tenía que lucir desaliñado?

Sin darme cuenta, jadeé cuando mi mirada cayó más debajo de lo que quería. Pero mis ojos fueron atraídos como por un imán, más abajo y más abajo. 

Debajo de la sábana, que se encontraba muy por debajo de sus caderas, lo que debería ser ilegal…

Él.

Aún.

Seguía.

Duro.

Notas finales:

Quedo algo larguito.. disculpen xD

Uh Key se enojó xD y el tonto se puso a mirarlo jaja bueno yo siendo Key también me hubiera aprovechado de la situación xD

¿Qué creen que le diga Jong después que Key lo mirara así? 

Gracias por leer <3 


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