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Aún estás en mi mente por XxMissUchihaxX

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Aún estás en mi mente

Capitulo 2

Sentimientos confusos

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Shikamaru acababa de llegar de su misión. El pasillo del edificio del Hokage estaba oscuro y no se veía a nadie alrededor. El silencio era abrumador «Qué extraño.» Se dijo el shinobi de cabello negro mientras caminaba hacia las escaleras. De pronto, como si algo lo hubiese golpeado, detuvo su paso antes de pisar el primer escalón y volteó el rostro observando en todas direcciones con desconfianza. Juraba que había visto algo, o alguien; una sombra, una oscura silueta que pasaba detrás de él como si nada. Por un momento dudó, sintiendo que no estaba sólo, pero pronto decidió ignorarlo pensando que había sido su imaginación. Entonces siguió su camino.

—Permiso —avisó Shikamaru antes de abrir la puerta de la oficina del Hokage. Allí dentro estaba Naruto, en medio de la habitación. Se veía perdido y pensativo observando hacia ningún lado, así es que el Nara decidió preguntarle— ¿Estás bien, Naruto? ¿Sucede algo? —el hombre tenía mucha confianza con el rubio, por lo que cuando estaban solos dejaba de lado toda clase de formalismos y lo llamaba simplemente por su nombre.

Naruto tardó unos segundos en reaccionar, y eso le pareció extraño a Shikamaru.

—¿Qué? ¡No! No pasa nada. Estoy perfectamente bien. ¿Por qué lo preguntas? —intentó defenderse, pues obviamente sí sucedía algo. Pero no supo que su asistente había notado algo extraño en su reacción.

—Sólo por curiosidad —contestó el otro entonces, fingiendo desinterés— ¿Ya te ibas?

—Sí —dijo Naruto sin pensarlo—. Bueno, no. En realidad estaba pensando en marcharme a casa ya, pero debo terminar de revisar las fichas y eso...

—Mejor ve a casa y deja que de eso me encargue yo. Has tenido un día bastante ocupado hoy y debes descansar un poco —le aconsejaba Shikamaru, cosa que, a decir verdad, Naruto agradecía enormemente—. Mañana nos espera otro duro día. Recuerda que debes dar tu discurso en la academia.

—¡Ah, el discurso! —se quejó el Hokage llevándose una mano a la cabeza.

—Así es. Ve a casa, yo me encargo del resto.

—De acuerdo. ¿Seguro que puedes con eso?

Shikamaru asintió con seriedad, a lo que Naruto le respondió con una amplia sonrisa, esas que eran características e identificaban al rubio Uzumaki. Y tras dejarle las indicaciones a su asistente, él se marchó por fin a casa.

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Naruto abrió con cuidado la puerta de su hogar, ingresando sigilosamente e intentando no meter ruido. Era muy tarde en la noche y sospechaba que todos dormían. Aunque a veces Hinata lo esperaba despierta en el comedor, pero le daba la impresión de que ese no era el caso ya que estaban todas las luces apagadas.

Colgó la capa de Hokage en el perchero de la entrada y se dirigió a la cocina. Maldijo mentalmente al revisar la alacena y notar que no quedaba más de su amado ramen instantáneo, pero al abrir el refrigerador se topó con un apetitoso bento que de seguro le había preparado su esposa, lo que le hizo suspirar encantado. Hinata cocinaba delicioso.

Satisfecho después de haber disfrutado su deliciosa cena Naruto decidió volver a su habitación, estaba ansioso por ver a la mujer que tanto amaba después de un día agotador de puro trabajo. Pero antes de eso pasó por el cuarto de sus hijos para asegurarse de que estuvieran bien. La pequeña Himawari por su parte dormía como un angelito, cubierta casi completamente por una esponjosa manta; dicha imagen le sacó una sonrisa sincera a Naruto. Antes de retirarse le besó la frente a su hija.

Cuando ingresó al cuarto de su hijo mayor notó que era un desastre de ropa, juguetes y otras pertenencias desparramadas por doquier. Aquella imagen hizo sonreír a Naruto apenado, recordando que él de pequeño mantenía el cuarto igual de desordenado que Boruto. Finalmente cerró la puerta y se retiró.

Iba camino a su habitación y notó que la luz estaba encendida, pero cuando ingresó al cuarto Hinata dormía; debía haberse quedado dormida mientras lo esperaba. Él se culpó por aquello, pues planeaba regresar temprano ese día para pasar tiempo con su familia, pero no pensó que tuviese tanto trabajo en la oficina.

—Lo siento, Hinata... —dijo apenado, en un susurro apenas audible mientras se quitaba la chaqueta anaranjada y se ponía ropa para dormir. Apagó la luz del cuarto y por fin se metió a la cama.

Pasó los siguientes treinta minutos mirando el techo y meditando acerca de lo sucedido esa misma tarde. Todo parecía un sueño, una maldita pesadilla. No sabía qué pretendía Sasuke con todo lo que le había dicho y tampoco tenía muy claro qué debía hacer al respecto, porque incluso él mismo había quedado confundido sobre sus propios sentimientos y lo que quería de su vida. Sasuke era muy cruel por hacerlo dudar de ese modo y ponerlo en una situación tan difícil.

—Sasuke, eres un idiota.

Un murmullo bastante alto se escapó de su boca sin que se diese cuenta, y tan pronto como calló, un movimiento a su izquierda lo hizo voltear.

—¿Naruto-kun? —el brazo de Hinata lo rodeaba mientras pronunciaba su nombre en un murmullo silencioso—. Al fin regresaste. —su esposa se acurrucó contra su cuerpo, colocando el rostro sobre el pecho de él y abriendo apenas los párpados lo miraba con la misma sonrisa gentil que era tan carecterística en ella.

—Sí... —susurró Naruto forzando una sonrisa. Hinata pudo percibirlo—. Lo lamento.

—¿Sucede algo? —le preguntó extrañada, alzando levemente su rostro y buscando mirarlo a los ojos.

—No, estoy bien. Sólo que... no he tenido un buen día hoy y estoy algo cansado, es todo. —le explicó él. Aunque aquel no era realmente el motivo que lo tenía con ese ánimo.

—¿Estás seguro? —insistió ella, lo conocía demasiado bien y podía sospechar que había algo más.

—Te lo juro, Hinata, estoy bien. Puedes estar tranquila, 'ttebayo. —le aseguró él. No solía mentirle a su esposa y el estarle ocultando algo lo hacía sentir extraño. Pero algo le decía que no podía contarle la verdad si no deseaba arruinar su matrimonio; lo que le sucedía era serio y complicado.

—Está bien —respondió con suavidad, besándole los labios con gentileza—. Buenas noches, cariño.

—Buenas noches. —contestó él con una sonrisa, devolviéndole el beso.

Esa noche a Naruto le costó bastante dormir, pero finalmente el cansancio acabó venciéndolo sin que pudiera darse cuenta en qué momento quedó inconsciente.

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Pasó casi una semana desde aquel día y Naruto no había vuelto a tener noticias de Sasuke. Durante ese tiempo Hinata notó que su esposo se había comportado más extraño que de costumbre: parecía todo el tiempo estar pensativo y apartado del mundo, demasiado distraído y sin deseos de hablar mucho —y eso para alguien tan charlatán como Naruto era raro, por decir lo menos; era preocupante.

Era una tranquila mañana de Domingo y ese día Naruto estaba libre del trabajo, por lo que planeaba dormir hasta tarde para recuperar todos las horas de sueño que había perdido. Sin embargo, el mundo parecía estar en su contra y sus planes no iban a poder cumplirse.

—¡Hey viejo, despierta! —la aguda voz de Boruto resonó en sus oídos y un repentino escalofrío le recorrió el cuerpo cuando su hijo mayor le arrebató las cobijas de encima— ¿Hasta cuándo piensas seguir durmiendo? Prometiste que nos llevarías al festival.

Naruto se abrazó a sí mismo y se encogió sobre la cama rechinando los dientes de tanto frío que hacía esa mañana.

—Dame un respiro... —rogó el rubio con voz adormilada, volteándose hacia el otro lado.

Esperaba escuchar un nuevo grito por parte de su hijo, pero le sorprendió que en lugar de ello, el silencio inundara la habitación de pronto. Escuchó los cortos pasos de Boruto alejándose y volvió a cerrar los ojos con alivio, pensando que podría dormir un poco más.

No obstante, para su sorpresa, el chico volvió a los pocos segundos y cuando Naruto menos se lo esperaba, una ola de agua fría caía sobre su persona empapándolo completamente.

—¡Ah, dem...! —Naruto casi saltó de la cama.

—¡No lo arruinarás otra vez! —exclamó Boruto con un balde entre las manos—. Hoy es tu día libre y nos llevarás al festival.

—Bien... Bien... —sentado en la cama Naruto terminó por aceptar, extendiendo las manos como pidiéndole a su hijo que se detuviera, en un gesto de rendición—. Pero tranquilízate, ¿Sí?

No supo en qué momento Boruto se había vuelto tan caprichoso, pero últimamente le resultaba muy difícil tratar con él. En parte se culpaba a sí mismo por pasar más tiempo en su trabajo que junto a su familia, quizás su continua ausencia lo estaba afectando.

—¿Qué sucede? —la voz suave de Hinata resonó en el cuarto junto con sus pasos. Cuando vio la escena un pequeño gritillo de horror se le escapó, llevándose las manos a la boca—. ¿Qué ha pasado? ¿Naruto-kun, estás bien? ¿Boruto?

Ambos alzaron la vista encontrándose con la mirada preocupada de Hinata. La expresión de ambos cambió a un gesto apenado, era lastimoso verla así porque ambos la apreciaban muchísimo.

—No te preocupes, Hinata, está todo en orden. Sólo tuvimos un pequeño inconveniente. —se excusó Naruto.

«Como siempre.»

—Iré por una toalla. Hace mucho frío hoy y podrías enfermar si no te secas pronto. —informó ella, marchándose de inmediato.

Naruto asintió, dirigiéndole una mirada seria a Boruto. Éste entendió de inmediato lo que su padre quiso decir con eso y frunciendo los labios con enfado se dio media vuelta, retirándose de la habitación mientras resoplaba por lo bajo.

Habiéndose secado y cambiado la ropa mojada Naruto salió por fin al comedor, en donde su esposa y sus dos hijos lo esperaban sentados en la mesa.

—Papá siéntate a desayunar que ya casi acabamos. —le reclamó la pequeña Himawari que tenía su taza de leche en las manos.

A diferencia de las mujeres de la casa, Boruto se veía aún ofendido y evitaba mirar a su padre. Naruto sólo suspiró, sentándose en el espacio vacío frente a él y se disculpó:

—Lamento la tardanza. —dijo bajando la vista mientras tomaba los palillos.

—¿Estás bien, cariño? —no pudo evitar preguntarle su esposa, con auténtica preocupación. El rubio alzó la vista.

—Sí, es sólo que...

De pronto el timbre del teléfono de la casa lo interrumpió.

—Permiso —Hinata automáticamente se paró de la mesa y se dirigió al mueble para atender la llamada—. Residencia Uzumaki, buenos días. —pronunció educadamente la mujer al atender la llamada.

—¿Hinata-san? —la voz de Shikamaru resonó al otro lado—. Lamento las molestias, pero me urge hablar con Naruto. ¿Él se encuentra en la casa?

El tono de voz del hombre sonó con un leve deje de preocupación, lo que le transmitió ese mismo sentimiento a Hinata. Pensó que algo debía andar mal para que el asistente de su esposo el Hokage lo llamara en su día libre.

—Oh, por supuesto, Shikamaru-san. Ahora mismo lo informo.

—Bien, gracias.

Naruto acababa de llevarse un trozo de pescado a la boca cuando escuchó nombrar a Shikamaru. Entonces alzó la vista y prestó atención, supo que la llamada debía ser para él antes de que su esposa lo dijera, así que se puso de pie y fue directo a tomar el teléfono.

—Es Shikamaru. —susurró Hinata entregándole el aparato.

—Gracias amor —dijo Naruto, en un balbuceo que apenas pudo entenderse mientras masticaba su comida. Hinata se quedó en el mismo lugar parada a un lado de él esperando saber el motivo de la llamada—. Shikamaru. ¿Qué sucede?

—¡Ah, Naruto! Escucha: Esta mañana mientras terminaba de archivar las fichas recibí una nota que logró confundirme un poco, creo que es para ti. Lamento molestarte justamente este día, pero creí que debía informártelo. —explicaba el Nara.

Naruto alzó una ceja curioso. —¿Confundido ? Eso es extraño. Se necesita de algo realmente... pero realmente complicado para lograr eso.

—Oye, hablo enserio.

—Bien, bien... ¿De qué se trata esa nota entonces?

No es sólo de qué se trata, sino más bien quien envió esa nota.

—¿Uh? ¿De qué hablas?

—Te sorprenderás si te digo que el mensaje llegó por medio de Garuda.

Y definitivamente le sorprendió. Escuchar el nombre de la invocación personal de Sasuke, el halcón mediante el cual generalmente se comunicaba él, casi hizo que el rubio se atragantara con el pescado que estaba comiendo. Toció varias veces y tuvo que golpearse el pecho con el puño para terminar de pasar la comida.

—¡Naruto-kun...! —exclamó Hinata con preocupación, acercándose a él— ¿Estás bien?

—¿Naruto? —preguntó Shikamaru extrañado al otro lado del teléfono.

—Estoy bien, lo siento —respondió Naruto una vez que se compuso. No sabía cómo sentirse, pero todo el tema de Sasuke lo tenía bastante sensible después de lo sucedido días atrás; escuchar sobre él lo puso nervioso—. Como sea, ¿Me dices que Sasuke envió esa nota? Es curioso.

Quiso disimular su ansiedad. A decir verdad, moría por ir a donde Shikamaru y averiguar de qué se trataba esa nota. El Uchiha no había vuelto a hablarle desde el suceso en su oficina casi una semana atrás y él no sabía qué pensar al respecto.

Por supuesto que lo es. No hemos tenido noticias de Sasuke en meses, lo cual me lleva a suponer que ha de ser algo importante.

—Voy ahora mismo. —cortó Naruto.

—Aguarda Naruto, no

Pero el Hokage terminó la llamada antes de que su compañero acabara la frase.

—¿Qué? ¡No es justo! —reclamó Boruto parándose de su lugar violentamente, evidentemente molesto porque Naruto debía marcharse nuevamente. Los abandonaba en su día libre de trabajo y eso a su hijo mayor le molestaba enormemente—. Tsk. ¡Eres un idiota!

—¿Qué sucedió, Naruto-kun? —intervino Hinata con preocupación antes de que Naruto pudiera decir algo.

—Es Sasuke... —mencionó él preocupado—. Tengo que irme ahora mismo. Debo averiguar de qué se trata.

De prisa se dispuso a regresar a la habitación para vestirse con la chaqueta anaranjada que utilizaba usualmente en sus días de trabajo. Hinata apareció por la puerta del cuarto con la capa de Hokage en manos, la cual Naruto tomó y se colocó apresurado.

—Juro que sólo serán un par de horas. Regresaré antes del almuerzo e iremos todos juntos al festival, 'ttebayo. —le aseguró a su esposa besándola suavemente en los labios.

—Bien, cuídate cariño.

Llegando a la sala lo recibió Himawari con una pregunta. —¿Ya te vas, papá?

—Así es, pero prometo que volvere pronto pequeña. ¿Sí? —le contestó él con suavidad, esperando que la niña pudiera enteder. Aunque, a decir verdad, cuando se trataba de su trabajo, Himawari (al igual que Hinata) era mucho más comprensiva que Boruto—. Así que prepárate porque cuando regrese iremos todos juntos al festival, como prometí.

—¡Sí papi! Le diré a mi hermano —con entusiasmo la jovencita se echó a correr hacia la habitación de Boruto, que ofendido se había marchado del comedor— ¡Onii-chan!

Naruto sonrió apenado. Sabía que Boruto estaba molesto con él por su repentina partida y esperaba que pudiera perdonarlo. Pero por el momento no podía pensar en otra cosa que no fuese Sasuke y aquella nota que aún no sabía de qué podía tratarse; él tenía la lejana esperanza de que se tratase de algo personalmás que un asunto de trabajo.

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Esa mañana tardó menos tiempo en llegar al edificio del Hokage de lo que solía tardar para iniciar su jornada de trabajo el resto de los días, y eso se debía a una sola cosa: prefería leer esa nota personalmente en lugar de que se lo comunicara un tercero por teléfono.

Entró a su oficina lo más rápido que pudo y se encontró con Shikamaru sentado detrás del escritorio terminando de llenar documentos. Éste alzó la vista al verlo.

—Ah, Naruto, por fin llegas. —dijo al ponerse de pie, tomando un pequeño papel que estaba a su lado.

—Vine lo más pronto que pude. —afirmó el rubio caminando hacia el otro.

—No era necesario que te apresuraras tanto, pero ya que estás aquí, deberías leer esto por ti mismo. —acercándose el Nara le ofreció el papel, que Naruto tomó de inmediato y lo desenrrolló para leer—. Es un poco confuso y no sé a qué se refiere, pero creo que tú podrías comprenderlo un poco mejor.

El Hokage no estaba prestándole atención a su colega. Su mente se sumía en recuerdos y pensamientos diversos mientras leía las líneas allí plasmadas.

"Ha sido mucho tiempo desde la última vez que hablamos. ¿Ya has pensado sobre eso? Si tienes una respuesta ven por mi."

«¡Eres un descarado, Teme!»

Fue lo primero que pasó por la mente de Naruto luego de leer mentalmente la nota. Si bien las palabras no sonaban para nada explícitas sobre lo que realmente querían decir, el rubio sabía perfectamente a qué se referían y no le hacía nada de gracia que el Uchiha desgraciado lo citara públicamente por ese motivo.

—¿Tienes algúna idea de qué se trata? —la voz de Shikamaru lo sacó de sus pensamientos.

—Oh, pues... Yo... Yo... Ehmm... —la escena del beso que le había proporcionado Sasuke volvió a su mente y empezó a tartamudear sintiendo que su cara ardía; estaba tan rojo como un tomate y tuvo que voltear para que su colega no lo notara. Tragó saliva y se aclaró la garganta antes de decir algo más. Debía sonar serio y convincente, no nervioso como estaba—. Creo que tengo una leve idea. Sasuke y yo habíamos hablado sobre un descubrimiento que él realizó recientemente y debe informarme sobre el tema para buscar una solución. —mintió. Debía hacerlo o de lo contrario estaría perdido.

—¿Por qué no me lo mencionaste antes? Podría haberte ayudado con eso. —le reclamó el Nara en un tono de reproche.

—Es que no quería darte más trabajo del que ya tenías. —no se le ocurrió otra cosa que decir y lanzó la primera excusa que pensó.

Shikamaru alzó una ceja. En su expresión se notaba que no le creía nada de lo que estaba diciendo. —¿Ah sí? —Naruto asintió.

—Te lo explicaré más tarde. Ahora mismo mi prioridad debería ser reunirme con Sasuke para recibir más detalles sobre el asunto.

Pero la verdadera pregunta era: ¿Realmente tenía la respuesta que su amigo buscaba de él? ¿Estaba listo para volver a verlo después de lo sucedido días atrás? Ni siquiera el propio Naruto estaba segudo de eso, no sabía qué iba a decirle cuando lo viera nuevamente. Lo único que sabía era que necesitaba una respuesta para todo eso que comenzó a sentir desde que Sasuke lo besó aquella vez en el mismo lugar en donde estaba parado ahora mismo.


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