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Aún estás en mi mente por XxMissUchihaxX

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Aún estás en mi mente

Capítulo 3

En busca de una respuesta

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Naruto no podía olvidarse de aquel beso. Por más que intentaba distraerse no conseguía alejar ese recuerdo de su mente. Ni siquiera el día a día junto a su familia, ni los dulces besos de Hinata conseguían arrancarle de sus labios la memoria de una sensación nueva e inquitante que Sasuke había dejado en su boca. Una parte de sí deseaba volver a experimentarlo, sentía curiosidad y ansiedad al mismo tiempo; pero por otro lado deseaba golpear muy fuerte a Sasuke por tal atrevimiento, por hacerlo dudar de ese modo.

Estaba confundido. Y la preocupación que lo invadía podía notarse muy claramente en su mirada azul. Estaba seguro de que Hinata ya se había percatado de que algo estaba mal con él. Se lo había preguntado varias veces durante los días anteriores y temía que esa insistencia de su mujer terminara quebrándolo y le hiciera confesar la verdad. Y definitivamente esa no era una opción. No deseaba arruinar a su familia por un asunto del que su esposa e hijos no eran culpables. Naruto era una persona que poseía un corazón noble y bondadoso, y mantener un secreto de tal magnitud lo estaba destrozando por dentro.

Y mientras avanzaba a través del bosque oscuro a toda velocidad maldecía a su mejor amigo y eterno rival en sus pensamientos. Sasuke era un idiota, un completo idiota y un descarado. ¿Cómo podía atreverse a besarlo de ese modo y marcharse como si nada?, ¿qué clase de juego estaba jugando y cual era su objetivo?, ¿acaso no se daba cuenta de qué tan peligroso que era lo que estaba haciendo?, ¿es que olvidaba que ya no eran niños y que ambos tenían una familia por la cual velar? Ambos habían madurado y las tonterías habían quedado muy atrás. Era una locura lo que Sasuke pretendía y Naruto quería respuestas; y las quería cuanto antes.

El Hokage sacudió la cabeza intentando alejar toda clase de pensamientos cuando estuvo parado frente a su destino final, una vieja y deteriorada cabaña en medio del bosque. Había llegado hasta ahí por mero impulso y en realidad no sabía que iba a decir o hacer cuando estuviera frente a él, por lo mismo titubeó un momento justo antes de tocar la puerta con el puño. Pero no tuvo tiempo de dudarlo un segundo más ya que en ese instante la puerta se abrió con lentitud, revelando la figura de la persona que esperaba y no estaba seguro de querer ver en ese momento.

Pero lo vio, apenas iluminado por la escasa luz que se filtraba desde una lámpara de aceite en el interior de la casa. Y se sintió avergonzado apenas su mirada se topó con aquellos ojos negros e inexpresivos que sólo él sabía comprender aún cuando no reflejaban emoción alguna. El rostro pacífico de Sasuke le hizo recordar con pesar aquel beso al cual él no se supo resistir y se sintió un traidor; había traicionado a su esposa y a sus hijos, a su familia. No sólo por el hecho de haberle permitido al Uchiha realizar tan atrevida acción, sino por haberlo disfrutado y por haber deseado más de él. Y se odió a sí mismo por pensar de ese modo, por haber permitido que ese gesto lo confundiera tanto acerca de lo que realmente quería en su vida. Frunciendo el ceño y apretando los puños bajó la vista, queriendo escapar de ese mirar oscuro que parecía penetrar en su alma y ver más allá de lo que él creía ser.

—¿Ya tienes una respuesta?

La voz quieta de Sasuke en medio del silencio lo sacó de sus pensamientos. El sólo hecho de escucharlo provocó en Naruto una mezcla de furia con otra cosa que no supo identificar y apretó los puños aún con más fuerza hasta el punto de causarse dolor a sí mismo. Sin pensarlo siquiera se lanzó hacia el moreno y lo sujetó por la ropa con fuerza, haciéndolo retroceder un par de pasos hacia el interior de la cabaña.

—¡¿En qué demonios estabas pensando, Sasuke?!

Pero Sasuke, en lugar de mostrarse sorprendido, torció los labios en una pequeña sonrisa compasiva. Había estado esperando esa reacción por parte de Naruto. Su amigo era impulsivo y a veces un poco estúpido. Quizás ni siquiera se había dado cuenta de lo que él había querido transmitirle o lograr con aquella acción, el día que lo visitó en la oficina del Hokage y le robó un beso.

—¿Por qué estás tan tenso, Naruto? ¿Acaso te arrepientes de lo que pasó aquella vez?

—Yo... Yo no sé qué rayos se te cruzó por la cabeza. Esto está mal, está muy mal.

—Pensé que nunca te arrepentirías.

Sasuke transformando esa sonrisa en una astuta y juguetona al hablar nuevamente; estaba utilizando las propias palabras dichas por Naruto para retarlo. Éste apretó aún más sus manos contra la ropa oscura del pelinegro.

—¡Sasuke!, ¿es que no lo entiendes? —Naruto pareció desesperar, al punto en que avanzó e hizo retroceder un paso más al Uchiha. A éste le pareció ver un atisbo de dolor en los ojos azules de su amigo, esos que no podía dejar de mirar con el anhelo de tenerlos sólo para sí. Al rubio Hokage le dolía el ver tan cerca a su mejor amigo y percibirlo tan lejos al mismo tiempo, el sentir que lo deseaba de una forma que no debía y el querer alejarlo contra su voluntad porque lo que proponía Sasuke no era correcto—. No podemos seguir con ésto...

—¿Por qué no? —la actitud calma del pelinegro no parecía alterarse ni un poco pese a que su amigo parecía estar incluso al borde de las lágrimas.

Naruto quería preguntarle si acaso era consciente de la situación en que se encontraban, si recordaba que tenía una esposa y una hija y si había pensado en ellas siquiera en el momento en que le hizo aquella propuesta indirecta. A él la culpa lo estaba carcomiendo y la idea de que a Sasuke no le importara en absoluto su familia lo llenaba de rabia. En realidad, quería saber si el Uchiha sentía lo mismo que él en ese instante. Pero los ojos de él no le decían nada y de su boca no salió palabra alguna sobre lo que tenía en mente, más bien, se sintió en la necesidad de reclamarle.

—¡Eres un idiota! —volvió a gritarle, dominado por la ira. Sasuke no entendía la presión que había en su pecho, cuánto había sufrido esos días pensando en él e intentando encontrar una solución a su dilema. Sasuke no entendía nada, a él no le importaba nada. Y pronto un fuerte puñetazo impactó en el rostro del Uchiha, y en ese segundo Naruto se sintió algo aliviado, sin poder evitar que gruesas lágrimas de rabia brotaran de sus ojos. Y el agarre que mantenía sobre las ropas del pelinegro aflojó levemente—. ¿Por qué demonios tuviste que esperar tanto...? Ya es demasiado tarde, ¿entiendes? Tienes una esposa y una hija que esperan por ti. ¿Cómo puedes ser tan egoísta? Sakura-chan... ella te ama. ¿Cómo puedes...?

—¿Y qué hay de ti, Naruto? ¿Qué es lo que sientes tú? —le interrumpió de pronto, alterando levemente la paz en sus palabras al elevar el tono. Su mejilla aún ardía y quizás estaba marcada por el puño de Naruto, pero no le importaba en ese segundo—. ¿No estás siendo egoísta también al intentar negar lo que pasa aquí, entre nosotros, lo que siempre ha existido?

—Yo... —lo pensó. En realidad no sabía qué decir al respecto, todavía no estaba seguro de lo que realmente deseaba— no puedo darte una respuesta, Sasuke. Lo siento... estoy...

—Tú siempre has hecho todo por los demás, nunca por ti. Si continúas pensando de ese modo acabarás mal —Sasuke le reclamó, no pudo evitarlo; Naruto era demasiado amable y eso le molestaba— ¿Por qué no piensas en ti aunque sea una vez en tu vida? Te aseguro que te sentirás bien cuando lo hagas.

Naruto estaba tan tenso que su maníbula tiritaba al presionar sus dientes. Estaba en la disyuntiva entre hacer las cosas bien o seguir su instinto, y era una elección difícil para él; su lado racional le decía que todo eso estaba mal, que no podía traicionar a las personas que lo amaban de ese modo. Pero por otra parte quería besar al Uchiha como nunca lo hubo hecho antes, quería quería olvidarse de todas sus preocupaciones y sólo vivir, perderse en los ojos negros de su mejor amigo y en los labios agresivos que se le antojaban más cálidos de lo que no pensó jamás.

Pero Sasuke lo alentó. Aprovechando que el rubio había aflojado su agarre sobre él éste se enderezó y acortó el espacio que le separaba de Naruto para robarle un beso, justo como antes. Le sujetó con una mano el rostro y presionó sus labios contra los del Hokage con una pasión tremenda que reflejaba el deseo intenso que tenía por poseerlo; quería robarle los labios y besarlos hasta el cansancio. Y Naruto pronto se vio correspondiéndolo, su lengua buscaba la del pelinegro con desesperación palpable y casi por instinto sus manos rodeaban la espalda de Sasuke como si no quisiera dejarlo ir. Se dejó llevar por el momento y cuando lo hizo se sintió aliviado, como si esa simple acción lo hubiera liberado de un enorme peso que había estado aguantando sobre sus hombros un largo tiempo.

—¿Cómo te sientes, Naruto? —susurró sobre los labios del rubio al finalizar el beso.

—Aliviado... Me siento... —Naruto le respondió en un tono débil, rendido.

—¿Bien...?

—Sí, eso...

Sí, se había sentido demasiado bien, era grandioso estar así de cerca con Sasuke y por un instante sentir que no se volvería a alejar. Pero todavía no tenía una respuesta definitiva para él y le hubiera gustado olvidarse de todo un instante y sólo tener a su mejor amigo para él. Que el tiempo se detuviera y que en ese momento no existieran barreras que los separaban. Naruto sentía que estaba siendo egoísta pero en ese preciso segundo deseaba que no existiera Hinata, ni sus hijos, ni la familia de Sasuke, para no tener que traicionarlos con lo que estaba deseando.

—¿Y qué es lo que deseas realmente?

Hubiera deseado que Sasuke dejara de presionarlo como lo hacía y sólo dejarse llevar por lo que sentía, algo que por el momento no tenía nombre.

—Que nada pudiera separarnos —confesó con un terrible pesar en el pecho—. Pero es imposible y creo... creo que ya debería irme.

Naruto se separó de Sasuke como si intentara huir de él, como si nuevamente se estuviera arrepintiendo de lo que había sucedido o como si tuviera miedo de enfrentar lo que sentía. El Uchiha lo percibió de inmediato y avanzó detrás de él.

Una fresca brisa con el aroma de la humedad impregnada en el ambiente recibió a Naruto junto con la voz de Sasuke ni bien pisó el exterior de la casa.

—No creo que sea muy sensato que regreses ahora mismo —mencionó Sasuke parándose a un lado de su amigo. El rubio permanecía con la mirada en las alturas, dejándose atrapar por la danza violenta de las copas de los árboles que rodeaban la cabaña. Esa era una mala señal. Junto a las oscuras y pesadas nubes que se arremolinaban en el cielo que de a ratos se iluminaba repentinamente y se volvía a apagar, sólo podía indicar una cosa—. Konoha queda a varios kilómetros de distancia de aquí y no querrás emprender tu viaje en medio de una tormenta.


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