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Nuestra historia por Arya _Black

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VARITA

 

Una de las cosas que me llamaban la atención de Draco, aparte de su atractivo y su forma de ser una vez que ya lo conocías, tierno y cariñoso, era un brazalete que siempre llevaba puesto y que nunca lo vi sin él, no es que lleváramos mucho tiempo juntos, íbamos a hacer 3 meses, pero nuestras actividades favoritas muchas veces incluían quedarnos sin ropa, y aun así él nunca se lo quitaba, y por fin un día, se lo pregunté.

Draco y yo estábamos en los jardines, habíamos conjurado un área privada y caliente, ya que estábamos en invierno, para nosotros solos, él estaba tumbado boca abajo y yo completamente encima de él, ambos leyendo.

—¿Amor?

—Mmmmm

—Tengo una pregunta que hacerte, espero que no sea muy personal, si lo es no hace falta que la respondas, ¿ok?

—Dispara.

—Alguna vez me contarás como es que sabes tantos términos muggles cuando se supone que los aborreces.

—Me llevaré el secreto a la tumba, Potter.

Le hice un mohín que él no podía ver, cogí aire y me lancé.

—El brazalete que llevas...— pero aun sabiendo lo que quería preguntarle, no era capaz y me quedé callado.

—En serio, tu conversación es envidiable. – cuando oí eso refunfuñé por lo bajo y le imité, burlándome de él— Lo que quieres saber es ¿quién me lo regalo?, ¿por qué no me lo quito?, ¿tiene algún significado?...

—Si, todo eso, si me lo quieres contar, claro.

Se dio la vuelta, haciendo que me cayera al suelo y puso la cabeza en mi pecho, abrazándome. Entonces, si que iba a ser una conversación seria.

—El brazalete me lo regaló mi madre cuando cumplí los 5 años. Recuerdo que en la fiesta que organizaron llevaba puesta una túnica formal azul medianoche con detalles plateados, todo un caballerito sangre pura, ese día me regalaron muchísimas cosas: escobas de juguete, un tren cuyos raíles flotaban en el aire, balones con truco… un montón de cosas que harían a cualquiera ponerse verde de envidia, pero cuando todo acabo, y mi madre me estaba arropando ya para ir a la cama, se sentó ahí conmigo y me dijo que tenía otro reglo para mí, yo la mire con curiosidad y ella se quitó una pulsera que siempre le había visto puesta. Esto mi dragón es un brazalete que te cuidara de todo mal, es el símbolo de lo que fui y de lo que tú eres en parte, un Black, los cinco años son muy importantes y por eso quiero que lo tengas, me lo puso y me quedaba perfecto, como si me lo hubieran hecho a medida, luego supe que llevaba un hechizo para eso, también me enseño la inscripción, era el lema familiar Toujours Pur, pero también tenía su nombre grabado Ayla Narcisa Malfoy Black.

Dejó de hablar y se quedo mirando el brazalete, este era de plata, de un dedo de ancho, más o menos, con una piedra en el centro en forma de diamante, y con un diamante dentro, tenía también el relieve de una enredadera que lo cubría entero, en verdad era precioso.

—Y no me lo quite, siendo tan pequeño supe que este brazalete era especial, lo mas especial y preciado que tenía en ese momento.

Le achuché un poco, sabiendo en parte los sentimientos que la conversación le abocaban, ya que me había comentado que no sabía nada de ella desde que empezó el curso y que estaba muy preocupado por lo que le podía haber pasado.

—Estará bien, ya lo verás. Por lo que me has hablado de ella es una mujer fuerte que se sabe defender y que siempre tiene un as en la manga, ten fe en ella, si no se ha comunicado contigo será porque no lo considera seguro para ti.

—Espero que tengas razón, la extraño mucho.

Pasamos un rato así, mirando al cielo y sumergidos en nuestros pensamientos, hasta que se me ocurrió algo.

—Estaba  pensando en hacer algo especial...

—Mmmmm

—Ya que llevamos tres meses, nos lo merecemos, ¿no crees?

—Mmmmm

—¿Me estas escuchando? ¿Draco?

—Mmmmm

Al ver que no estaba haciéndome el menor caso, le pellizqué en el culo, bien fuerte, para que lo notara, mereció la pena solo por la cara que puso.

—¡Pero! ¡¡Que crees que haces!!

—Intentar que mi novio despierte y me preste atención, te llevo hablando un rato ya y no me has escuchado nada.

Me saco la lengua y siguió frotándose el culo, mirándome bastante dolido, claro, que todo era una actuación, se le notaba demasiado.

—Estabas diciendo que queríamos que hiciéramos algo especial ya que cumplimos 3 meses, ¿ves como si estaba escuchando?

—¿Y porque no respondías? Parecía que estaba hablando solo— exclame indignado.

—No me apetecía, mis pensamientos son más importantes e interesantes.

—Eres malvado, Draco Malfoy, no sé cómo te aguanto.

Se acerco a mí, y me abrazo, poniendo su cabeza en mi hombro.

—Por que me amas, tú lo sabes y yo lo sé. De la misma manera en la que yo te amo a ti. Y tu idea me parece bien, tal vez podamos convencer a Remus y Severus de que nos dejen ir fuera de casillo.

 

—————————————————————

 

Como Remus y Severus supieron enseguida que estaba con Draco, lo invitaron a cenar una de las noches con nosotros, obviamente, Severus lo conocía, no por nada era su padrino, pero aun así, lo puso en un interrogatorio, al igual que Remus, que tenía una mirada bastante distinta a la normal, una que decía, le haces daño y te como con patatas, o al menos eso fue lo que me dijo Draco cuando nos fuimos a dar un paseo después de dicha cena, yo solo me reí.

Ese día nos auto invitamos a cenar con mis padres honorarios, tuvimos suerte de que estuviera Remus, ya que si no hubiera sido un poco difícil que nos hubieran permitido salir.

—Rem, Sev, este sábado, Draco y yo hacemos 3 meses y nos gustaría celebrarlos de manera especial, habíamos pensado en ir a cenar a algún sitio fuera del castillo, en Hogsmeade o en el Callejon Diagon.

—Por supuesto llevaríamos la varita y nos pondríamos un hechizo de glamour o una poción que ocultaría nuestros verdaderos rostros, no podemos dejar que se sepa nada aun. Y Harry llama demasiado la atención él solo.

Yo le mire un tanto indignado, pero el solo me cogió la mano y me la apretó, poniendo una cara de inocencia que no se la tragaba nadie.

—No lo sé, sería demasiado arriesgado que salierais, aun si llevarais ese tipo de protección. Y más si vais a esos sitios

—¡Pero Remus! Ya somos mayores de edad, podemos defendernos si sucediera algo, que tampoco tiene por qué suceder algo…

—¡Eso! ¡No nos tenéis que tratar como niños pequeños!

—Os estáis comportando como tal— el comentario seco de Severus hizo que nos calláramos de golpe, cuando quería podía ser atemorizante. Seguimos cenando, aunque el buen ambiente que había antes de la conversación había desaparecido.

Cuando acabamos nos sentamos en los sillones frente al fuego para nuestra acostumbrada charla nocturna.

—Chicos, he estado pensando y no vamos a dejaros ir a ninguno de los sitios que habéis dicho.

Eso hizo que quisiésemos intervenir, aunque bastó una mirada de Severus para no abrir la boca.

—Eso sería bastante irresponsable por parte de todos, ya que ambos, aunque llevéis protección para que no os reconozcan, sois bastante particulares, sobre todo tu Draco, llamarías la atención muchísimo, ya que no mucha gente parece un príncipe cuando está comiendo un plato de sopa— bromeo el castaño.

—No lo decimos a mal, antes de que refunfuñes, pero es la verdad, así que, hemos decidido que si queréis salir seria al lado muggle, donde nadie os reconocerá.

—Pero ahí no conocemos ningún restaurante o lugar donde ir…—  comenté yo, la verdad es que la idea me parecía bastante interesante.

—Pero yo sí, os hare las reservas y podréis ir, de hecho os hare un planning de la noche como regalo de aniversario, donde iréis, donde están los sitios, y otras opciones que podréis hacer.

Draco y yo nos miramos y enseguida nos pusimos de acuerdo.

—¡Genial!— exclame, me levanté y le di un abrazo a Remus— seria el sábado, por la tarde y noche, para estar con nuestros amigos y que luego por la tarde no sospechen, aunque diremos que estaremos con vosotros— lo abrace otra vez bastante contento por cómo había salido todo.

—Venga, venga, menudo pelota estas hecho.

—Pero aun así me quieres— le saque la lengua y regrese a mi sitio.

El sábado tardo un montón en llegar, ya se dice, que cuando antes quieres que llegue algo más tarda en llegar. Ese día estuve en los jardines con Ron, Hermione, Dean, Seamus, Nev y Gin, jugando al escondite como si fuéramos niños, pero a pesar de las burlas que recibíamos de los otros alumnos cuando nos veíamos, nos lo pasamos genial todos juntos, no había muchas ocasiones en las que nos podíamos escapar de estudiar con Mione con nosotros.

Después de comer, me dirigí hacia las mazmorras para encontrarme con Draco, Severus y Remus, que ya me estaban esperando.

—Sev os hará el hechizo de glamour, el lo tiene perfeccionado, ya sabéis, los demás ven personas distintas, pero vosotros os seguiréis viendo igual, aquí tengo la ropa adecuada a los sitios que os he puesto en la lista, y también la lista, por supuesto esto es una guía, vosotros elegís donde vais. También os ha hechizado un traslador, que os traerá aquí cuando queráis.

—Gracias Rem, eres el mejor, por supuesto estas a la par con Sev— añadí rápidamente al ver su mirada.

Nos cambiamos y la verdad es que a Draco le quedaban tan bien la ropa escogida que me daban más ganas de volvérselas a quitar que de salir del colegio.

Cuando tocamos el traslador aparecimos en un callejón, al lado de lo que parecía un cine, sonreí en cuanto lo vi, nos lo íbamos a pasar genial.

—Vamos, dragón, el cine nos espera, espero que tengas hambre, porque yo me voy a pedir un montón de palomitas de maíz.

Mientras llegamos y elegimos la película le iba explicando cada cosa, al final quedó conforme con todo y nos dispusimos a pasar una tarde genial.

Nuestra última parada, fue la reservación para la cena, guiándonos de las directrices de Remus llegamos sin problemas y la verdad es que no podía a ver elegido mejor. Por fuera parecía un pequeño cottage, lo que le daba un aspecto acogedor y familiar, tenia además, la apariencia de que cada uno estaba a lo suyo, después de ver la carta y pedir supimos que no lo había elegido solo por el exterior, la comida estaba buenísima.

 Draco eligió un pastel de carne con aderezo de verduras y yo me decanté por un pescado con nombre interesante que llevaba una salsa verde que estaba buenísima, no pedimos vino porque estábamos todavía en el colegio y por eso mismo era peligroso, no podríamos defendernos si nos pasaba algo. De postre optamos por una tarta de zanahoria, llamada Tarta de la Pasión, que la verdad es que efecto tenía, después de estar todo el día juntos, y no vernos durante la semana casi nada de tiempo, estábamos un poco necesitados, y al comentarle a Draco que quería volver al castillo después de cenar, no puso ninguna pega ya que se imaginaba porque lo dije.

Al llegar al colegio nos pasamos por las mazmorras para avisar a Remus y Severus que ya estábamos sanos y salvos de regreso y luego nos fuimos  a la Sala de los Menesteres, dónde podríamos estar tranquilos y nadie nos molestaría.

—Últimamente no hemos tenido mucho tiempo para estar solos y hacer lo que solíamos hacer antes, está muy bien estar con nuestros amigos y todo eso, pero también necesitamos algo de tiempo para estar solos.

—Ya, yo también lo he pensado, la verdad es que echo mucho de menos esos momentos— Draco sonrió y se fue acercando lentamente a él mientas hablaba.

—Te amo Harry, te deseo y ahora lo único que quiero es estar unido a ti, dentro de ti y saber que eres mío…

—Al igual que tu siempre serás mío— finalizó Harry la frase por él— yo también quiero tenerte, quiero sentirte, te amo.

Y con eso, nos besamos, empujé lentamente a Draco en la cama, quedándome encima, para tener una mejor posición, volviéndolo a besar.

Draco no se estaba quieto tampoco, ya me había desabrochado la mayor parte de los botones de la camisa negra que llevaba ese día, y sus manos acariciaban toda mi espalda, mientras me acercaba a él lo más que podía.

Me separé de él y empezé a hacer un recorrido a lo largo del cuerpo de Draco, empezé por la frente, llenándola de besos, mientras que mis manos empezaron a quitarle la ropa, para tener más espacio que acariciar y adorar. El recorrido pronto me llevó al lóbulo de su oreja, el cual saboreé, mordi y chupé delicadamente.

—Te amo, Draco, no sabes cómo lo hago.

Después de decir eso, besé sus labios con deleite, pasión y ternura, siendo correspondido por Draco si dudar ni un segundo, luego bajé al cuello, mientras que una de mis manos pellizcaba y acariciaba con delicadeza uno de sus pezones, haciendo que Draco se pusiera a mil, le sonrei al percatarme de eso y el otro lo excité con la boca, jugando con él, mientras oía los gemidos de placer del rubio. …ste, por su parte, había sacado por completo mi camisa  y por el mismo camino iban ya mis pantalones, los zapatos y los calcetines, cuando lo hubo hecho me cogio fuertemente el trasero y me apretó contra su erección, haciendo que ambos gimieramos por el placer que nos embargó.

Segui con mi recorrido y llegué hasta el ombligo, mientras lo llenaba de atenciones, le quité toda la ropa que le quedaba y le acariciaba lentamente las piernas y los muslos. Cuando Draco estaba a punto de reclamarme por la poca atención que le daba a su erección,  la acaricié lentamente, torturándolo por el placer que sentía, segui así durante un rato, hasta que Draco no pudo más y con fuerza me cogió la cabeza  para que hiciera algo, logrando solamente una risa burlona, pero, como compadeciéndome, cogi la erección de mi novio y como si de un chupa chus se tratara, empecé a lamerla y degustarla, alternando algunos mordisquitos suaves, cuyo único propósito era enervar al rubio, el cual se corrió a los pocos minutos, cuando la tenia completamente en la boca y la estaba succionando de una manera muy sensual.

—¡Dios! ¡Harry!— gritó él, cayendo de golpe en el sofá, respirando irregularmente, a lo que contesté con un beso, impregnado de su propia esencia.

Me quité el bóxer, el cual apretaba dolorosamente mi erección, y con un poco de ayuda de Draco, estuve a punto y preparado para poder recibir a mi novio. Y así lo hice, en la misma postura en la que estábamos (Draco tumbado en la cama  y yo a horcajadas sobre él), me empecé a introducir lentamente el miembro de mi dragón, cuando estuvo completamente dentro de él, esperé un poco para acostumbrarme a la intromisión moviéndome después de manera circular para agrandar un poco mi entrada, y cuando estuve listo, me acerque a Draco para darle un beso, y con su ayuda pude empezar a moverme a un ritmo bastante rápido, pero profundo.

—Harry, OH, Dios, Harry— eso era lo único que se oía en la habitación, eso y la respiración acelerada de ambos.

Duramos poco, ya que Draco empezó a masturbarme, por lo que con tantos puntos en los que me estaban dando placer, no pude soportarlo más y me corri en la mano del rubio, siendo imitado al momento por él. Luego, cai sobre su cuerpo, siendo recibido por Draco gustosamente, el cual me dió un beso bastante apasionado, que hizo que casi nos ahogaramo los dos por la falta de aire.

—Ha estado bastante bien, ¿eh?— comenté con una sonrisa un rato más tarde.

—Y que lo digas, no sabes lo que daría por estar así contigo siempre— suspiró— se está tan bien aquí, que no quiero dejar esta posición nunca.

Rei ante el comportamiento infantil de mi novio mientras me separaba de él y me echaba a su lado, apoyándome en su cuerpo— a mí también me gustaría.

 

 


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