Me levante del puesto, tratando de abrir paso para poder bajar del autobús; Una vez fuera de el, seguí mi camino hasta llegar a aquel lugar en donde trabajaba. Entré al bar, salude a mi jefe con una sonrisa hipócrita, como siempre, luego me dirigí al pequeño cuarto que nos habían asignado para cambiarnos. Una vez con mi uniforme puesto Sali de allí para empezar a trabajar.
Era el camarero, este bar era demasiado popular por la cual tocaba trabajar las 24 horas del día, mi jefe es demasiado avariento, realmente codicioso. El local siempre estaba lleno, hay veces que no hay tanta gente, pero aún así se trabaja, nunca se cierra, bueno a excepción los miércoles, no se por que.
Algunas veces me toca un horario extenso, fue una de las aclaraciones que me dijo el señor Cho cuando me contrató. El señor Cho es el dueño verdadero del bar, Siwon, mi jefe es como el administrador, el segundo al mando, como que su hombre de confianza. Ojala y fuese el señor Cho quien estuviera pendiente de nosotros sus empleados, es más gentil, cuando le dije de mis horarios de estudios de la universidad no le vio problema, con tal de que fuera eficaz, no habría problema. Si no fuese por Siwon tendríamos un buen descanso.
Mi compañera Kristal, se despidió de mí, agradeciéndome por haber llegado antes, yo era quien la reemplazaba.
***
El sol ya estaba saliendo, estuvimos tan ocupados que ni cuenta nos dimos que ya eran las 11:00 de la mañana, mi descanso sería dentro de dos horas, pero llegó él de nuevo, solicitando mis servicios. Ojala y hoy llegara el señor Cho.
Me acerque a la mesa de Kangin, el hombre que solicito mis servicios, sentí la mirada de Siwon penetrarme, como si fuera a romper otra botella en la cabeza de ese cliente favorito de Siwon. ¿Por qué era su favorito? Porque al contrario de otros clientes, este le pagaba mas a Siwon por dejar que solo yo lo atendiera, por dejar que me manoseara y sin yo poder decir ni reprochar nada.
La primera vez cuando lo intentó, lo abofetee. Recibí un castigo por parte de Siwon, dos semanas y no había podido asistir a clases.
La segunda vez que Kangin intento propasarse con migo, rompí una botella en su cabeza, haciéndolo sangrar de inmediato, el tipo tiene una cabeza dura o si no se abría desmallado del golpe. Esa vez Siwon me despidió, le rogué y casi llore para que no lo hiciera, en verdad necesitaba el trabajo, o si no, no podría pagar más mis estudios. Esa fue su condición para dejar que me quedara a trabajar. Dejarme manosear por ese tipo maldito asqueroso.
¿Por qué quería que llegara el señor Cho? Por que cuando él esta, nada me sucede.
Kangin me dijo lo que deseaba, una botella de Ron y a mí. Me estremecí cuando sus grandes manos se posaron en mi trasero, sentía como me acariciaba, detestable. Traté de alejarme, pero me acercó a él, puso su rostro en mi estomago, con una de sus manos alzó mi camisa y lamio mi abdomen. Rápidamente me aleje, con la excusa de ir por su Ron.
Una vez se lo entregue, me dirigí al cuarto de cambio, dejé mi delantal allí, subí al segundo y último piso de aquel bar y me deje caer al piso contra la pared. Hacía buen clima. Mis ojos se cerraron, quería descansar un poco.
Sus manos las había puesto debajo de las sabanas que cubrían mi desnudez, tocando la suave piel de mis nalgas. Con el brazo libre presionó mi cuello para que no me moviera, pero eso no impidió que lo hiciera, movía mis caderas en un intento de hacer que aquel hombre dejara de manosearme, en vez de lograr tal cosa recibí una palmada en mi nalga derecha demasiado fuerte, sentí un gran ardor y gemí por el dolor.
- Mejor no hagas escándalos, niño, juro que te trataré bien
-¿Por que no mejor me suelta, Ah? Quítese de encima de mí y hablemos
-Ja – Soltó irónico – Lo que menos quiero en este momento es hablar, ¿Acaso no vez o más bien no sientes que me tienes caliente? - Bien pues si sentía su miembro pero no tan duro, o al menos eso creía. Era la primera vez que lo veía, no sabía ni siquiera como se llamaba, no tenía ni una idea de nada sobre él.
-¿De… De que H-hablaron Chan y us-usted?
-Ah, ¿No te dijo?- Mi silencio lo dijo todo - A cambio de yo dejar que conociera a mi chica, el me dejaría echarme un buen polvo con tigo – Mis ojos se abrieron de par en par y mi respiración aumento.
-N-no, no, Chan, él no me p-puede hacer esto – Sollocé. Aquel hombre con un movimiento rápido me giró dejándome bajo él boca arriba
-Mírate, pero que hermoso – Comenzaba a ver borroso a causa de las lagrimas que pronto comenzarían a correr por mis mejillas. Comenzó a besar mi cuello, empecé a forcejear, a moverme para alejarlo de mi cuerpo, a gritar. Eso a él no le gusto. Me abofeteo igual de fuerte que aquella palmada que antes me había dado, de un ágil movimiento quitó la corbata que colgaba de su cuello y con ella ató mis manos dejándolas inmóvil detrás de mi cabeza.
Traté de gritar, de hecho alcancé a gritar una vez su nombre “Chayeol” Cubrió mi boca con una de sus manos mientras con la otra me… masturbaba.
Las lágrimas brotaron de mis ojos.
Sentí mi respiración un poco agitada, era normal ¿No? Después de soñar o recordar aquella vez, que otro resultado podría dar si mi cuerpo estaba alterado. Pensé que tal vez era eso, pero sentí mi piel húmeda y un poco de frio en mi pecho. Abrí los ojos y ahí estaba él, entre mis piernas estimulando mi pezón derecho con su asquerosa y repugnante lengua. Exaltado le di un empujón alejándolo un poco de mí.
-¿Qué rayos me hace?
-Me cansé de esperarte
-Es un cerdo – Apoyé mi mano en el suelo para levantarme, Kangin hiso lo mismo, con las manos temblorosas traté de abotonar mi camisa, pero este se me acerco y las apartó de la tela que ahora dejaba al descubierto mi pecho y parte del abdomen.
-¿Cerdo? ¿Yo? – Te voy a enseñar lo que es un cerdo – Nuevamente le di un empujón, pero solo logré que moviera un poco su pie para atrás, no logré que se alejara lo suficiente de mi
- Aléjese de mí, si se atreve a tocarme…
-¿Que? ¿Qué me puede hacer un niño como tú? – Agarro mi cabello tan fuerte que grité de dolor, agarre su grande y fornido brazo para tratar de zafarme de él, pero solo provocaba que me jalara mas fuete. – Pague mucho por ti hoy muchacho, y esta vez pienso pasar mas allá de solo manoseaos – Dijo para luego juntar sus labios con los míos, llenándolos de saliva, obviamente no correspondí a tal acto tan ¡agg!, antes apreté mis labios, cosa que notó y jaló mucho mas fuerte mi cabello que provoco instantáneamente que abriera la boca cuando trate de gritar, y no desaprovechó ni un segundo para introducir su larga lengua en mi boca. Solté su brazo y rápido y bruscamente el me arrinconó contra la pared.
-No tengo permitido esa clase de tratos con mis empleados - Escuché aquella voz grave pero dulce y conocida. Kanguin dejo de besarme para voltear a ver a quien lo había interrumpido. Gruñó
- ¿Quién demonios eres?
- ¿Acaso no escuchó? – Se acerco - Si dije que no tenía permitido esa clase de tratos con mis empleados es porque soy el dueño de este Bar, ahora suéltalo antes de que te aleje de el a puñetazos. – Kanguin hiso una mueca para luego lanzarle un fuerte puño al señor Cho, quien sin molestia lo esquivo, agarró el brazo con el que estaba dispuesto a golpearlo y luego un puño le lanzó a su estomago, haciéndolo gemir y arrodillarse por el golpe recibido. – Lárgate de aquí antes de que llame a seguridad.- Como alma que lleva el diablo de nuestras vistas desapareció.
Deslicé mi cuerpo hasta llegar al suelo, ahí me deje caer, cubrí mi rostro de vergüenza y no pude evitar llorar mientras aun cubriéndome el rostro con una mano, limpiaba mis labios de la saliva que había dejado Kanguin en mi.
-Baek, ¿estás bien?
-¿Sabes mi nombre? – Dije aún llorando y sin mirarlo. Sentí como se acercaba. Escuché su voz más cerca.
- Por supuesto, yo te contrate – Lentamente alcé mi cabeza para mirarlo – Mira tus ojos, llenos de lagrimas, tus mejillas todas rosaditas y tus labios… húmedos, pareces cachorrito – solté una pequeña sonrisa – A sido un mal día para ti ¿No es así? – Solo asentí – Ven levántate – Extendió su mano y yo la tome, me puse de pie y el señor Cho llevó sus manos hasta mi camisa, comenzó a abotonarla. – Vamos a hacer que este día tan feo para ti se borre – Me dedico una sonrisa, demasiado dulce que me atonto y un “Ah” solo salió de mi boca. Cogió mi mano delicadamente, comenzó a caminar y yo le seguí, ¿Qué otra cosa podría hacer si él me tenia de la mano?
Vi que íbamos directo a la salida, me detuve – Pero señor, aún no acaba mi turno
-No importa, hoy tendrás día libre, ve y cámbiate, no tardes te voy a esperar –Le hice caso, rápido me dirigí al cuarto de cambio, me volvía a poner la ropa que traía puesto esta mañana, mis jeans blancos, la playera azul y la chaqueta negra de cuero la deje colgando en mi brazo izquierdo, no tenía frio.
Efectivamente el señor Cho estaba esperando por mí, relamí mis labios y tragué saliva, torpemente me fui acercando a él.
-¿Listo? -Asentí – Bien, vamos – Nuevamente me agarro la mano para que lo siguiera, claro que si no me la hubiera agarrado lo hubiera seguido aun así. Se detuvo justo en la puerta y luego se giró, frunció el seño y yo le di una mirada a lo que sea que estuviera mirando en ese momento. Siwon –Con tigo tengo que hablar – No dijo más y luego salimos del Bar.
Entré en su coche, me hice en el puesto del copiloto, el se sentó a mi lado, me dedico una sonrisa y luego puso el auto en marcha.
No sabía que decirle, por ese motivo solo se escuchaba el ruido del motor del auto en marcha, yo un tiempo era bueno hablando, pero ahora me volví torpe.
-El día es cálido, ¿te gustaría ir por un helado? – Asentí. ¿Por qué rayos no podía decir SI, o responderle a cada pregunta?, pero no, como todo un torpe no podía gesticular una sola palabra. –Hablas poco ¿No es así? – Asentí de nuevo <<Ya deja de hacer eso>> Me regañé
- Lo-lo siento – Sonrió. Que hermosa sonrisa tiene
-No tienes por que sentirlo
-Señor Cho
- ¿Si?
-Por lo de hace rato –Suspire – Gracias, yo… No se que habría sido de mi si…
-Tampoco tienes que agradecer por eso, como dije antes, no me gusta ese trato con mis empleados – Valla, eso lo tenía bien en claro, soy solo su empleado. Uno de ellos. –Aquí parece ser perfecto. – Estaciono el auto y ambos bajamos de él. Estábamos en un agradable parque en donde muchos niños corrían, seguramente estaban jugando a las cogidas. El señor Cho se adelanto, yo lo seguí unos pasos atrás. Que bien se le veía ese gabán color verde oscuro, y valla que si le combinaban esos pantalones negros que al parecer le quedaban algo ajustado. sacudí la cabeza. –¿De que sabor lo quieres?
-¿Ah?
- El helado, Baek, ¿De que sabor lo quieres?
- Ah, bueno – Inconsciente puse mi dedo en la boca – De ¿vainilla?
-Dos de vainilla por favor – Pidió el helado, y luego me lo entregó. Nos dirigimos a una de las sillas que habían en el parque uno cerca a un árbol que daba sombra para cubrirnos del sol tan fuerte que de un momento a otro había salido.
-Entonces… ¿Le gusta el helado de vainilla? –Pregunté
-Mmm. No
-Entonces ¿Por que pidió uno?
- Porque quería saber, por que a ti te gusta, y creo saber por que
-¿Po que?
-Porque es igual de dulce a ti - ¿Wath? ¿Que rayos había dicho? Mi cuerpo comenzó a temblar
-A, ¿sí? – Sonreí nerviosamente. Su mirada era penetrante, ojos color claros y con la luz del sol le brillaban, parecía un ángel, el señor Cho es muy atractivo. Sacudí la cabeza, nuevamente.
-Señor Cho
-Dime
-Gracias – Sentí mis mejillas arder ¿Por qué me estaba avergonzando? – El solo asintió y me sonrió por cuarta o quinta vez.
-Baek
-¿Señor? – Lo mire a los ojos
-Kyuhyun
-¿Cómo dice? - Fruncí un poco el seño
- Dime Kyuhyun, con ese “señor” me haces sentir viejo. ¿Me veo viejo?
-Oh, no, no para nada, se ve joven y atractivo – Inconscientemente llevé mi mano a la boca tapándomela – Lo siento, no se por que lo dije
-Jajaja –Rio – Que lindo – Retiro la mano de mi boca – Gracias, al menos te parezco atractivo – Me guiño el ojo y mi corazón comenzó a latir un poco más de lo normal.
El resto del tiempo solo nos dedicamos a ver a los niños correr y jugar, alguno que otro cayéndose por que se tropezaban con sus propios pies, era gracioso.
No había dormido muy bien la noche anterior, y en mi hora de descanso tampoco, ahora tenía sueño, y los ojos involuntariamente se me cerraron, sentí mi cabeza ladearse, abrí los ojos y luego los volví a cerrar. Luego sentí mi cabeza ser acomodada en un suave hombro.
Escuché un suspiro – Baek, como me hubiera gustado ser yo quien te hubiera besado. Como, como me hubiera gustado ver esas mejillas rosaditas y aquellas lágrimas y húmedos labios en otra situación. – sus manos acariciaban mi cabello.
Mis manos se congelaron. Mi corazón dejó de latir por un momento.
¿Que había dicho? ¿E-en otra situación?