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Play with me por secretlook

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Notas del capitulo:

Esta vez solo hay un cap.....

¿Alguien sabe lo que tiene Shin? No, de verdad lo pregunto, he visto el video millones de veces y mamá también, ella trabaja en un hospital, pero no sabemos que tiene...

Me levanté aquella mañana lleno de energía, me sentía fresco y totalmente activo, una sensación algo extraña que hacía ya años que no sentía, siempre me había levantado con mareos y sensación de vacío. Salí de la cama casi de un salto, fui al baño corriendo porque me estaba meando patas abajo, cuando volvía a mi celda me paré frente a la puerta de Shin, le miré fijamente y no pude evitar sonreír cuando recordé el día de ayer, cuando me dijo “Me gustas Takuya”, una alegría creció en mi interior, esa confesión casi le convertía en mi primer amigo tras muchísimo tiempo.

-Tú también me gustas Shin-sonreí- Eres un loco totalmente adorable

-Gracias

El recibir una respuesta me asombró de una forma extraña, me asustó porque no la esperaba pero me agradó que mi comentario fuera importante para él, Shin me hacía sentir extraño, él me hacía sentir confortable aun estando rodeado de locos, incluso siendo él uno de ellos. Me alejé lentamente hacia mi “habitación”, cambié mi camiseta porque realmente comenzaba a oler a zorro y como que no era de recibo, salí de la planta en dirección al salón, después de todo un mes ya no se consideraba necesario que la enfermera me llevara de un lado a otro, eso sí, solo podía ir al baño o al salón.

-Buenos días Takuya

-Buenos días señorita, que… ¿qué es esto?

Toqué la sábana que cubría un objeto muy alargado, estaba en medio de la sala, al lado del gran ventanal, la luz realzaba el blanco de la sábana.

-Es tu regalo, ya sabes, nuestro trato-sonrió- Tu mesa de pin-pon

Sonreí totalmente agradecido, tiré de la manta rápidamente ilusionado de ver la mesa, cuando la manta cayó al suelo me llené de júbilo, era una mesa de pin-pon realmente buena, la pintura parecía nueva, es más, apostaría lo que fuera a que estaba recién sacada de la caja de industria.

-¿Le apetece una partida?

-Por supuesto, pero deberás esperar a que traiga a todos los pacientes, ya es la hora del desayuno

-Ohhh, ¿puedo ir yo a por Shin?-pregunté tan ilusionado que casi estaba dando saltitos

Ella me miró sorprendida, tal vez se planteaba que yo empezaba a estar loco de verdad, asintió lentamente aun sorprendida, con un par de saltitos me di la vuelta y me dirigí hacia la puerta, de repente noté un golpe pequeño pero fuerte en mi cabeza.

-No podrás sacarlo a menos que uses las llaves

Miré el suelo y recogí las llaves, caminé con prisa hacia la celda de Shin, llegando medio ahogado cuando fui a tocar en su puerta, mis nudillos hicieron ruido contra el metal llamando su atención, Shin levantó la cabeza de su almohada y me miró sonriente.

-Hola Takuya, ¿qué tal tu día?

-Vengo a sacarte para desayunar-sonreí- ¿Querrás desayunar conmigo, no?

-Por supuesto

Abrí la puerta y me acerqué a él, Shin intentó levantarse pero la camisa de fuerza era algo molesta para él a la hora de moverse, sujeté sus hombros con fuerza pero sin hacerle daño para poder ayudarle a incorporarse, su sonrisa me era regalada a cada segundo que pasaba haciéndome olvidar que estaba tratando con alguien que estaba ido de la cabeza. Acompañe a Shin a la puerta, su mirada me sorprendió completamente, él estaba buscando la camilla pero no iba a encontrarla porque la enfermera la necesitaba para los demás usuarios.

-¿Te llevo a caballito?-reí

-¿No tienes miedo de que te estrangule en un ataque de locura?

-No, la verdad es que confío en ti plenamente-respondí sonriente mirándole directamente a los ojos- Incluso loco perdido confío en ti

Shin sonrió alegremente, supongo que le agradaba mi respuesta, se colocó detrás de mi espalda y de un salto estaba sobre mí, aunque necesitó mi ayuda porque no podía sujetarse, comencé a caminar muy cómodamente porque la verdad es que Shin no pesaba a penas nada, era una comodidad el llevarle. Llegamos al gran salón donde una mesa llena de comida nos esperaba a todos, la mesa estaba vacía, al parecer éramos los primeros, miré por la ventana el día tan maravilloso que hacía y entonces…..tuve una idea.

-Señorita-llamé- Enfermera, ¿sería posible desayunar en el patio?

-Takuya… ¿en qué piensas?

-Nada, simplemente hoy hace un día maravilloso, tal vez a Shin le apetezca salir a fuera

-Me parece una buena idea

La enfermera cogió dos platos y los llenó de todo lo que nos correspondía comer aquella mañana, me lo entregó con una sonrisa junto con las llaves de la puerta trasera, se acercó a uno de los guardas de la puerta del pasillo principal y habló con ellos señalándonos varias veces, me miró con una pequeña sonrisa y asintió dándome permiso para salir del edificio.

Realmente es una ventaja el no estar loco, me da la oportunidad de obtener un cierto nivel de libertad que ayuda a la poca cordura que me queda.

~  ~  ~  ~

La mañana había sido realmente linda, el sol era agradable y el viento también, encontré una sombra muy cómoda justo en frente del ventanal para que la enfermera se quedara tranquila, con una pocas pierdas enormes preparé el lugar para desayunar, con el consentimiento de la enfermera desaté a Shin para que probara lo que era desayunar por sí mismo por una vez, nunca le dejaban suelto sin haber tomado la pastilla de la mañana, a pesar de lo cabra que pueda estar, la conversación con él era fácil y cómoda.

Retiré mi mirada del libro, la verdad es que ya estaba mareado de tanta letra, necesitaba algo para despejarme, observé mí alrededor y sonreí al localizar la mesa de pin-pon, pero necesitaba a alguien.

-¿Jugaras conmigo?-le pregunté a la enfermera ofreciéndole la pala

-Claro

Tomó la “raqueta” con una sonrisa y se puso al otro lado de la mesa, comenzamos a jugar, pero nos quedamos en el comienzo, ella no era capaz de devolvérmela, empiezo a plantearme que no sepa jugar. Caminé hasta su lado y me puse detrás de ella, le rodeé con mis brazos para ayudarle a jugar, le enseñé un par de golpes, como evitar que se fuera, como llegar a todas y otras pequeñas cosas que aseguraran una buena partida.

Volvimos a empezar a jugar tranquilamente, la enfermera era capaz de devolver algunos golpes pero aun así se escapaban algunos, las risas no faltaban en nuestra partida, no podía negar que ella era una mujer agradable, miré a Shin de reojo para saber qué hacía, en ese momento me di cuenta de que él nos estaba mirando fijamente mientras continuaba bebiendo su té.

Su mirada intensa parecía atravesar mi piel y llegar hasta mi interior, parecía leerme como si fuera un libro, parecía que Shin no estaba loco….simplemente estaba jugando, y a mí me gustaba su juego.

 


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