Llevaba ya alrededor de un año en aquel lugar, el manicomio no era tan malo una vez que te acostumbras, solía hablar con mis compañeros…bueno, con los que podía, o entretenerme mirando al resto; jugaba muchas partidas pin pon con la enfermera Park, por fin supe cómo se llamaba, o con Shin cuando estaba despejado, cuando no lo estaba me dedicaba a tomar el té con él en el patio o en frente del gran ventanal; paseaba libremente por el gran descampado de detrás del edificio y ya no vestía camisa de fuerza, me dejaban ir el lugar a mi antojo siempre y cuando no irrumpiera en las zonas restringidas.
Estaba sentado sobre mi gran sofá cuando vi en el cristal como Shin se aproximaba a mi corriendo con una enorme sonrisa en la cara y una luz que decía a gritos “felicidad”, cerré el libro tras haber marcado por donde me había quedado y lo dejé sobre el suelo, iba a levantarme cuando un peso me lo impidió, Shin se lanzó sobre mi regazo en un enorme salto y me envolvía con sus brazos muy fuerte, sus ojos resplandecían con alegría.
-¡TENGO UNA NOTICIA!
-Vale, vale, pero no grites que no estoy sordo-reí
-Está bien-susurró sonriente- Tengo una noticia mega maravillosa de la vida
-Shin, que me amas no es una noticia, es un hecho, aunque sí que es mega maravilloso de la vida
Él se rió con dulzura encorvando sus ojos, sin poder evitarlo me aproximé a él y le besé suavemente, Shin no podía dejar de sonreí trasmitiéndome toda la felicidad incluso cuando no sabía aún cuál era la noticia.
-Esa no es la noticia tonto-rió- Es mucho mejor….bueno, no, pero esa no es
-Está bien, cuéntame
-Pues resulta que después de haber estado unos tres años encerrado aquí como un bobo, que es básicamente lo que parezco, pues los médicos han determinado que realmente no estoy enfermo, más bien soy raro y antisocial a secas, por lo que me han concedido el alta médica y por ello puedo irme de aquí
Mis ojos parecían los de una ballena, más grandes y aplastan el edificio, la alegría crecía poco a poco dentro de mí antes de explotar como una bomba nuclear irradiando un brillo y una sonrisa en mi rostro que no creo haber emitido en muchos años, mis brazos le rodearon y apretaron con tanta fuerza que posiblemente le dejara sin respiración, sus manos se cruzaron en mi cuello acercándome más a él.
-Eso es maravilloso cariño, ahora eres libre-sonreí, pero pronto paré- Espera, yo no tengo el alta médica…así que, tú te vas y yo me quedo
Shin comenzó a reírse, ¿qué coño?, sus manos sujetaban su estómago de tanto como reía, incluso tenía lágrimas.
-Veras, después de recibir la noticia, lo he consultado y tú no necesitas alta médica porque no estás enfermo, en realidad puedes irte cuando quieras siempre y cuando lo comuniques
-Entonces….
-Podemos irnos juntos de aquí, mi amor
Disfruté el resto de la mañana a su lado jugando partidos de pin pon y con un simple paseo, yo ahora me había convertido en su guardián oficial y con un sencillo aviso podíamos salir al patio sin la vigilancia de nadie, momento que aprovechaba para meterle la lengua hasta lo hondo en vez de esos picos inofensivos que los demás solían ver, separar los blanditos labios de Shin y sentir su lengua era una experiencia religiosa.
Esa misma tarde, después de haber comido y echado una siesta de dos horas en los cálidos brazos de mi bebé, fui a ver al director del centro tras haber pedido cita a través de la enfermera Park.
-Me han dicho que querías verme-sonrió simpático- Aunque creo averiguar la razón
-¿De verdad? Me sorprendería entonces director Jung
-Bueno, esta mañana Shin preguntó por su expediente y la concesión de libertad- explicó sorprendiéndome por su memoria, su intelecto y la falta de formalidad con la que se había referido a él llamándolo por su nombre- Así que supongo que está aquí para pedirla, y obviamente junto a él, ¿o no?
-Sí, señor, es usted muy listo-le alagué- Me encantaría poder volver a mi casa y con mi amigo junto a mí si no es demasiado pedir
-Tranquilo Takuya, puedes irte cuando te plazca….con una serie de condiciones claro está, y aunque a mí no me incumba su vida personal, no hace falta que enmascare con palabras la realidad, hasta yo conozco su relación amorosa con mi paciente
Agaché la cabeza temeroso de que no volver a ver a Shin fueran una de las condiciones impuestas por el centro para recibir el alta, el director se sentó sobre su mesa y abrió el ordenador, tras unos minutos la impresora le entregó unos pocos folios, me senté entonces frente a él.
-Aquí está la documentación, recibirás el alta dentro de tres días y podrás irte con una pocas de condiciones. La primera es que deberás venir una vez al mes para una revisión, la segunda es que deberás continuar tomando tus pastillas hasta que el doctor diga que puedes dejarlas, la tercera es debes continuar residiendo en el mismo lugar y no podrás mudarte hasta que tengas el alta por completo, la última es que no debemos recibir ninguna llamada con quejas, te lo advierto Takuya, la más mínima y vuelves a estar encerrado.
Asentí con seriedad para hacerle comprender que pensaba cumplir cada una de las condiciones impuestas por el centro, me entregó una pluma para que firmara los documentos antes de sacar una copia para mí, entonces pensé en Shin, él no lo había mencionado pero…
-Señor director, en cuanto a mi compañero…
-El paciente hace mucho tiempo que pasó a estar bajo nuestra tutoría en vez de la de un familiar, él es como cualquier ciudadano coreano con la diferencia de que necesita un tutor incluso siendo mayor de edad-recitó mientras sacaba otros papeles- En estos documentos figuran la tutoría del paciente en manos de sus familiares, el traspaso de la tutoría a nosotros, el alta provisional del paciente y el traspaso de la tutoría a un agente exterior, como verá, el último documento no está firmado pero creo que eso podemos arreglarlo
El director me entregó la pluma otra vez junto a dicho documento, me quedé totalmente extasiado, él pretendía cederme la tutoría a mí de manera que Shin podría y debería estar conmigo, cuando firmé el documento el director me advirtió de algo importante.
-Recuerde que usted es el tutor externo del paciente pero la plena tutoría sigue siendo nuestra, por lo que un solo percance y la decisión estará en nuestras manos
Asentí asumiendo el poder que había obtenido con todas sus consecuencias, una vez el director me entregó una fotocopia de los documentos junto a una carpeta para que pudiera guardarlo todo, me avisó de que debía conservarlos ya que nuestra estancia en el centro quedaría para siempre en el expediente de cada ciudadano y que muchas veces necesitaría presentar estos documentos.
Volví a mi “cuarto” más feliz que una rosquilla y esperé esos tres días lleno de impaciencia.
~ ~ ~ ~
Hoy era miércoles, un día maravilloso, el clima era muy agradable gracias al sol reluciente y la fresca brisa de la mañana, estaba sentado en mi sofá cuando la enfermera me llamó, con una sonrisa de pena me entregó los papeles del alta firmados por el médico y una maleta para que pudiera guardar todas mis cosas, me ofreció el sofá y la mesa de pin pon pero le dije que volvería y entonces los disfrutaría.
-Voy a echarte de menos, tú presencia era paz en este lugar, era agradable tener a un no loco
-Yo también la echaré de menos enfermera Park, la verdad es que no empezamos con buen pie pero al final usted resultó ser una buena compañía
-Me alegro-sonrío feliz- Te prometo que practicaré para ganarte la próxima vez, Takuya
Asentí ante su promesa con una sonrisa, cogí la maleta y fui a mi cuarto, guardé en ella todos mis libros y mis CDs de música además de las películas (ser amigo de la enfermera fue útil), metí toda la ropa que ellos me habían traído de casa y los pequeños regalos que me llevaba de ese lugar (en su mayoría fotos), también eché toda la medicación que estaba obligado a tomar.
-Así que, ¿te vas?-escuché tras de mí- Voy a echarte de menos
-Ah no, te corrijo, la verdad es que NOS vamos-sonreí- Te recuerdo que ahora yo soy tu tutor
Me giré y encontré a Shin con una sonrisa demasiado grande para su rostro, prácticamente se le salía por los laterales, cerré la maleta y fui a su cuarto, sobre la cama él también tenía una aunque era muchísimo más grande que la mía, toda su vida estaba en ella.
-¿También te llevas el juego de té?
-¿Lo dudabas? Estas tacitas son muy importantes para mí, sobre todo esta
-Esa es en la que siempre bebo yo-reí- No será aquella que es la tuya
-No, no, no, no, esta es la más importante
Sonreí como un auténtico bobo, no se podía ser más dulce que Shin, guardó el juego de té con sumo cuidado envuelto en papel de burbujas y rodeado por la ropa, cerró su maleta y entonces supe que estábamos listos para abandonar este lugar y comenzar una nueva vida.