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Broken Boy por White Mask

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Notas del fanfic:

Bueno... tenía que hacerlo. No me maten por ser una mala unnie y no traer de regreso los demás fanfics!

Notas del capitulo:

Un pequeño oneshot de mi OTP favorita.

Difrútenlo!

A la medianoche de un viernes a mediados del verano, Seúl no es más que una masa morfa de personas, ruido y aromas. Las calles están colmadas, los autos se mueven veloces por las autopistas, los adolescentes disfrutan de sus vacaciones, las mujeres lucen prendas llamativas y la luna brilla en su pleno cénit, pintando un trozo de cielo de color brillante y claro.


Es en ese momento y en ese lugar, cuando se conocen por primera vez.


Kyungsoo ha sido trasladado a una de las escuelas más importantes del distrito de Gangnam y Baekhyun no podía dejar pasar la ocasión, no como si realmente necesitara de un motivo para salir a beber y a bailar, un viernes en la noche. Sin embargo esta noche se la ha regalado a su mejor amigo y es por eso que Kyungsoo se encuentra ahora mismo, sentado en la barra de un enorme club, una copa de whisky en mano y su mirada dirigida hacia el nudo de cuerpos que se mueven por todo el lugar.


No es difícil reconocer que todos los allí presentes son hombres y mujeres mucho más jóvenes, estudiantes probablemente, que lograron evadir a la seguridad del lugar con unos cuantos billetes. "Niños ricos" murmura bajo su aliento y bebe un sorbo corto antes de volverse hacia la barra y reposar sus codos allí.


 


-No pareces muy divertido... ¿otra vez me equivoqué de plan?


Y sí, Baekhyun había fallado otra vez porque al pequeño Kyungsoo no le gustan las multitudes o la música estridente, o los bastardos engreídos y ese lugar está plagado de todos y cada uno de esos males. Sin embargo, y a pesar de querer reprocharle, sabe que su amigo siempre hace las cosas con una buena intención y aunque siempre que salen en este plan, el mayor lo abandona por irse con cualquier desconocido, decirle que sus planes son una mierda, heriría a Baekhyun y su crueldad tiene un límite. Por esa razón simplemente sonríe y le da una mirada cálida.


-Ya me divertiré.


Baekhyun le devuelve la sonrisa y se termina su vodka de un solo sorbo antes de ponerse en pie y dirigirse a la pista de baile, que es prácticamente el 90% del lugar, menos la barra en la que se encuentra sentado. Luego de verlo desaparecer entre el tumulto, Kyungsoo termina de beber su trago y suspira con pesadez, en verdad quiere regresar a casa.


Es en un intervalo de 5 segundos en el que el pequeño considera sus opciones, puede quedarse mirando hacia la barra y ver al barman correr de aquí para allá, sirviendo tragos o volverse hacia la pista y disfrutar de los múltiples bailes. Opta por la segunda opción luego de rodar los ojos con fastidio y se da la vuelta en su asiento, recostando la espalda en la superficie fría y apoyando allí sus codos para equilibrarse bien.


 


La música electrónica suena fuerte en sus oídos y siente como le palpitan los tímpanos, pero hace rato que eso ha dejado de importar. Sus ojos están fijos en un punto en particular en el centro del lugar y no permite que siquiera sus parpadeos lo distraigan.


Es lo más cautivante que ha visto y aunque no logra ver sus rasgos de manera definida, sabe que esa persona es hermosa, eso es lo que emana cada poro de su piel, cada movimiento calculado de sus pies y de sus caderas y de sus manos, cada miembro en sincronía y Kyungsoo podría babear por la simple vista. El chico se mueve en un pequeño círculo que él mismo ha formado con su coreografía y nadie le puede seguir el ritmo, nadie puede copiar sus pasos y el chico sonríe y frunce el ceño y se muerde los labios y de vez en cuando pasa su mano por su cabello húmedo por el sudor.


La música vibra con un tempo acelerado y él no tiene problema en acelerar sus movimientos, siendo tan preciso que parece ensayado y Kyungsoo se encuentra a sí mismo sonriendo, cuando en un momento de adrenalina el chico desvía su mirada y la enfoca en sus ojos. Están alejados, pero no tanto y Kyungsoo puede ver sus pupilas dilatadas, probablemente porque estuvo bebiendo alcohol, pero es el color oscuro de su iris el que lo impacta y siente que se hunde en esos cortos segundos en un mar de calor y color chocolate.


Su corazón late un par de veces y le choca las costillas y le roba el aliento pero no importa, ese desconocido es lo más bello que ha visto en mucho tiempo, quizás nunca haya visto a alguien semejante y esta deslumbrado, sonriente y feliz. Al darse vuelta hacia la barra analiza la situación y le resulta algo gracioso, le resulta cliché, como salido de una telenovela y pese a todo eso, le resulta mágico y encantador.


Fueron los mejores segundos de su vida.


 


La madrugada no tardó mucho más en llegar y pronto el sol empezó a despuntar con una luz oscura en el horizonte.


Kyungsoo ya estaba en su departamento hacía un par de horas luego de darse por vencido en su misión de buscar a Baekhyun, lo más probable es que estuviera por ahí, enredado en las sábanas de un cualquiera. Él, por el contrario, aún tenía una sonrisa pintada en el rostro, la música retumbando en sus tímpanos y su mente naufragando en mares lejanos.


El desconocido, el hermoso desconocido no salía de su cabeza y lejos de sentirse molesto, sólo se sentía ansioso por volverlo a ver.


 


-Y tú amigo... ¿dónde está?


El barman se había detenido frente a él y había iniciado una conversación casual mientras secaba copas y vasos y le llenaba su copa con whisky, por segunda vez esa noche.


-Creo que la resaca le ha sentado muy mal esta vez. No es normal que se niegue a salir.


No le había pasado desapercibido el brillo de desilusión que cruzó por los ojos del hombre, sobre todo luego de fijarse en como miraba a Baekhyun cada vez que iban a ese lugar. Tras tomar un sorbo corto, le sonrío y sacó su celular del bolsillo.


-Te daré su número, así le preguntas qué tal se siente.


Era la mejor manera de vengarse por todas las veces en que su mejor amigo lo había dejado solo y suponiendo que la llamada, de un apenas conocido, lo alteraría y probablemente empeoraría su jaqueca, hizo de su plan... algo irresistible.


 


La medianoche corría libre en el ambiente y la música sonaba un poco más fuerte, esa era la señal y Kyungsoo se dio la vuelta hacía la pista, codos sobre la barra, copa en mano y sus ojos fijos en los cuerpos que se movían desincronizados.


Ahí estaba, pasos calculados y sensualidad irradiando de su figura. Lo primero que se le vino a la mente, fue lo bien que se sentiría pasar sus manos por ese cabello oscuro que lucía tan suave y luego pensó en lo mucho que le gustaba el perfil del desconocido. Lo cierto es que Kyungsoo no era de atracciones repentinas o de relaciones a largo plazo, su trabajo siempre consumiendo su tiempo o la inclemente falta de interés agobiándolo, pero algo acerca de ese chico era irresistible, tal vez su manera de bailar o las pupilas absurdamente dilatadas o la vida que parecía escapársele luego de cada paso.


No supo cuánto tiempo pasó mirándolo bailar antes que sus ojos volvieran a encontrarse y esta vez no hubo adrenalina de por medio, pero sí un par de segundos de más y una sonrisa ladina por parte del desconocido. Kyungsoo no se sorprendió sin embargo, esperaba ese tipo de expresiones en un chico como ese.


Era simplemente demasiado atractivo y se veía el dinero por encima de su piel, por eso Kyungsoo le sonrío de vuelta y esperó a que se acercara completamente. Cuando el desconocido tomó asiento en la silla a su costado, fue cuestión de segundos antes de escucharlo hablar.


 


-Así que... te gusta verme bailar.


Aunque hablaba un poco alto, por encima de música para hacerse escuchar, Kyungsoo distinguió un tono de voz grueso y suave a la vez, era una voz joven aún y sonrío antes de llevar la copa a sus labios, pensado en la respuesta que le daría a una pregunta que sonaba más a afirmación.


-Montas todo un espectáculo allá.


Respondió y dio un pequeño sorbo, su mirada seguía fija en la multitud pero sentía los ojos del desconocido sobre él.


-Lo sé.


La respuesta fue vaga y presumida, pero su tono era muchas cosas menos eso y Kyungsoo volvió su vista hacía él. De cerca era aún más hipnotizante, más bello, mucho más.


-Kyungsoo.


Extendió una mano y luego de una sonrisa ladina, una mano más grande envolvió la suya.


-Jongin.


El apretón duró algunos segundos, segundos en los que sus miradas siguieron fijas y sus sonrisas se ampliaron un poco.


-Un placer... Jongin.


 


Lo siguiente durante esa noche fue una brisa fresca y varias sonrisas y risas estruendosas. Jongin le contó de su vida, de sus amigos, le habló de muchas y pocas cosas, porque Kyungsoo sabía leer entre líneas y sabía que Jongin no estaba siendo del todo sincero.


En un punto entre los primeros rayos del sol naciente y una sonrisa torcida de Jongin, Kyungsoo se vio atrapado por un par de labios suaves contra los suyos y un par de manos grandes presionadas contra su nuca acorralándolo contra un pecho fuerte y cálido, enloqueciéndolo con un aliento tibio y un suave gemido contra su piel.


-Llévame a casa Hyung... llévame contigo a casa.


Eso fue lo que dijo y Kyungsoo no se detuvo a pensar en que Jongin era un menor de edad o en que se acababan de conocer, no cuando el moreno le besaba el cuello y lo apuraba para que dijese que sí. No se puso a pensar antes de tomarlo de la muñeca y luego de dejar unos cuantos billetes sobre la barra, salir rápido de ese lugar y dirigirse a su auto. Jongin de copiloto, Kyungsoo al volante y un enredo de lenguas y manos antes de comenzar su camino.


 


Lo cierto es que Kyungsoo no buscaba sexo, no se quería aprovechar de la borrachera absoluta de Jongin, pero prestaba atención a cada movimiento. Jongin era un chico fácil, pero había mucho más en el fondo de esa actitud, había mucho más tras sus ojos velados por la lujuria, tras sus pupilas dilatadas, habían demasiadas cosas por descubrir y Kyungsoo no acabaría con ello esa noche.


Jongin no le daba tregua y no iba lento, se movía con vehemencia, como si buscara algo desesperadamente y prácticamente le arrancó la ropa en el momento en que ingresaron al departamento. Lo apuró para que lo besara con fuerza, para que estrellara su cuerpo contra una pared y lo tocara, lo acariciara en cada espacio de su piel, Jongin pedía con gemidos y jadeos un montón de cosas que Kyungsoo estaba dispuesto a darle, porque jamás había visto tanta necesidad reunida en una sola persona y mientras le bajaba los pantalones, se preguntaba si el menor estaba suplicando por sexo o por cariño.


La ropa quedó esparcida por el suelo frente a la puerta de entrada y a tropezones se dirigieron al diván vino tinto en la sala de Kyungsoo. Sus manos no permanecían quietas y parecían un par de animales buscando satisfacerse, la necesidad de piel y calor los estaba volviendo salvajes y se devoraban con frenesí, con locura y con algo más que no supieron definir.


Jongin lamió su cuerpo desde el cuello hasta los huesos de la cadera y luego bajó un poco más, mientras sus manos volvían a recorrer el camino ensalivado y Kyungsoo gimió ante cada caricia. El menor no desperdició tiempo y se llevó su miembro a la boca, lo engulló de una sola vez y succionó con fuerza, lo sacó y repitió la acción, siguiendo así durante unos cuantos minutos en los que Kyungsoo tironeó su cabello y lo subió de golpe hasta su boca para volverlo a besar.


Jongin sabía a pecado, una mezcla de licor y nicotina que curiosamente sabía bien y Kyungsoo sonrió entre el beso mientras acomodaba las piernas del moreno a cada lado de su cadera. Ambos buscaban acomodarse lo mejor posible en el mullido sillón y Jongin frotó sus miembros juntos una vez que encontró la posición más cómoda.


 


-Tómame... hazlo Hyung... tómame...


Susurró contra sus labios y soltó un gemido suave para provocarlo. Kyungsoo llevó tres dedos frente a la boca de menor y trató de ocultar su sorpresa cuando este negó, su cabello meciéndose un poco y había brillo en sus ojos, uno muy bello que lo hizo distraer de todo durante un segundo.


-Eso lo dejaremos para después...


Sus labios formaron una sonrisa que se veía más sincera que cualquier otra, incluso parecía un poco avergonzado y quizás sus mejillas estaban rojas, pero no podía decirlo a ciencia cierta, de todos modos en el apuro de devorarse al entrar al departamento, encender las luces fue el primer paso que se saltaron. Kyungsoo lo miró unos segundos y bajó sus dedos, lento, acariciando los labios suaves de Jongin y luego aún más lento, acariciando con las palmas abiertas cada extensión de piel caliente.


Jongin tembló bajo su tacto y gimió al sentir las manos de Kyungsoo sobre su trasero, dando suaves masajes a la zona antes de apretar un poco y sonreír.


-De acuerdo Jongin... será como tú quieras.


Susurró y ejerció un poco de presión en la cadera del moreno sintiéndolo temblar de anticipación y luego avanzando de a poco, bajando suavemente y autopenetrándose mientras abría la boca en un grito mudo. Kyungsoo no apartó sus ojos de su rostro o de su cuerpo, estaba viendo al ser más hermoso que nunca antes había visto y se sentía bien, se sentía en el cielo.


-Muévete...


Volvió a decir en un susurro y Jongin lo hizo, se movió al inicio de manera lenta y luego rápido, desacompasado y duro. Kyungsoo no perdía la oportunidad de mover sus caderas y hacer brincar un poco más a Jongin, no perdía la oportunidad de mirarlo durante varios segundos antes de cerrar los ojos, porque el placer era demasiado y Jongin se veía más y más hermoso cada vez.


Los minutos se volvían eternos y Jongin estaba a punto de llegar, sus músculos se contraían de manera ligera y sus piernas temblaban un poco, pero antes de tener un buen orgasmo Kyungsoo se sentó de golpe y el cambio de posición hizo chillar al más joven. Kyungsoo lo penetraba con fuerza y hundía los dientes en su hombro, escuchándolo gemir su nombre y todo era perfecto.


Jongin se corrió unos segundos más tarde y Kyungsoo no duró mucho más, ambos continuaron con movimientos suaves hasta que sus mentes se aclararon un poco y la realidad golpeó de frente a Kyungsoo. Había tenido sexo con un menor de edad al que recién conocía y no se podían llamar conocidos aún, su mente se volvió un caos y por un momento entró en pánico, pero la suave voz de Jongin lo devolvió a la tierra y se vio perdido en la mirada clara que el joven le dirigía. Era una mirada diferente a todas la demás, sin coqueteo ni travesura, solo un par de ojos oscuros y brillantes.


-Vamos a la cama Hyung...


Susurró y luego de bostezar apoyó su rostro en la unión entre el cuello y el hombro de Kyungsoo.


-Estoy agotado...


Acarició con su nariz la zona y plantó allí un suave beso. Kyungsoo se vio perdido en ese momento.


-De acuerdo.


Respondió con una sonrisa. Quizás no era tan malo sentirse así.


 


Kyungsoo despertó unas horas más tarde gracias a la brisa que acariciaba su piel y al sol que le daba de lleno en el rostro, sin embargo no era solo eso, sino también ese cosquilleo en su abdomen y vientre lo que lo había hecho salir de su ensueño y luego de acomodar sus ojos a la luz, dirigió la vista a su cuerpo y respingó de manera suave al sentir un mordisco debajo de su ombligo. Un bulto grande su movía a gusto sobre él, con las mantas cubriéndolo y Kyungsoo no podía estar más sorprendido.


Tras otro mordisco y un respingo más, una mata de cabello oscuro se asomó por entre las sábanas y un segundo después sus ojos chocaron con los mismos ojos de mirada somnolienta que había visto antes de dormir. Jongin le sonrió contento y se sentó a horcadas sobre su cintura.


 


-Buenos días.


Su piel lucía igual de suave a como se sentía y sintió que las manos le picaban por el deseo de tocarlo, de tomarlo nuevamente, pero también de tomarse su tiempo y apreciar cada espacio ofrecido, cada pequeño lunar. Sin embargo aún estaba sorprendido y Jongin lo notó, por lo que bajó la mirada y sus mejillas se tiñeron de un rosa pálido antes de volver a mirarlo.


-No esperabas verme aquí al despertar, ¿verdad?


Su corazón latió fuerte en su pecho y luego se detuvo. No era una pregunta, Jongin no buscaba un sí o un no y Kyungsoo se dio cuenta.


-Yo...


El moreno se había puesto incómodo de repente y antes de poder decir algo, saltó fuera de la cama. Fue en ese instante en que Kyungsoo reaccionó y sin pensarlo se levantó y tomó con fuerza la muñeca de Jongin.


-No debí... perdona, ahora me voy...


-No he dicho que te vayas Jongin. Quédate.


-Lo siento, esto es incómodo... soy un desconocido y me metí en tu cama... ¡Dios! Lo siento... hice mal, debes pesar lo peor de mí y... perdona, perdona, perdona sé que- ¿qué?


Cuando dejó de balbucear y de removerse en el fuerte agarre, se dio la vuelta y miró al mayor. Sus ojos estaban abiertos como platos y formaba con la boca una pequeña o.


-¿Qué dijiste?


Dijo en un susurro y se acercó otra vez a la cama para arrodillarse allí y mirar a Kyungsoo. Su corazón volvió a su rápido andar y sintió las mejillas un poco calientes, ¿hace cuánto no se sonrojaba?


-Puedes quedarte.


Jongin lucía muy bello de esa manera, con su expresión sorprendida y su cuerpo desnudo.


-¿Y qué fue exactamente lo que hiciste mal? ¿Eh?


Se acercó un poco y cuando estuvo a solo centímetros del rostro del moreno sonrió.


-Yo no recuerdo nada malo.


Jongin tembló un poco ante sus palabras y soltó una risita floja y avergonzada. Sus miradas permanecieron unidas y Kyungsoo pensó que este Jongin le gustaba también, tímido y avergonzado, con las mejillas rojas y risitas suaves.


-Ni yo.


 


La mañana transcurrió lo más normal que pueden transcurrir las cosas entre un par de desconocidos, excepto que todo era demasiado natural entre los dos. Ambos cocinaron algo para comer, cosas simples porque Jongin no es bueno en la cocina y Kyungsoo pudo notar que el chico se veía diferente a la persona que ve bailar en el club, todo él lucía distinto, con sonrisas muy pequeñas, demasiado tímidas y cohibidas, como si intentara no ser él mismo, como si buscara aparentar.


Luego de terminar con la comida, ambos se fueron al baño y tomaron una ducha juntos, nada sexual o coqueto, solo masajes suaves con shampoo en su cabello y sonrisas tontas compartidas de vez en cuando.


 


-¿Cuántos años tienes Jongin?


Kyungsoo sabía que Jongin era menor, algo se lo decía, tal vez eran sus sonrisas o sus ojos brillantes, o lo mucho que se entretenía jugando con la espuma de su cabello.


-Tengo 17... ¿y Hyung?


Jongin le decía Hyung de una manera tan adorable, tan suave y tan infantil, que no podía evitar sentirse feliz y sonreírle mientras le acariciaba suave la mejilla, viendo encantado como Jongin se apoyaba en su caricia y se mordía el labio. Todo tan diferente a la noche anterior.


-Tengo 25... ya estoy viejo, ¿no?


Dijo con una risita suave y Jongin rió también mientras negaba con la cabeza y luego le pasaba los brazos por los hombros, acariciando un poco la piel húmeda y uniendo sus manos por detrás de su cuello.


-Estas perfecto...


Kim Jongin era una cajita llena de sorpresas agradables y bonitas sonrisas, quizás demasiado bonitas para ser sano mirarlas durante mucho tiempo.


-¿Sabes?


Dirigió su mano a la llave del agua y la cerró, miró a Jongin por unos segundos y le volvió a sonreír.


-No parecemos desconocidos después de todo ¿o sí?


Y Jongin se sonrojó, se sonrojó de manera visible y exagerada pero hermosa, como si hace mucho no se sonrojara y eso acabó un poco con la cordura de Kyungsoo.


-Es solo... es solo porque Hyung está cuidando de mi...


Su voz era apenas un hilo y de repente todo el humor había cambiado y Jongin parecía demasiado serio, aun con su rostro sonrojado. Kyungsoo sintió que un escalofrió le recorrió la espalda cuando el joven volvió a hablar.


-Es porque Hyung quiere cuidar de mí.


Y su voz desapareció por completo luego de aquello.


 


El viento era tranquilo y susurraba canciones de vez en vez, arrullaba en las noches y en ocasiones iba tan lento que ni se le escuchaba siquiera.


El verano siempre viene cagado de amores intensos y desilusiones permanentes, Kyungsoo podía dar fe de aquello. Lo que sucede es que mientras más pasan los días parece que el tiempo corre muy lento y siempre que ve a Jongin, los segundos se detienen.


Han tenido un par de citas que siempre terminan en la cama y Kyungsoo ha ido descubriendo varias cosas. Jongin bebe, bebe demasiado cada vez que sale en las noches y fuma, se atraganta con un montón de toxinas y humo que no parecen satisfacer lo que sea que busca.


Jongin vive en una casa grande, demasiado grande y su madre está allí algunas veces y casi siempre, no está. Jongin prácticamente vive solo y aprovecha eso para tomar licores de los que no podría decir el nombre y para hacer fiestas con un montón de personas a las que llama amigos, pero que en realidad no conoce.


El menor le ha contado pequeños fragmentos de su vida, como que no conoce a su padre, que su madre se la pasa de cama en cama con cualquiera, que empezó a beber a los 13 y a los 15 aprendió a fumar, no ha parado desde entoncesJongin le ha hablado de lo mucho que disfruta dormir, cuando logra hacerlo, porque le sirve de escape a la realidad. Kyungsoo ahora sabe que Jongin no busca sexo, Jongin busca compañía, cuidado y amor, justo lo que él le ofrece, porque sí, Kyungsoo solo necesitó una sonrisa para sentirse enamorado.


 


Es tarde, quizás pasada la media noche cuando suena el timbre de su departamento, el sonido es lo suficientemente estruendoso como para despertarlo y quien sea que toca, parece que no va a parar hasta que decida abrir.


Cabello revuelto, moretones y sangre es lo que ve al abrir la puerta y luego siente como un par de brazos fuertes se aferran a su cuerpo y hacen que su corazón se detenga por unos instantes, solo para que empiece a latir furioso en su pecho y no encuentra su voz, no encuentra palabra alguna y el aroma a licor lo sobresalta, solo para que salga de su parálisis momentánea y tome los brazos del menor para alejarlo y mirarlo bien. Su corazón se parte un poco cuando logra ver su rostro.


 


-¿Quién...? ¿Qué? Dios... Jongin... ¿por qué?


No sabe que debería preguntar primero y mientras roza con sus dedos cada herida y siente al moreno sisear, se lamenta internamente por no haber estado en el lugar y momento adecuado.


-¿Qué sucedió?


Jongin sacude su cabeza dando una negativa, su vista no se despega del suelo. Kyungsoo muerde su labio inferior.


-¿Quién te hizo esto?


Una nueva negativa y Kyungsoo siente que la desesperación se apodera de él, por lo que aprieta un poco su agarre en los brazos de Jongin.


-¿¡Cómo pretendes que te ayude si no sé qué demonios pasa!? ¡Háblame! ¡Dime que fue lo que sucedió! ¡Déjame ayudarte Jongin!


Grita desesperado y lo sacude con movimientos fuertes, no sabe qué hacer, porque siempre ha sabido que con Jongin las cosas son complicadas, pero esto ya es demasiado, sin embargo Jongin solo levanta su mirada, triste y apagada y eso termina por destruir a Kyungsoo.


-Solo bésame...


Y Kyungsoo lo hace, lo besa con fuerza y desespero. Lo hace retroceder hasta chocar su espalda contra una pared y lo sigue besando, sintiendo como el moreno se aferra a su cuello con fuerza, con mucha fuerza.


Esa noche Kyungsoo le hace el amor de manera fuerte y profunda, enterrando su rostro en las almohadas y haciéndolo gritar con algo más que placer, tal vez con desespero, tal vez Jongin se libera de esa manera. Al terminar, el mayor lo abraza y el moreno se acurruca en su pecho plantando besos por aquí y por allá.


 


-¿Me dirás que sucedió?


Pregunta unas horas más tarde mientras le limpia las heridas con cuidado. Jongin lo mira y niega, como lo hizo antes, solo que esta vez no parece encaprichado, sino triste y avergonzado.


-No quiero hablar de eso Hyung.


Susurra y se abalanza sobre él para abrazarlo y Kyungsoo sintió que de repente se humedecía el cuello de su camiseta pero no dijo nada, solo lo abrazó de regreso y se sentaron durante lo que pareció una vida entera en el piso frío del baño.


 


Este mismo incidente sigue sucediendo durante cinco noches más pero cada vez es peor, Jongin no termina de curarse, para enseguida volver a abrir sus heridas y aunque el mayor pregunte lo que sucede, el moreno siempre lo convence de lo contrario y terminan teniendo sexo en cualquier esquina del departamento.


Es luego de un par de semanas, cuando el verano ya va entrando en su etapa final, que Kyungsoo recibe una llamada del hospital central de Seúl y corre desesperado hasta el lugar.


 


-Debemos hablar...


Los doctores le informaron que el paciente tenía su número como único contacto y aunque esto le sorprendió, fue el resto de la historia lo que lo hizo sentir más triste que nunca.


-Perdóname...


Jongin fue llevado al hospital por un grupo de personas que decían solo conocerlo de vista, pero que sabían los motivos de su estado.


El menor había estado metiéndose en peleas clandestinas a las afueras de un club y esta vez no había salido bien librado. Tenía demasiado alcohol en su sistema y su cuerpo estaba débil, muy débil como para ser sano.


Kyungsoo se sentía como basura. ¿Cómo no se había dado cuenta de aquello? ¿Cómo era que Jongin lo cegaba lo suficiente para que creyera en cada una de sus palabras, aun cuando los hechos hablaban más? ¿Cómo era que el menor lo manipulaba tan bien? Pero esas preguntas tenían una respuesta muy simple, Kyungsoo estaba enamorado. Perdidamente enamorado.


-No hay nada que perdonar Jongin... pero ¿por qué te haces esto? ¿Qué es lo que buscas Jongin... qué es?


El menor miraba los ojos suplicantes de Kyungsoo, miraba las lágrimas allí acumuladas, miraba su mano blanca envolviendo la suya y él mismo quería llorar. Quería llorar de rabia y de alegría y de tristeza y de un montón de cosas más que no sabía, pero ver a Kyungsoo de esta manera lo hacía sentir bien y mal, lo hacía recordar aquello que venía pensando desde días atrás.


-Te amo Kyungsoo...


Las lágrimas salían de sus ojos y hace mucho que no lloraba de esta manera, como un niño desconsolado que espera un abrazo protector. Hace mucho que no cubría sus ojos con ambos brazos, que no sollozaba tan fuerte, hace mucho que su corazón no latía de esta manera, incluso se preguntaba si alguna vez lo había hecho.


-Me gustaste desde que te vi en ese bar Kyungsoo... me gustaba la manera en que te veía mirarme... me encantó nuestra primera vez Kyungsoo... me gustó que cuidaras de mí y que limpiaras mis heridas y me gustó tanto que si esto que siento no es amor, entonces estoy sufriendo de un infarto y ya sé que soy un tonto y que no te merezco y que estoy roto y que-


Pero Kyungsoo sabía que si Jongin le decía te amo, no era gratis y no podía ser falso porque probablemente era la primera vez que el menor decía te amo. Por eso y porque no lo pudo resistir más, fue que se levantó de golpe y se reclinó sobre el cuerpo acostado de Jongin para darle un beso y silenciar todas sus emociones, para probar todo el humo de sus pulmones y cada latido de su corazón.


 


Los días siguieron pasando, su curso normal, rutinario, pero no tanto después de todo porque Kyungsoo siempre tenía algo nuevo por vivir.


Kyungsoo besaba cada herida que empezaba a sanar y sabía dulce, todo sabía dulce cuando se trataba de Jongin. Besaba sus párpados antes de verlo caer rendido ante el sueño, besaba su cintura y su cadera y sus manos, nudillo por nudillo, las palmas y los suaves dorsos.


Kyungsoo le hacia el amor con fuerza y lo amaba con dulzura y pureza, lo hacía sobrepasar sus límites porque Jongin podía lidiar con ello, Kyungsoo solo se encargaba de recordárselo.


A veces Jongin tomaría la iniciativa y le lamería el cuello y lo desvestiría con afán y lo montaría de manera lenta en contraste con todo lo demás, solo para agradecerle su amor y cuidado, creyendo todo el tiempo que lo está haciendo por Kyungsoo, cuando en realidad se está curando a sí mismo.


En ocasiones Jongin querría manejar su moto a altas velocidades y aunque Kyungsoo siente pavor, decide que correrá este riesgo por el menor y juntos saltarían al abismo y volarían libres por una vez.


En las noches Jongin empezaría a decir cosas sin sentido, a hacer un montón de promesas de amor antes de ser callado por los labios de Kyungsoo y entender por fin, que el amor no se planifica, solo pasa.


Una que otra noche, cuando ambos fueran a un bar, Kyungsoo pondría sus manos en sus caderas, alrededor de su cintura y bailaría con él, con sus cuerpos tan juntos que no se vería donde termina uno y empieza el otro. Le mostraría a todos que es él quien llevaría a Jongin a casa y lo dejaría regodearse con la atención, antes de susurrar mío mientras muerde su cuello.


Una noche Kyungsoo se encuentra contra una pared, dos manos sosteniendo sus caderas con fuerza y un aliento tibio rozando su piel. Jongin le suplica que lo tome, le dice que lo necesita y aunque Kyungsoo quiere arrodillarse quizás para rezar, quizás para poner su boca alrededor del miembro de Jongin, tal vez ambas, solo lo toma de la muñeca con suavidad, guiándolo al baño y luego sostiene su cabello mientras el moreno vomita todo el licor fuera de su cuerpo.


Kyungsoo sabe que las cosas no serán fáciles y sabe que Jongin está roto, pero no es como si una persona se pudiera arreglar, no es como si Jongin fuera de cristal después de todo. Sin embargo Kyungsoo sostiene todos los pedazos con sus manos desnudas y aunque no sabe que le espera, él sabe cómo amar a un chico roto y tiene el resto de la vida para seguirlo haciendo.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. Lamento cualquier error en el texto... es de madrugada TwT pero tenía que subirlo si o si.

Dejen su amor y les mando muchos besos y abrazos!

XOXO


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