*Cap. anterior* Prof. -Alumnos les presentó a su nuevo compañero, su nombre es Lee Hyukjae- todos lo miramos y el hizo una reverencia, el maestro comenzó a hablar tomándome de sorpresa. -Donghae ya que el compañero está sentado junto a ti y que es nuevo, por favor, te encargo que lo cuides y le muestres el colegió.
Yo sólo asentí y mi cabeza cayó al escritorio, segundos después solo oía al profesor comenzando su clase. No quería moverme de ese lugar, ni tomar la clase o ver al chico de a lado, solo deseaba estar en mi casa ya. No me movía ni siquiera un centímetro, cuando el chico de a lado o más bien Hyukjae empezó a subir su mano por mi pierna enviándome algunas descargas a mi bulto, su mano iba y venía y yo no sabía que hacer nunca me había pasado algo igual o similar que esto y menos en el maldito colegio, de repente y sacándome de mis pensamientos su mano empezaba a subir cada vez más y más, yo solo me hundía más y más entré mis brazos que escondían mi cara de el en el maldito escritorio
Tenía que empezarlo a admitir, los toques que Hyukjae me hacía me empezaban a excitar y enviaban descargas a mi parte baja, a aquel bulto que comenzaba a crecer bajo el uniforme de la escuela; cierto, había olvidado que estaba en la maldita escuela, dios soy todo un pervertido, pero no sabía qué hacer en unas situación así, tomando fuerzas y refrescando un poco mi mente de la excitación que experimentaba, baje mi mano lentamente bajo el escritorio y la puse sobre la de Hyukjae parando todo movimiento que el hacía y me dispuse a mirarlo. Levante la cara poco a poco y lo mire a los ojos, unos ojos color obscuro con un brillo en ellos al mirarme.
Por Hyukjae
Mire esos ojos color café, llorosos pero sin derramar ni una sola gota, tan brillantes y un nudo se empezaba alojar en mi garganta, un nudo tan grande que trague constantemente saliva, podía ver a través de aquellos llorosos ojos, era un suplica para que parara, que ya no hiciera más movimiento sobre su piel, pero su cuerpo me decía otra cosa, él me decía que siguiera sobando esa parte tan sensible de él, el bulto que aumentaba de tamaño y que estaba bajo de mi mano me lo aseguraba, él quería que lo sobara hasta experimentar el orgasmo.
La clase del señor Leeteuk, o mejor dicho de mi amigo, que gracia a él fue que logre que hicieran mi cambio a esta escuela y que fuera aceptado, sí, todo gracias a mi amigo el profesor, lo conocía desde la infancia solo que obviamente él era mayor que yo por 7 años, pero use todas sus influencias por la culpa de él, de aquellos ojos cafés que en este instante me miraban llorosos, asustados, pero sin nada que temer. La clase de Leeteuk había acabado apenas hace 5 minutos y ya todos se habían ido, solo estábamos él, yo y los 20 min que el profesor dejo libres, me acerque su cuerpo tembloroso y pronuncie con toda la confianza que pude transmitirle -Tranquilo no nos descubrirán -el seguía viéndome con aquellos ojos llorosos y yo empecé a ponerme nervioso por su reacción, por no saber qué hacer yo creía que esto le parecería de alguna manera excitante, pero sus ojos mostraban lo contrario; En un momento de desesperación y frustración quite mi mano de aquel bulto y lo rodé con mis brazos, le di un cálido abrazo, según yo, para que se tranquilizara, no le haría daño, era demasiado hermoso y frágil para que alguien pudiera hacerle algo malo y mucho menos yo obviamente, lo quería demasiado para eso, lo había buscado mucho tiempo para siquiera hacerlo sentir mal, lo había esperado ya desde aquel día soleado.