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El vídeo de la discordia por Kaoru Himura

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 - Eh... buenos días, chicos – saludó Naruto desconcertado.

 

El adolescente rubio trató de pasar por uno de los laterales pero los otros dos estudiantes volvieron a cerrarle el paso.

 

 - Naru-chan, ¿te apetece ir a los recreativos esta tarde? - le preguntó Suigetsu rápidamente.

 - Lo siento, pero yo no...

 - El rubito va a estar muy ocupado conmigo – intervino Gaara – vamos a conocernos más... íntimamente – añadió relamiéndose los labios.

 

Un escalofrío recorrió su cuerpo al sentir aquellos ojos mirarle con tanta intensidad de arriba a abajo, reflejando lujuria y deseo contenido. Su reacción involuntaria fue dar unos pasos hacia atrás para alejarse todo lo que pudiera pero chocó contra el torso de alguien. Esa persona le rodeó pasando uno de sus brazos por debajo de su costado y el otro por encima de su hombro enlazando sus manos sobre el pecho del rubio y atrapándolo.

 

 - Buenos días, Naruto-kun – una voz masculina le susurró en el oído provocando al rubio otro escalofrío más intenso que el anterior.

 

Naruto apartó su cabeza tapándose la oreja asustado mientras trataba de soltarse pero Sai le sujetaba con todas sus fuerzas, estaba pegado a él como una lapa.

 

 - ¡Déjame en paz, Sai! ¡Suéltame! - le gritó Naruto.

 - ¡Eso! ¡Suelta a Naru-chan! - chillaba Suigetsu agarrando el brazo de Sai intentando liberar al chico de su poder.

 - El rubito es mío – dijo Gaara con voz amenazante y un brillo peligroso en sus ojos.

 

Sai les ignoró dedicándoles su habitual sonrisa falsa.

 

 - Ahora comprobemos lo que volvía loca a Ino – le dijo con voz suave que puso la piel de gallina al pobre chico atrapado entre sus brazos mientras bajaba su mano a su entrepierna.

 

El pálido joven de pelo negro bajó su mirada sorprendido cuando su mano tocó algo duro.

 

 - Eso no es justo, Naruto-kun, así no puedo saber si tu polla es pequeña o no – protestó con una voz tan neutral que ni parecía realmente una queja.

 

Sai se había topado con las propias manos de Naruto quien, al intuir las intenciones del otro, las bajó veloz para impedir que tocara su entrepierna.

 

 - ¡¿Quién te crees que eres para meterme mano?! - gritó el rubio muy alterado.

 

Se revolvió hasta que al fin consiguió liberarse aunque lo hizo con tanta fuerza que se trastabilló y perdió el equilibrio. Naruto veía el suelo cada vez más cerca de su cara pero antes de llegar a él, vislumbró un torso con el uniforme masculino y unos brazos que detuvieron su caída. Se sintió aliviado al comprobar que su cara no había chocado contra las duras baldosas pero esa sensación le duró muy poco.

 

 - Te tengo, rubito – le dijo Gaara con su sonrisa sádica.

 

El cuerpo de Naruto comenzaba a bañarse en sudor frío, no entendía a qué venía la fijación que tenían sus compañeros con él. Si se trataba de alguna clase de broma pesada, la estaban llevando demasiado lejos y no le gustaba para nada. Se puso en alerta cuando notó el rostro del pelirrojo muy cerca del suyo, adivinó lo que pretendía hacer y alejó su cara para evitarlo pero la mano del estudiante de ojos turquesa se posó en su nuca impidiendo que se separara aún más.

 

Un par de ojos negros habían estado observando todo desde el principio logrando que sus celos hicieran acto de presencia. Se había estado conteniendo para no lanzarse contra esas tres alimañas, no quería atraer la atención sobre él si defendía a Naruto. Le había costado mucho mantenerse pegado en la silla cuando Sai había tocado el cuerpo de su rubio vecino y después se había dirigido hacia su miembro. Menos mal que Naruto había sido más rápido y le había bloqueado el acceso a esa parte de su cuerpo que solamente él iba a tener permiso para tocar a partir de ese momento. Se había sentido tan satisfecho al ver los rápidos reflejos de su rubio y la cara de decepción de Sai, que hasta había sonreído, pero su semblante pasó a uno serio y casi peligroso cuando fue el turno de Gaara de sostener a su compañero entre sus brazos.

 

Al ver que apretaba su cuerpo y acercaba su cara a la de Naruto para besarle agarrando su nuca impidiéndole que se moviera, se levantó casi de un salto y abrió su boca para gritarle pero antes de que pudiera soltar un solo sonido, una libreta se había interpuesto entre las caras de ambos chicos.

 

 - Tsk, sois muy problemáticos – intervino Shikamaru salvando a su amigo.

 

El genio de la clase separó a Naruto de Gaara y le ayudó a escapar de esos tres degenerados que solamente pensaban en llevárselo a la cama. Los tres chicos se quejaron, sobre todo Gaara que estaba hecho una furia, pero Shikamaru les ignoró y pasó su brazo por encima del hombro del rubio. Mientras se alejaban, le preguntó en voz baja si estaba bien y Naruto le contestó que sí y le dio las gracias por la ayuda, pero a los ojos de Sasuke aquello no se trataba de un acto desinteresado sino otra estrategia de otro competidor que quería ligar con la persona que le gustaba.

 

El moreno ya estaba harto de todas las personas que se lanzaban como buitres contra su chico por estar soltero, odiaba a toda aquella competencia que le había salido de la nada cuando pensaba que la única persona que le impedía estar con Naruto era Ino cuando aún eran novios. Su paciencia había llegado al límite y muestra de ello era la fuerza con la que apretaba los puños, se estaba clavando las uñas pero ni se inmutó ante el dolor, estaba concentrado en despedazar con su mirada a Shikamaru. Éste se dio cuenta pero no se amedrentó y le miró con su típica mueca de aburrimiento lo cual incrementó el mal humor del moreno. Sasuke pasó por el lado de su mesa y dio unos pasos hacia ambos adolescentes.

 

 - Buenos días a todos – saludó Iruka entrando por la puerta acompañado de Kakashi.

 

El profesor y el director habían llegado justo a tiempo, gracias a su presencia habían detenido a Sasuke, que se había quedado frente a su mesa fulminando con la mirada a Shikamaru, y también a los tres chicos, quienes iban tras el genio quejándose por su interrupción.

 

 - Sentaos en vuestros puestos – ordenó Iruka.

 

Gaara, Suigetsu y Sai fueron hacia las mesas que les correspondían a regañadientes, no les quedaba otra más que obedecer a su profesor, pero los otros alumnos permanecieron inmóviles. Kakashi, que se aproximaba a ellos para atar a Naruto y Sasuke como cada mañana, observó la situación curioso. Notó la mirada furibunda que el moreno le dedicaba a Shikamaru, no se imaginaba qué podría haber pasado para estar tan alterado hasta que los ojos de Sasuke se desviaron hacia el brazo que el hijo de los Nara mantenía sobre el tercero en discordia y su ceño se frunció con más intensidad. Entonces, el director comprendió todo, por fin veía claramente lo que pasaba.

 

''¿Cómo no me he dado cuenta antes?'', se reprendía mentalmente el adulto. ''A Sasuke le gusta Naruto. Eso explicaría sus extraños cambios de comportamiento y lo celoso que está ahora. No le gusta que Nara toque al chico que le gusta... ¿Habrá empezado a sentir algo por Uzumaki debido a mi castigo o ya le gustaba de antes? Aunque en verdad eso no importa, lo importante es que ahora que le he descubierto, va a ser todo mucho más divertido'', pensó sonriendo con malicia. ''Me pregunto si a Naruto también le gusta Sasuke y por eso ha roto con Ino...''.

 

Los rumores viajaban tan rápido que hasta el director se había enterado de la noticia de la ruptura. Kakashi quiso analizar la expresión que tenía su alumno pero como le daba la espalda no podía alcanzar a ver su cara.

 

 - No hacía falta que me esperaseis de pie – dijo posicionándose tras Shikamaru y Naruto y los juntaba aún más empujándolos de los hombros.

 

La mirada de odio que recibió por parte de Sasuke no tuvo precio, Kakashi estaba seguro de que si el joven hubiese podido, le habría torturado allí mismo.

 

 - Tendréis que seguir tonteando más tarde, parejita – les dijo al rubio y a su amigo. Naruto iba a protestar pero el director no le dejó hablar – Tengo que ataros, si no lo hago pronto, Iru-chan se cabreará conmigo por retrasar su clase.

 - Después hablamos, Naruto – se despidió Shikamaru soltándolo y yendo hacia su sitio.

 

Kakashi empujó suavemente al rubio para que se acercara a su compañero de asiento y, una vez juntos, les ató. Vio que Naruto observaba serio la cuerda pero notó que también con cierta tristeza y supuso que el rubio no estaba muy contento con la idea de estar de nuevo junto a Sasuke, por lo que llegó a la conclusión de que los sentimientos del moreno no eran correspondidos. Se sintió un poco mal por su alumno pero aún así, no pudo evitar molestarle de nuevo justo cuando se marchaba. Le dijo en voz baja que los celos no eran buenos y se fue dándole la espalda sintiendo cómo le taladraba la nuca con la mirada.

 

 - Venga, sentaos para que podamos empezar la clase – les dijo Iruka después de que Kakashi se despidiera de él y del resto de los alumnos y se marchara.

 

Naruto se dio la vuelta para pasar por el hueco que había entre las dos mesas y sentarse en su asiento pero se chocó con el borde de su pupitre.

 

 - ¡¿Pero qué mierda...?! - se quejó.

 - Naruto – le interrumpió su profesor con tono de advertencia.

 - Iruka-sensei, ¿por qué nuestras mesas están pegadas?

 - No lo sé, quizás el personal de limpieza las dejó así pero no hay mal que por bien no venga, así Sasuke y tú estaréis más cómodos, ¿no crees?

 - No lo creo – murmuró sin pensar e Iruka le escuchó.

 - Pues yo creo que os beneficiará para que os llevéis mejor, así que las mesas se quedan como están – le advirtió con seriedad para que no se le ocurriera separarlas y comenzara una pelea en clase.

 

No le quedó más remedio que aceptar, aunque lo hizo a regañadientes. Él no quería estar más cerca de Sasuke, sino todo lo contrario, quería alejarse de él y evitar todo contacto pero parecía que el universo se divertía llevándole la contraria y poniéndole trabas en su camino. En cambio, Sasuke estaba contento de haberse salido con la suya al menos en algo y la comisura de sus labios se elevó formando una pequeña sonrisa. Había sido él quien había juntado las dos mesas sin que nadie lo notara para poder estar más cerca de Naruto.

 

Ambos se sentaron en sus asientos y el rubio trató de mantenerse apartado de su vecino pero Sasuke no se lo iba a poner fácil. El moreno movió su silla pegándola a la de Naruto todo lo que pudo y éste, evitando mirarle, arrastró la suya alejándose pero llegó un momento en el que alcanzó el extremo de la mesa y no pudo alejarse más. ¡Sasuke le había arrinconado! El rubio observó el borde del pupitre con una mueca de fastidio y después suspiró cansado, no tenía escapatoria así que miró al frente para prestar atención a la lección.

 

Sasuke sonreía satisfecho mientras acorralaba a Naruto pero al verle rendirse tan fácilmente sin armar ningún escándalo con aquella expresión tan desanimada, se le borró al instante. No sabía si su bajo estado de ánimo se debía a su ruptura con Ino ni tampoco quiso pensar mucho en ello porque sabía que se pondría celoso, pero no le gustaba verle de esa manera.

 

 - Dobe, ¿te encuentras bien? - le preguntó en voz baja tras no hallar una forma de animarle.

 

Naruto sintió su corazón latir con fuerza al escucharle hablar con un tono tan suave y tan cerca de él pero se dominó para ignorarle a él y a su corazón. No debía relacionarse más de lo necesario con él, sólo le hablaría y le haría caso cuando fuese indispensable. Pero al moreno no le gustó su actitud hacia él, no entendía nada de lo que le pasaba y estaba harto de que cada vez que le daba la gana le ignorase.

 

 - Hey, usuratonkachi...

 - Sasuke, ¿me podrías explicar lo que acabo de contar? - le preguntó su profesor y el moreno se quedó en silencio porque no había estado escuchándole – Lo que pensaba... deja de andar pensando en las musarañas y presta atención.

 

El muchacho chasqueó la lengua molesto y se concentró en atender a la lección dejando en paz a Naruto... por ahora. El rubio se sintió aliviado, al menos durante esa clase Sasuke no insistiría o intentaría hablar con él, por lo que se relajó y esta vez realmente trató de escuchar a su profesor y tomar apuntes de los datos importantes.

 

Tras un rato escribiendo en su folio, dejó caer su brazo a un lado soltando el bolígrafo y siguió oyendo lo que decía Iruka, entonces, sintió que algo rozaba el dorso de su mano. La movió pensando que sería alguna mosca que se había posado en ella pero a los pocos segundos, notó otro suave roce que le provocó un cosquilleo. Bajó su vista para averiguar de qué se trataba y vio que era el dedo índice de Sasuke que le acariciaba con sutileza. Trató de apartar su brazo pero el moreno fue más rápido y enlazó dos de sus dedos con los del rubio impidiéndoselo.

 

Antes de que Naruto intentara soltarse, Sasuke paseó las yemas de sus dedos por los de su vecino rozándolos con delicadeza provocándole de nuevo ese grato hormigueo que le paralizó. Poco a poco, comenzó a disfrutarlo y no pudo evitar cerrar los ojos para sumergirse en la agradable sensación que le dejaba. No se dio cuenta de cuándo empezó a corresponder a las caricias pero acabó rozando todos los dedos de Sasuke con los suyos propios.

 

Era tan placentero... pero al mismo tiempo era tan doloroso. Le dolía sentir de aquella manera al chico que amaba y saber que sus caricias no eran reales, que no sentía lo mismo que él y que sólo lo hacía para tomarle el pelo y fastidiarle. Le entraron unas ganas enormes de llorar, incluso le tembló el labio pero se lo mordió con fuerza para detenerlo y aguantarse el llanto. Apartó con tanta brusquedad su brazo que movió con fuerza a Sasuke, quien casi pierde el equilibrio por haber estado también inmerso en las sensaciones de esas caricias.

 

 - No me toques... Uchiha – le dijo de manera fría y distante.

 

Sasuke se quedó mudo de la impresión por el tono que Naruto había empleado y le dolió escuchar cómo de nuevo le llamaba por su apellido. Sintió que se abría un enorme abismo entre ellos y que estaba perdiendo al rubio otra vez. ¿Por qué? ¿Por qué el día anterior no había ido a clase y ahora mantenía las distancias con él? ¿Todo se debía al beso? No entendía nada.

 

Lo que no sabía es que al rubio le había costado muchísimo llamarle por su apellido y hablarle de esa manera, incluso él había sentido una punzada cuando las palabras le salieron tan gélidas de su garganta. Pero debía hacerlo, estar tan cerca de él y seguirle su juego era una horrible tortura... odiaba tener esos sentimientos que sólo le hacían sufrir. Naruto cogió su bolígrafo, movió un poco su folio hacia la izquierda y se volteó para darle la espalda a Sasuke dejándole destrozado.

 

Durante el resto de la clase y las siguientes, Naruto se mantuvo en silencio ignorando al moreno y éste tampoco pronunció palabra alguna permaneciendo con su rostro serio y mirando de soslayo, a veces, a su vecino. Lo único que alteraba al muchacho y conseguía que su rostro impasible cambiase de expresión eran los intentos de algunos de sus compañeros y compañeras por ligar con el rubio. Algunos le lanzaban besos desde sus asientos o le guiñaban el ojo, otros se acercaban y trataban de conversar con él sin mucho éxito, incluso estudiantes de otros cursos entraban en el aula buscándolo para pedirle su número de teléfono y quedar con él. Si Sasuke seguía frunciendo el ceño de aquella manera, le saldrían arrugas demasiado pronto.

 

Por su parte, Naruto miraba todas esas muestras de afecto con desconfianza, aunque al principio trataba de contestar amablemente a los que se acercaban para charlar con él y declinar sus ofertas, hubo un momento en que no soportó más esa situación y comenzó a hacer caso omiso de esos flirteos. No sabía si todos en el instituto se habían puesto de acuerdo para gastarle alguna broma pero ya se estaba hartando, tanto que estuvo a punto de gritarle a una pobre chiquilla de trece años si no llega a ser por la intervención de Shikamaru.

 

A la hora del recreo, se levantó cogiendo el almuerzo y se dirigió hacia a la azotea con Sasuke a su lado. Aunque quisiese ir con sus amigos, no podía ir debido a su ruptura con Ino, crearía un ambiente tenso entre todos y no quería incomodar a nadie, además estaba seguro de que Sasuke hubiese protestado. La parte buena sería que en la azotea nadie le molestaría ni intentaría ligar con él.

 

Como había pasado durante todo el trayecto, cuando los dos adolescentes llegaron a su habitual escondite para el almuerzo, no se dirigieron la palabra. Ambos comieron en absoluto silencio y el primero en terminar fue Sasuke, quien se dedicó a mirar a Naruto fijamente poniéndolo nervioso hasta que ya no aguantó más.

 

 - ¿Qué? - le preguntó malhumorado.

 - ¿Qué demonios te pasa?¿Por qué te comportas así conmigo? ¿Tiene algo que ver con el beso que nos dimos? ¿Por eso ayer no viniste?

 

Los palillos que había levantado levemente con la comida permanecieron inmóviles en el aire. Naruto se quedó paralizado ante esas preguntas, se sentía descubierto y su corazón latía con demasiada fuerza. Cerró los párpados mientras se tranquilizaba o lo intentaba y reposaba de nuevo los palillos sobre su bento.

 

 - No es asunto tuyo, Uchiha – le respondió tratando de sonar lo más serio posible pero sus nervios le complicaban la tarea.

 - Te equivocas, sí es asunto mío.

 - ¿Ah, sí? ¿Y eso por qué? No somos amigos, así que no tengo que contarte nada.

 

Sasuke no le respondió, no podía rebatirle sus argumentos ya que tenía razón, no eran amigos.

 

 - ¿Por qué no has mandado a la mierda a todas esas alimañas que han intentado ligar contigo? Se enteran que ya no estás con Ino y se lanzan a por ti como unos buitres.

 

Naruto se sorprendió al conocer que todos sabían sobre su ruptura con ella, incluso Sasuke. Ahora entendía todo...

 

 - Deberías haberles dejado claro que no te interesa estar con ninguno de ellos – comentó Sasuke molesto.

 

El rubio observó cómo el moreno decía todo aquello como si le disgustara o estuviera celoso y, por instante, deseó que fuese así pero sabía que era imposible.

 

 - Quizás deba aceptar alguna de las propuestas, así podría pasar página – soltó decaído sin pensar.

 

Los ojos de Sasuke se abrieron de golpe y sintió cómo su corazón se resquebrajaba. ¡Naruto no podía estar hablando en serio!


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