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— Muy bien ¿qué es lo que necesitamos?— preguntó D.O.
— Veamos…— murmuró, mirando el papel que sostenía en sus manos— Necesitamos cinta, plasticola, cartulina, afiches, marcadores, una vida, un sirviente, un chofer con una limo…
— ¡Baek Hyun! Deja de quejarte, hacemos esto por Minnie— le regañó Lu Han.
— Lo sé ¡pero odio tener que salir de compras!— lloriqueó.
— Lo odias porque te conviene— habló D.O.— Si fuera para comprarte ropa, no estarías quejándote tanto.
— Es que siento que estoy comprando para un proyecto escolar y no para alegrar a Xiu Min.
— Deja de pensar tan negativamente y listo.
— No es tan fácil, Lulu.
— En este caso sí lo es, Baekie.
— Soportarte todo el día no me hace feliz ¡pero mírame! No he hecho berrinche por ello.
— Eres malo, Soo— puchereó Baek Hyung.
— Gracias— dijo D.O. y Lu Han se rió.
Los tres chicos compraban las cosas necesarias para hacer un bonito y alegre cartel para Xiu Min, Lay y Su Ho se habían llevado a Min Seok a tomar un helado y distraerlo, Chan Yeol, Tao y Kris estaban comprando la comida, y Se Hun y Kai adornaban la casa de Xiu Min.
Min Seok andaba algo bajoneado, distraído y cansado. No solo por su mejor amigo, sino también por todos los exámenes que tenía. El pobre apenas y veía la luz del sol por estudiar y llegar bien a rendir.
Así que, a los 10, se les había ocurrido la brillante idea de hacerle una pequeña fiesta a el hyung favorito de todos para alegrarle un poco y hacer que el estrés se fuera. Querían que pasara un buen momento y se olvidara de todas sus preocupaciones.
Pero eso los llevó a pensar en una cosa: ¿debían invitar a Chen? No es que ellos no quisieran pero, si lo invitaban, los chicos estaban seguros de que Xiu Min se pasaría la fiesta entera cuidando de Jong Dae, estando pendiente de él todo el tiempo, y, así, Min Seok no se relajaría nada.
También eran conscientes de que podían llegar a herir los sentimientos de Chen si no le avisaban de la fiesta entre amigos y, quizás, Xiu Min se sentiría pésimo al no ver a su mejor amigo con ellos. ¿Y qué pasaría si invitaban a Jong Dae y este no accedía? ¿Cómo le dirían a Min Seok que Chen no quiso aparecer en su pequeña fiesta? Sería devastador, sin duda.
— ¿A alguno se le ha ocurrido qué vamos a hacer con Chen Chen?— preguntó Tao a sus dos acompañantes.
— Ni una jodida idea— contestó Chan Yeol.
— Creo que deberíamos avisarle— habló Kris— Es preferible haberlo intentado y que no acepte, a no hacerlo y que tanto él como Xiu Min se pongan mal.
— Pero ¿y si no acepta?
— Ese ya no será nuestro problema, Tao— contestó Kris— Si no aparece, nos encargaremos de estar a ahí para nuestro hyung.
— No se ustedes, pero, de a poco, Chen está volviendo a ser el que era ¿no lo creen?— dijo Chan Yeol— No estoy muy seguro de qué es lo que está consiguiendo que vuelva a nosotros, pero espero que no deje de hacerlo.
Kris y Tao asintieron a las palaras de Chan Yeol. Las posibilidades de que Jong Dae volviera a ser él, eran cada vez más grandes y eso hizo que las esperanzas de todos, especialmente las de Min Seok, surgieran con fuerza.
Todo terminaría bien al final… Debía terminar bien por la felicidad de todos.
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Jong Dae no entendía por qué no le molestaba que su admirador secreto se metiera en su vida, que lo dejara ser una especie de guía que lo conducía por los diferentes caminos, tanto buenos como malos. Era extraño, mas teniendo en cuenta que él se había alejado de sus amigos porque estos intentaban hacer exactamente lo mismo que su admirador. Era bastante irónico, si se ponía a pensarlo.
Quizás era el hecho de que la persona que le escribía le transmitía una calma y una seguridad que muy rara vez sentía después de haber sido rechazado. No lo entendía muy bien, pero sentía en lo más hondo que podía confiar en esa persona, que nunca lo juzgaría por sus decisiones, que estaba ahí por y para él, para nadie más. Pero, seguramente, lo más significativo era que esa persona parecía entender todo de él, cada mínimo detalle, cada secreto, cada expresión, como si no necesitara palabras para saber que pasaba por su mente.
Jong Dae suspiró mientras miraba la última carta que había encontrado en su casillero. Hacía varios días que no recibía una de su admirador y eso le estaba preocupando un poco. ¿Se habría olvidado de él? ¿Quizás ya no le interesaba? ¿Se habría cansado? Dios, esperaba que no.
Para calmarse un poco, abrió la carta y la releyó de nuevo.
¡Hola!
¿Cómo estás? Yo bien, por suerte.
Bueno, me he dado cuenta que no he escrito mucho sobre mí, así que pensé ¿por qué no hacerlo?
¿Por dónde empezar? Soy un chico, mayor que tú y te ordeno pensar en mí como hyung ahora que sabes eso –me estoy riendo justo ahora.
Soy adicto a cualquier sabor de helado y no importa si es invierno o verano, otoño o primavera, tomar un helado es casi sagrado. Creo que amo más el helado que el chocolate, pero si es helado de chocolate… ¡Ñam ñam! Ahora me dio antojo, te culpo por ello. Después de terminar de escribir esto, iré a por uno ¡sip!
Bien, ¿qué más? ¡Ah, sí! Me encanta leer, tanto libros como mangas, y me gusta mucho ver animes. Tengo un amigo que está completamente obsesionado con los mangas y animes hentai y yaoi. A veces quiero matarlo porque me hace sentir vergüenza ¿debería golpearlo? Mmmmm, suena tentador. ¡Lo pensaré!
No sé si te has dado cuenta, pero me siento más a gusto escribiéndote ahora. Creo que entré en confianza y me siento más seguro haciendo esto. ¡Me aplaudo a mí mismo!
Ya no se que más escribir, así que terminaré aquí.
Espera por mi siguiente carta ¿sí? Y ya sabes ¡Sonríe!
XOXO
Jong Dae sonrió sin poder evitarlo. Su admirador secreto era como un golpe de aire fresco en un caluroso e insoportable verano. Le hacía sentirse relajado, más feliz y tranquilo consigo mismo. Prácticamente, asistía todos los días a la escuela solo para poder leer una de sus bonitas cartas. Mentiría si dijera que no lo extrañaba cada vez que no recibía una de ellas. En ese momento preciso, extrañaba una de esas cartas ¿qué le habría pasado a su chico? Esperen ¿su chico?
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— No sé qué bicho les ha picado, pero gracias por traerme a una heladería— sonrió feliz, saboreando su helado de chocolate, cookies y menta granizada.
— Te lo merecías, Minnie hyung— dijo Lay, comiendo lentamente su propio helado— Has estudiado muy duro.
— Xing Xing tiene razón— habló Su Ho— Te merecías un descanso y tomarte un buen helado para conseguirlo— río.
— Gracias a ambos— dijo alegremente.
Hacía bastante que no pisaba una heladería como se debía. Si llegaba a pasar por alguna, siempre terminaba entrando y saliendo apresuradamente y eso era si tenía suerte porque, la mayoría de las veces, solo pasaba sin ingresar, ya sea por falta de tiempo o porque el local estaba lleno y no tenía tiempo de esperar.
Llamar o pedir helados online no era divertido en lo absoluto para él, la espera lo torturaba; a demás, a Min Seok le gustaba la experiencia completa de entrar a la heladería, esperar pacientemente su turno mientras elegía que iba a pedir, hasta que le tocaba y se sentaba dentro o fuera del lugar a comer su preciado helado con tranquilidad y paz.
Ir a una heladería con sus amigos también era divertido. Siempre terminaban hablando de zonceras y se reían un buen rato. Momentos que se quedan en la memoria por mucho tiempo y, hasta a veces, para siempre.
Si bien estaba agradecido con sus dos amigos y se sentía alegre, también se sentía algo preocupado. Hace varios días que no se había dedicado a escribirle una carta a Jong Dae y no sabía cómo se lo tomaría su mejor amigo a eso. Le asustaba el hecho de que Chen volviera a encerrarse en sí mismo o que se enojara con él o cualquier cosa negativa. Rogaba para que nada de eso ocurriera.
Los exámenes se habían llevado todo su tiempo y no había podido hacer un espacio para agarrar su computadora y escribirle algunas líneas a su amigo. Se sentía algo culpable por ello, por descuidar algo tan importante, pero nada pudo hacer para evitarlo. Solo esperaba que, cuando volviera a escribirle, Jong Dae siguiera respondiendo bien a ello.
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— Golpea tú.
— No, hazlo tú.
— Yo no lo haré.
— Yo menos.
— Pues, entonces, tenemos un problema.
— Lo sé, soy consciente de ello.
Se Hun y Kai estaban parados enfrente de la puerta de la casa de Chen, debatiéndose quién era el que iba a tener la valentía para golpear la puerta y enfrentarse a Jong Dae.
Hacía unos minutos, habían recibido una llamada de Kris diciéndoles que le avisaran a Chen sobre la pequeña fiesta para Xiu Min. Al ser ellos dos los que estaban en la casa de Min Seok, y por ende completamente cerca de la de Jong Dae, les tocó la difícil tarea de avisarle –por lo menos así lo consideraban ellos, como algo muy arriesgado y suicida.
— Tenemos que decirle, Se Hun.
— ¿Crees que no lo sé? Hazlo tú.
— No, tú.
— ¿Por qué yo y no tú?
— Porque yo lo digo.
— Eso no es un argumento, Kai.
— Irrelevante.
— Irrelevante es lo que dijiste.
— ¡No voy a hacerlo!
— ¡Yo menos!
— ¿Se puede saber por qué están discutiendo en la entrada de mi casa?
Se Hun y Jong In se paralizaron al instante al escuchar la voz de Jong Dae. Su amigo los miraba como si a ambos le hubiera crecido más de una cabeza. Los dos tragaron duro, sin saber qué decir.
— ¿Teniendo alguna especie de discusión de pareja? A Lulu y a D.O. no les gustará enterarse de esto.
— ¡No somos pareja!— gritaron los dos al unísono. Pero al instante se dieron cuenta de algo sumamente importante: Chen estaba gastándoles una broma.
La sorpresa en sus caras debió ser demasiado obvia porque Jong Dae desvió la mirada al instante y carraspeó levemente, cambiando de tema rápidamente.
— En fin, ¿qué los trae por aquí?
— ¿Qué? ¡Ah, sí! Tenemos una invitación que hacerte— habló Kai.
— ¿Invitación a qué?
— Estamos por hacer una mini fiesta para Xiu Min hyung en su casa ¿te apuntas?— dijo Se Hun— Es solo entre nosotros, ningún extraño.
— ¿Fiesta? ¿Para Min Seok? ¿Por qué?— hizo las preguntas sintiéndose bastante perdido.
— Xiu Min ha estado estudiando muy duro para sus exámenes y no ha descansado mucho— explicó Kai.
— Así que con los chicos pensamos en hacerle una pequeña fiesta para que pase un buen rato y se relaje— completó Se Hun.
— Oh, vaya, yo… no tenía idea…
Jong Dae sintió la culpa caerle sobre los hombros. ¿Cómo es que no se había enterado? ¿Cómo no había notado el cansancio en Min Seok? ¿Qué clase de amigo era al no darse cuenta de ello? Min Seok se pasaba la mayoría de las noches en su casa cuando no podía dormir y no se iba de ella hasta que Chen estuviera profundamente dormido. ¿Cómo había llegado a ser tan egoísta con su mejor amigo?
Jong In, intuyendo hacia dónde se dirigían los pensamientos de Jong Dae por su expresión, habló con calma y entendimiento.
— Chen Chen, no te culpes por no haberlo sabido ¿sí? A cualquiera se le puede pasar algo por alto en algún momento, más si hay algún tema personal de por medio — le sonrió con comprensión— Estoy seguro de que Min Seok no está molesto contigo.
— Ven con nosotras, Chen, pondrás a Min Seok hyung muy feliz si estás en su fiesta— le sonrió Se Hun cálidamente— ¿Qué dices?
— Nos dejaron a nosotros para adornar la casa ¡¿puedes creerlo?!— puchereó Jong In.
— Necesitamos tu ayuda, Chen Chen— rogó Se Hun— Somos nulos para estas cosas.
— Es cierto— estuvo de acuerdo Kai— Lo nuestro es el baile, no adornar para fiestas— se quejó.
— Inservibles— sonrió sin intentar ocultarlo— Iré con ustedes, no vaya a ser que terminen incendiando la casa de Minnie.
Kai y Se Hun se alegraron y esperaron a que Chen se cambiara para ir hacia la casa de Xiu Min, mientras le mandaban mensajes a sus amigos diciéndoles que Jong Dae había aceptado participar en la juntada entre ellos.
La pequeña fiesta parecía, ahora, ser muy prometedora y ninguno de ellos podía esperar mucho más. La cosa iba a ponerse muy interesante… o al menos eso esperaban.
¡Que comience la fiesta!
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