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¿Cómo debe uno sentirse cuando tu mejor amigo parece un zombi?
Esa pregunta se hacía Kim Min Seok una y otra y otra y otra vez. Habían pasado varios días desde que Kim Jong Dae fue rechazado, destrozado, humillado y roto. Varios días en los que Min Seok tuvo que resistir el impulso de sacudir a su amigo fuertemente y decirle que reaccionara, que ese no era él, que solo estaba siendo un estúpido al darle el gusto de verlo infeliz al jodido que lo rechazó. Porque si, el muy puto se regodeaba de que Jong Dae lo amaba tanto que jamás superaría que no lo quisiera. Xiu Min se había tragado las ganas de correr hacia el maldito y bajarle los dientes de una trompada. El tipo tenía suerte de que estaban en la escuela, sino lo mataba.
Pero “el que no debe ser nombrado”, como le había puesto Byun Baek Hyun (y los demás amigos cercanos de Chen y Xiu Min no pudieron estar más de acuerdo, sin duda el tipo era una especie de Lord Voldemort pero con nariz), no se salvó de la ira verbal de Min Seok.
Xiu Min había encarado al innombrable en la cafetería y le había dicho unas cuantas verdades, sorprendiendo a la mayoría de los presentes en ese momento en el lugar. Nadie, nunca, había presenciado semejante arrebato colérico de Min Seok. Xiu Min era conocido por ser tímido, pacífico y callado. Nada como lo que habían visto ese día.
Desde ese momento todos en la escuela supieron una cosa: puedes meterte con Kim Min Seok y el te ignorará, pero no te metas con sus amigos porque saldrás verbalmente herido. Y un Xiu Min enojado sí que daba miedo.
Min Seok no sabía cómo encarar y aceptar el hecho de que Jong Dae ya no era Jong Dae, de que Chen ya no era Chen, de que su mejor amigo y confidente no era más que una cáscara vacía de lo que alguna vez fue. Xiu Min quería creer que solo era algo temporal, que de un día para otro despertaría y se encontraría con Chen apretándole las mejillas diciéndole que era un “lindo y dulce Baozi”.
Como tantas veces, desde que todo comenzó, Min Seok sintió ganas de llorar. No era justo. Jong Dae nunca le había hecho mal a nadie, al contrario, su mejor amigo era el que hacía reír y ahuyentaba la tristeza de cualquiera persona, la conociera o no. Porque así era Kim Jong Dae y así debía seguir siendo.
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— Vamos, no te desanimes— le palmeó la espalda con cariño— Ya verás que unos días volverá a ser el mismo.
— No lo sé, Lu Han— suspiró abatido— Ya ha pasado una semana y no ha habido cambios.
Xiao Lu Han intentaba animar a un entristecido Kim Min Seok mientras caminaban por los pasillos de la escuela, listos para irse a sus respectivos hogares. Sabía que su amigo había intentado todo para traer de vuelta al viejo Jong Dae, pero nada parecía surtir efecto… Y eso estaba causando estragos en Min Seok.
— Deprimiéndote no conseguirás nada, Minnie— lo regañó dulcemente— Si hay algo que se que Chen necesita es que te mantengas fuerte por él y seas su apoyo.
— No debes presionarlo— habló una voz muy conocida— Como dice Hannie, solo debes estar cerca de él y esperar. Las heridas del corazón sanan con el tiempo.
— ¡¡¡Hunnie!!!— gritó Lu Han y se abalanzó sobre su novio que se había acercado a ellos desde atrás.
Min Seok sonrió ante la escena. Lu Han y Se Hun se veían hermosos juntos. Xiu Min siempre recordaba el día en que Oh Se Hun se le había declarado a Lu Han. La cara de su amigo había sido tan cómica que Jong Dae le había tomado una foto para la posteridad.
Y Xiu Min borró su sonrisa al instante al recordar a Chen. No podía sentirse feliz con su mejor amigo en el estado deprimente y extraño en el que estaba.
Sabía que tanto Se Hun como Lu Han tenían razón, pero era solo fácil decirlo. Ellos dos no eran los que estaban presentes por las noches cuando Jong Dae se derrumbaba en su cama llorando y pidiéndole que por favor hiciera que el dolor se fuera. Ellos no escuchaban cómo Chen le pedía que se quedara solo un poco más. Ellos no sentían lo horrible que era irse a tu casa cuando su amigo se había dormido. Y tampoco sabían lo espantoso que era ver que, al día siguiente, volvía a entrar de nuevo en el papel de zombi.
Si fuera por Min Seok, prácticamente viviría en la casa de Chen. Más ahora que parecía que el chico lo necesitaba cerca en todo momento. Xiu Min agradecía, como nunca antes lo había hecho, vivir al frente de la casa de Jong Dae.
— ¡¡¡Hyung!!!
— ¿Quién? ¿Qué?— preguntó, desorientado. No había escuchado para nada lo que Se Hun le había dicho.
— ¡No estabas prestándome atención! ¡Qué mal hyung eres!— Se Hun dijo, sintiéndose ofendido.
— Ya, Hunnie— dijo Lu Han, abrazándolo— Sabes que Minnie anda algo distraído últimamente.
— Lo lamento, Se Hun— se disculpó Min Seok.
— Esta bien, Xiu Min hyung, lo entiendo— le sonrió cálidamente.
— ¿Qué estabas diciéndome?
— ¡Ah, sí! Lay dijo que te confirmara que si iba a ir a tu casa esta noche para que lo ayudes con inglés. Y que iba a ir con Su Ho hyung.
— Gracias por avisarme.
— ¡De nada!
— Minnie, Hunnie y yo debemos irnos— dijo Lu Han cuando ya estaban fuera de la escuela.
— Claro— les sonrió— Pórtense bien.
— Siempre nos portamos bien, hyung.
— Lo que tú digas, Se Hun, lo que tú digas— dijo Min Seok con un claro tono de “esa no te la crees ni vos”.
Despidiéndose de sus dos amigos, Min Seok caminó a paso lento hacia su casa. De nuevo Jong Dae no lo había esperado y Xiu Min no sabía por qué el menor se empeñaba en irse solo. Se dio cuenta de que estaba tan acostumbrado a la presencia de Chen que cuando este no estaba todo se volvía aburrido y hasta triste.
Min Seok no iba a rendirse, iba a recuperar a su mejor amigo a cualquier precio.
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No podía evitar reír, Yixing era súper adorable cuando ponía cara de concentración. Al pobre el inglés no se le daba para nada bien, pero Xiu Min admiraba la determinación y el esfuerzo que el chico ponía para entender y aprender el idioma.
Después de Jong Dae, Zhang Yixing era su otro mejor amigo. Ambos se habían conocido en uno de los tantos viajes que Min Seok tuvo que hacer con su padre a China. Xiu Min nunca dejó de agradecer a la torpeza del chino porque, gracias a eso, el chico había derramado leche chocolatada sobre él y es así como se conocieron. Un año después, grata fue su sorpresa cuando se enteró que Yixing estudiaría y viviría en Corea ya que sus padres se tuvieron que mudar por cuestiones de trabajo. Se habían vuelto aún más cercanos después de eso.
— ¡Te felicito! Has mejorado— lo felicitó cuando corrigió las actividades que le había dicho que hiciera.
— ¿Si?— dijo emocionado y se aplaudió a sí mismo cuando Xiu Min le respondió que sí con un asentimiento de cabeza— Su Ho ¡dijo que mejoré!— le contó emocionado a su novio que estaba sentado en el sillón mirando una película.
— Lo escuché— rió y lo abrazó— Me alegro mucho por ti ¡Eres muy inteligente! ¡Te admiro!
Min Seok vio con ternura como Yixing se sonrojaba por el cumplido hecho por su novio, Kim Jun Myeon. Cualquiera creería que Lay y Su Ho no estaban hechos el uno para el otro, pero la realidad era totalmente distinta. Ambos eran diferentes pero se complementaban de tal modo que era admirable y te hacía creer que el amor si lo podía todo. Xiu Min se felicitó interiormente por haberlos presentado.
— Tenemos que hacerle ver a Chen que su verdadera personalidad es la mejor— habló Lay de repente.
— Totalmente de acuerdo— dijo Su Ho— Pero hay un pequeño problema: si Xiu Min no pudo conseguir que el Chen que todos queremos vuelva ¿crees que nosotros podremos?
— Pero yo admiro mucho la personalidad de Chen Chen ¡Quiero que vuelva!
— Todos queremos que vuelva, Xing Xing— le dijo Xiu Min cálidamente, intentando animar a Lay. No quería que el chico se deprimiera como él.
— Todos admiramos la personalidad de Chen, amor— Su Ho apretó suavemente la mano de su novio— Pero, por como está ahora, fácilmente va a creer que lo engañamos si le decimos eso. Somos sus amigos, lo más seguro es que crea que solo lo decimos para hacerlo sentir mejor.
— ¿Cómo una especie de mentirita blanca?— le preguntó Yixing.
— Exactamente.
El cerebro de Min Seok comenzó a trabajar a todo vapor. Jun Myeon tenía razón, Jong Dae seguro creería que le estaban mintiendo si le decían que amaban su personalidad. Pero una palabra en específico se quedo nadando en la superficie de su mente: admiramos. Admiramos de admirar. Admirados de admiración. Admirados de admirador…
Y una idea totalmente descabellada y loca hizo acto de presencia tan rápido que Min Seok abrió enormemente los ojos. ¡Admirador! ¡Eso era! ¡Esa era la calve! Jong Dae no le creería a conocidos pero, quizás, si un desconocido se lo dijera, si lo tomaría en serio. Las preguntas eran quién y cómo, pero Xiu Min ya sabía la respuesta: el mismo se haría pasar por el admirador desconocido.
— Xiu Min ¿estás bien?— preguntó un extrañado Su Ho al ver la inmensa sonrisa que su amigo mostraba mientras que Lay miraba a Xiu Min con evidente confusión.
— Nada— le restó importancia— Solo acabo de tener una loca idea.
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