Constant Ringing (Forgotten Memories)
El ligero ruido de aves cantando es lo primero que escuchó al despertar, con la mente poco lucida se sentó sobre la tierra lleno de hojas suelta de los árboles. Alzó la cabeza para recorrer el lugar y lo único que vio era un verde inmaculado, árboles y el viento natural del lugar.
Una alerta resonó en su cabeza, preguntándose qué hacía ahí y por qué estaba completamente solo. ¿Dónde estaba Jongdae? Él recordaba que estaba con Jongdae y luego todo se había puesto oscuro. Con lentitud comenzó a ponerse sobre sus dos pies y volvió a echarle una mirada a su alrededor. Parecía estar completamente solo, aunque eso aún no lo tranquilizaba. Él necesitaba Jongdae.
—Jongdae —llamó —. ¡Jongdae! —gritó —. Jongdae por favor, tengo miedo —murmuró. Sus ojos comenzaron a picar y en cuestión de segundos gruesas lágrimas saladas corrían por sus mejillas.
— ¿Por qué está llorando mi Baozi? —una cantarina voz se estableció en el funesto silencio.
Eso hizo que Minseok alzara la vista para que chocara con otra. Con una que estaba ansiando encontrar.
— ¡Jongdae! —el mayor corrió en dirección del otro chico, abrazándolo en el momento que lo tuvo cerca —. Estaba asustado —murmuró —. No sé dónde estoy, no estabas y me asusté horrible —susurró sobre pecho de su acompañante.
—Todo está bien, Baozi —respondió el otro —. Estoy aquí, ¿lo ves? —tarareó.
— ¿Dónde estamos? —preguntó, mientras inhalaba el aroma del cuerpo de su novio. Era entre mentolado y un poco almizclado.
—Este es nuestro lugar, Minseok —respondió el castaño —. Es nuestro lugar. Aquí siempre nos encontramos. Todos los días.
— ¿Todos los días? —preguntó.
El otro asintió.
—Todos los días, Baozi —sonrió —. A ti, en lo personal, te gusta juguetear por todos lados y terminas perdido.
— ¿Cómo ahora? —curioseó.
—No, ahora no —contestó —. Ahora sólo has despertado.
Minseok asintió, apretando más su agarre de la cintura del contrario.
—Hum —tarareó.
— ¿Sigues asustado?
—Sólo un poco —confesó —. Estaré mejor sí sólo me abrazas más fuerte, Jongdae.
—Te abrazaré tanto como desees —confirmó el otro —. Sólo si sonríes para mí, bebé —el mayor asintió, acurrucándose más en los protectores brazos del otro. Se mantuvieron abrazados por un par de minutos hasta que Jongdae lo separó y cogió su mano —. Vamos, caminemos un rato porque no tenemos mucho tiempo.
—Es nuestro lugar, ¿no?
—Sí, lo es —asintió Jongdae.
—Entonces tenemos todo el tiempo que queramos —contestó Minseok, mientras sonreía.
Jongdae lo observó en silencio para luego dedicarle una sonrisa tan amplia como la propia de Minseok.
Entre pasos lentos se abrieron paso por el camino de tierra con las desojadas hojas que, en algún momento, estuvieron de un verde inmaculado. Ambas manos en un agarre lo suficientemente fuerte, pasos acordes con el uno y el otro, miradas furtivas y sonrisas compartidas. Momentos inolvidables.
—Corre.
Minseok lo miró sin entender.
— ¿Por qué? —cuestionó.
—Corre, Baozi —sonrió.
El mencionado le regaló una sonrisa, soltó la mano y echó a correr. Minseok podía oír claramente a Jongdae corriendo tras él. Entonces, un pensamiento fugaz cruzó su mente y sonrió. Este lugar es perfecto. Quiero quedarme con Jongdae aquí.
Corrieron durante unos minutos hasta cruzar unos grandes árboles y todo tembló. El equilibrio de Minseok se perdió, pero los fuertes brazos de su novio lo atraparon antes de que golpeara el piso.
—No me siento bien —murmuró en disculpa.
—Lo sé.
Todo lo que los rodeaba temblaba y comenzaba a distorsionarse, al menos eso era lo que Minseok miraba en ese momento, mientras era recostado por Jongdae.
—Jongdae.
—Todo estará bien.
— ¿Qué está ocurriendo? —preguntó alarmado, cogiendo las manos de su compañero.
—Tranquilo Baozi de mi corazón —arrulló —. Todo está bien, sólo–sólo estás despertando.
El pelinegro lo miró sin entender las claras palabras.
—Jongdae —volvió a llamar.
—Sólo mantente tranquilo.
El mayor negó asustado por lo que estaba sucediendo.
—Por favor, Jongdae.
—Estaré contigo, Baozi. Siempre —Jongdae se recostó a su lado y se miraron en silencio durante largos minutos, mientras que todo a su alrededor continuaba temblando. Los árboles, la tierra, las hojas en el suelo con lentitud comenzaba a desaparecer y la oscuridad nacía —. Recuerda que este es nuestro lugar —murmuró —. Aquí podremos encontrarnos todo el tiempo que desees recordarme.
— ¡Jongdae!
Cuando Minseok abrió los ojos, su mente era una nebulosa. Las paredes blancas de su habitación con el verdoso color de su techo fueron lo primero que sus ojos captaron. Despertó sin imágenes en su cabeza, pero el zumbido constante de algo faltante en su vida y recuerdos era un sentimiento recurrente en su vida desde hace un par de años. Su cabeza tiene espacios en blanco que por más que trata de recordar lo faltante no puede.
Lo último que recuerda antes de que imágenes en blanco y una voz distorsionada aparecieran muy de vez en cuando en su mente era a él despertando en una cama de hospital, llanto por parte de su familia y un sentimiento agridulce, una alucinación de un vacío en su pecho y mente. Era como si alguien hiciese falta en su vida. Sus zumbidos contantes pintados de recuerdos olvidados.
Las causas de la amnesia son orgánicas y funcionales. La amnesia de Minseok es funcional, según había dicho el medico a cargo hace años atrás cuando había tenido el accidente. Las funcionales son factores psicológicos, como mecanismo de defensa. Amnesia disociativa, determinó el doctor, la cual se refiere usualmente a un recuerdo reprimido a largo plazo como resultado de un trauma ya sea psicológico o emocional.