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Colegial (KrisxLay) por kray21

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Notas del fanfic:

Este fanfic es una adaptación de un fanfic homónimo escrito por deardeay, a quien le pedí permiso para adaptarlo y muy amablemente me lo concedió..

Notas del capitulo:

Es mi primer adaptación, así que espero les guste. Disculpen si tiene errores ortográficos.

Este fanfic tiene una segunda parte, escrito por la misma autora y también tengo el permiso de adaptarlo, depende de si este les gusta lo subiré, así que denle mucho amorrrr!

Si les gusta no olviden dejar un review, si no les gusta tambien pueden dejar uno! ^^

— Lay va a venir a la casa— Sehun había estado dando lata toda la semana con eso. Lay esto, Lay esto, Lay lo otro. Lay no es nadie y YiFan ya lo odiaba, aún no llega a casa pero ya quiere que se vaya.

 

Luego de estar todo el día frente a la PC, su madre lo mando a recoger al pequeño de su hermano. La escuela no está lejos, Sehun puede recorrer ese tramo sin ningún problema, sabe cruzar la calle y todo eso que se necesita para llegar sano y salvo a su casa. Por Dios ya tenía 14, ya puede hacer muchas cosas sin que lo vigilaran. Pero claro, el pobre de Sehun está en una escuela de paga y no los dejan regresar a casa si mami, no va por ellos.

 

Con razón, los niños de colegio son tan consentidos

 

Llego a la dichosa escuela. Una señora de alrededor de cincuenta años, le entregó a su hermano, pero su querido hermanito traía torta bajo el brazo; el “niño” más bonito que sus ojos hayan visto. Y la mandíbula se le cayó de golpe y se le quedo trabada por unos instantes.

Era bajito (aunque claro, todo mundo era bajito comparado con él), con el cabello corto, unos ojos hermosos, marrón o miel, quizá un poco de ambos, una sonrisa divina y un hoyuelo aún mas precioso, y unos labios rosados, antojábles.

 

— Kris Hyung ya vámonos— Dijo Sehun y él no respondió, sólo caminó con prisa, dejando lejos a su hermano y a su amiguito.

 

Cuando llegaron a casa, Kris subió a su habitación. Prendió la tele intentando olvidar a ese niñito. «El amor a primera vista no existe» se dijo una y otra vez como un sagrado mantra. Y estaba en lo correcto, no lo amaba, le gustaba, le encantaba y lo ponía nervioso. Un poco, casi nada.

 

Con una madre como la suya, no era posible pasar demasiado tiempo alejado de la sociedad, así que a la hora de la comida Kris tuvo que bajar y estar en la misma habitación que ése. Ojalá hubiera planeado una salida imaginaria con alguien para no sufrir cómo lo estaba haciendo. Tenía los hombros levantados, la mirada fija en su pizza, casi se le desasía en los dedos por la fuerza aplicada al detenerla. La tensión se podía sentir en el aire. ¿Desde cuándo un escuincle de catorce lo ponía tan nervioso?

 

Y era un poco extraño aceptar que no sólo lo ponía nervioso. Es que ¿ya vieron esos jodidos labios? Quería tenerlos ahí, donde el pantalón comenzaba a molestar, es más, quería sentirlos en todos lados… y entonces el pequeño Lay mordió su pizza, llenándose un poco la comisura de los labios con salsa. Y con su lengua la limpió y a la par la entrepierna de YiFan punzo. La lengua, la puta lengua que daría lo que fuera por sentirla en su boca, quería que conociera a la suya, también la quería en el vientre, más abajo. Ahí, si no es mucha molestia.

 

La comida y los pensamientos eróticos no se llevan, bueno un poco, pero la pizza no es especialmente sexy, el tal YiXing lo es (porque claro, tenía que tener un jodido sobrenombre igual de sexy? tierno?), y en ese instante hubiera dado todo para que ese chiquillo estuviera en su plato, aderezado, listo para ser devorado.

 

Mueve la cabeza, intenta sacar esos pensamientos, aunque negar con la cabeza no es suficiente.

 

Un baño con agua fría. ¡Sí! Es eso lo que necesita.

 

No termina su pizza, no se disculpa, sólo corre, casi vuela al baño de su recamara. Se saca la ropa, entrando al agua helada, olvidándose del mocoso que lo puso asi de mal. Su erección, se calma un poco y el también.

Hasta que no se fuera, no saldría de la habitación, que importaba lo que dijera su madre, él tenía prioridades y una de ellas era resguardarse de la vergüenza, sentía como si alguien lo hubiera embrujado, excitarse tan pronto con algo tan sencillo como un chico comiendo pizza, no era normal.

 

Intentó relajarse y disfrutar del agua fría, sin embargo las ansias lo consumían poco a poco, se quedó con hambre, las tripas le rugían y el pito también. No sirvió de nada el agua helada.

 

Baja todo el volumen de la canción que se reproducía en su ipod. Se concentró en escuchar los ruidos de la casa, intentando encontrar la ubicación de su hermano y su amiguito. No escucha nada, seguro están en el patio o en la habitación de Sehun, que (para su buena suerte) está en el otro extremo de la casa.

 

Se desliza por las paredes, medio jugando al espía. Al llegar a la planta baja soltó un suspiró. Tomó un nuevo pedazo de pizza y un poco de refresco, la misión había sido exitosa, regresó a su guarida sano y salvo. Comió tranquilo sin ninguna preocupación, pero el estar en su habitación comenzaba a aburrirle, se puso a ver una película, una de niños porque esas no tenían desnudos ni siquiera besos, así no había manera de que se acordara de alguien y su pene y él no sufrirían.

 

— YiFan, ábreme.

 

Se levantó con un poco de flojera, era su madre, seguro diría que saldría y que blablablá. Te encargo a los niños, blablablá. Abrió la puerta para encontrarse a su madre con el rostro pálido y los ojos acuosos. Al parecer Sehun se quebró la mano, se subieron al árbol o algo así, no sé qué les pasa a estos niños que no piensan en las consecuencias. Vamos al hospital, te quedas con YiXing, ya le avisé a su mamá, no tardan en venir por él. No lo descuides por favor—¿vieron? casi le atinó.

 

Esperen, él más Lay más casa sola igual a... Ni lo pienses, Wu.

 

Con dolor en su corazón tenía que hacerle caso a mamá, sino no podría completar ese viaje a Europa que estaba planeando con Chanyeol y Suho y que le entusiasmaba demasiado. Bajó detrás de su madre, viendo al idiota de su hermano con los ojos rojos y la muñeca izquierda hinchada. Lay estaba en uno de los sillones, con los codos en las rodillas y viendo cómo se movían sus pulgares.

 

—No nos tardamos, Lay siéntete como en tu casa— Dijo su madre antes de irse. Kris se sentó junto a Lay, sin dirigirle la palabra ni verlo, sólo haciéndole algo de compañía.

 

—Hola— Dijo Lay, rompiendo el silencio que comenzaba a ser molesto.

 

—Puedes seguir usando la consola de Sehun—. Aunque eso implicaba que Lay estuviera en la habitación de Sehun y que Kris podría regresar a su habitación, pero quería hacerle compañía, un poco. Bueno, no quería. Bueno sí. No tenía idea.

 

No era justo que un simple escuincle le moviera el piso. No lo era, en primera porque tal vez era demasiado inocente y Kris no quería ser quien lo llevara al camino de la perversión, en segunda porque era el mejor amigo de su hermano y en tercera nunca había tenido nada que ver con alguien de su mismo sexo. Era raro y no se valía que eso lo pusiera tenso.

 

—Está bien— respondió el pequeño. Kris se levantó y caminó con rumbo a la habitación de Sehun, Lay sólo iba detrás de él.

 

Encendió la consola –a pesar de que Lay podía hacerlo- y se paró frente a él. —Listo, estaré en mi habitación por si necesitas algo— Entonces sus ojos se posaron sobre  esa mirada tierna e infantil que lo enganchó e hizo que se le olvidara a dónde iba, qué iba a hacer, se le olvidó hasta cómo caminar.

 

Lay tenía los ojos del color más bonito que Kris había visto, eran tan perfectos, incitaban a observarlos por toda una vida. Estuvieron así, mirándose por un instante que pareció una eternidad, Kris ya no sabía quién era, cómo se llamaba y mucho menos que era un ser pensante.

 

Lay dio un pasito hacía enfrente, se paró de puntillas, y rosó sus labios contra los de él. Kris gimió de la sorpresa. Lo que él quiso hacer desde que lo vio fuera de la escuela, estaba sucediendo. El escuincle sí que era de armas tomar.

 

El pequeño tenía los ojos cerrados, acomodó sus brazos alrededor de su cuello y seguía rosando sus labios, Kris, espabilando, lo tomó de la cintura y lo acercó más a él, dándole forma al beso. No había manera en que Lay hubiera podido escapar de esa.

 

Con su lengua se abrió camino para explorar esa boca que lo comenzaba a volver loco, Lay soltó un pequeño suspiro, esto trajo como consecuencia que Kris lo apretara más contra él, pero al instante se separó, con sus manos tomó su rostro, viéndolo a los ojos.

 

—Esto está mal— Lo dijo más para sí. No podía ni debía besarlo, sin embargo sus labios rogaban por más, no debía tocarlo y sus manos se sentían plenas de sostener su rostro, no debía cogérselo y sin embargo su pene le suplicaba porque así fuera.

 

Pero no debía, carajo! Sólo tenía trece años.

 

—Perdón entonces— Respondió y bajó la mirada —Sólo que… yo quería hacerlo— y sus mejillas se colorearon un poco más de colorado.

 

Carajo Lay! No debiste haber dicho eso. El pito de Kris casi hace fiesta.

 

Kris lo jaló de una mano, llevándoselo hacía su habitación. Estando ahí lo empujó contra la cama, colocándose arriba de él, volviendo a besar sus labios con furia, con pasión, con las putas ganas que tenía de cogérselo. Se sienta sobre él, viendo su rostro angelical, sus labios rojos y sus pupilas dilatadas. —Eres hermoso— dijo y desabrochó los botones de su camisa, recorriendo con delicadeza cada centímetro de su torso.

 

—Humm

 

Lay sabía que era lo que seguía, su primo Luhan le había enseñado varios videos porno. Y le daba miedo la situación en la que se encontraba. Kris notó sus nervios y acarició su rostro, dándole un poco de tranquilidad. Se agachó y besó su mejilla. —Tranquilo todo estará bien— Al parecer le creyó, porque movió un poco su rostro para poder unir sus labios, sentir su lengua danzando contra la de él, para sentirse pleno.

 

Kris se separó, para poder continuar haciendo lo que estaba haciendo antes: desvestirlo. Era suficiente culpa saber que era cinco años mayor, como para todavía tener que verlo con su uniforme de colegial.

 

Se deslizó un poco hacía abajo, para que su rostro quedara a la altura de su entrepierna. Quitó con habilidad el cinturón negro, desabrochó el pequeño botón y siente que se muere, está ansioso, quiere probarlo, el cierre casi se desliza por si sólo. Le bajó al mismo tiempo el pantalón y el calzoncillo hasta los talones, dejando a la vista un… buscó en su mente un adjetivo no tan ñoño, pero no lo encontró. El pene de Lay era tierno, no era tan grande, era acorde a su edad, estaba sonrosado. Era lindo y le lamió un poco la punta. Lay se estremeció, —humm— era la primera vez que tenía espasmos como esos y le fascinaba. Kris se lo metió a la boca entero, succionando, haciendo movimientos con la lengua.

 

—Hummm…. kri-kriiiiiis— Sus jadeos eran un dulce afrodisiaco. Pronto tomó un ritmo que era bueno para los dos, él iba conociendo cada parte del pene de Lay, y este estaba que se moría porque no sabía si quería que Kris fuera más rápido o que lo asesinara con esa calma. Su cuerpo se movía por sí sólo, sintió que la columna se le iba a romper cuando Kris succionó con fuerza —¡Ahhh, Kriiiiis! — un escalofrío lo recorrió desde la columna vertebral hasta la punta de sus pies. Apretó los ojos, gruñó un poco sin poder evitarlo, liberándose, llegando en la boca de Kris.

 

—Kris…. Yo— Y su cuerpo seguía teniendo escalofríos. Wu le dio una última lamida a su pene flácido y subió para besarlo. Lay se separó y lo miró a los ojos, de esa forma en la que también miraban los cachorritos. —Dime cómo hacerlo— Kris sonrió grande, mostrando todos sus dientes y se deshizo de su playera y de su pantalón quedando sólo en bóxer. Este niño era su perdición.

 

—Haz, lo que sientas que debas hacer— Lay asintió y comenzó a besar el pálido pecho que tenía en frente. Succionó uno de sus pezones, moviendo en círculos uno de sus dedos contra el otro, bajó y comenzó a juguetear con su ombligo. Mierda Lay ¿Dónde aprendiste a hacer eso? ¿Qué le pasaba a la niñez de ahora?

 

Levantó la mirada y Kris se volvió loco. Se recostó disfrutando de las atenciones. Lay rosó descaradamente la erección de Kris, produciéndole un jadeo ronco, lo volvió a hacer y le encantaba lo que estaba produciendo en el hermano mayor de su mejor amigo. Lo terminó de desnudar aventando la última prenda de Kris por algún lado.

 

E hizo lo mismo que él, se llevó su pene a la boca, lo lamió como si fuera una paleta helada, sólo que esta paleta estaba un poco amarga, no tan dulce, pero no era desagradable, de hecho le gustaba.

 

—¡Oh Lay! ¡Sííí! — Kris movía las caderas hacía delante y hacía atrás buscando un poco más de lo que ya Lay le daba. —¡Ah, Lay!

 

Su boca era increíble, era pequeña, húmeda, tibia y no era muy de él durar poco, pero ya no aguantaba y sentía las cosquillas pre-orgasmo. Embistió más fuerte contra la boca de Lay, ya casi —Humm— un par de embestidas más y —¡Ahhhh, Laaaaay!— terminó. Y fue el mejor orgasmo que había tenido. Tomó a Lay de los hombros para levantarlo y que quedara a su altura. Recargó la espalda de Lay en su pecho, y lo abrazó. Besó su cabello un par de ocasiones —Xingie, esto que acaba de pasar no se tiene que repetir— Lo dijo con un poco de dolor, y con la voz un poco entre cortada, pero ya era tiempo de que hacer lo correcto, a pesar de que no era el momento perfecto.

 

—Kris— Lay giró hasta quedar de frente con él —¿Por qué?— Sus ojos se cristalizaron —Es qué no te ha gustado, mira que si lo práctico lo puedo hacer mejor— E hizo un puchero. Con esa expresión nadie se imaginaria que esa boquita que estaba apretada, sabía dar felaciones tan placenteras.

 

Kris lo miro sin saber qué más hacer, comenzó a acariciar su cabello, el cual se sentía húmedo por sudor. Kris de pronto se sintió como un señor de cuarenta y dos conquistando a una tierna chiquilla de doce. —No es eso pequeño, sólo que no está bien.

 

Lay no sabía a lo que se refería, si era a la edad o a que ambos eran chicos, pero lo tenía que preguntar —¿Cuándo sea grande, puedo ser tu novio?— Y Kris tenía que sonreír, porque por más pervertido que Lay haya sido, seguía siendo tierno.

 

—Tenlo por seguro— Y le dio un beso en los labios —Ahora vístete, que ya no deben tardar en llegar por ti—. Y así lo hizo, sonriendo. Porque puede que fuera un mocoso que le gustaba picarse la nariz, pero cuando crezca, tendrá al novio más guapo y dulce de toda la tierra.

 

Notas finales:

Qué les pareció? Les gustó? Quieren la segunda parte? No se olviden de dejar un review para saber sus opiniones! ^^


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