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Buscando a papá por Jesica Black

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Parte III de III

 

               

                Se mantuvo callado mientras Kardia conducía en dirección a la casa de Aspros y Deuteros, hacía un par de minutos se habían encontrado y luego del escándalo que le armó, el hombre de ya cuarenta años de edad le pidió que subiera a su auto no muy amablemente, luego, le preguntó la dirección donde podrían dejar al pequeño infante que seguía comiendo una manzana en el asiento de atrás.
Dégel se había asegurado que todo aquel teatro que armó frente a la casa de Antares hubiera sido sólo un juego para el pequeño, comentándole que era parte de las escondidas y juegos que se habían inventado entre ellos para que Sebastián no contara con posibles traumas a futuro. Por un instante sintió que la tensión le avasallaba y de vez en cuando miraba de solayo a su compañero, quien no apartaba la vista del camino.

Cuando llegaron a la casa de los tíos, Dégel bajó con su hijo y se lo entregó a Aspros, quien se sorprendió al ver como el peliverde volvía al auto y se marchaba hacia un lugar incierto. ¿Debería llamar a la policía? No, el mayor de los hermanitos Verseau sabía exactamente qué hacer si necesitaba ayuda, pues no era un chico normal, siempre se había entrenado bien por lo cual poseía un buen cuerpo. No solamente contaba con agilidad matemática.

                Kardia se detuvo un instante en un apartado y apagó el motor, respiró profundamente y se volteó para recibir un beso. El beso más intenso que terminó rápidamente con una cachetada. Sorprendido y confundido, Kardia iba a comenzar a gritar cuando Dégel le silenció.

–Me hice un viaje de horas para hacer ésto –respondió con calma.

–¿Para cachetearme o para besarme? –cuestionó, a lo que Dégel sonríe.

–Ambas.

–Aaaah….–suspira–. ¿Cómo puedo perdonarte si vienes a mi casa, me armas un escándalo que todos los vecinos se dieron cuenta y me dices que tengo un….un…?

–Un hijo….–terminó la oración, casi con desgano.

–Sabes que no puedo aceptar eso.

–¿Quieres hacer un ADN? Puedo ganatizarte que es tuyo en un 100%.

–¡No niego que sea mío! –La sorpresa de Dégel fue digna, al mirar como el adulto no negaba la paternidad–. Apenas lo vi me di cuenta….pero no estoy en una buena situación ahora como para salir al mundo diciendo que me comí a un adolescente y tuve un hijo con él.

–¿Es por tu familia?

–Ella está loca…–señaló hacia atrás, hablando de su mujer–. No sé qué podría hacer si descubriera toda la historia completa.

–Prácticamente se la grité.

–Agradece que no te atacó, porque pudo haberlo hecho y ésto no terminaba así, por eso….te pido por favor que te vayas.

–¿Qué? –esto no se lo esperaba o tal vez si se lo esperaba pero no quería oírlo.

–Quiero que huyas, que te vayas, que desaparezcas, hagamos de cuenta que esto jamás pasó ¿de acuerdo?

–¡Ni de broma! –golpea el tablero y la guantera se abre, con un movimiento de mano Kardia la cierra–. Mi hijo quiere estar con su papá y me recorrí no sé cuantos kilómetros para que eso pase, no puedes pedirme eso.

–Dégel….mira, no quiero problemas…

–¿Acaso no eres lo suficientemente hombre para enfrentarte a tu esposa? –estas palabras hirieron el orgullo del mayor.

–¡Claro que soy muy hombre! Pero no es por eso….–suspira–. Yo me sentí muy culpable por lo que pasó hace cinco años, y desde ese momento juré nunca volver a traicionar a mi mujer y mis hijos.

–¿La….la amas? –una pregunta que no quería que se contestara surgió.

–…….No….

–¿Entonces? –fue instantáneo, Kardia mordió su labio inferior tratando de no hablar, pero era imposible no hacerlo.

–Yo fui infiel a mi pareja ese día precisamente porque no la amo desde hace tiempo….–Se sienta mejor en el asiento y coloca ambas manos en el volante–. Las cosas no iban bien y los nenes estaban rebeldes, Milo recién empezaba una relación con su ex pareja.

–¿Y? –la mirada de Dégel fue instantánea y asesina, Kardia continuó.

–Sólo quería follar con alguien, quería sentir que aun podía y tenía toda mi seducción a flor de piel, solamente eso quería….no pensé en ningún momento que las cosas se me darían vuelta –cruzó los brazos y siguió observando hacia el frente–. Te vi ese día contestando las preguntas del mateclon, las olimpiadas matemáticas –sonrió–. Eras inteligente, bello, diferente a cualquiera que hubiera visto, pero sobre todo, eras francés.

–¿Y eso qué?

–Significa que una vez que estuviera contigo desaparecerías por irte a Francia –le echa una mirada y al notar que Dégel frunce el ceño vuelve a mirar al centro–. Me acerqué, nos pusimos a charlar, conozco la psicología de los adolescentes de quince años y el nivel hormonal porque tenía montones de estudiantes, por lo que comencé a seducirte abriéndome un poco la camisa, el calor en ese entonces era embriagante.

–Lo sé….–murmuró comenzando a darse aire con la mano.

–Cuando me di cuenta tu mirada estaba llena de sentimientos y sexo, pasé la mano por tu pierna y te susurré en el oído, eso fue lo que te venció…..lentamente fuimos a mi cuarto.

–Ya sé esa parte de la historia.

–Te toqué y me estremecí, aun hoy recuerdo con claridad cada uno de tus gemidos en mi oído, los arañazos en mi espalda, las marcas en tu cuerpo pálido y desnudo….–suspiró y cerró los ojos tirando su cabeza hacia atrás–. Eras virgen y podía olerlo…..pero lo hice fuerte, y tú lo recibías….

–A veces me culpo a mi mismo por eso….–enrojecido de las mejillas observa a su compañero que comenzaba a excitarse recordando.

–Aaaah…..–suspiró profundamente–. Recuerdo cada detalle y me caliento, creo que si he tenido sexo con mi mujer en estos cinco años es porque recordaba ese momento y se me paraba.

–Se te está parando ahora…–Kardia abre los ojos y nota el bulto en sus pantalones para luego ver a Dégel que lo señalaba–. ¿Estás bien?

–¿Me ayudarías?

–No hay mucho espacio aquí….–Kardia pone una mano en la boca del muchacho y con la otra abre el cinturón dándole a entender lo que quería.

 

                No pasó mucho tiempo antes que Dégel estuviera chupando el miembro de Kardia, las mejillas del griego estaban en un tono rojo y sus manos empujaban la cabeza con hermosas hebras verdosas. Así fue durante un tiempo hasta que los gemidos de Kardia decayeron y un muy sonoro quejido se escuchó, haciéndolo llegar al orgasmo. Dégel intentó correrse de allí pero el semen le manchó el rostro y cabello de forma estrepitosa.

–Lo siento…

–¿Tienes para limpiarme? –susurró alejándose rápidamente, estaba todo enchastrado con semen y eso no se vería nada bien.

–Lo siento, no.

–¿Y qué hago?

–Quítatelo con la mano…..–Dégel le miró y pasó una mano por la mejilla para luego llevársela a los labios y lamerlo.

–Hmm….es asqueroso.

–Tiene un gusto amargo según me comentaron.

–Es asqueroso igual….–susurró acongojado–. Al final terminé siendo la puta de esta historia.

–Hmmm….creo que si….–el silencio los abrumó hasta que comenzaron a reírse–. Jajajaja.

–Soy una puta perra….genial, quería convertirme en una vil serpiente rompe hogares jajaja –parecía como si estuvieran hechizados, pues las risas eran completamente honestas.

–Te llevaré a casa.

–No…..quiero hablar con tu mujer.

–¿Estás bromeando, no?

–¡Claro que no! No vine hasta aquí para que me digas que disfrutaste el sexo conmigo, que te harás cargo de tu hijo más adelante e irme con la cabeza gacha.

–Dégel.

–Escucha, soy frío en muchas cosas pero pasional en otras….y esto merece que sea pasional –le observa–. Déjame hablar con tu mujer.

–¿Y qué pasa si te dejo hablar con ella?

–Le diré que es lo que pretendo hacer aquí….

 

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Casa de la familia Antares

 

                Cuando llegó, la mansión estaba vacía, Dégel aprovechó ese momento para pedir a Kardia una servilleta de papel, aun continuaba con el semen en su ropa, rostro y cabello. Ambos se dirigieron tranquilamente hasta la cocina donde abrieron la puerta, Kardia se detuvo al ver a la mujer allí sentada en su silla frente a la mesa, esperando.
Intentó hacer que Dégel no entrara, pero este le empujó y se vieron frente a frente.

–Puedo darme una idea de lo que han estado haciendo –gruñó la mujer con los ojos rojos de haber llorado, Kardia giró para notar como estaba vestido el chico, con la ropa arrugada, el cabello despeinado y el semen que le correaba por la cara y el cabello.

–Te lo puedo explicar…–susurró acercándose para calmarla.

               

                La mujer hizo caso omiso a las instrucciones de su marido y se acercó con violencia a Dégel tirándole del cabello. La expresión de dolor en el rostro le hacía ver a Kardia que la mujer estaba hablando en serio y su actitud dolida lo demostraba con acciones precisas. Kardia se mantuvo en su posición sin saber qué hacer, por un lado no podía golpear a su mujer pero por otro no quería que ésta hiciera algo contra Dégel.

–¡Tú, maldita putita barata! –gritó muy cerca del oído, Kardia reaccionó sujetando la mano de su mujer.

–¡Cálmate mujer!

–¡QUINCE AÑOS Y TE TIRASTE A MI MARIDO, ROMPISTE UNA FAMILIA Y TUVISTE UN HIJO CON ÉL! –gruñó con odio, Dégel no hizo nada y se quedó allí, frunciendo el rostro.

–¡Ya basta mujer! –gritó Kardia separándolos por completo, pero como la mujer tenía a Dégel del cabello le tiró un poco más antes de desprenderse.

–¿Cómo puedes defenderlo? ¡El destruyó a tu familia!

–La familia estaba destruida de antes –susurró Kardia y lentamente la mujer bajo la guardia–. Lo que yo hice con Dégel fue el preludio del final de nuestra relación y tú lo sabes.

–¡Pero somos una familia! Tú sabes lo que pasará si la familia se quiebra…..–intentó inducir a su esposo, pero éste negaba.

–No dejaré a Dégel….

–¿Ahora le dices Dégel? ¿Ahora le miras a los ojos? Tuviste cinco años para ir a buscarlo o para meter a ese mocoso y su cría en esta casa y nunca lo hicis….

–¡No lo hice porque estaba apenado! Porque me sentía culpable, pero ¿sabes qué? Me importa una mierda, acá el que manda siempre fui yo y tú lo sabes….–apretó fuerte los puños.

–¿Y qué vas a hacer?

–Quedarme con Dégel.

–¿Y yo? ¿Dónde estoy yo y tus hijos? –cuestionó. Kardia pensó unos instantes.

–No los echaría de aquí, sobre todo a mis hijos……tampoco creo adecuado que te vayas, tenemos que mantener las apariencias.

–¿Apariencias? –preguntó Dégel.

–Claro, tú no sabes porque has vivido en Francia toda tu vida excepto el día que te tiraste a mi esposo –dijo con odio, Dégel frunce el ceño–. Pero mi marido es uno de los más importantes de esta mierda de País.

–¿Importante? ¿Por eso tienes esta casa? –preguntó.

–Estoy dentro del grupo de diputados de la nación, pero aun así trabajo en escuelas totalmente gratis dado que el estado me mantiene con el sueldo que gano –suspiró–. Tengo que mantener una…..forma de ser.

–¿Entonces? ¿Qué harás conmigo?

–Te daré trabajo aquí.

–¿Aquí? –preguntó sin entender.

–En mi casa….

–Espera, espera ¿seré la chica que limpia? –gruñó, Kardia negó con la cabeza.

–Con el intelecto que tienes, no deberías desperdiciarlo en eso, te pagaré la escuela y los alimentos del nene, tú estarás aquí con él, vivirás conmigo….

–¿Y….qué tengo que hacer? –miró a la esposa de Kardia y luego al mismo hombre.

–Ser mi amante.

 

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                Meses después.

 

–Hmmm…..–Kardia mira al niño que se encuentra sentado en el piso jugando con un par de bloques de colores, llevaba así al menos media hora desde el sillón, es la primera vez en mucho tiempo que vuelve a tener contacto con un niño que va al jardín de niños y era difícil para él. Se coloca en el suelo a la altura del pequeño y toma un bloque para ayudar a construir un castillo–. Y dime Sebastián…. ¿qué….qué le gusta hacer a los nenes de tu edad?

–¿Hacer? ¡Jugar! –responde entusiasmado.

–¿Y a qué juegan? –preguntó confundido.

–Mami y yo jugamos a decir palabras en diferentes idiomas….–lo esperaba de Dégel, el niño terminaría siendo todo un erudito a comparación de él.

–¿Y qué más haces? ¿Juegas con tus abuelos? –se acerca, Sebas apoya su manito en la cara de su padre, justo en la nariz.

–Abuelo…

–No, hijo, no soy tu abuelo….–toma el bracito de Sebastián y lo aparta un poco–. Soy tu papá. Di pa-pa…

–Sé decir papá en cinco idiomas….–Kardia suspira, era más fácil cuando fue padre de Milo.

–Bueno, me parece bien, yo apenas sé decirlo en una….–le acaricia la cabeza y está dispuesto a levantarse cuando le jalan de la camisa.

–Papi, me ayudas con los bloques….–el muchacho de cuarenta años se queda fascinado al escuchar que aquella criatura lo llamaba “papi”.

–Me llamaste papá….–murmuró sorprendido.

–Mami dice que eres mi papá….

–¿Entonces por qué me dijiste abuelo? –preguntó curioso.

–Porque mami dice que eres tan viejo como el abuelo….jajajaja –sintió un pequeño crujir y se dio cuenta que estaba apretando la mano por demás y comenzaba a lastimarse con sus uñas, ese maldito Dégel.

–Bueno, hijo, tendrás que ayudarme a ser padre –se sienta a su lado–. Hace mucho que no me siento en el piso a jugar con bloques.

–¡Tuyo! –le muestra uno de los bloques con una K impregnada en él.

–Ah, gracias ¿debo formar mi nombre con esto? –cuestionó y buscó las demás letras.

–No eres bueno jugando con nenes ¿no?

–Jajajaja no, no lo soy.

–Mami dice que tienes que acostumbrarte….–Kardia arquea la ceja.

–¿Por qué?

–Mami dice que pronto tendré un hermanito.

–No hijo, tendrás un sobrinito, el hijo de Camus y Milo, ¿te acuerdas de Milo? Mi hijo mayor.

–No papi, mami está esperando un bebé, él se tragó al bebé y lo tiene en su pancita –el pequeño Sebas se levanta la playera y muestra su propio ombligo–. ¿Ves? Los bebés salen de acá de las mamis….–Kardia observa con espanto al nene, no más por lo que decía sino por lo que acababa de tirarle como si hablara del día.

–E-Espera  Sebas, ¿dijiste que mami está esperando un bebé? –Kardia no salía de su asombro.

–Sí, mami me dijo que…..uy, me dijo que no dijera a papi –se tapa la boca.

–E-Está….es-esperando…..–ve a Milo que estaba recargado en la pared, riéndose–. ¿Desde cuándo estás ahí?

–Desde que el enano boconeo que embarazaste a Dégel de nuevo.

–¿Qué haré?

–Finge sorpresa.

–¡No! Me refiero a qué haré con tu madre, ella sabe que estoy con Dégel íntimamente pero no sabe que me cuido muy poco con él –se levanta, Sebastián lo mira desde abajo aun cubriéndose la boca con sus manitos.

–Pues no sé tú pero debes inventarte una mentira…..pronto –se acerca a Sebastián y lo toma en brazos–. Vamos Sebi, Aiacos y Camus nos están esperando afuera, vamos a salir al parque.

–¡Siiii, parque! –Levanta las manos–. Parque, parque, parque….

–Adiós papá….

 

                En momentos así, Kardia piensa por qué no se hizo la vasectomía el año pasado.

 

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                Años después.

 

                A veces, no es fácil lograr la concordancia, es difícil, muy difícil. En muy pocas horas logré un equilibrio emocional desde lo más profundo de mi ser. Kardia era un buen hombre, aun lo es, y también un buen padre.
Admito que lo amo, lo amaba y lo amaré toda mi vida, aunque quise negarlo, me fastidiaba tener que ocultarle a su hijo, tener que ocultarme a mí mismo y llevar en mi vientre a su bebé sin poder decir absolutamente nada.
Fue difícil, todo fue difícil y he derramado lágrimas por un hombre que tal vez no lo merecía, pero podría hacer más el amor de lo que hace el odio y continuaba allí. Trabajé en una cantidad enorme de lugares y se me abrieron muchas puertas cuando subió en popularidad. Tuve cinco hijos con él y el último aun lo llevo en mi vientre, pensé en ese momento en irme, en tomar a todos y cada uno de los niños e irme, pero no lo hice porque pensé ¿Y qué ocurrirá cuando mi bebé nazca y deba decirle sobre donde está su papá? Tendré que Buscar a papá nuevamente ¿no?

Durante una de aquellas noches donde dormía acostado a mi lado le plantee que ya no aguantaba ser el amante, estar allí recluido en la casa hasta que naciera mi hijo y luego salir a trabajar como un secretario suyo.

                Fue en ese momento donde me mostró un anillo de diamantes y me pidió que me casara con él: “Estaba esperando este momento pero no sabía cómo decírtelo”, él decía que yo era demasiado joven para él y creyó que en algún momento huiría con otro hombre igual de joven, pero eso jamás paso.

 

–Sebastián está por cumplir veinte años y me gustaría hacerle una linda fiesta –susurró mientras se acariciaba el vientre.

–Hm, me parece bien, Jean también cumplirá años el próximo mes y debería hacerle algo ¿te parece conjunto? –cuestionó Camus mirando los precios de los salones.

–Tu nene cumple quince ¿verdad? Debería ser una fiesta a lo grande solo para él, además que le está llenado el año delicado.

–¿Delicado? ¿Por qué? –preguntó Camus.

–Porque en nuestra familia todos nos embarazamos a esa edad.

–¡Ah, tienes razón! Pero Jean no tiene novio….

–Hmm…Sebastián tampoco me ha traído ninguna pareja….

–Bueno, dejemos eso de lado…..y sigamos, a ver…..

 

                Probablemente odie la forma en la que logré tener una familia, y aun con 35 años tendré un hijo de veinte próximamente, pero no me importa, él me pidió que buscara a su padre hace muchos años atrás, y yo no solamente lo encontré, sino también le encontré una gran familia.

 

FIN.

Notas finales:

Estaba pensando en hacer un lemon con sebas como que el nene crecio pero <.< me arrepenti en el último momento jajajaja

saludos


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