Solo se trata de cubrir, de ocultar esas partes de mí que me hacen mira de todos… solo es eso… tengo que ocultarlo, tengo que cubrirlo, para que nadie lo vea. Solo espero que así se dé cuenta de lo me ha hecho.
Salió de la oficina en cuanto dieron las 8 y se detuvo un momento con su secretaria.
-Yadira necesito que me hagas un favor-
-¿Qué necesita señor?-
-Quiero que compres maquillaje, cualquier tipo de polvo o alguna crema para cubrir marcas y cosas así-
-¿Por qué lo necesita?- pregunto la joven mujer curiosa.
-Es necesario, ¿Crees que puedas enviarlo por paquetería a mi casa mañana temprano?-
-Si claro- contesto con una sonrisa, aunque seguía con la curiosidad.
-Gracias- se despidió de la chica y salió del edificio.
Entro a su auto y empezó a conducir a su casa, al entrar dejo sus cosas en la sala, tenía que pensar en un restaurante para ir a cenar, pero ahora tenía algo más importante que hacer, subió las escaleras hasta que llegó a la habitación de Adri y la abrió sin nada que se lo impidiera.
Adri estaba sentado en su cama dormitando, había dejado la televisión y antes de que Eliot llegara había logrado escabullirse hasta su cuarto, pero estaba algo cansado, estaba a punto de acostarse para poder dormir cuando Eliot irrumpió en su cuarto.
El mayor se acercó a el mientras Adri se encogía, no se dio cuenta de que llego, tal vez ya se había dado cuenta del problema con el refrigerador.
-Hace unos días llego Héctor de su salida- le dijo de manera directa.
-¿Eh?- Adri no entendía muy bien, Héctor, ese nombre lo recordó de repente, desde que había perdido su celular ya no tenía contacto con sus primos ni con su Tía, Eliot le había comentado que se irían ¿Ya habían pasado los nueve meses de la ausencia de Héctor? Le parecía sorprendente, no había tenido cabeza para nada, se le hacía cercana esa fecha, todavía sentía cercana la muerte de sus padre, como su hubiera sido ayer pero la tortura que le daba Eliot la veía muy grande.
-Como escuchaste, mañana iremos a un restaurante a cenar con el-
-¿Qué?- pregunto más sorprendido.
-Quiero que escuches con atención- paso de su pregunta –vas a venir conmigo, será en un lugar pequeño, así que no habrá mucho problema. No trates de crear algún tema de conversación con el pero si te pregunta algo respondes de manera normal, sin tartamudear, ni tratar de evitar la pregunta a menos que yo te diga. Quiero que sonrías en cualquier caso, sigues siendo el mismo chico que estaba antes de que él se fuera, ¡oh! Y cualquier cosa, te has sentido mal últimamente- dijo de manera seria.
Adri miraba muy atento al mayor, las palabras taladraban en su mente ¿Quería que hiciera… que? ¿A qué se refería con todo eso? No iba a actuar como si todo siguiera normal cuando no pasaba, frunció el ceño de inmediato.
-Mañana me encargare de tu apariencia, das asco y no pongas esa cara- se acercó más a el –te advierto, si Héctor se entera de esto…-
-¿De qué?- se atrevió a responder – ¿De qué me golpeas?- Eliot miro al niño incrédulo, de donde saco el valor para contestarle -¿Qué más da si se entera? De todas formas volverás a hacerlo-
-Cierra la maldita boca si no quieres que yo te la cierre a golpes-
Adri se mantuvo en silencio un momento observando al mayor a los ojos -…Ya me veo suficiente deplorable, gracias-
Un golpe sordo se escuchó en la habitación, Adri tenía el rostro ladeado con una marca roja en su mejilla, su cabello ocultaba lo enrojecidos de sus ojos y Eliot termino bajando la mano de nuevo. No le había dolido tanto como las otras, noto que el golpe se controló al final.
-Da gracias de que no te puedo destrozar la cara en estos momentos, pero me vas a pagar lo que acabas de hacer. Mejor cállate, Héctor no sabrá nada ¿Entendido?-
Adri se mantenía mirando al piso, sin moverse, sus manos apretaban la sabana con fuerza, a veces llegaba a enojarse bastante con el mayor, aunque no le convenía, pero no podía evitarlo, ya no lo hacía tanto como antes y esta vez se sentía frustrado por no poder mostrar la verdad.
El agarre en sus manos disminuyo en cuanto esos pensamientos llegaron a su mente, se limitó a asentir con la cabeza.
Eliot dio una sonrisa de lado y salió del cuarto. Lo siguiente era el restaurante.
Al otro día, eran las 2 cuando tocaron a la puerta, Eliot abrió, encontrando a un mensajero que cargaba consigo una gran caja. Adri podía observarlo desde la sala.
Después de unos minutos entro de nuevo a la casa y dejo la caja en la mesa de la sala, Adri lo miraba atentamente sin saber que era lo que llevaba dentro.
Eliot abrió la caja donde una gran cantidad de botellas de cristal y calitas con polvos y cremas, la cual miro con algo de molestia, Adri se levantó del sofá y miro la caja con asombro ¿Para que todo eso?
-Quédate aquí- le dijo el mayor y subió las escaleras.
Adri miro todas las cajitas, incluso leyó lo que algunas decían, era maquillaje y habían unas cremas para cicatrizar, también habían pomadas para cortadas y raspones, no le pareció tan malo tomar algunas y guardarlas en la bolsa de su pantalón. Eliot bajo unos minutos después con algo de ropa que dejo en el sofá.
-Siéntate- le dijo al menor el cual obedeció. Eliot tomo el brazo de Adri sintiendo el temblor y la duda de parte de su hermano. Subió la manga de su sudadera, la piel del menor era clara y cremosa con algunas marcas y moretones pero que no llegaban a opacarla. El más pequeño bajo la mirada mientras Eliot lo identificaba el tono de la piel.
El mayor reviso el contenido del paquete y saco una crema al color. Después regreso con el menor y untando un poco en sus manos comenzó cubrir aquellos moratones que se dejaban ver en sus brazos, pudo notar todas esas cicatrices de golpes viejos. Tomo la mano derecha de este y vio la marca rojiza de la quemadura, lo único que hiso fue vendarla con las cosas de primeros auxilios.
-Quítate la sudadera y la playera- dio otra orden. Adrián se quitó ambos lentamente con algo de miedo en sus movimientos, mientras el mayor lo observaba. Todavía tenía cicatrices en sus costados de la primera vez que lo golpeo con el cinturón. Adri se abrazó a sí mismo, frotando sus hombros y brazos. No le gustaba la mirada que le daba.
Eliot se acercó al más bajo observando cada marca. No se imaginó la cantidad de todas estas, tampoco lo recordaba tan delgado pues las costillas del menor se llegaban a notar. Su cuello tenía marcas rojas y moretones, se acercó a él y las cubrió con un polvo de maquillaje.
Después el mayor tomo las prendas que había dejado en el sillón y le dio una playera negra y un suéter rojo al menor, de cuello de tortuga y manga larga –Póntelo- Adri obedeció sin protestar y se puso el suéter.
Era uno discreto y elegante, su diseño era muy lindo y lo hacía lucir más decente a la vista de Eliot, en vez de utilizar el tipo de prendas que el menor tenía en su closet.
Eliot se volvió a acercar a Adrián y tomo su rostro del mentón para levantar su mirada, noto el golpe que había quedado en el ojo del más chico, no se había inflamado por suerte. Le puso un polvo para cubrir el amoratado ojo.
Adri cerro sus ojos mientras sentía la tela pasar por su rostro. De eso se trataba, tapar cada parte de su cuerpo para que nadie viera o sospechara nada. En todo el tiempo que llevaban haciendo eso Adri no había abierto la boca y Eliot no decía nada más que dándole órdenes para que se quedara quieto o se moviera ligeramente.
Una vez que termino le dio un pantalón de vestir negro y dejo que el menor terminara de cambiarse en el baño. No era un trabajo profesional pero solo tenía que ocultarlo un poco como precaución. Después de unos minutos Adri salió del tocador y miro a su hermano, definitivamente el maquillaje había hecho que su rostro cambiara, al menos se veía con más brillo.
Adri se sentía muy extraño, no le gustaba el maquillaje y el suéter le picaba pero lo dejo así.
Eliot asintió con la mirada y se fue escaleras arriba. Adri se sentó en el sillón esperando.
Iba a volver a ver a Héctor, desde que sus padres murieron no lo había visto más que en el funeral con el resto de su familia y después ya no se comunicaron, solo con Rebecca. Aun así, eran primos y se llevaban muy bien. Se sentía emocionado de volverlo a ver.
Eliot bajo después de unos minutos vestido elegante con una camisa azul claro y un saco negro casual, pantalón de vestir y con el cabello arreglado, tomo las llaves de la mesa y abrió la puerta. Con la mirada le indico a Adri que saliera y este así lo hiso.
El viento azoto en su rostro, acariciando sus cabellos y deslumbrando sus ojos ¿Cuándo fue la última vez que salió? Fue hace como dos semanas, no había podido siquiera abrir una ventana y el sentir el viento en su cara y respirarlo le agradaba.
Eliot subió al auto y Adri lo siguió en el asiento del copiloto.
El restaurante era pequeño pero formal, cercano a ese tipo de casas lujosas para una cena normal después del trabajo. Llegaron al lugar después de unos minutos, Adri se asomó por la ventana y vio que casi no había nadie, tampoco vio a Héctor por ningún lado.
Eliot noto el nerviosismo del menor, se le veía animado, a su modo, lo observo con atención, notando el color artificial de sus mejillas que se mezclaba con su piel. Era suficiente para confundirse con su tono.
Adri sintió la mirada de Eliot en él, no se movió de la ventana, fingiendo que la seguía en eso cuando en realidad le daba miedo que Eliot no quitara la vista de él. Observo al frente cuando vio a un hombre entrar al restaurante de cabellera rubia, los ojos de Adri brillaron al verlo y saco una sonrisa, se dio la vuelta en el asiento y miro a Eliot seguía observándolo, su sonrisa se borró.
Eliot miro por la ventana y también pudo ver a Héctor así que dejando de lado al menor bajo del auto, mientras este hacia lo mismo. Entraron al restaurante, parecía más una cafetería, tenía un lindo aire y grandes ventanales que dejaban ver la luz y la ciudad. Localizaron al rubio en un instante, claro que no falto el llamándolos para que lo vieran.
-¡Héctor!- Adri se movió rápido hasta llegar en la misma mesa del rubio, el cual lo saludo con todo el cariño que ya se había desaparecido de su vida.
-Hola niño- lo saludo el rubio con una gran sonrisa.
Eliot se sorprendió bastante de la reacción del menor, hace mucho que no lo veía actuar así, camino a la mesa y saludo a Héctor, los tres se sentaron para comenzar la cena.
-Hace mucho que no te veía Adri- dijo el rubio atrayendo la atención del menor que estaba sentado en medio de ambos, subió la mirada para ver a su primo con su pequeña sonrisa -¿Cómo has estado? Espero que tú me digas más cosas porque tu hermano no me ha dicho nada- Adri hiso desaparecer la pequeña sonrisa para luego bajar ligeramente la mirada, pudo sentir los ojos verdes en él.
-Todo a estado… bien- contesto.
Héctor lo miro extrañado y un poco decepcionado por no tener mucha platica con el menor, pero lo dejo así, al menos entendía mejor a Adri.
-…Creo que ya se tardaron un poco en venir a pedir nuestra orden ¿no crees?- pregunto Eliot sacando el tema.
-No hay problema, ya ordene- hablo el rubio con una sonrisa.
-¿Qué?-
En ese momento un camarero llego con tres charolas de comida. Adrián estaba sorprendido, era mucha comida, y no había comido nada en el día, en cuanto la pusieron en su lugar comenzó a devorarla con los ojos.
Héctor y Eliot comenzaron a comer pero Adri no había siquiera tomado los cubiertos, tenía hambre pero no sabía si debía tomarlo.
-¿Qué sucede?- le pregunto de repente el rubio -¿No tienes hambre Adri?-
-Si la tiene- interrumpió Eliot – ¿Verdad que si? ¿Hermano?- Eliot observo al menor, este levanto la mirada hacia él, no le parecía lógico, tampoco tenía ganas de fingir, pero no tenía suficiente valor como para negarse.
-…Si- su voz se escuchaba algo ronca, cosa que noto Héctor, el menor tomo los cubiertos y empezó a degustar de la deliciosa comida, para después comenzar a comer con más desesperación, saboreando cada bocado.
-Parece que te gusta- afirmo Héctor.
-Este delicioso- dijo una vez que termino su plato.
-Por cierto, oye te vez algo pálido ¿te encuentras bien?-
-Si… solo estoy algo enfermo.-
-De acuerdo, aunque también te veo muy delgado, no comes bien verdad, Eliot vigila que coma bien.-
-Claro que lo hago- contesto el castaño. Las pláticas entre el Héctor y Adri continuaron, con algunos reproches de Eliot.
Un camarero llego a la mesa, quito el plato del menor para luego poner enfrente de el un plato con un pastel grande y de aspecto apetitoso, que con solo verlo se le hiso agua la boca.
-¿E-es para mí?-
-Claro, lo ordene especial para ti- contesto Héctor mientras Adri comenzaba a comerlo. –Por cierto, quería comentarte algo, tu hermano negó a mi petición pero supongo que tú no estarás tan desacuerdo-
-¿Qué pasa?- pregunto el menor metiéndose el tenedor a la boca.
-Bueno, sabes que dentro de un mes serán las vacaciones navideñas y quería que pasaran la navidad con todos nosotros ¿Qué dices?-
-No…- bajo la mirada y dejo los cubiertos en la mesa apretándolos con fuerza.
-¿Qué?- pregunto Héctor incrédulo.
-No vamos a ir… a ningún lado- su cabello cubría sus ojos, Eliot lo observo asombrado, pero agradecía que negara la petición de su primo.
-¿Cómo? Adri mi madre quiere verte, la harías muy feliz si aceptas-
Adri no dejaba ver su mirada, solo se mantenía quieto, Héctor observo la manera en la que apretaba los cubiertos y noto la venda en su mano. –Adrián… ¿Qué te paso en la mano?-
El menor se puso de pie dejando a los dos hombres sorprendidos –Gracias por la comida… estuvo deliciosa. Adiós Héctor- dio la vuelta a la mesa para comenzar a caminar hasta que salió del restaurante y bajo las escaleras del lugar para el auto.
Héctor lo siguió y detrás de el Eliot. Adrián entro al auto y cuando Héctor intento hablarle Eliot lo detuvo.
-No creo que debas presionarlo-
-No es presión, ¿Qué le paso en su mano?-
-Nada… fue un accidente-
-¡¿Accidente?! Oye se ve bastante mal, no le dije nada pero en cuanto entro al restaurante lo note muy diferente. Deberías llevarlo a algún doctor o psicólogo, no puede ponerse así por la muerte de mis tíos… y creo que tú también deberías ir, últimamente estas algo agresivo-
-¡No lo estoy! deja de crearte ideas raras y Adrián está perfecto no necesita de nada- Eliot empezó a caminar al auto dejando con la palabra en la boca a Héctor, el cual se molestó y empezó a correr hacia el otro.
-Eliot… lo que me dijiste en el funeral-
-¿Qué?- pregunto el castaño, llamando su atención las palabras de su primo.
-Dijiste que te sentías algo resentido con Adri, ya dejaste eso ¿verdad?-
-Si…no hay nada que hacer aquí…todo sigue normal- los ojos verdes opacos estaban fijados en los zafiros brillantes que lo veían sin creerse bien las palabras del otro par de ojos –Paga la cuenta del restaurante, te daré el dinero luego-
Eliot retomo su camino y entro al auto con Adri, en cuanto lo vio entrar bajo su mirada y comenzó a temblar ¿Y si había hecho algo mal? No supo que más hacer ante esa pregunta y no quería arruinarlo fue lo único que se le ocurrió hacer. Esperaba que no le hiciera nada en cuanto llegaran a casa.
Héctor observo por la ventana del auto a Eliot cuando entra y al menor, en cuanto noto el pequeño tiroteo del cuerpo más pequeño se dio cuenta de lo que sucedía, aunque esperaba con todas sus fuerzas que no fuera verdad.
Un hombre mayor salió del restaurante con exigiéndole que pagara la cuenta por la cena, Héctor pago como habían quedado y regreso a su apartamento, tomo el teléfono y reviso el directorio de llamadas de su madre, necesitaba hacer una llamada para comprobar lo que sospechaba.