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No fue mi culpa por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola!! mazapanes!!

Termine esto ¡¡afuerza!! apenas hoy, y me siento la puta ostia... perdon, normalmente soy niña bien. ;P

Bueno como dije, las actualizaciones siguen, y yo sigo. 

Este es el ultimo cap continuo de el anterior.

Disfruten.

Si solo hubiera dicho “si”… si solo hubiera dicho “si”. ¿Para que pedir ayuda? ¿Para que tratar de buscar a alguien que  te defienda? nadie lo hará porque no lo vales y si es que alguien intentara ayudarte. No podría, porque todos cometen errores, y esos errores terminan aprovechándolo otros, para así arruinarlo.

 

Mantuvo la bocina del teléfono pegada a su oído durante unos minutos, hasta que alguien del otro lado contesto.

-Buenos días, escuela Friedrich Cox ¿en qué le ayudo?- se escuchó la voz de una mujer.

-Bueno días, habla Héctor Miller, mi madre es Ann Miller, familiar directo de uno de sus estudiantes, su nombre es Adrián, Adrián Miller, me podría decir ¿cuál es el desempeño académico de mi primo?-

-Permítame un segundo, por favor- el silencio se remplazó por una molesta musiquita de fondo, hasta que de nuevo se retomó la llamada –Si, amm… el estudiante Adrián Miller dejo de asistir a esta escuela desde el inicio del ciclo-

-¿Cómo?-                                                                                         

-Sí, es reprobado del último año escolar y fue suspendido por faltas de disciplina en el colegio, dejo de asistir a la escuela los últimos meses-

Las palabras de esa mujer lo dejaron atónito.

-¿Señor? ¿Se encuentra ahí?...-

-Sí, sí, perdón, muchas gracias.- colgó el teléfono. Adri no había ido a la escuela desde hace varios meses y él no estaba enterado ¿cómo era posible eso? solo demostraba lo estúpido que podía ser, tomo de nuevo las llaves y salió de su departamento.

 

Partió en su auto hacia las zonas residenciales de la ciudad, pero a mitad de camino el tráfico comenzó a destruir poco a poco su paciencia, estaciono el auto en un servidor público y comenzó a andar a pie. Paso por la avenida y llego a un parque el cual se encontraba algo vacío y tenía que cruzarlo para continuar.

-¡Oiga!- escucho un grito a lo lejos. Se dio la vuelta para encontrarse con un chico de ojos azules y cabello oscuro. –Disculpe señor ¿no quisiera comprar algunas burbujas?- pregunto de los más normal ofreciendo un botecito con figuras, se había acercado y estaban a pocos pasos de distancia. –Vamos, si es que usted tiene una hija… tal vez alguna hermana-

Héctor miro al joven con el ceño ligeramente fruncido, tenía cosas más importantes que hacer que comprar burbujas. Estaba dispuesto a darse la vuelta sin siquiera contestarle, hasta que sintió un movimiento en su bolsillo y observo la sonrisa socarrona del joven, al darse la vuelta encontró a una niña pequeña corriendo y ya no tenía su billetera en su bolsillo.

-¡Oye regresa!- grito pero no logro nada, la niña sostuvo la billetera con una sonrisa y se dio la vuelta corriendo, hasta quedar atrás del azabache a una distancia larga, prácticamente esperando.

El azabache comenzó a reír también dispuesto a escapar de la situación pero el rubio lo sostuvo de su ante brazo.

-Oye…- lo miro de manera seria – ¿sabes que te puedo meter a la cárcel por esto?- la sonrisa del más joven no se borró, se zafo del agarre del rubio y lo observo de manera burlona, sacó una navaja de su pantalón y empezó a jugar con ella.

-Es una niña… al menos ella lo necesita más que tu- contesto.

-¿Qué quieres decir?-

-¿No es obvio?, ustedes viven en dinero-

-Que tengamos ese privilegio no les da derecho a robar, el tipo de personas como ustedes piensan que es fácil enseñarle a una niña a sacar las billeteras de otros, cuando deberían ponerse a trabajar y así tener que evitar esto- dijo de manera molesta.

-Es mi hermana, y aunque no me guste lo que le enseño a veces llega a ser muy necesario y como te decía, tu no lo necesitas.- la sonrisa del azabache continuaba con diversión y burla –y por favor, no valla a decirles a los guardias que los robamos, no gaste su aliento, nos han denunciado varias veces, pero cuando tienes ojos y oídos por todas partes puedes volver a jugar-.

El sol de la tarde se reflejaba en los ojos azules del azabache, unos zafiros con más brillo que los del rubio y eso lo pudo notar.

-Kamil- le llamo el azabache. La niña se acercó a su hermano y dio la billetera –Pero, ¿sabes qué? Si tanto te molesta, puedes quedarte con todas tus tarjetas, solo nos llevaremos el efectivo- abrió la billetera y saco la gran cantidad de billetes que contenía.

Héctor observo las manos del azabache mientras sacaba el dinero, estaban sucias y se podían notar grietas, como las de una persona mayor que había trabajado en una herrería toda su vida. Solo que él se veía muy joven.

Cuando termino de sacar los billetes se los dio a la niña, saco unas tarjetas de esta solo para curiosear. Vio la identificación de la persona a quien robaba y el apellido lo que lo preocupo ligeramente haciendo que su sonrisa se desvaneciera poco a poco.

Era un Miller, eso explicaba la cantidad de dinero en la cartera.

-Un Miller ¿no?- pregunto ocultando su sorpresa.

-¿Los conoces?-

-¿Quién no? Son una de las familias más protegidas de lugar- no sabía si era increíble haberle robado a esa persona por haber conseguido tanto dinero, o había sido una idiotez porque podrían meterlos a prisión  -viven por aquí los he visto-

-¿Qué?- pregunto Héctor sorprendido.

-Ya te dije, ojos y oídos por todas partes. Esto ya se alargó sabes, toma tu maldita cartera para terminar esto sin ningún problema. Tómalo como, una donación a una buena causa- le extendió la cartera al rubio el cual la sostuvo.

Héctor pudo notar la experiencia de ese chico robando, el sabia sobre esos temas porque no era la primera vez que lo asaltaban y se notaba que ese chico no sería capaz de herir a nadie pero se veía más astuto que los demás. Por lo que decidió usar otras tácticas.

-Creo que sabes, que como familia líder en manufacturas Miller, tenemos más privilegios que el dinero, el simple hecho de robarnos los pone en peligro… no te gustaría que te separáramos de tu hermanita ¿o sí?-

Ambos se mantuvieron en silencio, observándose fijamente. Kamil continuaba un poco lejos de ambos sin saber de su conversación.

-Tú no eres líder de esas manufacturas-

-Sigue siendo mi apellido- ahora quien tomaba la sonrisa era Héctor –Escucha, dejare este asunto del robo, si  me ayudas con un poco de información-

-¿Información?- pregunto incrédulo.

-¿Cuál es tu nombre?-

-No te daré mi nombre-

-Tú ya viste el mío-

-Soy Zac-

-De acuerdo Zac, parece que vivir en la calle tiene ventajas, ¿Qué es lo que sabes sobre mi familia?-

-No mucho en realidad, viven a dos calles de aquí en la zona residencial, antes familia de cuatro, ahora familia de dos, no sabía que tú eras pariente de ellos-

-Podría decirse, ¿Qué es lo que has visto por aquí sobre ellos?-

-Son dos hermanos, es lo que se, el mayor creo que trabaja y sale todos los días, los domingos supongo que a fiestas o reuniones-

-Y ¿Qué sabes sobre el  más chico?-

-Ese niño no sale mucho, antes lo veía pasar a la escuela en las mañanas. Parecía una persona amable que se mantenía sonriente, pero después… ya no volvió a salir, de pues me entere por los periódicos de un accidente donde falleció el presidente de la compañía y su esposa. Hace como dos semanas lo vi pasar por aquí, pero se veía demasiado cambiado-

-¿A qué te refieres?- pregunto con duda.

-Nadie terminaría en el piso por recibir el un balonazo de futbol pateado por un niño… a menos de que sea bastante débil-

-¿Cómo?-

-Trate de ayudarlo pero no quiso que lo tocara, trate de hablar con él en esos momentos pero llego el mayor y se lo llevo a rastras. Eso tampoco me pareció tan amable si son hermanos- Al terminar de decir aquello Héctor empalideció, trago en seco. Ya había comprobado todo lo que necesitaba.

-Eso es todo, gracias-                   

-Ese chico también me preocupa, pero no se puede hacer nada. Si puedes ayudarlo, aléjalo de su hermano-

Zac se dio la vuelta y Héctor continuo con su camino, pensando en las palabras que le acababa de dar este en cada  paso, para luego comenzar a correr. Zac lo observo irse mientras caminaba hacia la niña de cabellos rubios, pero con los mismos ojos azules.

-¿Qué paso?- pregunto con la inocencia que la caracterizaba -¿Quién era ese hombre? ¿Qué quería?-

El mayor la tomo de la mano y decidió caminar junto con ella –No era nadie importante, no hay que meternos en más problemas, vámonos pequeña- así ambos se alejaron.

 

Héctor llego dando zancadas a la puerta de la casa de sus primos, jadeando y con preocupación, comenzó a tocar la puerta con fuerza. No creía que Eliot fuera a hacer algo como eso y si lo llegaba a hacer, no será Eliot, sería un completo desconocido para él.

Al no recibir respuesta alguna busco la llave de repuesto que tenía escondida por los bordes de la puerta hasta que la encontró. La metió en la cerradura y entro azotando la puerta en el camino. La casa se mantenía en silencio y no parecía haber nadie.

Un grito con fuerza lo asusto y preocupo con fuerza al mismo tiempo, corrió hasta la sala y por las escaleras vio a Adrián estaba bajándolas corriendo y se tropezó en el último escalón por lo que cayó al piso.

La nariz de Adri estaba sangrando, cuando Héctor vio la sangre en el rostro del menor quedo en shock.

El menor volvió a levantarse y miro a Héctor, parado enfrente de él, creía que era una ilusión o un juego de su mente, pero tenía miedo y lo único que encontraba para defenderse era a Héctor. Se inclinó hasta este para rodearlo, quedando de espalda, abrasarse a él y quedar escondido usándolo de escudo.

Cuando volvió a recobrar la cordada estaba frente a el Eliot, acabando de bajar las escaleras con el cinturón el la mano. No… eso no podía ser posible. ¿Qué le había pasado a Eliot?

Adri sostenía firmemente el saco de Héctor, tratando de protegerse. Y pronunciaba palabras que este apenas podía entender.

-¿Héctor? ¡¿Qué haces aquí?!-

-¿Por qué tienes ese cinturón?-

-No te interesa-

-Eliot ¡¿¿Qué mierda hiciste??!-

-No fue mi culpa-… las palabras de Adri llamaron la atención de Héctor. –No lo fue, no lo fue ¡No lo fue!- las susurraba con desesperación y se fue zafando del saco del mayor, se agacho en el piso y se cubrió los oídos. Pronunciando las mismas palabras una y otra vez –No fue mi culpa-

Héctor lo miro sin creerlo y luego regreso la mirada a Eliot, el cual lo miraba sin un poco de vergüenza.

-¡¿Qué has hecho?!-

-Le di el castigo que se merece-

-¡Es tu hermano!-

-¡El ya no es mi hermano! es un imbécil, todo esto lo causo por estúpidos intentos de llamar la atención, mis padres seguirían vivos si el…-

-¡¡Eso ya no importa!! ¡Ellos ya no están y nunca volverá deja eso en el pasado!-

-No vengas a decirme que hacer a mí-

-No puedes seguir con esto, necesitas ayuda, le diré a mi madre y nosotros nos quedaremos con la custodia de Adrián ¡no volverás a tocarlo!- el rubio se agacho para tratar de ayudar a Adri, pero el menor no se movía siquiera un poco.

-¿Qué le hiciste?- pregunto en susurro regresando la mirada a Eliot.

-No se te ocurra hacer eso-

-¿De qué hablas?-

-Si intentas decirle algo de esto a alguien, eliminare todo trato de la empresa con el extranjero-

-¡¿Qué?!-

-Yo te conozco, se perderían años de trabajo, de tu padre y tuyos, la empresa caería poco a poco y todos los trabajadores terminarían en la calle, después todos los lujos de los que gozas y sé que disfrutas mucho se irán a la basura-

-Adrián es más importante que eso en estos momentos-

-Por favor… sabes que se lo merece ¿no?, no me digas que a ti no te molesto que el haya salido ileso después del accidente. No me importa ese inútil, es solo un estorbo, puedo matarlo sin ningún problema en cualquier momento o en este instante y tú no puedes hacer nada-

-No te atrevas a…-

-También puedo demostrar los fraudes que cometiste para el intercambio-

-… ¿Qué?- volvió a preguntar preocupado.

-¿Crees que no me di cuenta? Vendiste información de la empresa de mi padre a competencias para recibir apoyo a tu rama, solo para conseguir más dinero-

-Eso… lo hice para el caso de inversiones, si no lo hubiera hecho no nos hubieran dado el trato-

-Pero te llevaste una buena compensación o ¿no? Ese dinero debió pertenecer a la empresa, le acabas de robar a tu propia compañía y aparte le quitaste a las competencias. ¿Qué saldrá al aire primero?- Eliot comenzó a avanzar hacia Héctor y lo empujo con fuerza haciéndolo a un lado, sin recibir protesta del rubio.

Tomo a Adri del cabello y lo jalo obligándolo a ponerse de pie, Adri grito al sentir el tirón e intento caminar al paso en el que lo obligaban para no tener problemas, su mente estaba muy concentrada en evitar el peligro que no puso mucha atención en lo que decían los mayores.

Eliot lo encerró en el baño que estaba en la sala para que no molestara y volvió a mirar al rubio el cual lo miraba con una mueca de tristeza.

-Entonces ¿qué dices?- le pregunto con una sonrisa.

-¿Quién eres?- salió de repente de la boca del rubio –Tu ya no eres mi primo, eres alguien diferente, alguien que no conozco-

-Pero que no vas a quieres llegar a conocer… ¿o sí?-

Héctor se dio la vuelta y se fue caminando por el pasillo, la decepción y preocupación llenaba toda su alma, además de que sabía que era un cobarde por no querer arriesgarse, solo… no sabía qué hacer para arreglarlo. Atravesó la puerta de entrada y pidió un taxi en su camino que lo llevara a su departamento, solo para ya no pensar.

 

Adri se quedó encerrado en el baño unas cuantas horas, ya no sangraba su nariz y ya no estaba llorando, ese había sido su castigo por haber sido tan obvio en el restaurante y ahora que sabía que Héctor era real cuando lo vio en las escaleras, temía por lo que Eliot le hiciera luego. Sabía que no sería nada bueno.

Abrió ligeramente la puerta del baño, mirando por los alrededores. No vio a Eliot por ningún lado y se sintió un poco confiado para subir a su habitación, cuando entro a esta cerró la puerta con el seguro y continuo a curar su herida.

Vio en el piso unas hojas tiradas y las recogió sin saber que eran, todos eran papeles de la escuela ¿Cómo es que seguía teniéndolos? Comenzó a tirarlos a la basura, él no era bueno en la escuela, nunca lo fue y nunca lo seria, jamás sería tan listo con lo era Eliot, lo único que daba era vergüenza.

Los rompió y los tiro aplastándolos en el bote con rudeza. Entre esos papeles miro el folleto de ayuda.

Les hubiera dicho que “si” en ese instante, hubiera dicho que “si”. Si lo hubiera hecho todo seguirá bien y ellos serían felices, ellos serían más felices, todo hubiera sido mejor si el solo hubiera contestado “si”.

Notas finales:

Bueno espero les haya gustado, este capitulo dice muchas cosas relacionadas con el accidente del que sufrieron la muerte los padres de mi niño, como que en estos momentos ya vienen cosas algo mas importantes. 

Asi que sigan leyendo monadas.

Besos y abrazos

(espero comentarios xD)


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