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No fue mi culpa por Liyis

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Notas del capitulo:

Hola!! vengo rapido, lean, lean en calma mazapanes!!

Los quiero.

Lean las notas finales.

Solo cuando encuentras algo que significaba mucho para ti y lo creías perdido, solo en esos momentos, te puedes permitir llorar.

Eliot despertó, se encontraba desnudo y con las cobijas cubriendo ligeramente su cuerpo. Paso sus manos por su cabello y bostezo. La luz del sol ya había comenzado a hacer de las suyas. Giro su rostro para ver el reloj y no era muy tarde. Aun así, pudo escuchar el sonido del agua correr por la puerta de su baño.

Se sentó en la cama meditando un momento pero después se levantó y camino hasta el lugar del cual provenía el sonido. Abrió la puerta sin hacer mucho ruido y noto la humedad del vapor del agua y la calidez. Vio a Adra, estaba sentado sobre la tapa del escusado con una toalla grande cubriendo su cuerpo y cobijándose.

No tenía el cuerpo, ni el cabello mojado, no se había metido al agua y la tina de la regadera ya comenzaba a llegar al borde.

Eliot se acercó un poco hasta el menor, el cual al parecer no se había dado cuenta de su presencia, puso su mano en el hombro de este ocasionando un sobresalto en el pequeño, levanto la mirada y observo a su hermano junto a él, el mayor podía ver las marcas de las lágrimas y los ojos irritados.

Adri se abrazó más a la toalla y trato de desviar la mirada, pero antes de que lo intentara Eliot lo obligo a ponerse de pie, perdiendo en el camino la toalla blanca que quedo en el piso.

Lo arrincono entre él y la pared y lo observo a los ojos atentamente. Adra ya no podía seguir sosteniéndole tanto la mirada, comenzó a sujetar sus dedos y a jalarlos, sus piernas le dolían y su trasero también, aunque no tanto como las demás veces.

El mayor fue acercándose cada vez más, viendo los ojos asustados de Adri que le pedían que se detuviera. Metió su rostro en el cuello del niño y comenzó a besarlo.

Adri abrió la boca con miedo y comenzó a empujar.

-Al…alto… no-

Eliot tomo una de las muñecas y la levanto al aire. Continuando con la suyo. Pero Adri se movió bruscamente y se soltó escabulléndose debajo del brazo del  mayor. Se alejó solo unos cuantos pasos, sostenía su vientre con su mano izquierda y retrocedía observando al mayor delante de él.

Eliot se molestó con el acto de Adri y alcanzándolo con facilidad, lo hiso caminar hacia la tina y tomándolo de la cintura lo cargo haciendo que levantara una de sus piernas para que se metiera al agua, Eliot entro sin dejar de sostener al menor y se sentó con este sobre sus piernas.

Adri se encogió, llevo sus manos a su pecho y cerro sus ojos.

Eliot empezó a bañar al menor, mojando su cabello y lavando su espalda, acariciando su piel. Adri se asustaba con cada toque, era algo de lo que no se sentía muy acostumbrado ni seguro, tampoco tenía ganas de que alguien lo tocara después de lo que sucedió, no quería volver a sentir los mismo.

El mayo comenzó por la parte de atrás, luego con el shampoo remojo su cabello y lo tallo masajeándolo, también lavo sus brazos y su vientre en movimientos circulares, subió un poco y paso por  el pecho del menor, rozando sus pequeños pezones con la toalla y haciendo que se sonrojara, a pesar de que lo tenía de espaldas podía notarlo.

Bajo su brazo para tocar el pene extremadamente sensible del menor, pero antes de que pudiera Adri se alejó tratando de salir de la tina rápidamente, Eliot ya había lastimado con anterioridad aquella parte y no quería que se repitiera. Eliot no lo dejo escapar, lo tomo del brazo y lo jalo hacia el llevando los labios del menor a los suyos y besándolo para volver a quitar el alma del chiquillo.

-Ya me volviste a poner duro…- le dijo en susurro una vez que se separó –Vas a tener que arreglar ese problema mocoso-

-No, no quiero…-

-No fue ninguna pregunta- continuo con lo que no había terminado y unos minutos después a repetir lo que hace unas horas había hecho.

 

Eliot estaba en el trabajo firmando unos cuantos papeles. Había salido de su hogar después de dejar a Adri en su habitación dormido, ya quería regresar para volver a disfrutar de aquello.

-¡Eliot!- Adén entro de repente sin tocar alterando un poco a Eliot.

-Te he dicho que toques- le regaño con molestia.

-Sí, sigue hablando- contesto ignorando –Aquí tienes, son las personas que solicitaron el puesto de Edward- le entrego un folder el cual lo abrió observando la fotografía de un hombre joven con un currículo increíble –Tuviste que haberme quitado a mi Ed, que malo eres- hablo con la voz cortada y fingiendo que sufría.

-No te lo quite, lo ascendí de puesto, está en un nivel más avanzado que el tuyo, es lo que sucede cuando se dedican bien al trabajo, cosa que tu no haces-

-Que amargado- se quejó – ¿Entonces? ¿Si vas a contratarlo? Su nombre es Derek Ferrer, es especialista con una maestría en intercomunicaciones e infraestructura profesional de autos, también ingeniero, estuvo en tres países diferentes y tres empresas diferentes antes de venir y todas las empresas lo recomendaron como excelente corredor, firmado por los propios presidentes subjetivos-

-¿Entonces porque tuvo que trabajar en tres lugares diferentes?-

-Dice que se salió porque no eran desafíos para el-

-¿Trabajo con la empresa a la que le cancelamos el trato hace un año?-

-Si-

El castaño se lo pensó un momento y luego hiso un gesto –No me convence-

-¡¿Qué?! ¡Vamos! Parece excelente-

-Aun así-

-Eliot escucha, me quitaste a mi Ed, y te aseguro que odio a cualquiera que intente sustituir su puesto. Créeme, que si no pensara yo mismo que es un excelente empleado, no te estuviera insistiendo en que lo contrataras y Ed también está de acuerdo-

-¿Le enseñaste a todos sobre esto?- pregunto enojo.

-No…-

Suspiro como última reacción rindiéndose a la petición, no le agradaba pero necesitaba llenar ese puesto –Esta bien, lo quiero aquí mañana-

-¡Perfecto! Oye y ¿vas a ir al entrenamiento?-

-Creo que sí, depende mi agenda- regreso a sus papeles sin mirarlo.

-Si falta todo lo que quieras-  empezó a retroceder y tomo la manija de la puerta -al menos tú le das al blanco sin problema- la abrió.

-Los objetos en movimiento son más complicados-

-Le diré a Yadira que revise tu agenda- dijo en tono burlón.

-Haz lo que quieras- finalizo y Adén salió de la oficina. Eliot dejo por un momento el bolígrafo con el que firmaba y recostó toda su espalda en el asiento.

El entrenamiento, eran tácticas de pelea y manejo de armas de fuego a las que empezó a asistir desde que había salido de la universidad, su padre le había mandado a ellas para que no fuera tan fácil vencerlo ya que el puesto de la empresa que llegara a obtener corría riesgos al ser una familia importantes.

Sabia pelear, eso era seguro y las había dejado debido a que no le agradaban las armas, pero tuvo que volverlas a retomar por política de Adén.

Reviso sus papeles y observo la hoja donde estaba toda la información de su nuevo empleado. Seguía sin estar convencido, pero lo dejo así. Comenzó a guardar todas sus cosas y se levantó para retirarse del lugar, no sin antes ir al entrenamiento.

 

Adri había despertado unas horas después de todo lo que había sucedido, su cuerpo se sentía agotado y sus piernas débiles. Se puso de pie con dificultad y camino hasta su baño para asearse, sentía que no iba a poder seguir manteniéndose de pie  mucho tiempo.

Le dolía y se sentía terrible. Se salió del baño y piso por accidente el folleto que seguía manteniendo en su habitación, no podía tirarlo, simplemente no podía tirar aquello que termino marcando su vida.

Debió aceptar ir al internado en vez de salir corriendo del auto. Nadie haría algo tan ridículo, se culpaba cada vez que lo observaba. Había noches en las que no se culpaba así mismo, o más bien, trataba de buscar escusas para justificarse de lo que hiso, pero por más que fueran razonables seguía sus juegos de gritos donde lo ponían a él como el imbécil que ocasiono todo. Como le dice Eliot, es un inútil.

Bajo las escaleras, su ropa no era más que una playera larga y unos calcetines rotos. Llego a la cocina y abrió el refrigerador. No se había dado cuenta cuando dejo de tener ese candado. Saco una manzana y un poco de leche ya podía estar sin comer horas.

Una vez que termino se quedó sentado en la barra de la mesa donde solía comer con sus padres, sus ojos estaban irritados y su mirada baja, tan solo… que ya no se podía permitir llorar.

 

Eliot entro a la casa después de unos minutos y Adri lo miro sorprendido y asustado. Eliot se encontraba sudado y con una apariencia fatigada pues había acabado de hacer ejercicio y estado corriendo, llevaba una ropa deportiva la cual  se llevaba de vez en cuando.

Adrián bajo su mirada y se bajó del banco para irse. No quería verlo, no quería que lo engañara de nuevo.

-No te muevas- le dijo el mayor acercándose a él y extendió su brazo para tomarlo del hombro.

-No… ¡¡No me toques!!- grito y se dio la vuelta empujando de un manotazo la mano de Eliot.

-¿Qué?…- estaba confundido -¡¿Quién mierda te crees que eres?!- le grito.

-¡Déjame en paz!… no quiero que me hagas nada ¡¿No tienes suficiente?! ¿No te basta? ¡Ya no quiero que me sigas lastimando!… no quiero que me vuelvas a engañar- sus lágrimas empezaron a salir.

Eliot se molestó y tomo a Adri del brazo trayéndolo hacia su rostro –Mira mocosos, tu no vales nada ¿entiendes? Tampoco se te ocurra levantarme la voz, yo puedo hacer contigo lo que me plazca-

-…Te odio- la firmeza y manera en la que lo miraba a los ojos hiso que Eliot se sorprendida por un momento. Pero no dejo que eso subiera a más. Frunció el ceño y tiro  a Adri en el piso. Se puso a horcajadas de el menor a pesar de que este de resistía. Y lo hacía con bastante fuerza. ¿Cómo fue que se le quito el miedo de repente? Esa mañana temblaba de miedo ante su presencia.

Y estaba dispuesto a hacer que eso se repitiera.

Le dio la vuelta y colocándolo en cuatro levanto la playera que cubría el cuerpo del menor, he inserto un dedo para comenzar a dilatar la estreches de ese pequeño cuerpo. No tardo mucho.

Se puso detrás de él, se bajó el pantalón, ya se encontraba excitado y listo y un poco lento, inserto la cabeza de su miembro dentro del menor haciéndolo gemir, para luego insertarlo completamente.

Comenzó a penetrarlo viendo como Adrián a pesar de mantener sus ojos cerrados con fuerza, se seguía manteniendo firme, sin decaer, ni gritar ni llorar, como él quería. Y eso empezaba a molestarlo.

 

Al siguiente día Eliot entro a la empresa algo irritado por la discusión que había tenido con el menor en la noche. Comenzó a pensar, ya se había dado cuenta desde antes, la manera en la que lloraba había comenzado a lastimar algo de su ser y le irritaba aquello, no sabía cómo era que sus emociones reaccionaba de esa manera al estar con el pequeño.

Era extraño, lo tenía cerca y podía sentir su corazón latir y un raro calor que lo llenaba de paz por unos momentos. Pero después, al ver al menor con el rostro asustado, fatigado, adolorido y lloroso, la calma de su interior de disipaba haciéndolo enfurecer. Y la manera en la que el pequeño le grito, las palabras que le dijo, ya no le gustaba.

-¡Eliot!- le grito Edward cuando se abrieron las puertas del elevador en el que iba, distrayéndolo.

-¿Qué pasa?- pregunto tranquilo.

-Te espera el nuevo en tu oficina-

-Claro, gracias- había olvidado que llegaba su nuevo funcionario. Había tenido la cabeza perdida mucho tiempo.

Llego hasta su oficina y abrió la puerta encontrándose con un joven de su edad y pelos castaños platicando cómodamente con su secretaria en su silla de presidencia.

-Lamento interrumpirlos- hablo con ironía haciendo a la chica brincar del susto para girar a verlo.

-¡Señor! Lo si-siento… amm… él es Derek Ferrer el nuevo funcionario-

-Se quién es- contesto caminando hasta su lugar, golpeo el escritorio con su maletín indicándole al tipo que se levantara o se iría de su empresa en ese momento.

El joven se puso de pie y Eliot se sentó.

-No me acabas de dar una buena primera impresión- comento fastidiado.

-Lo siento, señor Miller- se disculpó cordialmente –Supongo que ya me conoce y todos lo conocen a usted, creo que no hacen falta las presentaciones.

El joven mantenía una sonrisa pegada a su rostro, sus ojos eran cafés de un tomo bastante oscuro al igual que su cabello. Eliot lo examino detenidamente y detuvo su mirada hacia la corbata de un morado fosforescente que llevaba puesta el joven con el traje.

-¡Oh! lo noto señor, todos me lo preguntan, adoro la corbatas moradas, tengo miles, espero que no le moleste-

-Lleva lo que quieras puesto siempre y cuando no rompas ninguna norma, podrás trabajar aquí pero no quiero que comentas un solo error, y también espero excelentes resultado en tu puesto, así como lo muestra tu currículo-

-¿Se tomó la molestia de leerlo?- expreso con una notable actuación de sorpresa para Eliot pero normal para la chica que seguía comiéndose con la mirada al tal Derek –No se hubiera molestado señor, normalmente la gente ignora esas cosas-

-No me digas, Yadira te dirá tu puesto- fue su última palabra, ambos salieron de la oficina y el hombre no quito su perfecta sonrisa, seguía sin darle buena espina.

 

Los días continuaron igual, llegaba después del trabajo para terminar obligando al menor a que tuvieran sexo, le seguía pareciendo adictivo, lo disfrutaba y necesitaba cada vez más.

Las estaciones del año pasaron rapidez hasta que llegaron a los finales de invierno. Eliot notaba un buen desempeño de trabajo en aquel hombre. Se seguía manteniendo cortante con Héctor, aun en las fiestas patrias donde se enteró que el rubio se fue a visitar a su familia, pero se llevó a dos personas con él. No eran más que el chico azabache de las burbujas que trabajaba en el parque la vez pasada y la misma niña con asma que se encontró la vez pasada.

Ya había visto al chico esperando por las noches a alguien que el rubio saliera del trabajo y procuraba dejarle toneladas de trabajo por el simple gusto de ver al chico temblando en las calles por esperar.

No tenía idea de cómo se habían conocido esos dos, pero sus sospechas de la primera vez que los vio justos cada vez se hacían más acertada y le mataba de risa ese hecho.

 

Poco después en los días navideños, su caza se mantenía oscura y sola por dentro, aunque por fuera Eliot procuraba poner algún decorado como varias luces por todo el lugar para que la gente no sospechara nada. Un así, por dentro solo estaba Adri observando por las ventanas la nieve caer, y las luces que pintaban de mil colores el lugar. Donde podía notar pequeñas sonrisas en los gestos del pequeño.

Ese día les llego por paquetería un regalo de su tía especial para Adri por la navidad. Que el menor no quiso abrir y Eliot lo dejo en el sótano para que se empolvara.

Adri no había querido ver nada que fuera de su tía, no le gustaba la idea de que se hayan ido dejándolo solo. Eso también había rondado por su cabeza ¿Por qué se tuvieron que ir? Ellos eran lo único que tenía para que lo salvaran.

 

Cuando se acabó el mes empezó un nuevo año y Eliot había comenzado a tener algunos inconvenientes en la empresa, cosas relacionadas con el dinero de compra y venta, tiempo y mucho trabajo para resolver el caso, había dejado de tener tanto tiempo para poder estar con el menor, ya lo quería poseer y le molestaba bastante. 

Estuvo con eso los primeros dos meses, al parecer le faltaba dinero de ganancias a la empresa.

Estaban a finales de marzo cuando de alguna manera curiosa Derek le había ayudado a Eliot a conseguir lo que le faltaba de dinero y el castaño se lo agradeció profundamente, había decidido confiar un poco más en él, lo único que le faltaba era enviar los documentos al banco para que le hicieran su pago. Esa tarde Eliot había salido del lugar sin fijarse un poco en el menor.

 

Adri se sentía confundido, desde que había comenzado el año, Eliot ya no hacia tan rutinario el hecho de tocarlo y hacerle las cosas que le hacía como antes. Se había apartado un poco y aunque le agradecía no sabía porque sucedía. Había acabado de desayunar. No sentía que ese día fuera tan seguro, había algo que lo hacía tener más miedo de lo normal y no sabía que era.

Se bajó del banco, donde dejo más de la mitad de la comida de un desayuno decente que se había podido preparar pero no contaba con que no le diera tanta hambre.

Subió hasta su habitación y entro al baño para cambiarse las vendas de los dedos. Saco de un cajón su caja de vendas, ya no podía comprar curitas por lo que usaba una gran venda donde envolvía sus manos. 

Pero cuando se quitó la que llevaba puesta noto como sus manos se  marcaban con la venda de una manera que no le gustaba y sus dedos no sanaban como él quería odiaba no tener curitas.

Cristian, el médico que lo visitaba cada mes, le daba una caja sin falta. No sabía de donde había salido pero lo curaba muy bien y  le gustaba que estuviera, aunque Eliot no lo dejaba quedarse mas de unan hora. Era nuevo estar con alguien diferente en la casa y disfrutaba de no sentirse tan solo.

El problema es que se le acababan fácilmente. Registro en sus cajones tratando de encontrar alguno suelto o una caja olvidada y en el cajón de hasta bajo, en la parte de atrás, encontró una cajita.

La miro entusiasmado y la saco, la abrió sin saber porque la había metido ahí, pero estaba bastante desesperado para vendar sus dedos, los vacío todos de golpe en el fregadero y cayo como último.

Una cadena con un dige de una llave dorada.

Su rostro cambio a sorpresa y susto.

Lo había olvidado y en esos momentos…comenzó a llorar.

Notas finales:

Como habran notado, hemos llegado a la parte del tiempo donde pasa todo el primer cap. (o algo asi).

Como estoy emocionada, mañana o mas tardar el sabado actualizare la segunda aprte de esto, que seran motivos para responder ultimas dudas. Y para la siguiente actualizacion, el cap le dara lo que todos han esperado en primera persona desde Adri. n.n

No es el cap final porque derrepente me llegaron miles de ideas con este nuevo personaje super importante que acabo de mencionar, pero poco a poco nos acercamos al epilogo de esta novela en la que me han acompañado, gracias por ser pacientes (tendran que esperar un poco mas muajajajajaja) tendran lo que decean. ;D

Besos y abrazos digitales.

Liby y Yayis


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