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Los Arcanos por ninnae

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Notas del capitulo:

Saint Seiya ni sus personajes me pertenecen, son de propiedad exclusiva de Masami Kurumada.

Sé que soy una maldita descarada de aparecer después de tanto tiempo de inactividad, pero cierta cosilla llamada vida no te deja mucho tiempo para escribir :P. Lo bueno es que he mantenido las ganas y la inspiración intacta, eso es todo un logró para mí. Estoy avanzando en los capítulos de "Lo que alguna vez tuvimos" y "Cuando el Sol clama tu presencia", lo que más deseo es poder acabar con esas historias y comenzar de lleno con una que tengo hace mucho tiempo en la cabeza, es un KanonxMilo que vengo fraguando desde hace mucho tiempo, dentro de algunos días seguramente subiré un one shot como primer vistazo en la historia, si gustan pueden pasarse por ahí cuando sea el momento, les adelanto que se tratara de tematica de piratas.

Sin más que decir, disfruten la historia y saben que siempre estoy dispuesta a escuchar las parejas que desean que escriba, en estos momentos acepto cualquiera.

Saludos!

Capítulo 13: El colgado


(Pareja Aioros y Saga)


El colgado es una de las cartas más misteriosas del tarot. Es lo que representa el accionar en nuestra vida; y es como una paradoja, algo contradictorio, pero que es verdad, mostrándonos las cosas que están escondidas a simple vista.


La principal lección del hombre colgado es que «nosotros controlamos» y esto nos conlleva a un estado de posible fracaso, «dejando ir nosotros ganamos». La alegoría de esta lección es simple, estamos atados a miedos, actitudes o circunstancias en la vida que nos mantienen pasivos y atemorizados, interpretando el papel de víctimas. En si la presencia del colgado nos pregunta "¿Qué estamos dispuestos a sacrificar para poder progresar?". Esta carta es la que nos indica que debemos actuar con bien hacia nuestra persona y con lo que nuestro corazón desea. Conocerse a sí mismo para seguir avanzando, siempre dejando atrás lo que nos hace daño.


En el aspecto negativo nos habla de alguien influenciable, resignado a la vida y una persona demasiado absorta en sus problemas, produciendo estancamientos y una profunda bruma en su corazón.


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Todo era una farsa, las sonrisas amables, las palabras consideradas, el simple hecho de que pareciera adaptarse a esa vida, sin remordimientos ni viejos odios. Que escena más hipócrita era la que interpretaba. Y no solo él, sino todos los que habían revividos, escasos dos meses no era tiempo suficiente para reconciliar viejas heridas infringidas por trece años, lo veía en las miradas de sus compañeros de armas. La vida cotidiana era muy diferente a la conexión que mantenían en el campo de batalla, ahí tenían un objetivo en común, aunque sus criterios fueran diferentes, era Athena quien les permitía dejar toda diferencia para poder combatir lado a lado.


—Saga te estoy hablando —una voz lo sacó de sus cavilaciones, una que conocía muy bien desde que era un aprendiz y que no pudo quitar de su mente cuando supo que por sus debilidades había sido asesinado. Aioros había sido su mejor amigo y fue el mismo quien firmó su sentencia de ejecución, pero ahora que todo de alguna manera parecía haber vuelto al inicio como si nada hubiera sucedido, el caballero de Sagitario no tenía miramientos en tratarlo como en el pasado, con una mirada llena de cariño y una sonrisa amistosa, y eso en el interior lo hacía hervir de culpa. ¿Cómo podía seguir sin tenerle saña o algún deje de odio? Le había quitado todo su futuro producto de sus ambiciones, y aun así lo seguía tratando tan familiarmente, no lograba comprender y la vergüenza le atizaba cada vez que se hacia ese cuestionamiento.


—¿Qué deseas Aioros? —Saga continuó viendo inertemente hacia la pelea de entrenamiento que se estaba suscitando en el coliseo, el gemelo había bajado desde temprano de su templo para poder distraer sus melancólicos pensamientos, y se había sentado en los asientos más alejados del estadio. Aioros por su parte bajó como cada mañana a ver el rendimiento de los nuevos aprendices, aquella era una labor que había retomado desde que todos los dorados revivieran; al llegar al coliseo y en su escrutinio por todo el perímetro de las galerías para su sorpresa divisó a Saga, quien fuera su mejor amigo hace trece años. Quería poder recomponer todos los aspectos de su relación con él, pero el gemelo seguía alejándose de su persona y tratándolo con un álgido tono que le hacía erizar los vellos, a pesar de eso trataba de mantener la sonrisa en su rostro, había soportado peores infiernos, solo esperaba que su perseverancia valiera la pena para poder atravesar la gruesa muralla que Saga había erigido entre él y su verdadera personalidad.


—Solo quería saber cómo te encontrabas, no convives mucho con los demás caballeros y eso me preocupa.


Saga hizo una mueca ¿Acaso Aioros estaba increpándolo por su falta de habilidad social?


—No necesito de la compasión de los demás si es lo que estas insinuando.


Aioros suspiró. Desde que habían regresado de la muerte Saga se había estado comportando a la defensiva, y ciertamente se estaba quedando sin herramientas para tratar con su carácter. ¿Cómo podía hacerle entender que siempre ha sido una persona importante para él? Algo más que un compañero de armas y un amigo.


—No es eso lo que trato de decir Saga, yo…


—Déjame en paz Aioros, no soy como los demás, cargo muchos pecados que aún deben redimirse —habló Saga con un inusual tono de desgano.


Aioros ignorando cualquier hostilidad por parte del gemelo mayor se sentó a su lado para poder escuchar con mayor comodidad.


—El no ser capaz de hablar de lo que nos agobia terminar resquebrajando nuestra alma.


Saga vio con atención el ademán de Aioros que le invitaba a hablar, pero no estaba seguro de confiar, Aioros era quizás quien más culpas le provocaba.


El gemelo pensó en marcharse lo más rápido que sus piernas le diera, pero casi como si lo hubiese predicho Aioros tomó la muñeca de Saga, enclavándolo a su lado, siempre dirigiéndole una mirada amable; ahora que tenía a Saga tan dócil junto a sí no le permitiría escapar, debía hallar la forma de que el mayor de los gemelos fuera el antiguo caballero con sonrisa afable que irradiaba seguridad a todo el mundo, y que conseguía encandilarlo sin mayor esfuerzo.


—No te dejaré Saga, no permitiré que te hundas como hace trece años.


Saga apretó los labios. ¿Qué sabía Aioros de todo lo que se había anidado en su corazón hacia trece años? La misma oscuridad se volcó en su alma haciéndolo enloquecer, y el caballero de Sagitario fue un gran daño colateral, uno que jamás terminará de perdonarse.


—No quiero tocar ese tema.


El caballero de Sagitario suspiró.


—No puedes vivir en el pasado, es tiempo de que veas el presente, ya nada importa.


Saga se estremeció "Ya nada importa", ¿En verdad creía eso?, ¿Cómo no lo culpaba?


—Aioros…


—No te culpo Saga, entiéndelo de una buena vez.


—No es tan simple —Saga se mordió el labio, no podía dejar salir todo lo que asfixiaba a su corazón, no podía mostrarse débil ante la persona con la que más pecados debía redimir, ni siquiera con Mu o Aioria tenía ese problema, incluso después de haberles ocasionado tanto dolor. Aioros era una persona diferente, en muchos sentidos, y es por eso que no se sentía capaz de darle la cara, de afrontarlo como lo haría un caballero genuino. Él solo era una sombra del que alguna vez fue el caballero de Géminis. Los dioses debieron dejarlo en el olvido, no quería esa nueva vida, se sentía incapaz de cumplir los anhelos de su Diosa de llevar una existencia plena y feliz.


—Saga —dijo Aioros intuyendo el mar de sensaciones y caos que se formaba en el corazón de su más antiguo amigo—. Por favor, necesito que dejes el pasado atrás, que volvamos a comenzar. Tú eres una persona muy importante y especial para mí.


Saga detalló el semblante de su compatriota, sentía la agonía de impotencia plasmada en sus palabras, él quería que diera el paso, que fuera capaz de aceptar esa nueva oportunidad, pero…


—Lo siento Aioros, no puedo…, yo necesito pensar.


Sin que en esta ocasión pudiera retenerlo, Saga se soltó con fuerza del agarre para invocar en un instante un portal dimensional que lo alejase del coliseo, su cosmos se perdió en las divisiones dimensionales en milésimas de segundo, para cuando Aioros se incorporó el gemelo mayor ya se había marchado. Con la mirada entristecida miró hacia el punto donde Saga había desaparecido, esperaba que el tiempo fuera benevolente y le diera la voluntad y la entereza para poder recuperar el corazón y las ganas de vivir de Saga, de sacarlo de la bruma densa en la que se había imbuido en tantos años de errores y reproches.


~FIN~


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