Capítulo 3: La sacerdotisa
(Pareja Mu y Shaka)
Definición de la carta: Representante innata de la pureza en todo sentido de la palabra, en miradas, gestos, pensamientos, en ella habita la energía más pura.
Conocedora de los más grandes secretos los cuales guarda con recelo. Tienden a querer superarse hasta alcanzar la perfección. Aunque esto mal encausado podría traer más de un desastre.
En el aspecto negativo la sacerdotisa puede inducir a la duda y contradicción, ha sentimientos bloqueados y fríos. Miedo a lo desconocido (Definición carta volteada).
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Un cielo despejado, un agua calma tan límpida como las alturas de las montañas de Jamir, aquella agua de la laguna tan tranquila y transparente le recordaba tanto a los ojos de Shaka donde solía perderse en un mar de serenidad. Pero que en cuanto la tocabas arreciaba todo de tu ser ante la tan baja temperatura que presentaba tanto en verano como en invierno, en las altas montañas aquello parecía ser indiferente. El último vestigio de la cultura muviana yacía en esas inmutables montañas, aquella herencia que solo un representante de la raza podía comprender, ese sitio era más que el refugio de los suyos, para Mu era su hogar, donde se crío, su vida entera estaba en ese lugar. Siempre estaría ahí para él cuando le necesitase, justo como lo hacía en esos momentos. Se había aventurado en confesar sus sentimientos hacia Shaka, pero fue duramente rechazado sin mayor argumento y palabra, aquello lo destrozó.
Jamir era su consuelo y necesidad de soledad, cuando sus amigos le preguntaron la razón de su partida él se limitó a decir que extrañaba su hogar. Pero lo que en verdad deseaba era poder estar a solas para poder mitigar
Los primeros días para Mu fueron los más difíciles, Jamir no había estado en tanto silencio desde que terminara acogiendo a Kiki a su lado, pero ahora solo se escuchaba el sonido del viento perpetuo y la voz de las aves más audaces que se atrevían a anidar en esos lares. El llanto quería amenazar su rostro, fueron muchos años de ilusiones rotas en solo segundos. El sufrimiento era agudo, deseaba odiar a Shaka, pero el amor era más fuerte. Y así pasó una semana…
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Shaka no sabía cómo actuar, Mu era su mejor amigo, su compañero, su confidente y a quien entre tanta confusión de su corazón y mente amaba. Más lo había rechazado cruelmente con pocas y duras palabras, "un no y nunca" será fueron su condena, creía que Mu aceptaría de buena gana su negativa y volvería a su lado como siempre, como el fiel amigo, sin embargo jamás se imaginó que este se marcharía dejándolo a él de lado. Su pensamiento era demasiado egoísta, más solo se dejaba llevar por la duda y contradicción que sentía. Shaka creía conocer a cabalidad el mundo, sus sentimientos y todo lo referente a lo humano, pero al no escuchar su corazón y conocer su propia condición jamás sanaría las dudas que atañían de tristeza su mente.
Dejó escapar a quien amaba, ahora vivía bajo el dolor de esa insignia, se sentía mundano, un simple humano, con miedo a lo desconocido.
Pasó una semana antes de que el dolor y la duda se saber a Mu lejos lo sobrecogiera, muchas ideas batallaron esos días, no llegó a una respuesta de que era lo que debía hacer, pero primera vez decidió dejar llevarse por sus impulsos y buscar al lemuriano, solo esperaba que este pudiera perdonarlo.
Con paso cauteloso Shaka se posó frente a la entrada de la pagoda, tenía nervios, eso era claro. Levemente incendio su cosmos para dar a conocer su presencia, pero nadie apareció. Con duda se adentró al lugar, pero el resultado fue el mismo. Concentrándose logró ubicarlo, su cosmos era muy tenue, lo pensó dormido, cuando llegó al sitio vio una escena que lo dejó helado; Mu yacía pálido sobre la laguna límpida con los parpados cerrados, abrigado solo con una delgada túnica, su corazón se detuvo, un terror enorme lo invadió. Con premura se acercó al agua y sin importarle la temperatura ni sus ropas se sumergió para poder sacar al ariano, con cuidado lo llevó a la orilla, su pulso era muy débil, tenía tangas ganas de llorar, no quería que Mu lo dejase, no así, no sin resarcir su error y decirle lo que sentía. Sin pensarlo demasiado comenzó a darle respiración posando sus fríos labios sobre los inertes del ariano, uno, dos minutos y su desesperación crecía, Mu no respondía y sus esperanzas poco a poco morían. Fue entre la furia y la desesperación consigo mismo aventó un golpe sobre el pecho del lemuriano, con la fuerza del impacto el rubio hizo responder su corazón y botar el agua acumulada en sus pulmones. Una ronca tos y lentos parpadeos devolvieron la conciencia al lemuriano, jamás intentó matarse, solo quería poder dejar de sentir dolor, purificar su corazón y sacarse a Shaka de los pensamientos.
Shaka vio reaccionar los jades de Mu y sin pensarlo lo abrazó entre llanto.
—No te atrevas a dejarme nuevamente.
Mu no comprendía lo que sucedía, solo sabía que ante él estaba Shaka como un simple humano con dudas y confusión en su mirada, la misma mirada de dolor que él portaba. Le hubiera seguir indagando acerca de lo que estaba sucediendo, pero aunque lo deseara sus fuerzas poco a poco fueron drenadas hasta caer en la inconsciencia.
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El fuego crepitaba, el chisporroteo de un tronco excesivamente seco fue lo que sacó a Mu de su letargo, abrió los parpados lentamente, podía ver un techo conocido, se hallaba en su pagoda en Jamir, Mu quiso creer que todo lo que vivió fue producto de un mero sueño, pero aquello fue rebatido por una respiración suave y acompasada que llamó su atención desde el extremo de la cama. El lemuriano se incorporó con sutileza para no despertar al rubio. Quería saber qué hacía Shaka en una zona tan alejada como esa, mucho más teniendo en cuenta la nada agradable situación que ambos habían protagonizado.
Quiso hablar y despertarlo cuando quedos murmullos lo detuvieron, Shaka se removía levemente, pero sin llegar a despertarse. Más fueron sus palabras inconscientes lo que más revuelo causó al interior del ariano.
"Te amo Mu, no me dejes", el murmullo pronunciado con una inusitada desesperación. Mu simplemente suspiró, tal parecía que él no era el único que tenía miedos, y ahora que estaba en calma, en una cálida habitación con la persona que amaba a su lado mientras esta portaba un semblante de dolor aún mientras dormía, toda la situación terminó golpeándolo, tal parecía que un descuido estuvo a punto de morir, se dejó llevar por el profundo dolor de su corazón y no se percató de lo profundo que se había sumergido, al final el frío extremo acabó por hacerlo sucumbir.
Tuvo fortuna, eso era evidente, al menos en esta ocasión la vida le había dado una nueva oportunidad de rehacer su camino y corregir sus errores, y esperaba que el murmullo entre sueños de Shaka fuera el primer pasó de un destino mejor.
~FIN~